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DERIVADOS DE CRÉDITO: El
corazón de las tinieblas. ¿Qué son?. ¿Cuántos billones son?. ¿Donde están?.
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Juan Luis
Berterretche. (especial para ARGENPRESS.info).
Miércoles
27 de marzo del 2012.
El
mecanismo privilegiado de la especulación capitalista siempre se basa en la
creación fraudulenta de capital ficticio e invariablemente se manifiesta como
una forma de fetichización y enajenación del capital que devenga interés. “El
interés en cuanto precio del capital es, desde un principio, una expresión
cabalmente irracional.”/1
Es la
división de los capitalistas en capitalistas dinerarios (prestamistas o
financieros) y capitalistas industriales, la que en su origen transforma una
parte de la ganancia bruta en interés, la que crea realmente la categoría del
interés; y es sólo la competencia entre ambas variedades de capitalistas la que
crea el tipo de interés. De esta forma se procesa el fetichismo del capital
dinerario: con la apariencia de “dinero que incuba dinero”.
No fue
Marx quien descubrió que el interés es sólo una parte del plusvalor o ganancia
bruta obtenido en el proceso de producción; fueron los propios economistas
burgueses quienes lo determinaron /2. Es decir la fetichización del interés hace
aparecer a éste como un plusvalor que arroja el capital en sí y para sí, sin
emplearlo productivamente. Para el marxismo sólo produce valor el trabajo
humano (sin importar si es trabajo material, intelectual o intangible). Esto
implica que no se puede producir plusvalor sin producir valor. Marx no sólo
afirmaba que el interés era parte del plusvalor sino que el propio capital era
resultado de la acumulación del plusvalor. “El propio interés, empero, ya
implica que el capital surge de la producción como plusvalía, pues el interés
mismo es tan sólo una forma de la plusvalía”/3
Cada
pocos años surgen “teorías económicas” basadas en el fetichismo del interés. La
Nueva Economía fue la última versión de estas “teorías” en el mercado mundial
globalizado /4. Todas ellas son construcciones ideológicas que intentan
encubrir el origen histórico no-legítimo de la acumulación primitiva del
capital. Todo el valor generado en la sociedad y materializado como capital,
proviene históricamente de la expropiación directa de los trabajadores, de sus
instrumentos y materiales de trabajo. Pero esta verdad se pierde en la bruma
del pasado remoto. Cuando se opone la maquinaria al trabajador como si aquella
fuera un valor creado por el capitalista y que es capaz de crear nuevo valor,
se oculta su origen en la plusvalía extraída. Y que, la maquinaria en el
proceso de producción, libera trabajo pretérito, condensado por el trabajador,
en el momento de su creación.
El
origen del Capital Ficticio.
En el
capítulo III del libro I del Capital, Marx describe como a partir de la
circulación mercantil simple, se forma la función del dinero como medio de pago
y la relación entre el productor de mercancías como acreedor del comerciante y
éste como deudor del productor. El desarrollo del comercio y del modo de
producción capitalista expande el sistema crediticio. Con el sistema crediticio
que en su origen relaciona a productores y comerciantes, la mercancía deja de
venderse a cambio de dinero y la transacción se hace por medio de la promesa de
pagar la mercancía en una fecha determinada. Todas estas promesas de pago –y
las variedades de ellas son innumerables- tienen el origen en las denominadas
letras de cambio.
“Así como
estos adelantos recíprocos de productores y comerciantes entre sí constituyen
el fundamento real del crédito, así también su instrumento de circulación, la
letra de cambio, constituye la base del dinero crediticio, propiamente dicho,
de los billetes de banco, etc.” /5.
El
desarrollo del comercio y del modo de producción capitalista expandió el
sistema crediticio como forma de “facilitar los negocios”. Pero la historia del
capitalismo nos demuestra que “Todo cuanto facilite los negocios, facilita
asimismo la especulación. En muchos casos, los unos y la otra están tan
estrechamente ligados, que resulta difícil decir dónde termina el negocio y
donde comienza la especulación.” /6
Todos los
tipos de papeles que tienen origen en las letras de cambio se expanden en el
capitalismo de forma incontrolable. “Es imposible decidir cuánto proviene de
transacciones reales, por ejemplo de compras y ventas reales, y que parte ha
sido creación artificial (fictitious) producida y sólo consiste”...”en capital
ficticio por fabricación de simples medios de circulación.” /7
Las
representaciones del Capital.
