BIENVENIDOS AL FUTURO. LA PANDEMIA DE LA
SUPERCONCENTRACIÓN DE LA RIQUEZA EN UNOS SUPER RICOS, LA RADICALIZACIÓN DE LA
DESIGUALDAD SOCIAL -LIQUIDÓ LA DEMOCRACIA – Y TERMINÓ DE PONER FIN A LA
GLOBALIZACIÓN DE LAS ÉLITES.
EEUU: 40 MILLONES DE DESEMPLEADOS, 100
MIL MUERTOS, 600 SÚPERRICOS MÁS RICOS y 5 BILLONARIOS. LAS 2 PANDEMIAS EN EL
MUNDO DE LA MÁS VIL, SALVAJE E INHUMANA DESIGUALDAD ECONÓMICO SOCIAL. AUXILIO
de LOS MEDICOS SIN FRONTERAS al país más Poderoso del Mundo. La pandemia de
los 600 multimillonarios que acumularon en sus fortunas más de 434 mil millones de dólares, o de los 5
BILLONARIOS que incrementaron su riqueza en 2,340 billones de dólares,
“reciben” al COVID-19 en Yates en el Caribe: o la pandemia de los millones de pobres, con 40
millones más de desempleados (y siguen perdiendo trabajo) 100 mil
muertos, golpeados, aplastados y destruidos como seres humanos por un presidente
negacionista, prepotente, que odia y desprecia a los negros, latinos,
mujeres, migrantes, la nación Navajo, comunidad LGTBI.
HASTA MEDIADOS DE MAYO, los 600 multimillonarios estadounidenses incrementaron sus fortunas por 434 mil
millones de dólares durante la cuarentena parcial por
la pandemia del Covid-19, mientras casi 40
millones de trabajadores perdieron su EMPLEO y se teme que la tasa
de DESEMPLEO supere el 16% de la masa laboral, Asimismo, el nivel
de insuficiencia ALIMENTARIA se incrementó. La nota de tapa del
diario THE NEW YORK TIMES del domingo 24 de mayo estremeció a la
ciudadanía. Estados Unidos acababa de alcanzar los 100.000 muertos
por la pandemia y el diario publicó los nombres, edades y profesiones de mil de
ellos. “Los números solos no pueden medir el impacto del coronavirus en
EEUU (…) “Estas personas reflejan apenas el uno por ciento del
total. Ninguno de ellos fue un número”, dice el NYT. El número de contagiados llega a un millón
700 mil personas.
Y ENTRE EL DOLOR DE LOS MUERTOS, hay cifras que resaltan y producen
rebeldía: El
valor neto de los poco más de estos multimillonarios
-entre los que se encuentran con los cinco multimillonarios MÁS RICOS JEFF
BEZOS, de Amazon; BILL GATES, de Microsoft; MARK ZUCKERBERG, de
Facebook; WARREN BUFFETT Y LARRY ELLISON- se incrementó en 15 por
ciento desde el 15 de marzo, llegando a un total de 3.382 billones de dólares,
según el nuevo informe del Institute for Policy Studies. Paradojalmente,
en medio de una crisis de SALUD PÚBLICA, la
llamada industria de SALUD no ha sido inmune a la crisis económica: más de 1.4
MILLONES han perdido su empleo en ese sector, mientras MÉDICOS SIN FRONTERAS,
por primera vez en la historia de la organización, está enviando equipos
de emergencia al país más rico del mundo.
UNO DE LOS EQUIPOS DE MÉDICOS SIN FRONTERAS
está en Immokalee, Florida, centro de la industria AGRARIA y donde la Coalición de Trabajadores
busca proteger a los jornaleros en uno de los focos rurales más graves de
la pandemia. Otro grupo de médicos y auxiliares se dirige a la NACIÓN
NAVAJO, de más de 170 mil habitantes, en el suroeste de Estados Unidos,
donde el nivel de contagio per cápita es uno de los mayores del país. La
reservación NAVAJA, que ocupa partes de ARIZONA,
NUEVO MÉXICO Y UTAH, sólo cuenta con unos pocos doctores y no tiene
instalaciones hospitalarias ni de emergencia para casos que requieren de
cuidado intensivo. Para Jonathan Nez, presidente de la Nación Navajo, “Aquí
mismo, en medio del país más poderoso… los ciudadanos originarios siguen siendo
marginados”.
