“ATENCIÓN A LOS RIESGOS POLÍTICOS
1/. Indudablemente
que el principal riesgo en este tipo de programas ayudas es su uso político. Debemos
reconocer que muchos líderes, candidatos, parlamentario y autoridades pueden
usar estos programas para promocionarse como los que están dando de comer a la
población necesitada. Por tal motivo, la única salida a este riesgo es que
la entidad encargada de organizar este programa esté conformada por el alcalde
de la MLM – MIDIS – CARITAS – CARE.
2/. El riesgo mayor,
no obstante, se encuentra en la desesperación por la comida. Si no hay
una debida organización, si antes no se ha identificado los beneficiarios por
grupos y si no existen mecanismos de control de la distribución, se puede
generar una situación de caos y desenfreno imparable. Si no se controla el
tumulto que se genera ante el anuncio del reparto de alimentos, si no hay
una plena organización que controle el detalle de todo el proceso de cocina y
distribución, el desborde de una población hambrienta puede hacer mucho daño a
la imagen de las instituciones que promueven la ayuda alimentaria y al propio
programa. Por tal razón, antes de lanzar esta iniciativa se debe elaborar un
ensayo en el que se pruebe todo: logística, registro de beneficiarios,
equipo de cocina, circuito de distribución de los alimentos a los hogares,
horario, vigilancia y control de los centros de alimentación, entre otros.
3/. Se debe
constituir un equipo de control para verificar tanto el uso de los recursos en
alimentos como la llegada a la población realmente necesitada. A la fecha, el uso
del presupuesto para este programa de comedores populares no requiere
indicadores de impacto. Recuerdo que uno de los problemas mayores que encontré
en el PRONAA eran comedores ubicados en San
isidro, San Borja, Surco; o comedores en Comas, pero dos comedores en una
casa (se habían peleado los socios y cada quien logró constituir su propio
comedor). Por tal motivo, se podría destinar recursos no usados en este
programa para reorientarlos a los sectores críticos
4/. Informar a la
población que este tipo de apoyo se usará solo hasta superar
la situación de hambruna generado por el corona virus”.
/////
PERÚ. EL HAMBRE, EL GRAN PROBLEMA.
*****
Víctor
Caballero M.
Otra
Mirada martes 19 de mayo del 2020.
Es
indudable que el gran impacto de la pandemia generada por el COVID 19 será el
incremento considerable de poblaciones en situación de pobres y pobres extremos, debido, sobre todo, a la
paralización de toda actividad económica por más de dos meses, con proyecciones
de prolongarse un tiempo más. Lo que ya se evidencia es que serán las pequeñas
y microempresas, así como los grupos de la economía informal que
ocupan a una gran población, los que se verán afectados.
Como sabemos, las poblaciones que están dentro de este sector carecen de
ahorros, viven del ingreso diario que en la mayoría de los casos es menor al
salario mínimo vital. Todos ellos, sin duda, tendrán la difícil tarea de
procurarse de un ingreso que les permita subsistir. Muchos de ellos,
probablemente que antes estaban en el límite de la pobreza pasarán a
situaciones de pobreza y un sector de ellas, al grupo de pobreza extrema (los
que tienen ingresos menores al salario mínimo).
El gran y significativo esfuerzo que está haciendo
el gobierno de transferir dinero en efectivo a los pobladores en situación de
pobreza, sin duda, aliviará la
situación excepcional de grandes poblaciones de pobres,
pero el problema ya no es solo los pocos ingresos que pueden recibir sino el tremendo
drama de alimentación a los hogares que apenas pueden costear la compra de
alimentos, pagar servicios de agua o medicinas, si fuera el caso.
¿Cuántas son las familias o los hogares expuestos a
una situación de hambre? ¿Dónde están ubicados esos hogares y cómo llegar a
ellos? Indudablemente la data
sobre pobreza que registra el INEI está ahora desfasada ante la tremenda
hecatombe ocasionada por el corona virus. No obstante, debemos tomar en
consideración la información estadística del 2017 publicada por el INEI.
Solo tomando el caso de Lima Metropolitana y el
Callao, se registró que 13.3% de la población de
ambas provincias vivía en situación de pobreza. Esta cifra, según el INEI era superior a
la registrada un año antes. Lo que nos puede llevar a la conclusión que las
cifras del 2020 serán mayores. En números absolutos se decía que ese año
había un millón 394 mil pobres en toda Lima Metropolitana y el Callao. Los pobres
extremos en Lima, en ese año, eran, aproximadamente 10 mil.
Indudablemente, el panorama post corona virus será mucho peor.
