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Una paradoja muestra
el absurdo del estrangulamiento económico de la austeridad: el déficit fiscal
italiano es menor que el de la mayoría
de los 17 países de la Eurozona, incluidos
Francia y Holanda. Según el think tank Capital Markets, una prolongación de la
actual crisis llevará rápidamente las tasas de interés al insostenible 7
por ciento y a un rescate. La primera reacción de los mercados fue una abrupta
caída de las acciones de los bancos europeos (principales acreedores de deuda
soberana europea): el Deutsche perdió un 5 por ciento de su valor; el Barclays,
un 4 por ciento. El año pasado, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, calmó las aguas de la
Eurozona diciendo que haría “todo lo necesario” para salvar el euro. El rescate
de Italia –tercera economía de la Eurozona– pondría a prueba esta voluntad
política. Pero la crisis italiana profundizará además los problemas que están
experimentando los programas de ajuste de los otros países.
Esta semana la Troika
discute la marcha del programa de rescate de 78 mil millones de euros acordado con el gobierno portugués en 2011. La coalición de centroderecha, que
consiguió el año pasado que se relajaran los plazos para la reducción del
déficit fiscal, buscará una segunda extensión de las fechas. La razón es simple. Según cálculos
oficiales, la economía se achicará por tercer año consecutivo en 2013 (un
dos por ciento) y el desempleo superará el 17 por ciento. Un duro editorial del
diario opositor Público puso los puntos sobre las íes. “Portugal entró en un
ciclo recesivo que no tiene salida a la vista. Las metas fiscales son inalcanzables. Las condiciones sociales se han
deteriorado y la democracia misma está sufriendo. Este programa no sirve.” En España el número de bancarrotas
aumentó en un 40 por ciento en el último trimestre del año pasado y el Producto Interno Bruto (PIB) cayó en un
0,7 por ciento. El desempleo es del 26 por ciento, unos seis millones de
personas. Los cálculos del FMI y el sector privado para la economía
de este año coinciden en que continuará la recesión y sólo discrepan en su
profundidad, que sitúan entre una caída
del 1,5 por ciento (FMI) y 2,2 por ciento (Citibank). Con estos datos, y
sin crecimiento a la vista, no sorprende que las metas fiscales pactadas por el
gobierno del atribulado Mariano Rajoy hayan volado por la ventana y que haya
acordado una extensión de un año para conseguir la meta de un déficit por
debajo del 3 por ciento a fines de 2014, meta que parece tan “inalcanzable” como las que criticaba el
editorial de Público en Portugal.
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El chatarrero Giorgos con su almuerzo de pan y queso en una plaza de Atenas.
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Marcha atrás
para las economías de la Eurozona.
Las cuentas de
España, Portugal, Irlanda, Grecia ponen en cuestión las políticas de
austeridad.
*****
Francia, segunda economía de la región, se sumó la semana pasada al
creciente grupo de países europeos que pidió una extensión en el plazo para
achicar su déficit fiscal. Señales de que la receta no está dando resultados.
Marcelo Justo
Desde
Londres. Página /12 sábado 2 de marzo del 2013.
El claro “no” a la austeridad que salió de las urnas en Italia corre
paralelo al “no” de las cuentas de Portugal, España, Grecia y la República de
Irlanda, obligados a extender o reestructurar los plazos pactados con la Troika
(Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) ante
el fracaso de los programas de ajuste. La misma Francia, segunda economía de la
Eurozona, solicitó la semana pasada a la Comisión Europea una extensión del
plazo para achicar su déficit fiscal. Para el griego Costas Lapavitsas, autor
de Crisis in the Eurozone y catedrático de Economía de SOAS, Universidad de
Londres, la elección italiana es una excelente noticia. “Da una esperanza para
un camino alternativo y deja al desnudo el fracaso político de la Troika y de
Alemania”, señaló a Página/12.
