"P: 40 años después, Brasil vuelve
a vivir una realidad compleja e incierta, incluso de la perspectiva de la
defensa de los derechos humanos. ¿Cómo analiza hoy, casi un año después, la
victoria de Jair Bolsonaro que reivindica, incluso, a la dictadura militar
brasilera? ¿Qué falló en la pedagogía popular como para facilitar este tropezón
histórico?
"LB: Es una pregunta muy complicada. Hay que comenzar analizando el hecho que las
oligarquías dominantes nunca han aceptado que un hijo de la pobreza,
sobreviviente del hambre, llegara a ser presidente. Esos grupos de poder solo
toleraron a Lula siempre y cuando respetara sus mecanismos de acumulación, la
que desde siempre estuvo entre las más altas y concentrada del mundo. Lula, por
su parte, en los años de Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), logró
sacar de la miseria a cerca de 40 millones de personas. Implementando programas
sociales como “Mi casa, mi vida”, que aseguró a millones una
vivienda digna, o “Luz para todos”, que iluminó aun los rincones
más alejados del país. Permitió, además, a jóvenes negros y empobrecidos,
realizar estudios, incluso universitarios. Sin embargo, hubo un problema
estratégico del PT de negociar alianzas en el parlamento -donde era minoría-
con partidos sin ninguna sensibilidad social. Y perdió una parte del contacto
con las bases populares que habían llevado a Lula al gobierno. También hubo
corrupción que contaminó a miembros importantes del equipo de Lula y de su
sucesora Dilma Rousseff. Se les convirtió en chivo expiatorio de la
corrupción cuando en realidad, el PT ocupaba solo el décimo lugar en el ranking
entre los partidos políticos brasileros corruptos.
"Hay que agregar al análisis, además, que, en los
últimos años, en muchas partes del mundo, la derecha ha ganado fuerza,
especialmente a partir del apoyo explícito del presidente norteamericano Donald
Trump. En Brasil, todos esos elementos, promovieron una
atmósfera anti-PT. Y desde los mismos Estados Unidos se promovió una estrategia que instrumentó jueces,
parlamentarios y policías, para atacar al Estado acusándole de ineficiente y
descalificar a liderazgos populares como al mismo Lula. Incluso enviándole
a la cárcel mediante un procedimiento jurídico totalmente irregular, condenado
por “una acción indeterminada”, elemento que no existe en ningún código penal
en el mundo. Lula fue un prisionero político. En la campaña electoral se
difundieron millones de fakes news, de tal forma que
Brasil fue contaminado por una ola de odio, rabia y disgregación social. Y en
ese contexto, la consigna simplista, fue “hay que cambiar”,
abriéndole la puerta a Jair Bolsonaro.
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BOFF: “LA AGONÍA DE UNA CIVILIZACIÓN TAN
GLOBALIZADA COMO EXCLUYENTE”
*****
ALAI. Viernes 13 de diciembre del 2019.
- “Un retorno al Brasil dictatorial”
Las señales que lanza la sociedad planetaria son
preocupantes. “Estamos en medio de una crisis fundamental, ingresando en una
era de barbarie, donde los derechos esenciales se desvanecen”, reflexiona
Leonardo Boff. Militante social, co-iniciador de la Teología de la Liberación,
uno de los impulsores de la Carta de la Tierra en el año 2000, premio Nobel
alternativo en el 2001, Boff sintetiza las más variadas facetas de hombre de
reflexión y acción. Aportando en esta reflexión la impronta del defensor de
derechos humanos, una de los más marcantes en su Brasil natal, aunque de las
menos conocidas en el exterior. Entrevista exclusiva realizada a los 40 años
del nacimiento del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de Petrópolis, en
el Estado de Río de Janeiro, que Boff contribuyó a fundar en 1979 y del cual,
en la actualidad, sigue siendo su presidente.
Pregunta: El Centro de Defensa de los Derechos Humanos de
Petrópolis (CDDH) nació durante la última dictadura brasilera. ¿Qué significaba
entonces, en concreto, defender los derechos esenciales de los brasileros?
Leonardo Boff: Nació
como respuesta a la agresión sistemática de los derechos humanos de parte del
gobierno militar, que consideraba como subversivos a todos los que eran
opositores. En ese momento fue esencial la lucha por la democracia, ya que
constituía una reivindicación esencial, prohibida por los militares. Sin
embargo, desde el principio, tuvimos como lema “Servir a la vida”. Que
expresaba el deseo de ir más allá de una visión meramente jurídica de los
derechos, poniendo en el centro la vida amenazada. Este Centro fue esencial en
la ciudad de Petrópolis, donde todavía habito, que, dada su topografía
montañosa, era escenario de continuos deslizamientos de tierras que provocaban
numerosas víctimas. El CDDH ayudó a mucha gente -con la cooperación entre
todos-, a reconstruir sus casas o hacerlas nuevas. Pensábamos, ya entonces, en
la vida como concepto integral, incorporando también la vida de la naturaleza.