Sin duda, el grave problema para esta gran
población de pobres y pobres extremos no es solo la generación de
ingresos, sino, en estas circunstancias, dar de comer a su familia.
LA ESTRATEGIA DE SOBREVIVENCIA Y LA
IMPORTANCIA DE LAS ORGANIZACIONES DE SOLIDARIDAD
Una de las estrategias exitosas en el combate a la
pobreza ha sido la construcción de redes de solidaridad para la sobrevivencia a través de la
organización de clubes de madres y comedores populares. Estas surgieron como
respuesta al grave problema que generó la crisis económica y los desastres
naturales de inicios de los ochenta. Su tarea era proporcionar alimentos
a los hogares a través de los comedores populares gestionadas por las propias madres y financiadas
tanto por el Estado como por las instituciones CARITAS y CARE.
Los comedores no tenían como objetivo superar la pobreza o promover los
emprendimientos populares, sino, tan solo paliar el hambre de centenares de familias
que en un momento dado no tenían que comer.
Primero fueron promovidos por las organizaciones
religiosas a través de CARITAS y CARE.
Luego el Estado los asumió como instrumento de
apoyo a la alimentación popular;
posteriormente fueron transferidos a los municipios con su respectivo
presupuesto. A la fecha no se sabe qué rol están cumpliendo, ni cuántos son ni
dónde están. He tratado de buscar la data respecto de los recursos
destinados a los comedores populares y veo que hay municipios que tienen partidas
para los comedores populares, pero no existe un registro, o por lo menos
información, respecto de su funcionamiento y efectividad. Pero, también se
sabía que muchos de los comedores ya no se encontraban en las zonas de mayor
concentración de la pobreza extrema. Antes, en Lima había 5,600 comedores
populares. Probablemente ahora ya no lleguen a 1000 y muchos ya sean
restaurantes populares con poca efectividad para atender a la población más
vulnerable.
No obstante, los comedores populares u otras formas
de organización para satisfacer la alimentación diaria de la población,
pueden cumplir hoy un rol fundamental de alimentar a la población y hogares
más vulnerables. Lo que se requiere es, sobre la base de esta experiencia,
idear otra estrategia para llegar precisamente a las zonas donde el SIFHO y
el INEI han determinado como zonas de pobreza extrema.
Se requiere, por tanto, otras estrategias
orientadas a paliar el hambre, sin otro objetivo inmediato que dar de comer
a centenares de hogares que no encuentran otras posibilidades de alimentar
a los niños y niñas, y a los ancianos y personas con discapacidad que no
sea a través del apoyo del Estado.
Para tal efecto recomiendo:
Que la Municipalidad de Lima Metropolitana, constituya un equipo especial cuyo objetivo sea
el diseño de un programa operativo de alimentación popular a las zonas,
barrios, cuadras o manzanas donde se identifiquen a hogares en situación de
pobreza extrema.
Los recursos que financien la alimentación popular pueden ser canalizados de los fondos de emergencia
que cuenta tanto la MLM como los municipios distritales donde se encuentran las
zonas de pobreza extrema. Adjunto el cuadro de los municipios que tienen
presupuestos el 2020 destinados a comedores populares. Este es un fondo que
puede reorientarse a los nuevos comedores ubicados en las zonas de pobreza
extrema.
Es importante la constitución de alianzas
estratégicas con la Iglesia Católicas – Iglesias Evangélicas – Empresas y sus instituciones de ayuda alimentaria, para la
canalización de alimentos; incorporar a esta alianza a las empresas privadas
del rubro de alimentos para diseñar el menú que puede servir para la dieta
requerida. Tanto CARITAS como CARE, tienen logística y una valiosa
experiencia en canalizar y distribuir alimentos a poblaciones vulnerables.
Es fundamental que el MIDIS a través de sus
instrumentos de ayuda social: SISFHO –
PENSION 65 – DESAYUNOS ESCOLARES y otros, determinen la ubicación de las familias en
situación de pobreza extrema, y elabore una lista tentativa de las personas que
pueden ser las beneficiarias de la alimentación popular. La base estadística ya
existe, se trate de organizar por grupos de referencia y determinar los
puntos en el que se pueden instalar estos centros de ayuda alimentaria.
Otro instrumento que puede ayudar a la
identificación de los hogares en situación de pobreza son los recibos de agua
que pagan todos los usuarios. Como se sabe todas las empresas de servicios
de agua como SEDAPAL tienen una categoría de usuarios calificados usuarios
beneficiarios de una tarifa subsidiada (vía los subsidios cruzados), que son,
sobre todo, hogares considerados como pobres extremos. No obstante, este
sistema solo registra a los que tienen agua y desagüe, no así a los que no los
tienen.