Las
acciones de las corporaciones representan -en el mejor de los casos- capital
real, es decir el capital invertido y operante en esas empresas, o la suma de
dinero adelantada por los accionistas para ser gastada como capital en tales
empresas. “Pero este capital no existe de dos maneras, una vez como valor de
capital de los títulos de propiedad, de las acciones, y la otra como el capital
realmente invertido o a invertir en esas empresas. Sólo existe en esta última
forma, y la acción no es otra cosa que un título de propiedad, pro rata, sobre
el plusvalor que se ha de realizar por intermedio de ese capital.” (…) El que
compra acciones “habrá convertido su capital en un mero título de propiedad
sobre el plusvalor que cabe esperar del capital accionario.” /8 De manera que
una cartera de acciones no se trata de capital real sino de capital ficticio
que representa el capital de las empresas y un posible plusvalor futuro.
Títulos u
obligaciones públicas, títulos nacionales, certificados, letras o bonos del tesoro,
todos se tratan de capital ficticio. En general es lo que compone la deuda
pública, el Estado debe pagarle anualmente a sus acreedores cierta cantidad de
intereses por el capital prestado. En este caso el acreedor no puede reclamar
el pago de la deuda a su deudor, sino solamente vender la exigencia, su título
de propiedad de la misma. El propio capital ya ha sido consumido, gastado por
el estado. Un déficit aparece ilusoriamente como capital. No sólo porque la
suma que se prestó al estado ya no existe en absoluto, sino porque a partir del
momento en que estos certificados de deuda se tornan invendibles, se desvanece la
apariencia de este capital.
Así como
las acciones de las empresas que se cotizan en la bolsa y los certificados o
bonos de deuda pública, las hipotecas también son capital ficticio. En las
hipotecas, el capital real tampoco existe de dos maneras: una vez como hipoteca
y otra como construcción inmobiliaria. Solo existe como inmueble, y la hipoteca
no es otra cosa que un título de propiedad sobre los pagos fraccionados que
deberá hacer el comprador para saldar el valor del inmueble. En el mejor de los
casos también es capital pretérito. Con las sub prime no se trata de capital
ficticio sino de simple fraude. Porque son hipotecas que se otorgaban, con
pleno conocimiento, a quienes no tenían condiciones de cumplir con los pagos
fraccionados.
El
capital ficticio es en el mejor de los casos una representación del capital
real en la forma de un título de propiedad sobre dicho capital; o sobre el
plusvalor que este puede generar -acciones-; un título de propiedad sobre los
pagos fraccionados que deberá hacer el deudor de una hipoteca; o el derecho a
percibir los intereses que el estado se compromete a pagar sobre un título de
deuda pública. En el peor de los casos pueden ser acciones de Enron, hipotecas
sub-prime, o títulos de deuda pública de un país en default.
O peor aún, la burbuja accionaria actual se puede desinflar y como en 2008 la mitad del capital ficticio que representaba la cartera accionaria mundial se evapora. “El valor de los mercados de acciones mundiales se redujo en cerca de 30 billones de dólares (o treinta trillones en inglés) en un año, o sea a la mitad”/9. Es decir, durante 2008, la cartera accionaria mundial, se desvalorizó en una suma equivalente a más del 50% del PIB mundial. Es decir, hasta 2008 la mitad del capital accionario no representaba ningún capital real.
O peor aún, la burbuja accionaria actual se puede desinflar y como en 2008 la mitad del capital ficticio que representaba la cartera accionaria mundial se evapora. “El valor de los mercados de acciones mundiales se redujo en cerca de 30 billones de dólares (o treinta trillones en inglés) en un año, o sea a la mitad”/9. Es decir, durante 2008, la cartera accionaria mundial, se desvalorizó en una suma equivalente a más del 50% del PIB mundial. Es decir, hasta 2008 la mitad del capital accionario no representaba ningún capital real.
Los
seguros son contratos que permiten, transferir el riesgo de siniestros, daños o
perdidas individuales o de entidades, a una empresa o comunidad que lo soporta
en forma conjunta. El capital dinerario de las aseguradoras proviene de las
primas aportadas por asalariados, rentistas o empresarios. La seguridad social
de los estados utiliza el mismo mecanismo: los aportes previsionales de los
trabajadores en actividad y sus patrones, garantizan una prestación económica
en caso de jubilación, incapacidad laboral, fallecimiento, desempleo etc. Los
fondos de pensión privados también provienen del ahorro mensual en salarios o
rentas para obtener una mensualidad o sueldo para la vejez o incapacidad. La
diferencia con la seguridad social es que al privatizar el manejo de esos
enormes fondos, las posibilidades de invertirlos en negocios contrarios a las
necesidades sociales o de caer en la especulación o el fraude se acrecientan.
Los ejemplos negativos son innumerables. Tanto seguros como pensiones fueron un
objetivo central de las privatizaciones, porque son los dos mecanismos centrales de acumulación de capital
dinerario a largo plazo.