LO CIERTO ES QUE LOS AMERICANOS NATIVOS (pueblos originarios),
LATINOAMERICANOS Y AFRO-ESTADOUNIDENSES se están muriendo a
tasas mucho más altas que los BLANCOS,
señala el analista, académico y exsecretario de Trabajo Robert Reich. Para
Reich, este es el corolario de una larga historia de DISCRIMINACIÓN Y DESIGUALDAD ECONÓMICA que incluye negar el acceso a servicios de SALUD y empleos con salarios dignos,
incluyendo ahora a los llamados trabajadores esenciales que arriesgan sus vidas
por ir a trabajar, gran parte de los cuales son de minorías raciales.
Un
poco más al sur, el ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro, siguió el modelo negacionista de
Trump, lo que causó hasta el momento 23 mil muertos
(cifras que prensa y expertos creen alejada de una realidad mucho más triste) y
370 mil contagiados. La “gripecita” de Bolsonaro elevó a Brasil al segundo
puesto de los países más afectados por la pandemia, detrás de EEUU. Hasta
el presidente estadounidense se sorprendió. Trump prohibió
el domingo la entrada de vuelos procedentes de Brasil, restricción que
no se aplican al flujo de comercio entre EEUU y Brasil, una medida que
supone un nuevo y duro golpe para Bolsonaro y expone aún más el desmanejo de la
crisis sanitaria
BIENVENIDOS AL FUTURO, “LA NUEVA PANDEMIA GLOBAL”: LA PANDEMIA,
NEGOCIO PARA LOS SÚPER RICOS. EN 3 MESES INCREMENTAN SU FORTUNA EN MILES DE
MILLONES DE DÓLARES. 4.340 BILLONES DE DÓLARES, AMAZON MICROSOFT, FACEBOOK,
BERKSHIRE HATHAWAY y ORACLE.
“Todos
estamos enfrentando la misma tormenta, pero no todos estamos en el mismo barco.
La desigualdad económica en Estados Unidos ha producido dos pandemias muy
diferentes: en una, los multimillonarios se están aislando en sus yates
en el Caribe, y las familias ricas pueden pasar la cuarentena en
mansiones multimillonarias. En el otro barco está la gente que arriesga
su vida por su empleo y personas sin ingresos que están pasando hambre,
escribió el exsecretario del Trabajo Robert Reich.
El
valor neto de los poco multimillonarios se incrementó en 15 por ciento en ese
plazo, llegando a un total de 4.340 billones de dólares,
con los cinco multimillonarios más ricos: Jeff Bezos, de Amazon; Bill Gates,
de Microsoft; Mark Zuckerberg, de Facebook; Warren Buffett y Larry Ellison
con los mayores incrementos. Combinadas, las fortunas de Bezos y Zuckerberg crecieron cerca de 60 mil
billones de dólares en apenas 60 días.
Aunque el virus no discrimina entre clases y fronteras, obviamente
sus efectos tanto de salud como
económicos se padecen de manera muy diferente entre los ricos y todos los
demás. Para los pobres, mayor desempleo, como resultado del pésimo manejo
político de la pandemia por parte del gobierno de Donald Trump, que devastó
a los sectores en situaciones más precarias, entre ellos jornaleros,
trabajadores de restaurantes, hoteles y otros servicios; sectores donde se
concentra la mano de obra inmigrante.
El
senador Bernie Sanders, exprecandidato presidencial demócrata,
comentó que una nación no es
sostenible cuando tan pocos tienen tanto mientras tantos tienen tan poco.