Desde el principio las luchas se centraron en la defensa de los derechos de los
más pobres que viven en las periferias. Empezando por crear conciencia sobre
sus derechos de tal forma que pudiesen ser protagonistas de sus propias
reivindicaciones.
P: Es decir, la defensa de los derechos
humanos desde la perspectiva y la centralidad de los actores sociales
marginados…
LB: En efecto. En estos años se dio una intensa tarea de concientización y educación
sobre los derechos, siempre, insisto, en la perspectiva de los pobres. Era para
nosotros claro que el primer derecho es a la vida y a los medios de
subsistencia. Luego, los demás, como, los de expresión, de ciudadanía etc.
Siempre con la preocupación de crear comunidades, en las cuales los pobres
pudieran discutir sus problemas y con nuestro apoyo, buscar ellos mismos
soluciones viables. Como la ciudad de Petrópolis es política y socialmente muy
conservadora – Ndr. fue la sede del Emperador Pedro II, de donde deriva su
nombre- casi no existían organizaciones comprometidas con la justicia social.
Con encuentros y cursos sobre derechos sociales, logramos promover una visión
liberadora más crítica al sistema imperante. Priorizando desde siempre el trabajo
con los jóvenes.
P: Nos podría dar un ejemplo de alguno de
los proyectos emblemáticos…
LB: Para mí el proyecto más significativo fue el
que denominamos “Pan y Belleza”. Se aseguraba el alimento básico de
cerca de 300 personas que vivían en la calle.
Podían llegar, ducharse, vestir ropas limpias - recogidas gracias a donaciones- y contar con una comida abundante y muy buena. Después, por la tarde, era el momento de la belleza. Consistía en rescatar su identidad, empezando por el uso de sus nombres, ya que la gran mayoría solo tenía apodos. Se les apoyaba en mantener su salud; se alfabetizó a muchos; se socializaban testimonios; se compartían actividades culturales; y, si era posible, tratábamos de proponerles un trabajo para promover su autonomía.
Bolsonaro se aprovechó de las debilidades
del PT
P: 40 años después, Brasil vuelve
a vivir una realidad compleja e incierta, incluso de la perspectiva de la
defensa de los derechos humanos. ¿Cómo analiza hoy, casi un año después, la
victoria de Jair Bolsonaro que reivindica, incluso, a la dictadura militar
brasilera? ¿Qué falló en la pedagogía popular como para facilitar este tropezón
histórico?
LB: Es una pregunta muy complicada. Hay que comenzar analizando el hecho que las
oligarquías dominantes nunca han aceptado que un hijo de la pobreza,
sobreviviente del hambre, llegara a ser presidente. Esos grupos de poder solo
toleraron a Lula siempre y cuando respetara sus mecanismos de acumulación, la
que desde siempre estuvo entre las más altas y concentrada del mundo. Lula, por
su parte, en los años de Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), logró
sacar de la miseria a cerca de 40 millones de personas. Implementando programas
sociales como “Mi casa, mi vida”, que aseguró a millones una
vivienda digna, o “Luz para todos”, que iluminó aun los rincones
más alejados del país. Permitió, además, a jóvenes negros y empobrecidos,
realizar estudios, incluso universitarios. Sin embargo, hubo un problema
estratégico del PT de negociar alianzas en el parlamento -donde era minoría-
con partidos sin ninguna sensibilidad social. Y perdió una parte del contacto
con las bases populares que habían llevado a Lula al gobierno. También hubo
corrupción que contaminó a miembros importantes del equipo de Lula y de su
sucesora Dilma Rousseff. Se les convirtió en chivo expiatorio de la
corrupción cuando en realidad, el PT ocupaba solo el décimo lugar en el ranking
entre los partidos políticos brasileros corruptos.
Hay que agregar al análisis, además, que, en los
últimos años, en muchas partes del mundo, la derecha ha ganado fuerza,
especialmente a partir del apoyo explícito del presidente norteamericano Donald
Trump.
En Brasil, todos esos elementos, promovieron una
atmósfera anti-PT. Y desde los mismos Estados Unidos se promovió una estrategia que instrumentó jueces,
parlamentarios y policías, para atacar al Estado acusándole de ineficiente y
descalificar a liderazgos populares como al mismo Lula. Incluso enviándole
a la cárcel mediante un procedimiento jurídico totalmente irregular, condenado
por “una acción indeterminada”, elemento que no existe en ningún código penal
en el mundo. Lula fue un prisionero político. En la campaña electoral se
difundieron millones de fakes news, de tal forma que
Brasil fue contaminado por una ola de odio, rabia y disgregación social. Y en
ese contexto, la consigna simplista, fue “hay que cambiar”,
abriéndole la puerta a Jair Bolsonaro.
P: Con un programa elitista en lo
económico, pero con promesas populistas…
LB: En efecto. Un ex militar, apoyado por los grandes grupos de poder. De
extrema derecha, sin ninguna educación, buscando siempre la confrontación,
alabando a los torturadores de antaño y las dictaduras militares, tanto de
Brasil, como de Chile y Paraguay. Confrontando con palabras ofensivas a la
canciller alemana Angela Merkel o al presidente francés Emmanuel
Macron y a los candidatos del Frente de Todos de Argentina.