Y
los derivados de crédito ¿qué son?.
Un
derivado de crédito es una operación financiera cuyo valor no es representante
de un capital como los clásicos mencionados antes. Sino que se “basa” en el
precio de otro activo que se denomina subyacente y se procesa en los mercados
de futuros. Veamos un ejemplo: es la opción de comprar 100 toneladas de maíz
dentro de un año a un precio fijo de US$ 200 la tonelada. Si al año la tonelada
en el mercado está más de 200 dólares el comprador de la opción gana la
diferencia. El derivado es la posibilidad -no la obligación- de comprar el maíz
al precio establecido por el comprador de la opción.
Por lo
tanto su valoración depende del precio del activo subyacente; requiere una
inversión reducida en comparación con la compra directa del activo subyacente
al cual está referenciado; la operación se liquida en una fecha futura; y puede
cotizarse en las bolsas u otros mercados paralelos. Los derivados de crédito
emanan de cuatro grandes grupos de activos financieros: divisas; materias
primas; y bonos o títulos de renta fija o variable. Los derivados de crédito
actúan sobre el riesgo existente en operaciones con esos activos financieros:
el riesgo de la desvalorización (o valorización) de una moneda, el riesgo de la
caída (o aumento) del precio de una materia prima, o el riesgo de impago por
parte del emisor de los bonos o títulos, sean estos con renta fija o variable.
Aíslan el riesgo con el objetivo de transferir o cubrir ese riesgo. Los
derivados de crédito no son un capital real, tampoco es una representación de
un capital real, es un capital ficticio creado exclusivamente para la
especulación financiera.
Los
Credit Default Swaps o Swaps de incumplimiento crediticio, son los instrumentos
más modernos de Wall Street y constituyen, en su forma más simple, un contrato
bilateral entre un comprador y un vendedor de protección. En este contrato el
comprador se compromete a realizar una serie de pagos en el tiempo (primas) y
el vendedor se compromete a cubrir parte o el total del crédito asegurado en
caso de que éste no sea cancelado.
En base a
esta definición “la relación con los seguros se hace evidente, pero hay
diferencias importantes. En primer lugar, frente a los seguros, existe en forma
tangible el bien asegurado (una casa, un auto, una persona). En el caso de la
cobertura de los CDS, no existe nada tangible, excepto los papeles. De ahí que
esta importante innovación financiera sea considerada una forma de apuesta,
como en el hipódromo, dado que aquí el apostador no es dueño del caballo, ni de
la pista, sólo del boleto.” /10
Existen
otras diferencias importantes con los seguros: el vendedor no requiere ningún
tipo de regulación, y no está obligado a mantener ninguna clase de reserva para
pagar a los compradores. Además, mientras el contrato de un seguro ofrece una
indemnización por las pérdidas efectivamente producidas por el titular de la
póliza (incendio, robo, accidente de tránsito), los CDS establecen un pago
similar a los titulares, sin que exista ninguna pérdida real para ellos.
Compraron la “apuesta”, acertaron, cobran.
Los CDS
se utilizan en el aseguramiento de grandes corporaciones, en el aseguramiento
de paquetes de referencia crediticia (CDO) o en el aseguramiento de los bonos
de deuda soberana, y se dieron a conocer al gran público tras el estallido de
la crisis subprime. Su monto mínimo de operación es de 10 millones de dólares.
Pueden ser a 1 año, 2, 3, 5 años o 10 años. Pero también se aplican a plazos
más cortos.
El
derivado de crédito más utilizado, durante la crisis de las hipotecas subprime,
fue el collateralized debt obligation (CDO), se trata de un bono cuyo
subyacente es deuda de hogares o empresas. En el caso de empresas, la deuda
toma la forma de préstamos bancarios o de bonos emitidos en el mercado de renta
fija; en los hogares, normalmente son los créditos con garantía hipotecaria. Y
paquetes de estos activos son los que subyacen al CDO. Si alguna de las
compañías que forman el activo subyacente se declara en quiebra o la hipoteca
deja de pagarse, la pérdida la soporta el tenedor del CDO, ya que este
instrumento deja de pagar parte del flujo financiero que estaba respaldado por
esas compañías o familias. En última instancia, a través del CDO el inversor
soporta el riesgo de impago de los activos subyacentes.
Se trata
entonces de un capital ficticio creado primordialmente para especular sobre la
calidad crediticia de la entidad o de un paquete de títulos. Es decir, se
apuesta por una ventanilla comprando paquetes de inversiones, obligaciones de
deuda colateralizada (CDO) o paquetes de deuda soberana, y por la otra
ventanilla se adquieren los seguros CDS en caso de que la operación fracase
(default). Esto fue así con las hipotecas subprime, como las de Fannie Mae y
Freddie Mac, donde los grandes bancos, junto a comprar los paquetes de valores
con respaldo hipotecario u obligaciones de deuda colateralizada (CDO), los
aseguraban con CDS. De esta forma ganaban por el pago de intereses y también
ganaban por la vía de impago con el cobro del CDS, o seguro de incumplimiento
cuando el negocio fracasaba.