LOS MECANISMOS PARA LA ALIMENTACIÓN
POPULAR
1/. Los comedores populares o clubes de madres: Como ya se ha dicho, los comedores populares
fueron de una gran ayuda para el apoyo a la población en zonas de
pobreza.
2/. Estos funcionaban sobre la base comités que
elegían su equipo de cocina encargado de la labor
de cocinar un promedio de 100 o 200 raciones. Estos se entregaban a sus
asociados que pagaban un sol diario – en el 2002-, pero que tenían la
obligación de dar un 10 % de sus raciones a los hogares en pobreza extrema. Los
comedores eran abastecidos con el presupuesto del PRONAA y luego de los
municipios. Se les entregaba alimentos por un mes, con los cuales debían
elaborar un menú previamente diseñado. Es probable que esta situación haya
cambiado, pero el ejemplo es posible de ser replicado.
3/. Empresas de servicios de alimentos encargados
de proporcionar alimentos a una familia.
4/. Esta modalidad se está empleando con éxito en
la atención de la alimentación escolar. La importancia
de este modelo es que se puede contratar empresas del ámbito local a quienes se
les responsabiliza de otorgar una ración preparada a hogares previamente
identificados. Se puede promover emprendimientos en los barrios para que
realicen esta actividad, así las propias madres pueden tener ingresos
monetarios y también alimentar a su propio hogar. A la fecha, el MIDIS
tiene un registro de proveedores que abastecen tanto los desayunos como los
almuerzos escolares. Es cuestión de coordinar para ver las posibilidades que
puedan asumir esta nueva tarea.
5/. Implementación de locales o carpas con equipos de cocina.
Este puede ser una forma de complementar el trabajo tanto de los comedores como
de las empresas (puntos 1 y 2). Los recursos que se requiere financiar son:
cocinas industriales, ollas, cucharones, platos y vasos, mesas y cajones
para guardar los alimentos. Los locales pueden ser las casas vecinales
de los distritos y locales que no tengan ninguna referencia política para evitar
las suspicacias que generan las ayudas sociales.
6/. Financiamiento de las compras de alimentos,
equipos de cocina y combustible. Una
posibilidad real es que, de los presupuestos de emergencia de los
municipios, sobre todo de aquellos al que se les ha transferido presupuesto
para la emergencia puedan servir para construir este sistema de ayuda
alimentaria en sus respectivos distritos.
ATENCIÓN A LOS RIESGOS POLÍTICOS
1/. Indudablemente que el principal riesgo en este
tipo de programas ayudas es su uso político. Debemos reconocer que muchos líderes, candidatos, parlamentario y
autoridades pueden usar estos programas para promocionarse como los que están
dando de comer a la población necesitada. Por tal motivo, la única salida a
este riesgo es que la entidad encargada de organizar este programa esté
conformada por el alcalde de la MLM – MIDIS – CARITAS – CARE.
2/. El riesgo mayor, no obstante, se encuentra en
la desesperación por la comida. Si no hay
una debida organización, si antes no se ha identificado los beneficiarios por
grupos y si no existen mecanismos de control de la distribución, se puede
generar una situación de caos y desenfreno imparable. Si no se controla el
tumulto que se genera ante el anuncio del reparto de alimentos, si no hay
una plena organización que controle el detalle de todo el proceso de cocina y
distribución, el desborde de una población hambrienta puede hacer mucho daño a
la imagen de las instituciones que promueven la ayuda alimentaria y al propio
programa. Por tal razón, antes de lanzar esta iniciativa se debe elaborar un
ensayo en el que se pruebe todo: logística, registro de beneficiarios,
equipo de cocina, circuito de distribución de los alimentos a los hogares,
horario, vigilancia y control de los centros de alimentación, entre otros.
3/. Se debe constituir un equipo de control para
verificar tanto el uso de los recursos en alimentos como la llegada a la población realmente
necesitada. A la fecha, el uso del presupuesto para este programa de
comedores populares no requiere indicadores de impacto. Recuerdo que uno de los
problemas mayores que encontré en el PRONAA eran
comedores ubicados en San isidro, San Borja, Surco; o comedores en Comas,
pero dos comedores en una casa (se habían peleado los socios y cada quien logró
constituir su propio comedor). Por tal motivo, se podría destinar recursos
no usados en este programa para reorientarlos a los sectores críticos
4/. Informar a la población que este tipo de apoyo
se usará solo hasta superar la situación de hambruna generado por el corona
virus.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario