EL NACIONALISMO HINDÚ DEL PRIMER MINISTRO
MODI SE BASA EN UN FALSO NACIONALISMO O SUPREMACISMO HINDÚ. CHOCA CON UNA GRAN REACCIÓN POPULAR. LA
EXCLUSIÓN DE LOS MUSULMANES DE UNA LEY PARA CONSEGUIR LA CIUDADANÍA ABRE EL
PRIMER GRAN MOVIMIENTO DE CONTESTACIÓN AL DIRIGENTE DESDE QUE LLEGÓ AL PODER EN
2014. La
oleada de protestas contra la nueva ley de Ciudadanía, impulsada
por el Gobierno de NARENDRA MODI, que facilita la regularización
de personas sin papeles siempre que no sean musulmanes, se expande por la
India. “¡Lathi chodo, sath chalo!” (deja las porras y únete), gritaban
hace unos días miles de gargantas enfurecidas desde el corazón de BOMBAY en una de las muchas concentraciones contra
políticas que consideran discriminatorias. Las movilizaciones, que hasta
el momento han dejado 23 muertos y 1.500 detenidos en 10 días, continúan y
suponen el primer gran desafío al liderazgo de Modi desde que llegó
al poder en 2014. “Los musulmanes de la India no tienen por qué
preocuparse”, aseguró este domingo en su primera aparición pública tras casi
dos semanas de aprobación de la ley.
EL MENSAJE DE TRANQUILIDAD DEL DIRIGENTE, que
acusa a los partidos rivales de “contar mentiras y difundir informaciones
erróneas”, no cala. CIUDADANOS de todas las religiones se han unido a
las protestas: ponen en duda las verdaderas intenciones del PARTIDO DE MODI,
el conservador y nacionalista hindú Partido Bharatiya Janata (BJP), y
consideran la nueva ley un ataque a la laicidad de la Constitución. Tenemos
miedo porque esta LEY es solo una piedra más en el muro que levantan contra
nosotros”, apuntan unos musulmanes de BOMBAY. En
el histórico barrio musulmán de Bhendi Bazaar, uno de los tenderos del
mercado, se lamenta: “Nada va a cambiar. Gran parte de la sociedad india
apoya al Gobierno y para ellos no tenemos cabida en este país”. “Esta
no es la India por la que lucharon nuestros padres”. “Soy hindú y crecí
junto a musulmanes, budistas, parsis y cristianos en un Bombay donde no
teníamos que identificar nuestra religión”.
LA PRIMERA LEGISLATURA DEL ACTUAL GOBIERNO estuvo guiada por mensajes con tintes xenófobos e
impunidad ante los linchamientos contra musulmanes. Pero la consolidación de la
mayoría absoluta en el Parlamento en las elecciones de mayo, ha acelerado su
programa político-religioso, basado en la hindutva o supremacismo hindú.
La reciente decisión judicial de construir un templo hindú sobre los escombros
de una mezquita recibió el beneplácito de la mayoría del país, que también
asistió impertérrita a la división de Cachemira —único Estado indio de
mayoría musulmana, fronterizo con Pakistán— después
de que se cercenase el estatus constitucional especial para esta región. Fuente
El País. Pablo Raúl, domingo 22 de diciembre del 2019.
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INDIA
ENTRE LA GUERRA CIVIL O EL GENOCIDIO.
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Guadi Calvo.
Rebelión
lunes 23 de diciembre del 2019.
El hinduismo
político, poco a poco, se ha convertido en una amenaza no solo para la
democracia india, sino también, para la paz regional. El último avance hacia ese destino por parte del
gobierno del Primer Ministro Narendra Modi, es la sanción de la polémica Ley
de Enmienda de Ciudadanía (CAA), que otorga la ciudadanía a inmigrantes
provenientes de Pakistán Afganistán o Bangladesh, los que tendrán que
demostrar que pertenecen a alguna las minorías religiosas de esos países: hindúes,
cristianos, jainistas o budistas y que
ingresaron ilegalmente a la India antes de 2014. La medida excluye claramente a
los musulmanes, particularmente los 40 mil miembros
de la comunidad, rohingya que
llegaron huyendo del genocidio que, en su país, Birmania, se practica
contra esta comunidad musulmana. De producirse la expulsión,
muchos de ellos marcharan a la muerte prácticamente segura que los espera en su
propia patria.