American
International Group, Inc. (AIG) era en 2008 el líder mundial de seguros y
servicios financieros y el actor más importante en el sector de seguros
comerciales e industriales en Estados Unidos. Al acumularse los impagos de los
créditos con garantía hipotecaria, los derivados de crédito CDS de AIG que
cubrían ese riesgo llevaron a la quiebra a la aseguradora. El secretario del
tesoro del gobierno Bush Jr., Henry “Hank” Paulson /11, aprobó un enorme plan
de rescate de 85 mil millones de dólares para AIG que entre enero y setiembre
de 2008 había perdido el 92% de su valor en bolsa. Al día siguiente del
rescate, AIG devolvió 13.000 millones de dólares que debía a Goldman por los
seguros sobre las hipotecas sub-prime. El rescate de AIG era un rescate
encubierto al Goldman Sachs. AIG había emitido gran cantidad de CDS; Goldman
había comprado gran cantidad de esas garantías /12. AIG fue rescatada, aunque
eso quiere decir que el dinero de los contribuyentes, en cierta parte, fue a
parar al bolsillo de Goldman, para que AIG pudiera cumplir con sus obligaciones
de colateral (léase compinche) de dicho banco /13. Goldman Sachs, recibió
además 10 mil millones de dólares del programa gubernamental de rescate
financiero.
Estos derivados
de crédito habilitan todo tipo de maniobra fraudulenta. Los derivados con
activo subyacente en divisas pueden presionar a una desvalorización que empuje
al borde del abismo un país elegido como víctima. En el mercado de futuro de
commodities se pueden manipular los precios de los granos y provocar una
hambruna con aumentos o caídas especulativas. Y la amenaza de los derivados con
subyacente en rentas de interés fijo o variable, sean bonos, títulos o hipotecas, ya los experimentamos en el crac de 2007-2008.
Wall
Street: otra vez las mismas artimañas /14
Mientras
Washington aún debatía la regulación financiera -setiembre de 2009- y los
mayores bancos estadounidenses usufructuaban de su recapitalización con dineros
de los contribuyentes, los banqueros estaban consagrados a inventar nuevos
productos tan fuleros como los que provocaron el colapso financiero.
Por un
lado están “titulizando” los seguros de vida (life settlements), es decir
reuniéndolos y presentándolos como bonos de inversión. “Los banqueros proyectan
comprar los seguros de vida con efectivo: por ejemplo, 400.000 dólares por una
póliza de un millón de dólares, según la expectativa de vida de la persona
asegurada, que suele estar enferma o ser muy mayor. Luego planean “titulizar”
esas pólizas, según la jerga de Wall Street, mediante la agrupación de
centenares o miles de seguros. Entonces revenden esos bonos a inversores como
grandes fondos de pensión, que recibirán los pagos cuando la gente asegurada se
muera”/15. Estos bonos implican una apuesta sobre la vida y la muerte de las
personas: cuanto antes se mueran los titulares de las pólizas, mayor es el
dividendo y cuanto más sobrevivan más se achica la ganancia o directamente la
inversión da pérdidas. Pero en ese caso se puede “asegurar el riesgo” comprando
CDS. En todos los casos Wall Street siempre gana cobrando sus comisiones por
crear y negociar los bonos. Para el inversor es una forma de apostar a favor de
la muerte, menos atroz que comprar acciones de la industria de armamentos.
Como en Estados
Unidos hay 26 billones -millones de millones- de dólares en pólizas de seguros
se prevé que el mercado de estos títulos podría llegar a los 500.000 millones
de dólares. Credit Suisse se prepara a comprar cantidad de pólizas de seguros
de vida para entrar en la especulación. Goldman Sachs ya posee un “índice
negociable de seguros de vida” donde los inversores pueden apostar “si la gente
vivirá más de lo esperado o morirá antes de los previsto”/16; es decir un
casino que permite hacer apuestas sobre la incerteza de la muerte.
Algunos
bancos ni siquiera se han molestado en inventar nuevos productos financieros.
Tomaron sus títulos hipotecarios envenenados los “retitularon” y pagaron a las
tramposas agencias calificadoras para que recalificaran los títulos fallutos,
como hicieron antes de la crisis de 2007-2008. Los denominan “re-remics” (sigla
en inglés de retitulación de vehículos de inversión inmobiliarios
hipotecarios). Morgan Stanley afirma que en 2009 se obtuvieron 30.000 millones
de dólares en re-remics.
