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En
el campo de la sociología del cuerpo, los espacios de análisis han transitado
por la actitud corporal, los
ademanes, la vestimenta, actos comportamentales, expresiones del gesto, timbre
de voz y otras esferas que son propias de los hombres que conforman los ámbitos
socio genético y psicogenético. Sin
embargo, los avances en la Sociología incorporan otros terrenos que
competen al lenguaje y el discurso,
hasta quedar estructurado el cuerpo como un territorio donde el dolor, la maldad, el odio, el malestar, la
tensión, el signo y la política encuentran un espacio de expresión en quién lo
habita y quién lo enajena. Desde esa
perspectiva, sería plausible observar en
los cuerpos cómo se expresa el malestar social y la crisis de relaciones
sociales, a partir de considerar que el problema de la expropiación del
poder del cuerpo o del dominio del cuerpo, se produce porque históricamente se
constituye un ámbito de relaciones
sociales que visibiliza eso y el
otro ámbito de relaciones sociales que lo obstaculiza.
El cuerpo contiene subjetividad, ideas,
racionalidad, intencionalidad, sentido y pertenencia a un territorio; nombre, apellido, ideología y es un banco de
conocimiento. Ese cuerpo al construir vínculos afectivos, identitarios o
axiológicos crece, expande sus fronteras y es blanco de políticas públicas,
como de reconocimiento, simpatía, identidades colectivas hasta llegar a ser
una tipología de cuerpos acorde a las relaciones
sociales prevalecientes que al crecer y consolidarse, dan base para una
corporeidad culturalmente hegemónica. Lo
interesante del cuerpo es que es el núcleo residente de emociones,
sensaciones donde el pudor, la
vergüenza, el dolor y las alegrías son construcciones sociales que derivan
de procesos socio-económicos, políticos y mentales… De ahí que todo cuerpo ocupa un lugar-tiempo, moldeado por las
relaciones sociales que lo disciplinan, lo agreden, lo ajustan pero también internaliza ideas, lo desarma y
arman instintos, pasiones, valores que son inculcados a través de pautas de
comportamiento, de un cuadro axiológico o sentidos que aparecen como normales o aun
sanciones, pero socialmente aceptadas o compartidas.
“Investigación Social del Cuerpo
y las Emociones”.- Las exigencias actuales emanadas de las crisis capitalistas
obligan a una producción de cuerpos ajustados a ideales requeridos para
complejas competencias. El cuerpo
deviene objeto político de la realidad general de las sociedades modernas y
lo particular de un individuo que se presenta al mundo para relacionarse e
interactuar. El cuerpo muestra la
operación racional del poder donde confluyen religión y política, para
llenarlo de contenido metafísico en su posibilidad de experimentar el mundo.
Dicha racionalidad también opera en las prácticas de violencia política
definidas en experiencias inscritas en un Estado que castiga, masacra, extermina; la
eficacia de la barbarie organizada ha precisado del sufrimiento y del dolor de
los cuerpos; las emociones que lo invaden
para enfrentar su reducción a objeto biológico, las que lo seducen en su permeable
intimidad como mercancía”. Objetivo principal, tener una mirada desde distintas
“disciplinas, examinar al cuerpo como
objeto y sujeto de la investigación y la reflexión social. Para ello se le
abordará desde teorías clásicas y contemporáneas con el objetivo de examinar
problemas sociales, políticos, económicos, estéticos que le atañen y proponer herramientas
de investigación para explorarlo y analizar las prácticas que lo involucran. Reflexionaremos reconociendo el carácter
corpóreo en nociones como moral, racionalidad, biopoder, habitus; en
teorías feministas y de género. Las perspectivas del racismo, la medicina, el
derecho, la estética, el sufrimiento y el castigo contribuirán a develar, entre
otros, aspectos del cuerpo como carne,
origen, sexo, sufrimiento, dolor y vergüenza; como espacio productor de
significaciones, del individuo obsesionado por su forma, color, tamaño o edad
para someterlo a las variaciones del medio, a las prácticas de la sociedad normalizadora,
forjándolo como huella de lo ineludible. Universidad de Chile.
