jueves, 19 de diciembre de 2019

¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS DE INGLATERRA?

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¿Por quién doblen las campanas en Inglaterra? Interesante mirada nacional inglesa y también mundial e histórica, consecuencia de la aplastante derrotada sufrida por la Izquierda nacional del partido Laborista de Corbyn - derrota solo vista en los años 80 del siglo XX - y hoy ante una decisión Política e Histórica del Gobierno del Reino Unido, el pueblo, los Ciudadanos ingleses expresan en la Ánforas de la Democracia Electoral Liberal Inglesa, el camino abierto de manera absoluta para el procedimiento en "cualquier momento" del Brexit - o el retiro del Reino Unido de la Unión Europea - retiro para la felicidad NO de los Ingleses en general, pero sí para el sr. TRUMP, quien con sus políticas proteccionistas -paternalistas, supremacistas blancas -se considera el "líder, el dueño absoluto del mundo libre". Pero lo campanas hoy lloran - no solo doblan, para el Pueblo escocés - Escocia, donde ganaron en forma aplastante los nacionalistas, Partidarios de continuar en la Unión Europea - o se acercan los procesos Independentistas- Autonomistas de Regiones enteras en varios países de  Europa,  o doblan las campanas para la Izquierda laborista, que sufrió una estrepitosa derrota, porque NO supo llegar con su Programa de Gobierno a la "Vieja clase obrera" castigadas por décadas, producto de la globalización ( y sobre todo de los años 90’ cuando se produce el proceso de “Deslocalización Empresarial” de miles de empresas hacia oriente medio y/o en especial de la derrota de la Histórica Huelga del Acero y   el carbón de los años 80 y la "entronización" en el gobierno de la Primer Ministra la sra. MARGARA THACHERT. Por quién lloran las campanas, acaso por la Izquierda en General, que hoy se ve en el mundo - por ejemplo, Estados Unidos o Brasil, donde los obreros y el pueblo votan por sus enemigos de clase, el sr.  Trump y Bolsonaro. ¿Lloran y seguirán llorando???


 "Aumentan" los enemigos de la Humanidad, los gobernantes de Estados Unidos, Inglaterra y Brasil declarados "simpatizantes del cambio climático" y enemigos declarados de la Madre Naturaleza. "El cambio climático es un chiste chino para apoderarse del comercio mundial". Uno ataca con sus ejércitos, bombas nucleares, bloqueos comerciales criminales, otro baila con la "desaparición de la Unión Europea", festeja su triunfo encadenado al imperio yanqui y el tercero destruye la Amazonía y declarado enemigo de los Pueblos originarios que viven en la Amazonía. Todos tienen una presentación para hacer correr a todo el mundo, sus catos diarios atentan contra la seguridad del mundo.
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Pero las campanas hoy lloran en el mundo, porque la IZQUIERDA en estos largos años de más de 4 décadas de globalización neoliberal, no ha estado en capacidad política de presentar ante el mundo una Nueva, Diferente y Superior Propuesta Política para salir en DEMOCRACIA del Neoliberalismo, el capitalismo salvaje, más brutal y criminal de la historia de más de 5 siglos de capitalismo en general. Lloran las campanas, porque la DEMOCRACIA - el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo - ha sido arrebatada, deformada, destruida, envenenada y amputada por la corrupción de todo el sistema neoliberal y aún estamos en deuda no solo ante el Pueblo y los trabajadores, pero también ante la presencia real y objetiva, de esa numerosa y poderosa "CLASE MEDIA" hoy en el mundo - y muy en especial en América Latina - producto de los programas de gobierno de las Políticas Sociales, la lucha exitosa contra la pobreza y la extrema pobreza de los Gobiernos Democráticos de la Izquierda Progresista. Pero las campanas seguirán llorando, mientras dejemos no solo ahora al neoliberalismo seguir desangrando y asesinando a nuestro pueblo y sus mejores hijos, sino que dejamos los espacios libres ante el “nuevo Populismo de derecha” que hoy se comienza a posicionar alegremente en todo el mundo. Y seguirán llorando las campanas ante un desafío político cuando la Izquierda asuma políticamente su verdadera responsabilidad social y compromiso político ante la Historia. Y las campanas seguirán llorando en todos los pueblos del mundo, que hoy luchan ante el hartazgo neoliberal asesino oficial y legalizado, pero también seguirán llorando como protesta ante la super concentración de riqueza en el mundo – por 8 billonarios – y el vil, violento, sangrante, salvaje e inhumano resultado, como es hoy la Desigualdad Económico Social -múltiple – que deja huella indeleble de hambre, extrema pobreza, miseria de millones de Niños y Niñas en el Mundo.