La
reincidencia en las mismas triquiñuelas financieras no puede extrañarnos ya que
en la conducción de la economía estadounidense continúa el mismo equipo que
condujo la economía mundial al colapso de 2007-2008.
Derivados
de crédito: ¿Cuántos billones son?
Al 31 de
diciembre de 2010 el total de derivados era de 601 billones de dólares. Al 30
junio de 2011 la dinámica del sistema lo hizo crecer hasta los 707 billones de
dólares. Esta cifra representa el mayor número conocido para estos instrumentos
financieros y da cuenta de que la burbuja de derivados se sigue inflando a
niveles absurdos que no tardarán en conducirla a otro colapso. La información
fue publicada en el reporte del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su
sigla en inglés), en noviembre 2011 /17. Hoy se estiman en 750 billones.
El número
dado a conocer en el informe es de US$ 707.568.901.000.000, y representa el
total de los derivados en circulación a esa fecha. Este es un gran salto
cuantitativo/cualitativo y demuestra que el sistema financiero se sigue
alimentando de su propio veneno. Si comprendemos que el PIB mundial es de
aproximadamente 63 billones de dólares (2011), constatamos que estos papeles
representan la producción total mundial de 11 años. Otra forma de ver el tema
es que el crecimiento de los derivados en el primer semestre de 2011 igualó al
desempeño que tuvieron estos instrumentos en los últimos 12 años, cuando también aumentaron en 100 billones de dólares
/18
Por otra parte, “El aumento en el volumen de derivados a esta
magnitud, nos ayuda a comprender las convulsiones y espasmos del sistema; sus
ataques e infartos, donde la violenta volatilidad no hace más que reflejar el
campo de batalla donde unos mueren y otros prolongan su agonía. Prueba de ello
son las masivas quiebras bancarias de unos, y las enormes ganancias
transitorias de otros. Esto explica también la fuerte rentabilidad de una parte
del sector bancario durante el primer semestre de 2011.
Derivados
de crédito: ¿dónde están?.
No todos
los bancos han sufrido pérdidas masivas, y hay unos que operan con clara
ventaja, devorando y aniquilando a los que dan asomo de debilidad”/19.
Hasta el
año 2009, cinco bancos estadounidenses acaparaban el 80% de los derivados
financieros. La magia de la concentración financiera hace que en octubre de
2011 fueran sólo cuatro bancos los que concentraban el 95,9% de los derivados,
de acuerdo a un informe de la Oficina de Contralor de Divisas /20. Los cuatro
bancos son: JP Morgan Chase, Citigroup, Bank of America y Goldman Sachs. Los
mismos que difundieron desde Wall Street hacia el mundo globalizado sus papeles
envenenados, antes del colapso de 2007-2008.
Estos
707,5 billones o millones de millones de dólares en derivados de crédito
representan 44 veces el PIB de Estados Unidos. Es decir hoy no tienen ninguna
clase de respaldo real. El PIB mundial está en torno a 60 billones de dólares,
lo que es apenas el 8% del mercado mundial de derivados que superaba en 2011
esos 707 billones de dólares.
El
sistema ha llegado a un punto de alta distorsión, y la quiebra del mercado
financiero global, producto de su rápida insolvencia, demuestra que el sistema
está viviendo una batalla terminal que implosionará una vez que reviente esta
enorme burbuja, veinte veces mayor a toda la deuda del mundo /21.
Esto nos
pone nuevamente frente a la característica principal del esquema Ponzi /22, la
estructura que está en el eje de las finanzas modernas. Con el fin de “hacer
caja” para enfrentar los pagos de primas y vencimientos actuales, la banca ha
debido acelerar el proceso de venta y reproducción de derivados: papeles
especulativos sin ninguna clase de respaldo de capital real. Por esto hay
sequía de liquidez, pese a que la Fed inyectó al sistema financiero mundial la
nada despreciable suma de 16 billones entre 2007 y 2010 para salvar a los
grandes bancos /23.
El 21 de
Julio 2011 se conoció el resultado de la auditoría integral realizada por la
Oficina Gubernamental de Rendición de Cuentas (Government Accountability
Office, GAO por su sigla en inglés) dependiente del Congreso de Estados Unidos,
en la Reserva Federal (Fed) el banco central de los Estados Unidos, la primera
que se practica a dicha institución desde que fuera creada en 1913 /24. Los
resultados son asombrosos: en un plazo de poco más de dos años y medio, entre
el 1º de Diciembre del 2007 y el 21 de Julio de 2010, la Fed otorgó préstamos
secretos a grandes corporaciones y empresas del sector financiero por valor de
16 billones de dólares, una cifra mayor que el PIB de los Estados Unidos que en
el año 2010 fue de 14.5 billones de dólares y más elevada que la suma de los
presupuestos del gobierno federal durante los últimos cuatro años. Los 10
primeros favorecidos fueron Citigroup, Morgan Stanley, Merrill Lynch, Bank of
America, Barclays PLC, Bear Sterns, Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland, JP
Morgan Chase y Deutsche Bank, y se llevaron la friolera de 12 billones de US$.