/////
Las garras del imperialismo y las más sofisticadas formas de dominación, explotación, destrucción de sociedades, violación permanente de los derechos humanos e imposición burda y salvaje de democracia "novelada" y mediática.
***
SOCIOLOGÍA DEL CUERPO.
“De la violencia física a la violencia
simbólica”. “La jaula digital”.
*****
Robinson Salazar.
Universidad Autónoma de Sinaloa/México.
rcci.net/globalización. Marzo del
2013.
INTRODUCCIÓN.
El cierre de ciclo del Siglo XX encapsuló la certidumbre, todos los esfuerzos, avances científicos, los logros de las luchas políticas y las instituciones que el Estado fue creando para ofrecer un ambiente de seguridad y bienestar en lo posible fue abortado con el advenimiento del Siglo XXI, cuyo binomio Globalización de mercados y modelo neoliberal desarticuló todo el armazón que sostenía la certeza, sembró en la subjetividad colectiva la sensación de una levedad en grandes segmentos sociales. Las acciones improntas despacharon por la borda la construcción de sentido, los hechos significativos de la vida que fueron elementos coadyuvantes para armar el entramado de la sociedad, tales como la amistad, el amor, las solidaridades, el lazo social, la convivencia comunitaria, la familia, el cuadro axiológico en su conjunto, fueron desvaneciéndose ante la fuerza demoledora de la ideología del consumo, la individualidad, la competencia y la libertad basada en el dinero.
El cierre de ciclo del Siglo XX encapsuló la certidumbre, todos los esfuerzos, avances científicos, los logros de las luchas políticas y las instituciones que el Estado fue creando para ofrecer un ambiente de seguridad y bienestar en lo posible fue abortado con el advenimiento del Siglo XXI, cuyo binomio Globalización de mercados y modelo neoliberal desarticuló todo el armazón que sostenía la certeza, sembró en la subjetividad colectiva la sensación de una levedad en grandes segmentos sociales. Las acciones improntas despacharon por la borda la construcción de sentido, los hechos significativos de la vida que fueron elementos coadyuvantes para armar el entramado de la sociedad, tales como la amistad, el amor, las solidaridades, el lazo social, la convivencia comunitaria, la familia, el cuadro axiológico en su conjunto, fueron desvaneciéndose ante la fuerza demoledora de la ideología del consumo, la individualidad, la competencia y la libertad basada en el dinero.
No hubo campo de las emociones del cuerpo que no fueran atendidas por la
ideología del poder plutocrático, que desde los centros de operaciones
habilitaron los resortes y estrategias para incidir de maneras rotunda en el
pensamiento, propagaron sobre la amplia capilaridad social un modelo de
producir pensamiento seductor y sin complejidad, donde lo instantáneo evita
construir procesos, indagar el pasado, revisar articulaciones y lógicas de
encadenamiento. La síntesis es lo más importante dado que es el producto que no
tiene explicación y atrae la atención de todos por los atributos que ofrece,
sin embargo su vida está periodizada porque dentro de poco, en otro instante,
será remplazado por otra síntesis o producto de mayor velocidad, utilidad y
propiedades novedosas. La duración deja de ser un valor y se constituye en un
defecto.
Es un modelo de pensamiento que desecha, remplaza, destruye y consume con voracidad lo nuevo, no le da importancia a lo sustituido, porque el pasado no tiene significancia y el futuro es el presente prolongado de acuerdo con el horario que tenga internalizado el actor en su vida cotidiana, porque el largo plazo fue desconectado de su laboratorio de ideas y por vez primera, los modelos adelantan el calendario y lo acomodan de tal forma que hacen pensar que puedes vivir el futuro antes de que llegue.