La
aprobación de la CAA, solo ha sido un primer paso, una medida preparatoria para lo que se creer será el golpe de gracia
contra los migrantes de origen musulmán,
ya que el gobierno prepara, según lo ha dejado trascender, el ministro del
Interior de Modi, Amit Shah, la confección de un registro nacional donde
todos los ciudadanos indios deberán demostrar su condición de tal. La medida es
esperada con impaciencia por los sectores más ultra derechistas como el que dirige
Mohan Bhagwat, que aseguró: “ningún hindú” sería expulsado del país, es el líder del
grupo paramilitar Rashtriya Swayamsevak Sangh (Asociación Patriótica
Nacional o RSS) fundado en 1925, que propugna porque el hinduismo
rija sobre todas las minorías, es un aportante ideológico fundamental del
gobernante, Bharatiya Janata Party, o BJP (Partido Popular Indio).
A la CAA,
que fue votada por la cámara alta, el último miércoles 11 de diciembre, mientras que el lunes anterior, ya había tenido la
aprobación de la cámara baja, solo le falta ser promulgada por el presidente de
la India Shri Ram Nath Kovind, que seguramente se verificara
apenas se detengan las grandes protestas, que se están produciendo tras la
aprobación de la Ley.
Grandes
sectores de la India, han salido a las calles a manifestarse en contra de la
medida y esas protestas, que ya han
dejado tres muertos y cerca de 2 mil detenidos, se han intensificado y extendido
desde entonces, encabezadas por organizaciones de Derechos Humanos y
diferentes colectivos musulmanes a los seis estados del noreste, Nueva
Delhi, y a los estados de Bengala Occidental y Maharashtra y Uttar
Pradesh. el más poblado de subcontinente.
La ley
esperaba su aprobación, después de haber sido presentada ante el parlamento,
anterior, a las elecciones de mayo
pasado en que Modi, consiguió no solo su
reelección, sino una amplia mayoría legislativa, que le iba a permitir gobernar
sin grandes sobresaltos, pero ahora todo ha cambiado. A siete meses de esa
victoria se ha blanqueado que la economía está en ruinas, en junio se
conoció que el gobierno de Modi había
mentido con las cifras de crecimiento del PIB por casi el doble.
la
reputación internacional del país ha desbarrancando, varios estados han entrado en una severa crisis y
la sociedad civil se encuentra fracturada. Por lo que Modi, para llevar a cabo su plan de la creación de una
India verdaderamente hindú una nación “Hindutva”, deberá
apelar a la mano dura e intensificar sus políticas fundamentalmente
islamofóbicas.
La
resistencia a ese sueño supremacista ha puesto
en estado de beligerancia a más de 33 universidades, que han
interrumpido sus actividades y tanto alumnos, como docentes se encuentran
en estado de asamblea permanente cortando calles y rutas.
En el estado
Assam, al noroeste del país, donde cerca
de dos millones de personas ya están al borde de ser declarados apátridas o ser
deportadas por una modificación burocrática acerca de la identidad y el
origen, los manifestantes quemaron neumáticos y bloquearon el tráfico,
haciendo sentadas en las carreteras y obligando a cerrar a los comercios. En
algunas áreas, las autoridades locales debieron pedir la asistencia del
ejército indio, para contener a los manifestantes, además de cerrar el
acceso a Internet u celulares, se impuso el toque de queda.
En la ciudad
de Nueva Delhi, la capital del país, con una población cercana a los dos
millones de habitantes, el caos
vehicular del día jueves ha trabado todas las actividades, Mientras imágenes
donde se ve a la policía entrando a la biblioteca de la Universidad Jamia
Milia, lanzando gases lacrimógenos y golpeando a los estudiantes, han
agregado más dramatismo a la crisis, que obligó a una declaración conjunta
de las escuelas de derecho nacionales, donde se critica al Presidente de
Justicia de la India, por no respetar los derechos fundamentales y negarse
a escuchar los reclamos por la brutalidad policial.
Washington,
a pesar de ser un aliado clave de Modi, tras las políticas segregacionistas colocó a India
en la lista de “vigilancia de genocidio” y emitir un comunicado
advirtiendo Nueva Delhi y la Naciones Unidas las posibles
consecuencias de una ley como la CAA.