Se beneficiaron con el 75% de los “préstamos” de la Fed
“La
investigación también reveló que la Fed tercerizaba a contratistas privados
como JP Morgan Chase, Morgan Stanley y Wells Fargo la administración de sus
programas de préstamos de emergencia. A la vez las mismas firmas también
recibían billones de dólares de la Fed por préstamos concedidos a tasas de
interés cercanas al cero.”/25
La Sed de
liquidez del capital financiero continúa a pesar que el 13 de septiembre de
2012 la Fed anunciara la tercera ronda de flexibilización cuantitativa,
(“quantitative easing” QE en inglés): emitiendo dólares (sin el respaldo de un
crecimiento real de la producción) para comprar bonos del tesoro a los bancos,
con la “expectativa” que estos bancos con más capital dinerario ficticio
amplíen el crédito a las empresas y a los consumidores y la economía se
estimule. Pero las corporaciones transnacionales de Estados Unidos están
sentadas sobre un billón 700 mil millones de dólares, porque, para ellos, no
hay donde invertirlos de manera rentable. Y mientras no aumente la ocupación y
mejoren las condiciones de trabajo no va a aumentar el consumo. Con 44 millones
de estadounidenses en condiciones de pobreza y con más de 50 millones sin
cobertura médica no hay mucha esperanza de estimulación del consumo.
Con la
QE3 la Reserva Federal comprará también de los bancos -imprimiendo dólares- 40
mil millones de dólares al mes en valores “respaldados” por hipotecas, por un
período indefinido. ¿Cuántas hipotecas fallutas le endosará la banca a la Fed
en esta operación? Estas “rondas” denominadas flexibilización cuantitativa no
son más que impresión de billetes sin control y sin respaldo de creación de
valor.
Hasta
ahora la impresión e inyección de dinero de las operaciones de flexibilización
cuantitativa por la Reserva Federal, sólo han ayudado a que el dinero se
canalice dentro del circuito financiero: se vuelven a inflar los precios de las
acciones en Wall Street y aumenta la burbuja de los derivados de crédito,
posponiendo el ajuste financiero con la realidad, aumentando las presiones
inflacionarias y preparando el camino para crisis mayores en el futuro.
De
nuevo a las previsiones de Marx.
A
mediados de siglo XIX, Marx había advertido sobre lo absurdo de una
transformación del capital total en capital dinerario, anulando la intervención
de capitalistas que compren y valoricen los medios de producción: “Esto encierra
la insensatez aún mayor de que, sobre la base del modo capitalista de
producción, el capital arrojaría un interés sin actuar como capital productivo,
es decir sin crear plusvalor, del cual el interés sólo constituye una parte;
que el modo capitalista de producción seguiría su curso sin la producción
capitalista”/26. Y aquí Marx advertía cuales serían las consecuencias prácticas
de un desatino de esa naturaleza: ““Si una parte desproporcionadamente elevada
de los capitalistas transformase su capital en capital dinerario, la
consecuencia sería una enorme desvalorización del capital dinerario y una
tremenda caída del tipo de interés…”/27. Como aconteció en 2007-2008.
Derivados:
el corazón de las tinieblas.
En la
ideología capitalista, los inversores deberían en principio asumir la
responsabilidad de sus propios errores. Si confiaron en la burbuja accionaria,
inmobiliaria o en los derivados de crédito, pues bien, la consecuencia es
perder sus inversiones. Pero cuando esta liberalidad de las operaciones financieras
conduce a vaciamiento de bancos, a quiebras, o crisis financieras nacionales o
globales, los Estados se transforman en generosos salvadores de la integridad y
la liquidez de las instituciones financieras sin importar en absoluto el costo
que esto signifique para los contribuyentes. En estos casos la “mano invisible
del mercado” deja paso al dispendioso brazo de la intervención estatal
neoliberal. Para los millones de trabajadores que pierden su trabajo y pasan a
ser parte de los excluidos o se someten a ocupaciones con condiciones
degradantes, la “mano invisible del mercado” empuña una guadaña.
La crisis
del Capital tiene muchas aristas y su “corazón de las tinieblas” es un enorme
globo de derivados de crédito, que el gobierno estadounidense está decidido a seguir inflando en Wall
Street y que es, junto a su aparato de guerra, el amenazante respaldo de la
economía del imperio.