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Hoy las campanas doblan en todo el mundo, pero en la mayoría también lloran porque los responsables sociales y que asumieron compromiso y Liderazgo Político, hasta hoy no presentan ante el  mundo una alternativa Democrática para salir de este hartazgo global de la inmunda, vil e inhumana Desigualdad Económico social. Doblan y Lloran hoy las campanas.
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¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS DE INGLATERRA?
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Lluís Rabell.

Blog Personal.

Rebelión miércoles 18 de diciembre del 2019.


Veredicto inapelable de las elecciones que acaba de celebrar el Reino Unido: mayoría absoluta conservadora y derrota laborista, que cosecha los peores resultados de la izquierda desde 1935. Boris Johnson triunfa y declara definitivamente expedita la vía del brexit. ¿Fin de la historia… o, por el contrario, preludio de otros capítulos aún más convulsos? Muy probablemente lo segundo. En cualquier caso, conviene guardarse de los análisis simplistas. Los más reiterativos se refieren al programa propuesto por Jeremy Corbyn, cuyo tono excesivamente radical habría asustado al electorado.

Nada más dudoso que semejante aseveración. Algunos tenemos cierta experiencia de presentarnos a unas elecciones con un discurso social en un contexto en que los adversarios políticos –desde una posición ventajosa que no teníamos musculatura para revertir– habían instalado en la opinión pública otro marco mental para la contienda. El Labour podía presentarse con un audaz programa de nacionalizaciones o bien con una moderada propuesta de reforma fiscal. La gente no votaba sobre eso. La derecha ya había establecido de qué iban estas elecciones. La pregunta a la cual debía responder el electorado ni siquiera erabrexit, sí o no”. En el discurso de los partidarios de abandonar la UE, eso era “pantalla pasada”: hace tres años, repetían, un referéndum zanjó definitivamente la cuestión. Ahora se trataba del “respeto de la voluntad popular”… o de ceder ante el miserable chantaje de las élites europeas. Directo a las vísceras. Populismo en estado puro y exhortación al sentimiento de orgullo nacional.

No creo haber conocido nada tan orgulloso como la vieja clase obrera del Norte de Inglaterra y del País de Gales. Tuve ocasión de participar en una gira sindical por esas regiones a finales de la histórica huelga minera que, entre 1984 y 1985, desafió al gobierno de Margaret Thatcher. Fue la gran batalla del movimiento obrero europeo clásico frente a la irrupción de la revolución conservadora”, iniciada bajo la presidencia de Reagan al otro lado del Atlántico. No es exagerado decir que esa batalla se libró por procuración en las cuencas de carbón del Reino Unido. La pelea fue tremenda; puso a prueba resistencia, solidaridad, espíritu de sacrificio… Los sindicatos desplegaron la táctica que tantas veces les había llevado a ganar. El picket line no era un cordón de huelguistas para bloquear el acceso a la mina: representaba la frontera entre el honor y la traición.

Así era aquella clase obrera. Su altivez rezumaba una fuerte identidad de clase, pero también un innegable orgullo nacional. El NUM (National Union Mineworkers) era todo un monumento al vigor y la dignidad del mundo del trabajo. Varias generaciones de mineros habían arrancado de las entrañas de la tierra el carbón que sirvió para mover una pujante industria e impulsar los barcos de un gran imperio marítimo. Thatcher derrotó a ese movimiento obrero. Y, tras el fracaso de la heroica huelga, el liberalismo económico se desbocó. Las minas acabaron cerrando. Las fábricas sufrieron deslocalizaciones. La globalización impuso su lógica en regiones enteras, otrora prósperas. El paisaje cambió. El paro, los empleos terciarios, la precariedad y los estragos sociales sellaron el final de una época que la vieja generación, mirando hacia atrás con ira y añoranza, hoy tal vez idealiza. El brexit invoca y remueve ese profundo sentimiento. Por eso los conservadores, el partido de la detestada dama de hierro”, han arrebatado sus feudos electorales al partido obrero. Ante la ausencia de perspectivas, el sueño de un retorno a la grandeza perdida: Retomemos el control de nuestras fronteras”.