Es un modelo de pensamiento que desecha, remplaza, destruye y consume con voracidad lo nuevo, no le da importancia a lo sustituido, porque el pasado no tiene significancia y el futuro es el presente prolongado de acuerdo con el horario que tenga internalizado el actor en su vida cotidiana, porque el largo plazo fue desconectado de su laboratorio de ideas y por vez primera, los modelos adelantan el calendario y lo acomodan de tal forma que hacen pensar que puedes vivir el futuro antes de que llegue.
Torcieron la historia a su antojo, el tiempo perdió la batalla, todo es
inmediato y la búsqueda del éxito abrió la competencia de manera desordenada,
sin mediar preparación ni objetivos; lo importante es ganar dañando a todos y
trascender sin conocer hasta dónde.
El nuevo individuo con estas debilidades y sin soporte social, fue
blanco de certeros mensajes mediáticos, vulnerable en su condición humana,
punto de atracción para aplicar violencia física y simbólica y destino del
miedo y terror.
Ahora bien, en una sociedad desvertebrada y quebrantada en sus hilos asociativos, el sujeto no suma, queda expuesto a los vendavales de los enemigos y su única herramienta de lucha es su cuerpo, mediante el cual exhibe sus prendas de vestir, joyas, colores y bellezas que el mundo del consumo le brinda, pero a su vez es el muro de contención de golpes, violencia física y psicológica, destino de los mensajes del miedo y el terror, blanco de estrategias intimidatorias y núcleo receptor de todas las vejaciones que pretendan infringir sobre él. La individualidad deja en indefensión absoluta al hombre, lo aísla de todo soporte y los otros lo ven, al momento que es ultrajado, como un cuerpo que recibe castigo o merecedor de su situación infausta porque trasgredió alguna norma vigente del Estado o quebró la débil línea de la convivencia social.
Ahora bien, en una sociedad desvertebrada y quebrantada en sus hilos asociativos, el sujeto no suma, queda expuesto a los vendavales de los enemigos y su única herramienta de lucha es su cuerpo, mediante el cual exhibe sus prendas de vestir, joyas, colores y bellezas que el mundo del consumo le brinda, pero a su vez es el muro de contención de golpes, violencia física y psicológica, destino de los mensajes del miedo y el terror, blanco de estrategias intimidatorias y núcleo receptor de todas las vejaciones que pretendan infringir sobre él. La individualidad deja en indefensión absoluta al hombre, lo aísla de todo soporte y los otros lo ven, al momento que es ultrajado, como un cuerpo que recibe castigo o merecedor de su situación infausta porque trasgredió alguna norma vigente del Estado o quebró la débil línea de la convivencia social.
Entonces vivir en el aislamiento nos deja en situación de riesgo
permanente, eres vulnerable ante los represores pero tus congéneres dudan de tu
reputación al momento que eres agredido, dado que el otro es ajeno o es visto
como un potencial agresor o transgresor del orden.
La tortura física en los calobozos de las dictaduras y de varios gobiernos "democráticos" como políticas de destrucción del ser humano y permanente violación de los Derechos Humanos.
***
DE LA VIOLENCIA FÍSICA A LA VIOLENCIA SIMBÓLICA.
La violencia física o simbólica a través de la historia siempre fue y
sigue percibiéndose como un acto bochornoso, abominable y censurable desde toda
perspectiva humana. Todo acto de violencia indica que se trata de un ejercicio
de coerción doloroso que experimenta un cuerpo ante la acción del ejecutor; el
actuar intencionalmente sobre el otro lleva y no cuenta con la anuencia de la
víctima, así que es un acto contra la voluntad del agredido.
Pero va más allá del acto de coerción, sino que tiene una finalidad, una
meta que puede ser la venganza, el odio, el desprecio, la obtención de un
beneficio económico y político o la ostentación del poder. Toda violencia busca
debilitar, reducir y doblegar al otro hasta conseguir un propósito, ya sea
moral, de honor o económico-político, pero el interés siempre está en la
expectativa del acto violento.