El
sentimiento anti musulmán, si bien no ha sido una creación de Modi, el actual Primer Ministro y su partido el ultranacionalista Bharatiya
Janata Party, o BJP (Partido Popular Indio) han fogoneados
históricamente esa diferencia incluso saboteando las política de
integración articuladas con éxito por Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru,
ambos asesinados justamente por sus posiciones integradoras de todas las
religiones y etnias de la India.
Las
políticas de Modi, hacía la comunidad musulmana,
de la India, casi 200 millones de personas que representar cerca del 14 por ciento de los 1300
millones de ciudadanos indios, más que discriminatoria han sido
persecutorias. Ya como Primer Ministro (gobernador) del Estado de Gujarat
entre los años (2001-2014) su dejar hacer provocó n el brote de violencia
religiosa más importante de las últimas décadas en la India, en las que fueron
asesinadas cerca de 2 mil personas, en su mayoría musulmanes en solo
tres días (Ver: India: Una peligrosa deriva al fundamentalismo).
¡Heil
Modi!
Desde que
Modi, fue electo en 2014, Primer Ministro de la India, ha dedicado sus esfuerzos a reescribir la historia
del país, pretendiendo cambiar una democracia laica, amplia y abierta, la
que permita contener el riquísimo, variado y contradictorio espectro religioso,
cultural, filosófico y étnico a una nación enmarcada y tutelada por el ideario
del Hindutva, que busca reinventar la identidad hindú
con una nueva estructura de creencias y un nuevo vocabulario. Como parte del
proyecto Hindutva, el BJP han “corregido” libros escolares, borrando
gran parte de la riquísima y fundamental presencia islámica en la
historia de India, borrando a los emperadores mogoles, (musulmanes)
que gobernaron el subcontinente durante tres siglos. Cambiado, nombres y
modificando situaciones históricas e incluso acotar la utilización de urdu,
el idioma de los musulmanes del norte del país.
Las acciones
de Modi y su partido han reavivado la siempre
peligrosa hoguera cachemir, (Ver:
Cachemira: La guerra sucia de Modi) donde la reciente suspensión del
artículo 370, de la Constitución, que otorga autonomía a Cachemira,
el único de mayoría musulmana, de la India, ha hecho encender todas las alarmas
no solo en ese estado sino también en Pakistán, que, desde 1947 pugna
por él, lo que ya ha provocado tres guerras e infinitos choques fronterizos.
Cachemira,
desde agosto se encuentra “invadida” por el ejército indio, desde entonces las violaciones a los derechos
humanos son constantes y la prohibición de informar al respecto absoluta. Es
importante que, tras la partición de 1947, que dio lugar al surgimiento
de Pakistán, lo que provocó la mayor migración de la historia, de la que
se tenga registro ya que decenas de millones de hindúes y musulmanes
cruzando las nuevas fronteras en uno u otra dirección, proceso que dejó al
menos dos millones de muertos.
Las
políticas de Modi, han instalado una estado represivo y persecutorio
en todo el país que recuerda en mucho a la Alemania nazi, matones
del ala “estudiantil” del BJP acosa en las universidades tanto a
estudiantes como profesores y autoridades, que no se encuentren abiertamente
alineados con la Hindutva y su orden de castas; en la Universidad
Central de Hyderabad, una feroz campaña contra los estudiantes de Dalit
(intocables o parias) la casta más “baja” del sistema, hizo que el estudiante,
Rohith Vemula, se suicidara tras ser suspendida su beca por “su condición”
de dalit.
Narendra Modi, que conoció
desde niño lo que significa pertenecer a una casta baja, él es ghanchi, cuyos
miembros tradicionalmente son vendedores de aceite; supo desde niño ponerse al amparo
del RSS desde donde fue ascendiendo burocráticamente y profundizando su
ideología lo que llevó al sicólogo, Ashis Nandy tras una larga serie de
entrevista a miembros del RSS entre ellos al propio Modi, a quien tras un largo estudio definió como “autoritario,
de rigidez puritana, con una vida emocional restringida, miedo a sus propias
pasiones y un enorme ego que protegía una inseguridad persistente”. Tras lo que concluyó: “Modi es un fascista en todos los
sentidos, no como un término de abuso, sino como diagnóstico”.
Guadi Calvo
es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en
África, Medio Oriente y Asia Central.
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