El Brexit, se va el Reino Unido (Inglaterra) del seno de la Unión Europea. Pero Escocia e Irlanda del Norte, definen políticas de Estado de permanecer en la Unión Europea. Se acercan los procesos independentistas - autonomistas en varios países y la Unión Europea se encuentra al "filo" de procesos separatistas, la crisis económica los sigue golpeando, la migración es constante y no hay una política de Estado. Mientras el "populismo de derecha" asusta y crece con políticas Xenofóbicas y ultra-nacionalistas.
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En el arrasador marco emocional impuesto por la derecha, el Labour tenía todas las de perder. El brexit es una trampa mortal. La verdad es que no habrá progreso alguno en el marco de ese repliegue. Escocia mira hacia la UE y reclama un nuevo referéndum de independencia tras la victoria aplastante de los nacionalistas. Irlanda del Norte se tiñe de deseos de unificación. A pesar del peligro de desmembramiento del Reino Unido, los brexiters aprietan el acelerador. Entre las clases populares que se han embriagado con su discurso brotan sentimientos de xenofobia y una confusa hostilidad hacia Europa. En las élites que apuestan por la ruptura late, sin embargo, un proyecto que tiene poco que ver con las glorias del pasado. De hecho, se trata de la culminación de las transformaciones inducidas por la globalización en la más antigua de las metrópolis industriales: su conversión en una paradisíaca macro plaza financiera y cabeza de puente de la competencia comercial americana con Europa. Trotsky decía ya en su tiempo que, al Este, la frontera de Estados Unidos se situaba a orillas del Támesis”.

Semejante perspectiva no puede sino suponer la agravación de todos los males y desigualdades que han puesto en ebullición a la sociedad. Pero la razón combate en inferioridad de condiciones ante la furia desatada de los sentimientos. ¡Qué fácil es echarle las culpas al viejo Corbyn! ¿Por quién doblan las campanas de Inglaterra? En realidad, doblan por el Estado nacional como marco de progreso económico, social, democrático e incluso civilizatorio. La propaganda neoliberal nos había dicho que la clase obrera había desaparecido. He aquí que nos recuerda su dolorosa existencia como perdedora de la globalización, agitada por el populismo de TrumpJohnson y Cia y la zozobra de las clases medias.

La respuesta está en un ámbito superior de cooperación; la respuesta está en Europa. Pero no es fácil para la izquierda hacer valer esa perspectiva. La nomenclatura de Bruselas no despierta entusiasmo entre la población. Su gestión de la última crisis financiera prolongó los efectos de la recesión, especialmente en el sur de Europa. El peso de los grandes Estados sigue siendo determinante. Y sin embargo… sólo en el marco europeo es posible hallar la fuerza capaz de contrarrestar el poderío de las corporaciones transnacionales y el dictado de los mercados financieros, de conducir la transición ecológica de la economía, de preservar las conquistas sociales del siglo XX… Desde luego, hay mucho trecho entre la UE actual y una Europa federal y democrática a la altura de esos retos. Pero, si no avanzamos hacia ella, tal como advierte Thomas Piketty, nos exponemos a nuevos brexits y al fracaso de un gran proyecto progresista.

El Reino Unido se precipita hacia un futuro incierto. Sus campanas doblan tristemente por una izquierda nacional. Tras la derrota sindical y el destrozo de las condiciones materiales de existencia de una clase obrera que llegó a sentirse muy segura de si misma, ha venido la derrota ideológica y política. Pero esa dura experiencia está estrechamente ligada a una generación. Las hijas y los hijos de los antiguos mineros se han alejado de los valles. Han afluido a las ciudades y se sienten europeos. En esa generación reside la esperanza de la izquierda… a la vez que su desafío histórico. Porque los sindicatos deberán ingeniárselas para organizar a esa nueva clase trabajadora en las condiciones de dispersión y precariedad impuestas por las tecnologías del siglo XXI. Porque la izquierda deberá recuperar lo mejor de la tradición solidaria y declinarla por encima de unas fronteras asfixiantes para la humanidad. Aunque hoy pueda parecer lo contrario, por ellas doblan las campanas de Inglaterra.

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