Existe la violencia física que es observable empíricamente a través de los golpes, lesiones en el cuerpo, muerte propinada, tortura, secuestro, entre otras; también hay espacio para la violencia simbólica que pasa por los mecanismos de vigilancia y control como le denominada Foucault en su memorable libro Vigilar y Castigar, donde el castigo y sadismo administrado en el Siglo XVIII, fue remplazado por el celo, la persecución, el miedo y el control del cuerpo, del individuo, lo que abrió el sendero de glorificar la violencia con ausencia de dolores visibles pero lesiones perdurables en el subconsciente de los hombres.
Existe la violencia física que es observable empíricamente a través de los golpes, lesiones en el cuerpo, muerte propinada, tortura, secuestro, entre otras; también hay espacio para la violencia simbólica que pasa por los mecanismos de vigilancia y control como le denominada Foucault en su memorable libro Vigilar y Castigar, donde el castigo y sadismo administrado en el Siglo XVIII, fue remplazado por el celo, la persecución, el miedo y el control del cuerpo, del individuo, lo que abrió el sendero de glorificar la violencia con ausencia de dolores visibles pero lesiones perdurables en el subconsciente de los hombres.
La violencia simbólica es más efectiva, aunque no es directa ni es
detectada por registros de golpes o lesiones, pero con el tiempo asume el papel
de violencia estructural porque poco a poco va filtrándose por la capilaridad
institucional, por los vasos comunicantes del Estado y trasciende por los
ramales que entroncan con los distintos segmentos de la sociedad. Es tan eficaz
que los individuos la asumen como algo natural, la legitiman con su aceptación,
no la cuestionan y, aunque impide que desarrollemos todas nuestras habilidades
y derechos humanos, es incuestionable por nuestras conciencias.
Hoy los dos tipos de violencias conviven, no se excluyen, antes por el contrario, son complementarias y ambas van dirigida al mismo objetivo. La violencia física está encargada de la agresión para provocar dolor y la violencia simbólica “desestructura la vertebración del pensamiento, construye escenarios de riesgos insertados en la subjetividad de los colectivos humanos. El objetivo es alterar los estados de ánimo en las personas que conduzcan a desordenarle las coordenadas que dan estabilidad a la vida cotidiana, puesto que la angustia, el temor y la sensación de estar en peligro los lleva a estados depresivos y de angustia colectiva”.
Hoy los dos tipos de violencias conviven, no se excluyen, antes por el contrario, son complementarias y ambas van dirigida al mismo objetivo. La violencia física está encargada de la agresión para provocar dolor y la violencia simbólica “desestructura la vertebración del pensamiento, construye escenarios de riesgos insertados en la subjetividad de los colectivos humanos. El objetivo es alterar los estados de ánimo en las personas que conduzcan a desordenarle las coordenadas que dan estabilidad a la vida cotidiana, puesto que la angustia, el temor y la sensación de estar en peligro los lleva a estados depresivos y de angustia colectiva”.
En el campo de la sociología del cuerpo, los espacios de análisis han
transitado por la actitud corporal, los ademanes, la vestimenta, actos
comportamentales, expresiones del gesto, timbre de voz y otras esferas que son
propias de los hombres que conforman los ámbitos socio genético y
psicogenético. Sin embargo, los avances en la sociología incorporan otros
terrenos que competen al lenguaje y el discurso, hasta quedar estructurado el
cuerpo como un territorio donde el dolor, la maldad, el odio, el malestar, la
tensión, el signo y la política encuentran un espacio de expresión en quién lo
habita y quién lo enajena.
Desde esa perspectiva, sería plausible observar en los cuerpos cómo se expresa el malestar social y la crisis de relaciones sociales, a partir de considerar que el problema de la expropiación del poder del cuerpo o del dominio del cuerpo, se produce porque históricamente se constituye un ámbito de relaciones sociales que visibiliza eso y el otro ámbito de relaciones sociales que lo obstaculiza.