Italia colocó este miércoles unos 6500 millones en bonos, pero tuvo que
pagar un 4,83 por ciento, el interés más alto desde octubre de 2012. Con el
correr de los días, la impasse política y los problemas económicos aumentarán
la presión sobre el pesado programa de vencimientos de deuda que tendrá el
futuro gobierno. El año pasado la economía cayó un 2,2 por ciento, más de cien
mil pequeñas empresas cerraron sus puertas, el desempleo hoy es del 10 por
ciento y la deuda es la segunda de la Eurozona, después de Grecia.
Una paradoja muestra el absurdo del estrangulamiento económico de la
austeridad: el déficit fiscal italiano es menor que el de la mayoría de los 17
países de la Eurozona, incluidos Francia y Holanda. Según el think tank Capital
Markets, una prolongación de la actual crisis llevará rápidamente las tasas de
interés al insostenible 7 por ciento y a un rescate. La primera reacción de los
mercados fue una abrupta caída de las acciones de los bancos europeos
(principales acreedores de deuda soberana europea): el Deutsche perdió un 5 por
ciento de su valor; el Barclays, un 4 por ciento.
El año pasado, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario
Draghi, calmó las aguas de la Eurozona diciendo que haría “todo lo necesario”
para salvar el euro. El rescate de Italia –tercera economía de la Eurozona–
pondría a prueba esta voluntad política. Pero la crisis italiana profundizará
además los problemas que están experimentando los programas de ajuste de los
otros países.
Esta semana la Troika discute la marcha del programa de rescate de 78
mil millones de euros acordado con el gobierno portugués en 2011. La coalición
de centroderecha, que consiguió el año pasado que se relajaran los plazos para
la reducción del déficit fiscal, buscará una segunda extensión de las fechas.
La razón es simple. Según cálculos oficiales, la economía se achicará por
tercer año consecutivo en 2013 (un dos por ciento) y el desempleo superará el
17 por ciento. Un duro editorial del diario opositor Público puso los puntos
sobre las íes. “Portugal entró en un ciclo recesivo que no tiene salida a la
vista. Las metas fiscales son inalcanzables. Las condiciones sociales se han
deteriorado y la democracia misma está sufriendo. Este programa no sirve.”
En España el número de bancarrotas aumentó en un 40 por ciento en el
último trimestre del año pasado y el Producto Interno Bruto (PIB) cayó en un
0,7 por ciento. El desempleo es del 26 por ciento, unos seis millones de
personas. Los cálculos del FMI y el sector privado para la economía de este año
coinciden en que continuará la recesión y sólo discrepan en su profundidad, que
sitúan entre una caída del 1,5 por ciento (FMI) y 2,2 por ciento (Citibank).
Con estos datos, y sin crecimiento a la vista, no sorprende que las metas fiscales
pactadas por el gobierno del atribulado Mariano Rajoy hayan volado por la
ventana y que haya acordado una extensión de un año para conseguir la meta de
un déficit por debajo del 3 por ciento a fines de 2014, meta que parece tan
“inalcanzable” como las que criticaba el editorial de Público en Portugal.
Otro de los rescatados de la Eurozona a cambio de un duro ajuste, la
República de Irlanda, tiene el déficit más alto de la Eurozona (8 por ciento) y
acaba de reestructurar la deuda de sus bancos. Por su parte, Grecia está en su
quinto año de recesión, con un desempleo del 30 por ciento luego de dos
rescates con recetas de austeridad. Según Costas Lapavitsas, la contracción
griega es superior a la experimentada por Argentina en la implosión económica
de 2001. “La contracción este año en Grecia va a ser peor que la que se vivió
en el momento de la disolución de la convertibilidad”, indicó a Página/12.
Si a nadie le sorprende la situación griega, la de Francia en cambio
causa consternación. La semana pasada el gobierno de François Hollande le pidió
a Bruselas un año adicional para cumplir con su compromiso de que el déficit
esté por debajo del 3 por ciento. La respuesta del presidente del Banco Central
Alemán, Jens Weidman, fue negativa. “Estamos ante una crisis de confianza en
las reglas fiscales de Europa. Es importante que los países fuertes de la
Eurozona den un mensaje claro al respecto”, indicó Weidman.
En esto el mensaje de Alemania ha sido consistente. Pero con encuestas
complicadas para la reelección de Angela Merkel en los comicios de septiembre,
con una economía que se contrajo en el último trimestre del año pasado, con una
cumbre europea en marzo, con diferencias en el interior mismo de la Troika y el
susto que causa la posible aparición de otros Beppe Grillo en la Eurozona, la
presión está creciendo para que haya un cambio al menos en el discurso. Según
otro think tank, la Lombar Street Research, el mensaje de Grillo es inequívoco.
“Se puede decir que son políticas populistas, pero eso es lo que se logra
cuando uno intenta luchar contra la depresión económica sólo con la
austeridad”, indicó
a The Guardian el analista Dario Perkins.
Miles de jóvenes en España, en un sólo día, "luchan" por tener trabajo.
***
En Europa el desempleo bate nuevos records.
Con Grecia y España
a la cabeza, falta de trabajo para los jóvenes.
El desempleo volvió a aumentar en enero en la Zona Euro y en la UE y
alcanzó nuevos máximos históricos, una situación que la Comisión Europea (CE)
calificó ayer de tragedia y por la que urgió a los Estados miembros a tomar
medidas, en especial sobre empleo juvenil. Tras estabilizarse en el último
trimestre de 2012, la tasa de desempleo creció una décima en enero en ambas
zonas y se situó en 11,9 por ciento en la Eurozona y en 10,8 por ciento en los
Veintisiete, según los datos publicados ayer por la oficina comunitaria de
estadística.
En España, el desempleo también aumentó una décima y se situó en 26,2
por ciento, lo que supone la segunda mayor tasa de la UE y sólo por detrás de
Grecia, con el 27 por ciento, según los últimos datos disponibles de noviembre.
El comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, Laszlo Andor,
calificó estos niveles de desempleo de inaceptables y de “tragedia para Europa”
y dijo que las cifras señalan lo sería que es la crisis en algunos países de la
Zona Euro”.
En un comunicado, Andor urgió a los Estados miembros a “movilizar todos
los instrumentos disponibles para crear empleo y volver al crecimiento
sostenible” y pidió un apoyo particular para los jóvenes, cuyo riesgo de quedar
desempleados es 2,5 veces mayor al del resto de la población activa. El
comisario destacó la necesidad de que los países apliquen la “garantía
juvenil”, una medida respaldada el jueves por los Veintisiete para garantizar
que todos los menores de 26 años tengan una oportunidad de empleo, formación o
prácticas en un máximo de cuatro meses tras terminar sus estudios o quedarse
parados. No obstante, señaló que esta iniciativa es sólo parte de lo que se
puede hacer y subrayó la necesidad de “seguir trabajando junto a los países
para evitar que haya una generación perdida por un desastre económico y
social”.
La tasa de paro entre los menores de 25 años se situó en enero en el
24,2 por ciento en la Zona Euro y en el 23,6 por ciento en la UE, lo que supone
aumentos anuales de 2,3 y 1,2 puntos respectivamente.
El número de jóvenes desempleados europeos asciende ya a 5,73 millones
en toda la UE (264.000 más que un año antes), de ellos 3,64 millones en la Zona
Euro (295.000 más), según datos de Eurostat.
Las tasas más altas de desempleo juvenil se registraron en Grecia (59,4
por ciento, según datos de noviembre), España (55,5 por ciento) e Italia (38,7
por ciento), frente a las más bajas de Alemania (7,9 por ciento), Austria (9,9
por ciento) y Holanda (10,3 por ciento). El número total de desempleados en la
UE ascendió en enero a 26,2 millones, de los cuales 18,99 millones corresponden
a la Zona Euro, lo que supone aumentos de 222.000 y 201.000 personas
respectivamente en comparación con diciembre, según las estimaciones de la
oficina comunitaria de estadística. Durante el 2012, la tasa de desempleo acumuló una subida de 1,1
punto en los socios de la moneda única de la UE.
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