En los sitios de trabajo, algunos de propiedad de los citados
multimillonarios, los trabajadores han denunciado falta de equipo de protección y medidas sanitarias, y
son amenazados con ser despedidos si protestan, y más si se atreven
a buscar la sindicalización. Pero el sistema de explotación sigue marchando.
Por ejemplo, en Nueva Orleans, desde hace tres semanas están en huelga los trabajadores de recolección de basura, en demanda de equipo de protección personal y pago
extra por trabajo peligroso. Pero la empresa privada encargada del
servicio contrató a presos como rompehuelgas, a quienes
se les paga menos del salario mínimo. Mirko C. Trudeau, Estrategia
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EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL.
Pandemias, el mercado global, democracias cuestionadas,
concentración del ingreso y el futuro de la economía mundial
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El mundo que vendrá después del
coronavirus deberá, para mejorar, regular los mercados, superar las desigualdades, volver a tener economías
productivas, otorgarle más importancia a la ecología
y al medio ambiente y darle un mayor rol a los Estados.
Mario Ropoport.
Página/12 domingo 31 de mayo del 2020.
Advirtiendo
sobre el “El fin de la globalización” o
refiriéndose a la ideología que preside ese proceso como “El colapso neoliberal”, revistas
anglosajonas influyentes en la economía o el sistema de relaciones
internacionales como The Economist o Foreign Affairs, no
hablan más del fin de la Historia.
Algunas
de ellas lo manifestaron aun antes de la aparición del coronavirus,
que ya no tiene la forma tan casual de un virus que desde algún ave o animal
salvaje se trasmutó al hombre y se expandió con la velocidad de un rayo a todo
el universo humano para traernos una depresión económica y social
fulminante. La globalización neoliberal
con sus atentados a la ecología y el medio ambiente contribuyó a su aparición. Como
ahora a su expansión. Si no era este virus sería otro, como lo
pronosticó Bill Gates.
Tiempo
La
historia dio una vuelta tan contundente atrapada por la pandemia, que se volvió
morosa y ahora se detuvo en una multitud de muertes, contagios y cuarentenas
que crecen día a día. No sólo se produjo un notable retroceso en la
marcha de la humanidad como en las peores crisis o guerras que dañaron al
hombre y lo obligaron a recomponer el mundo después de notables
destrucciones y pérdidas humanas. Entonces se emprendieron otros
rumbos, en muchos casos con consecuencias similares, pero sin detener el ritmo
frenético de esa marcha.
En
cambio, aquí se detuvo el tiempo, la tierra aparentemente
dejó de girar alrededor del sol, el carrusel de
la vida se frenó abruptamente y nos encerramos en un espacio que no transcurre,
donde los días y las noches se suceden sin solución de continuidad y nunca
sabemos bien en qué hora estamos. paradójicamente, la suspensión del tiempo lo
acelera, lo que significa que su noción no forma parte sólo del calendario sino
también de las vivencias de nuestro propio cuerpo. Parece un mundo platónico que espera angustiosamente sobrevivir
o morir. Pero no por un arma que nos amenaza, un accidente o una
explosión casual, sino por la cercanía de otro ser humano. El arma
mortal puede estar constituida por su propia mano.
Por otra
parte, de tanto querer transformarnos en los constructores únicos de
nuestro destino individual ignorando a los otros, como lo propone el meollo
de la teoría neoliberal expresada en las novelas de
Ayn Rand, ahora forzadamente se consiguió. No más abrazos, no más demostraciones de afecto
cercanas. El gusto, el olor de los otros, la atracción sexual, las
caricias o los golpes, los amores y los odios quedaron suspendidos por un
tiempo, al menos en los que nos están recluidos junto a nosotros, y
sólo pueden revivirse ocasionalmente en las fotos, los films o las pantallas
televisivas.
Por
suerte la tecnología nos permite el contacto virtual, pero esto también
resulta efímero. Como cuando niños veíamos detrás de la venta de un negocio
un juguete que nunca podríamos tener. La revolución de las
comunicaciones con la utilización de internet y la informática permite navegar
por océanos de información sin movernos de casas y computadoras. El uso de
esa información como técnica de engaños y difusión de falsedades se ha
incrementado y con el coronavirus, encerrados en nuestros propios espacios, ha trastornado
nuestras conductas. El animal reaparece debajo de la piel del ser humano.