*****
Notas:
1/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7, p 452 Siglo XXI editores, México,
1/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7, p 452 Siglo XXI editores, México,
2/ Joseph Massie (?-1784) primero, y luego de él,
David Hume (1711-1776),
3/ Karl Marx, Grundrisse, tomo 1 p. 259, México,
Siglo XXI editores,
4/ El término Nueva Economía fue acuñado por el
economista Brian Arthur aunque fue popularizado principalmente por Kevin Kelly,
el editor de la revista “Wired”. Este término fue creado a finales de los años
90 para describir la evolución económica desde una economía basada
principalmente en la fabricación y la industria a una economía basada en el
conocimiento, en Estados Unidos y otros países desarrollados, debido en parte a
los nuevos progresos en tecnología y a la globalización. En ese momento,
algunos ilusos analistas entendieron que este cambio en la estructura económica
había creado un estado de crecimiento constante y permanente, de desempleo bajo,
y relativamente inmune a los ciclos macroeconómicos de auge y depresión. Las
empresas Puntocom eran las estrellas de esta “novedad” económica. La recesión
de 2001 y la debacle del 90% de las Puntocom desacreditó los delirios
optimistas de sus inventores. La crisis global iniciada en 2007-2008 terminó de
enterrar esta “teoría”.
5/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p.512.
6/ Federico Engels en El Capital, Tomo III, Vol. 7, p
521, citando a James William Gilbart, The History and principles of Banking
Londres, 1834.
7/ Karl Marx El Capital, Tomo III, Vol. 7, p. 512 - 513,
citando a William Leatham (banquero de Yorkshire) Letters on the Currency 2da.
edición, Londres, 1840
8/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p. 601.
9/ The Economist, editorial 06 12 2008.
10/ Marco Antonio Moreno ¿Qué son los CDS (Credit
Default Swaps)? El blog Salmon.
11/ Henry Paulson fue director ejecutivo de Goldman
Sachs. Se unió al banco en 1974, se convirtió en socio en 1982 y en socio
director de la oficina de Chicago en 1988. De 1990 a noviembre de 1994, fue
co-director de Banca de Inversión y, a continuación, Director de Operaciones,
de diciembre de 1994 a junio de 1998, cuando sustituyó a Jon Corzine (actual
gobernador de New Jersey) como director ejecutivo de Goldman Sachs. Antes de
asumir como Secretario del Tesoro, debió vender todas sus acciones en Goldman
Sachs, de conformidad a disposiciones legales. La venta de dichas acciones
incluía impuestos diferidos, con una compensación de casi 200 millones de
dólares en beneficios fiscales. Esto dio lugar a suspicacia sobre sus
verdaderos motivos para unirse al gobierno.
12/ Holman W. Jenkins Jr Goldman Sachs, una historia
de amor y odio. Wall Street Journal online,
octubre 2009.
13/ Holman W. Jenkins Jr en Wall Street Journal. Ibíd.
14/ J.L. Berterretche Wall Street: otra vez las mismas
artimañas
15/ Jenny Anderson, Wall Street Pursues Profit in Bundles
of Life Insurance The New York Times, 5 de setiembre de 2009.
16/ Jenny Anderson, ibíd.
17/ Ver reporte en Bank For International Settlements,
noviembre 2011 :
18/ El Blog Salmon. Weblog colectivo dedicado a la
economía, las finanzas y el mundo de la empresa.
19/ El Blog Salmon, Ibíd.
20/
Oficina de Contralor de Divisas (Comptroller of the Currency Administrator of
National Banks) OCC’s Quarterly Report on Bank Trading and Derivatives
Activities Second Quarter 2011
21/ El blog Salmon. Ibíd.
22/ El esquema Ponzi es una operación fraudulenta de inversión del
tipo esquema en pirámide que promete el pago de rendimientos anormalmente altos
a los inversores a costa del dinero pagado por los inversores que van llegando
posteriormente. Sin invertir el dinero recibido en ningún negocio real. El
nombre del esquema proviene de un criminal financiero ítalo-americano Charles
(Carlo) Ponzi, autor de un gigantesco fraude en Estados Unidos en la década de
1920, por el cual consiguió tener mayor repercusión de que otros fraudes
similares anteriores. La estafa de Bernard Lawrence "Bernie" Madoff
tuvo el mismo esquema: el fraude alcanzó los 50.000 millones de dólares, lo que
lo convirtió en el mayor fraude llevado a cabo por una sola persona. El 29 de
junio de 2009 Madoff fue sentenciado a 150 años de prisión. Los derivados de
crédito que no son más que capital ficticio que paga los intereses a los
inversores con la creación y venta de nuevos productos financieros ficticios,
funciona con el mismo esquema... hasta el colapso de “confianza” como en 2007-2008.
Se trata de una burbuja de capital ilusorio que crece indefinidamente... hasta
estallar en pedazos.
23/
Matthew Cardinale, First Federal Reserve Audit Reveals Trillions in Secret
Bailout Inter Press Service, Common Dreams, August 28 2011.
24/ La versión completa del informe de la GAO puede consultarse en
: http://www.gao.gov/new.items/d11696.pdf
25/ Todos los entrecomillados pertenecen al informe del senador Bernie Sanders. Elegido como senador en el 2007 con un 65 % de los votos, un aluvión electoral muy poco frecuente en la política de ese país, fue apoyado por diversos movimientos sociales y pequeñas organizaciones políticas de Vermont. Ver sus declaraciones en: http://sanders.senate.gov/newsroom/news/?id=9e2a4ea8-6e73-4be2-a753-62060dcbb3c3
26/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p 483 Ibíd.
25/ Todos los entrecomillados pertenecen al informe del senador Bernie Sanders. Elegido como senador en el 2007 con un 65 % de los votos, un aluvión electoral muy poco frecuente en la política de ese país, fue apoyado por diversos movimientos sociales y pequeñas organizaciones políticas de Vermont. Ver sus declaraciones en: http://sanders.senate.gov/newsroom/news/?id=9e2a4ea8-6e73-4be2-a753-62060dcbb3c3
26/ Karl Marx, El Capital, Tomo III, Vol. 7 p 483 Ibíd.
27/ Ibíd. p 542.
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NOTA.- Qué es el Capital ficticio.-
Capital en forma de títulos de valor, que
proporcionan un ingreso a quien lo posee. El estudio de la categoría capital ficticio, en El Capital de Marx, representa un
importante asidero teórico para la comprensión del capitalismo contemporáneo;
por tanto, la finalidad última de este
trabajo no está en “reestructurar” las determinaciones del capital ficticio,
en el marco de aquél capitalismo de mediados del siglo XIX, sino más bien, en
proveer, siguiendo a Marx un marco
teórico que nos permita acercarnos al capitalismo transnacional y a sus
determinaciones esenciales. Sin embargo, iniciar
un estudio crítico de la categoría
capital ficticio y su aplicación en el desarrollo ulterior del capitalismo
es una meta que desborda el objetivo mínimo de este artículo; a saber analizar el
capital ficticio como expresión de la evolución (metamorfosis) de las
relaciones de producción capitalista. El capital ficticio son los títulos de valor – acciones, obligaciones de las empresas
capitalistas y de los empréstitos del Estado, cédulas de imposición de los
bancos hipotecarios – carecen de todo valor intrínseco. Esos títulos son un testimonio de que se ha
concedido dinero en préstamo o para crear una empresa capitalista; por este
motivo confieren a su poseedor el derecho de percibir regularmente plusvalía,
creada en el proceso de producción capitalista.
El poseedor de acciones recibe
por ellas, anualmente, un ingreso en forma de dividendo y el poseedor de
obligaciones lo recibe en forma de intereses. El movimiento de tales títulos de valor se
efectúa en la Bolsa de Valores.
A diferencia del capital real invertido en las diferentes ramas de
la economía, el capital ficticio no constituye una riqueza real y por este motivo
no desempeña función alguna en el proceso de la reproducción capitalista. Su carácter ilusorio se descubre con
singular nitidez durante las quiebras bursátiles, cuando las acciones y las
obligaciones se desvalorizan en muchos
miles de millones de unidades monetarias, pese a que con ello la riqueza
social efectiva no disminuye en lo más mínimo. Por otra parte la suba o la baja
del precio de venta de las acciones y obligaciones, la especulación con unas y
con otras, constituyen un medio eficaz
para que la gran burguesía se enriquezca a costa de la ruina de los
tenedores pequeños y medios de títulos de valor. Con el desarrollo del capitalismo, el capital ficticio se incrementa más
rápidamente que el capital real. Se debe ello, al amplio desarrollo que
alcanzan las empresas capitalistas en forma de sociedades anónimas, al crecimiento de los ingresos percibidos
por los títulos de valor debido al aumento de las ganancias monopolistas y
a la reducción de la cuota de interés de préstamo, así como también al aumento
de la deuda del Estado. El capital ficticio
crece con singular rapidez en la etapa actual del desarrollo capitalista.
Ello es un exponente del proceso en virtud del cual prosigue la concentración
de la riqueza de
la sociedad capitalista en la oligarquía financiera y se intensifica el
carácter parasitario del capitalismo.
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