Apoyándose en las iglesias neo pentecostales y en sus programas televisivos
masivos que manipulan a millones de personas con todo tipo de mensajes
mentirosos y distorsionadores. En este ambiente irrumpió Bolsonaro, quien
está desmantelando aceleradamente todos los programas de inclusión social de
los gobiernos de Lula y Dilma y quitando derechos esenciales a los trabajadores.
Hay mucha desesperanza en el país. Incluso hay analistas que piensan que no
terminará su mandato ya que las propias oligarquías que lo apoyaron ya no creen
en su persona ni en el tipo de economía extremadamente neoliberal, sin ningún
crecimiento y restringiendo las inversiones productivas.
“Sociedad posdemocrática, sin leyes”
P: A nivel de derechos humanos: ¿qué
representa el Gobierno Bolsonaro?
LB: Es explícitamente homofóbico, se manifiesta
contra la población LGBT, contra los
negros e indígenas. Tiene un estilo vulgar de comunicación, “a la Trump”,
vía Internet, actuando de forma autoritaria por encima de la constitución.
Vivimos la realidad de una sociedad posdemocrática y sin leyes. Debido a que
defiende la tortura, el acceso de la población a las armas de fuego, y la
violencia, ésta ha aumentado considerablemente en el país. Solo el año pasado
se registraron más de 65 mil asesinatos.
P: ¿Cuáles son las prioridades para los
defensores de DDHH y organizaciones sociales?
LB: En esta coyuntura, la lucha es por la defensa
de los derechos esenciales de los trabajadores, de las minorías sometidas y de los más pobres, de
los cuales Bolsonaro nunca habla y a los que desprecia. En cuanto a derechos
humanos, estamos volviendo al tiempo de la dictadura militar, cuando se trataba
de salvar vidas secuestradas, torturadas…Ahora, la ola de violencia es animada
por un presidente que en tanto candidato alabó la represión y a los
torturadores. Los que usan la violencia, en particular contra los pobres y
negros, se sienten respaldados por la máxima autoridad del país. Bolsonaro vive
una paranoia que le lleva a ver en cualquier oposición la presencia “comunista”
y que le lleva a sentirse víctima de una conspiración mundial. Ha
estimulado la deforestación de la Amazonía, abierta completamente a las
empresas mineras de USA y de China y promueve una visión claramente anti
indígena. Los grandes incendios de extensos territorios amazónicos
cuentan con el beneplácito del presidente, lo que está provocando un enorme
escándalo nacional e internacional.
P: ¿Es decir, es de nuevo el momento de
la defensa de los derechos humanos en su sentido más tradicional?
LB: En la etapa precedente muy diversos actores de base habían avanzado mucho
en conceptualizar y promover los derechos sociales, los derechos de la naturaleza
y de la Madre Tierra. Siento que ahora estos temas han perdido centralidad.
Se trata hoy de salvaguardar los derechos humanos básicos, profundamente
afectados. Sin embargo, se mantiene abierta la reflexión, especialmente la que
se dio previa al Sínodo para la Amazonía, en torno a los derechos de la
naturaleza. Brasil puede ofrecer un aporte significativo al conjunto del
planeta a través de sus selvas y grandes ríos que sirven como filtros de
absorción de CO2.
“Seres humanos que no reconocen a otros
como humanos”
P: El repliegue nacionalista que promueve
el gobierno brasilero coincide con proyectos xenofóbicos y con los muros antinmigrantes que se refuerzan en
otras regiones del mundo, ya sea en Europa o en los mismos Estados Unidos de
Norteamérica…
LB: Siento que
estamos en medio de una crisis fundamental de civilización e ingresando en una
era de barbarie. Donde se debilita
la solidaridad entre los seres humanos y aumentan los oídos sordos hacia los
gritos de la naturaleza y la Tierra. Nos estamos dando cuenta que no tenemos
soluciones para los problemas que nosotros mismos hemos creado. En verdad,
hemos convertido el Jardín del Edén en un matadero y el ser un humano en vez de
ser su cuidador se transforma en el Satán de la Tierra. Cuando una civilización
globalizada como la nuestra no logra incluir a todos, expresa que está agónica
y camina rumbo a un desastre ecológico-social sin precedentes. Vivimos en una
emergencia humanitaria, en la que seres humanos no reconocen a otros como
humanos. Me refiero a seres que merecerían respeto y afirmación de sus
derechos. Su negación constituye una especie de condena a muerte. De hecho,
muchos mueren diariamente sea en las aguas del Mediterráneo, tratando de llegar a Europa, o en los senderos
latinoamericanos rumbo a los Estados Unidos.
-Sergio Ferrari, en colaboración con la Fundación
solidaria suiza COOPERAXION, con proyectos de apoyo a los movimientos sociales
en Brasil y Liberia
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