Y en el caso de los más pobres, desocupados o sin techo, su
preocupación principal es el hambre y la falta de trabajo.
Pestes
Las
grandes epidemias y pandemias de la humanidad casi siempre han estado
vinculadas a crisis económicas, guerras o conquistas territoriales.
En este
último caso las enfermedades que trajeron los conquistadores a América
constituyeron una de las principales causas del exterminio de los indígenas.
La pandemias que afectaron a gran parte de la humanidad fueron la famosa peste
negra asociada a la gran depresión económica del siglo XIV que produjo entre 25
y 50 millones de muertos; y la mal llamada “gripe
española” porque no se inició en España sino en un
regimiento militar en Estados Unidos y hacia el fin de la guerra se
expandió a Europa, llevada por los mismos soldados americanos,
produciendo cerca de 40 millones de muertos, el doble de los de la
guerra aunque en su caso todos civiles.
El
coronavirus actual va por ese camino. Pero aquí se ve más claramente el rol de
la ecología y el medio ambiente, desestabilizados por la competencia de
empresas y laboratorios. El desmantelamiento de la foresta y la producción
de elementos químicos que alteraron la naturaleza, haciendo desaparecer
especies animales y vegetales o introduciendo en ellas elementos que
transformaron su hábitat y su naturaleza, originaron nuevos virus luego
transmitidos a los hombres
La
globalización que caracteriza al siglo XX y luego al XXI esta asociada a estos
procesos depredadores y es producto de una ideología, el
neoliberalismo que produjo profundos cambios en el sistema capitalista:
concentración industrial y financiera, nuevas tecnologías y formas de
organización del trabajo, surgimiento y expansión de empresas multinacionales,
desplazamiento de la hegemonía mundial hacia Estados Unidos, predominio de las
exportaciones de capitales y un mundo donde las finanzas cobran supremacía
sobre la producción. El estancamiento de la inversión productiva y de la
demanda se compensó en parte artificialmente con la financiarización de la
economía hasta que estalló la crisis de 2008. Ahora el coronavirus pone
plenamente al descubierto las falencias del sistema.
Oferta y demanda
La actual
globalización vive y se aprovecha de las crisis favoreciendo el endeudamiento
público y privado. El lugar clave no lo ocupan los países sino las
multinacionales y la competencia no se da entre una multitud de oferentes y
demandantes, como sostenía la teoría neoclásica, sino entre grandes empresas
que controlan y regulan los mercados tanto por sus precios como por sus
capacidades de innovación o especulación bajo la protección de los propios
Estados que las sostienen. Estos, a su vez, acuden con su poder bélico a
cualquier parte del mundo donde los guían sus intereses estratégicos, con
intervenciones armadas, ocupaciones o guerras relámpago.
El juego
de la oferta y la demanda, fundamento de la teoría económica, donde el
consumidor se beneficiaba por la posibilidad de elegir entre los distintos
productores los bienes que necesitaba dejó de existir.
El único
mercado verdaderamente libre es el de los capitales, que se
mueven de un lugar a otro en función de sus vectores de rentabilidad,
impulsados por los organismos internacionales de crédito quienes dictan las
normas del sistema financiero y tienen en el dólar a la moneda mundial. No
existe un gobierno mundial, pero si una justicia
globalizada que juega sólo en un mismo sentido: el de los intereses
dominantes.
La
política de oferta fija las reglas de la globalización para el conjunto de la
sociedad obligando a los ciudadanos a actuar conforme a ellas. En la
producción rige la teoría de “la obsolescencia programada”. La mayoría de
lo que se fabrica viene con los días contados. Los objetos están hechos para
durar un tiempo determinado. Así el consumidor puede comprar otros nuevos, en
una cadena repetida al infinito. Vivimos en una sociedad para el consumo masivo
de las mismas cosas que debemos recomprar.
Desigualdad
Por otro
lado, la desigualdad es el signo
principal de la economía global: menos del 1% de
la población mundial posee cerca de la mitad de las riquezas del mundo y
entre el resto existen también desigualdades de distinto tipo. Los
beneficiarios de la globalización son muy pocos.
Se han
profundizado las diferencias entre países y también en el interior de las
economías más desarrolladas. Un estudio de Piketty
y Saez del 2003, actualizado posteriormente,
muestra que la participación de los ingresos de los más ricos en
Estados Unidos llegó a sus niveles más altos en vísperas de las crisis de 1929
y 2007. El 1 por ciento de los más ricos tenía
en ambos casos cerca del 17 por ciento de la renta nacional.
Es curioso el
caso de la Argentina donde otro estudio destaca
que la concentración de riquezas en el 1 por ciento de
la población de mayores ingresos está en el pelotón que encabeza las
estadísticas mundiales, aunque el país tuvo varias crisis muy profundas. No
sorprende su resultado: por la formidable fuga de capitales que se experimentó
durante décadas, la propiedad de activos de argentinos en el exterior tiene un
monto tan significativo que se acerca al PIB actual y ahora se discuten los
blanqueos durante el gobierno de Macri. Todo ello sin mencionar los dólares
que se hallan guardados dentro del país o los que circulan en el mercado
inmobiliario que está dolarizado.
Mercado
El
fenómeno de la globalización actual implica también que la principal asignación
de recursos, producto del flujo de transacciones económicas y
financieras, se realiza hoy en el mercado mundial, no en los
mercados nacionales, por agentes, grandes potencias y corporaciones que operan
en escala global. Esto produjo un cambio en la estructura de esos
mercados perjudicando a los países de economía primaria y de
industrialización incipiente que carecen de posibilidad alguna de
desarrollar estrategias viables que contradigan ese predominio con todas las
consecuencias económicas y políticas que esto implica.
Muchos
países no tienen tampoco un sistema de seguridad social integral y pública
porque las empresas ven a la salud como un
producto comercial más que como un bien social. El
ejemplo más claro es el de Estados Unidos, donde el cuidado de la salud continúa siendo la actividad de un sector
dirigida por el beneficio privado. Un sistema que ahora muestra sus efectos
perversos. Fueron los Estados y no las grandes
corporaciones los que revelaron como los verdaderos sostenes de la salud de sus habitantes.
Por otra
parte, los países tomados individualmente ya no son más un reservorio
de mano de obra a la que los dueños del capital se vean obligados a recurrir
por estar radicados allí. No existe la necesidad de mantener a esos
trabajadores potenciales en buenas condiciones económicas, se los puede
conseguir en otro lado y a mejor precio. El coronavirus puede resultar
también favorable bajando el costo de la mano de obra. También
retrae cualquier compromiso anterior con el Estado
de Bienestar, la inversión y el consumo interno.
El gran
capital ha adquirido también conciencia de ser eminentemente inmune al
coronavirus. Además, la actividad de las corporaciones
se deslocaliza o relocaliza en forma permanente y pasa por encima de las
fronteras de los Estados; no tienen en cuenta las preferencias o
necesidades de los habitantes de uno u otro, ni menos aún los poderes
negociadores de los sindicatos u organizaciones sociales locales.
“La
globalización en curso –dijo Eric Hobsbawm antes que apareciera la pandemia-
trajo un aumento espectacular y potencialmente explosivo de las desigualdades
sociales y económicas dentro de cada país e internacionalmente”. La pandemia
las ha agravado.
Los multimillonarios que entre marzo y mayo - según el New York Times acumularon una ganancia de 434 mil millones de dólares, mientras los 5 Billonarios más poderosos siguieron concentrado la riqueza con una ganancia de 2, 430 billones de dólares.La acumulación de la riqueza en los últimos 20 años ja terminado por destrozar la Democracia y profundizar y extender la Desigualdad Económico-social, que hoy están al desnudo por el poderosos ataque del COVID 19. En definitiva mientras miles de millones de seres humanos en el epicentro de la pandemia sufren Hambre, Miseria y Extrema Pobreza, terminó por agravar las contradicciones en la propia estructura de la globalización y destruir ala misma.Tiempos Nuevos? Un Nuevo Orden Mundial? Un
Nuevo Contrato Social? para entrar seguros a la Nueva Normalidad local-global.
***
Democracia
El mundo
está dividido jurídicamente en Estados que en su mayoría se rigen aparentemente por un
sistema democrático donde cada uno elige los gobiernos con su voto,
pero esto resulta la mayor parte de las veces una ficción.
A medida
que la globalización sigue su curso, el poder anteriormente contenido dentro de
las fronteras nacionales se evapora. La política se ve permanentemente condicionada y
vaciada de todo contenido democrático: gobiernos elegidos por sus pueblos
responden a instituciones supranacionales sobre todo económicas, que reflejan
intereses ajenos a ellos; el FMI, el Consejo de Europa, el Banco Europeo, el
G20, la OMC, por ejemplo, y organismos más políticos han caído en picada en
la consideración mundial y en sus poderes como las Naciones Unidas, donde
igualmente deciden unos pocos, que tienen poder de veto.
La gran
mayoría de los Estados son soberanos sólo de nombre. Las
decisiones más importantes en el plano económico, financiero y de desarrollo
las toman los llamados “mercados”.
En cuanto
a los trabajadores el destino personal de cada uno depende de sí mismo. Desde
el punto de vista de la subjetividad ya no interesa la figura del trabajador en
el sentido que le daban los economistas clásicos, en las que podían
discutir sus condiciones de trabajo e ingresos. Su aptitud y/o competencia se
considera ahora, como lo señala Focault, un tipo particular de capital humano y su
salario un ingreso que incluye su rentabilidad como capital. Según el ultra
liberal Von Hayek la ciudadanía del individuo está afuera de toda norma
jurídica de derechos o deberes, salvo el derecho penal.
A su vez,
los políticos locales, distanciados de los que los votaron, están sujetos
a la corrupción por parte de las empresas en los negocios
estatales y con mayor frecuencia intervienen directamente en la política
empresarios o miembros y empleos de las corporaciones, que favorecen sin
intermediarios sus propios intereses de rentabilidad y competencia. El
índice de Percepción de Corrupciones de Transparencia Internacional alerta
sobre los funcionarios públicos que usan sus oficinas para sus ganancias privadas,
pero no refleja los flujos financieros ilícitos o el lavado de dinero. Y
considera que el único corrupto es el que toma el dinero, eximiendo del hecho
al que lo da. En 2019 Dinamarca fue considerado según esos criterios como el
país menos corrupto del mundo, aunque su banco más importante confesó un
lavado de dinero de miles de millones de euros una de las mayores operaciones
de ese tipo descubiertas en el mundo.
Futuro
El mundo
que vendrá después deberá, para mejorar, regular los mercados, superar las
desigualdades, volver a tener economías productivas, otorgarle más importancia
a la ecología y al medio ambiente y darle un mayor rol a los Estados, que deben estar al servicio de la ciudadanía
y ser verdaderamente representativos de ella.
Como dice
María Seoane “no es la pandemia la que tiene pausada a la
Argentina. Es hora del Nunca Más al neoliberalismo”. Podemos evitar
que en la tierra vuelvan a resonar como en el pasado los jinetes del
Apocalipsis montados en la pandemia e impedir terminar con una ideología de la globalización que ha hundido al mundo. “Muerte en el altar de la
economía titulaba un diario mexicano. “Ser o dejar de
ser” podríamos resumir ahora la
paradoja de Shakespeare.
*
Profesor emérito de la UBA y del ISEN. Acaba de reaparecer su Historia
económica, política y social de la Argentina por Ed. Paidós, largamente
agotada, un libro de referencia.
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