Desde esa perspectiva, sería plausible observar en los cuerpos cómo se expresa el malestar social y la crisis de relaciones sociales, a partir de considerar que el problema de la expropiación del poder del cuerpo o del dominio del cuerpo, se produce porque históricamente se constituye un ámbito de relaciones sociales que visibiliza eso y el otro ámbito de relaciones sociales que lo obstaculiza.
El cuerpo contiene subjetividad, ideas, racionalidad, intencionalidad,
sentido y pertenencia a un territorio; nombre, apellido, ideología y es un
banco de conocimiento. Ese cuerpo al construir vínculos afectivos, identitarios
o axiológicos crece, expande sus fronteras y es blanco de políticas públicas,
como de reconocimiento, simpatía, identidades colectivas hasta llegar a ser una
tipología de cuerpos acorde a las relaciones sociales prevalecientes que al
crecer y consolidarse, dan base para una corporeidad culturalmente hegemónica.
Lo interesante del cuerpo es que es el núcleo residente de emociones, sensaciones donde el pudor, la vergüenza, el dolor y las alegrías son construcciones sociales que derivan de procesos socio-económicos, políticos y mentales… De ahí que todo cuerpo ocupa un lugar-tiempo, moldeado por las relaciones sociales que lo disciplinan, lo agreden, lo ajustan pero también internaliza ideas, lo desarma y arman instintos, pasiones, valores que son inculcados a través de pautas de comportamiento, de un cuadro axiológico o sentidos que aparecen como normales o aun sanciones, pero socialmente aceptadas o compartidas. 2
Lo interesante del cuerpo es que es el núcleo residente de emociones, sensaciones donde el pudor, la vergüenza, el dolor y las alegrías son construcciones sociales que derivan de procesos socio-económicos, políticos y mentales… De ahí que todo cuerpo ocupa un lugar-tiempo, moldeado por las relaciones sociales que lo disciplinan, lo agreden, lo ajustan pero también internaliza ideas, lo desarma y arman instintos, pasiones, valores que son inculcados a través de pautas de comportamiento, de un cuadro axiológico o sentidos que aparecen como normales o aun sanciones, pero socialmente aceptadas o compartidas. 2
TORTURA.
Ahora bien, si concebimos la tortura como el aniquilamiento del sujeto por parte de fuerzas represivas u opositoras a través de golpes, instrumentos sofisticados para producir dolor físico, vejación, destrucción anímica hasta llegar a punto de inflexión en la resistencia de la víctima, es el cuerpo y su contenido descrito, el blanco de toda acción violenta.
Ahora bien, si concebimos la tortura como el aniquilamiento del sujeto por parte de fuerzas represivas u opositoras a través de golpes, instrumentos sofisticados para producir dolor físico, vejación, destrucción anímica hasta llegar a punto de inflexión en la resistencia de la víctima, es el cuerpo y su contenido descrito, el blanco de toda acción violenta.
Los ataques físicos tienden a producir vivencias de aniquilamiento y
destrucción del esquema corporal, lo que implica una pérdida de reconocimiento
de la identidad personal. El objetivo es que la persona agredida se sienta
desindentificada consigo mismo, donde el vehículo que lo desconfigura es el
dolor y por tanto las consecuencias mismas en el cuerpo de él o de otros
torturados, tiene un mensaje que es: “así quedarás marcado por tu
comportamiento” o “así quedarás si no haces lo que te pedimos”.
La parte medular de un ejercicio de tortura es la vejación, donde el
primer paso es romper la vertebración valórica, esto es, desnudar a la víctima
para vulnerar la intimidad, sus secretos, su espacio privado resguardado ante
los ojos escrutadores del otro; al ser rasgado el velo queda expuesto al vacío,
la incertidumbre y al pudor devaluado. Aunado a todo esto está la deprivación
sensorial y motriz que funge como maquina demoledora del esquema de
resistencia, no sólo porque limita a la víctima a movilizarse o hacer sus
necesidades básicas fisiológicas y que aun peor, está atenida a los permisos
del custodio y vigilancia de su desnudez.
Es una situación que tiene el movimiento pendular entre la muerte y el
mañana; no sabe si vivirá el día siguiente, aunque en su mente tenga borrada la
temporalidad y espacialidad por el encierro, los golpes y pérdida del don de la
ubicuidad. Lo pendular es una ventana de soledad, aun si está en un recinto
acompañado. El desconocer al otro o a la intencionalidad o situación de quien
vive esta experiencia común, la confianza queda rota porque no se percibe como
un colectivo o producto social, sino como un individuo aislado, sin elementos
de defensa y expuesto a la fuerza del secuestrador y a los límites de tu
resistencia.
Todo esto orilla a destruir también la autoestima del secuestrado a
través de la humillación, vejación sexual, gritos, golpes, ofensas y culpabilidad
que le inculcan cada vez que sufre un dolor o tortura. La autoestima es la idea
de quién soy y mis valores que dan soporte a la idea de mí mismo. Es la
valoración que un sujeto posee de sí, desde una perspectiva psicoanalítica es
un producto de la relación entre el Yo y el ideal del Yo. Esto está conformado
de acuerdo con determinados valores a los que aspira cumplir el sujeto. El
resultado es traumático porque cae en el abismo de las depresiones, angustia y
hasta intento de suicidio por la desvalorización o denigración sufrida.
Otro aspecto que no podemos desdeñar es el silencio guardado una vez
liberados, que muchas veces es percibido como la prolongación del secuestro,
dado que no superan la experiencia registrada frente al horror infringido en su
cuerpo, pudor deshilado, la rabia contenida y rumiada en su resistencia
impotente, el desconcierto de tu pasado con el presente, el futuro como ser
vejado y resentido socialmente y la imposibilidad de ordenar todas las
vivencias, cargas de sentido y compartirla con alguien que guardará el secreto
o le ayude a dotarla de sentido. Es todo imposible por estar roto el lazo de
confianza, que es un mecanismo de reducción de la complejidad y de la
incertidumbre en la medida que abre caminos de diálogos, acompañamientos y
acciones conjuntas en el futuro. Es una apuesta hecha en el presente hacia el
futuro y fundamentada en el pasado; debido a que el cúmulo de experiencias
vividas y los beneficios obtenidos en lo personal y en el ámbito colectivo, son
tierra fértil para sostener la creencia de que confiar en otra persona en el
presente puede ser útil en el futuro.
Indudablemente, la confianza equivale a una suerte de cuenta corriente,
de la cual es posible gastar hasta un cierto monto, pero es necesario depositar
para evitar caer en la falta de fondos. Existe, por consiguiente, un cierto
umbral que, si es traspasado, conduce a la pérdida de confianza.3
No toda traición a la confianza conlleva a la desunión, todo reside en la
gravedad del incum-plimiento y capacidad de resarcir el daño con acciones
futuras de reconstrucción de confianzas deterioradas o lastimadas.
El silencio esconde sufrimiento y dolor, oculta verdades y es una
fortaleza íntima en el torturado que blinda sin palabras y oculta en el pasado
el rostro de la amargura. Especialistas en el tema de la tortura han señalado 4 posibles mecanismos que dan cuenta
del porqué del silencio:
1/ En la tortura, por el intenso y prolongado
dolor, se produce un shock neurogénico que conlleva a estados de inconsciencia
en diversos grados, desde la obnubilación (enturbiamiento y estrechamiento de
la conciencia) hasta el estupor (estado de inercia, vacío o suspensión de la
actividad psíquica). Esta situación afecta la memoria de fijación durante el
episodio traumático y la memoria evocativa subsecuente. Se produce así una
amnesia lacunar, con vacío de la memoria que puede persistir largo tiempo,
incluso de por vida. Posteriormente conlleva a situaciones esporádicas o
continuas de angustia.
2/ El ataque al cuerpo (trauma corporal) afecta el núcleo básico de la identidad que es el Yo-Corporal. La persona se encuentra en un estado de indefensión extrema que remite a las experiencias corporales primitivas de desamparo y desnudez. Es una regresión con secuela de escotomas en el registro de lo vivido.
2/ El ataque al cuerpo (trauma corporal) afecta el núcleo básico de la identidad que es el Yo-Corporal. La persona se encuentra en un estado de indefensión extrema que remite a las experiencias corporales primitivas de desamparo y desnudez. Es una regresión con secuela de escotomas en el registro de lo vivido.
3/ Produce una disociación esquizoide defensiva. La
disociación es un mecanismo de defensa características de los niveles mentales
más primitivos y son instrumentados frente a vivencias de aniquilación en actos
de tortura. La representación del propio cuerpo es escindida y proyectada al
exterior, “el cuerpo no me pertenecía”, la persona no es la misma que era antes
y no es siempre consciente de esta diferencia.
4/ Los sentimientos de pudor, vergüenza,
humillación, que dificultan la comunicación de lo ocurrido
durante la tortura, están vinculados a ciertas vivencias “intimas” en las que
queda comprometida la relación del Yo y
el Ideal del Yo, produce una fisura entre la imagen y la realidad de mi
cuerpo y desata los bloqueos del silencio. 4 Por lo anterior,
el silencio es un vestido protector que aparece por la quebradura de la cofia
que cubría el pudor y la vergüenza y jurídicamente es difícil contabilizar el
monto o dimensión del daño ocasionado al torturado porque muchos de los
sufrimientos y lesiones son de carácter psíquicos y quedan refugiados en el
rincón del silencio miedo o sepultado en la soledad del torturado.
En síntesis, la tortura, como actividad mafiosa, producto de la
debilidad estatal si hablamos de secuestros, pero terror si la practica el
Estado, busca lucrar, obtener información y silencio, doblega a las
comunidades, es eficaz como estrategia de intimidación y asegura la viabilidad
de un gran negocio (industria del secuestro) si está ligada a las trampas de la
corrupción. De todas maneras la tortura veja, lastima, destruye vectores de la
vida y obnubila a la victima para llevar a cabo una convivencia sana, pulveriza
su autoestima y deja como resultado un despojo humano sin horizonte en el
futuro.
El acoso sexual en el trabajo, como forma de dominación y destrucción del ser humano.
***
ACOSO LABORAL Y TORTURA PSICOLÓGICA.
La
destrucción del Estado por parte de los grandes poderes que dan soporte al
modelo neoliberal, no sólo pretendía desregular las economías nacionales, sino
que su ambición estaba por encima de lo meramente comercial, pretendía dominar
el mundo saqueando las riquezas del ente político a fin de evitar un proceso
político reversible. Esto es, si una fuerza política adversaria arribaba al
poder, no contaba con los recursos para sobrevivir, porque el Estado no tenia
activos públicos, tampoco suficiente dinero para dotar de certidumbre a la
sociedad. Un Estado en bancarrota, supeditado a los organismos y finanzas
internacionales no representaba ningún riesgo si lo gobernaba la izquierda,
derecha o cualquier fórmula política, dado que el capital está fuera de las
esferas pública y cuenta con una constelación de organismos multinacionales que
aíslan o boicotean todo intento emancipador desde el estado.
La formula
elaborada y puesta en práctica desnutrió al Estado para que no garantizara derechos,
des-ciudadanizara a la población, borrara de su imaginario los referentes
institucionales que avalaban los postulados de justicia necesarios para la
convivencia social y el desarrollo humano. Arrojaba al individuo a una
situación de inequidad, sin privilegios y expuesto a la inseguridad y abuso de
la autoridad despótica.
Así fue
asomándose el acoso laboral bajo la estrategia de la crisis económica que
sobresaltó los pronósticos por indisciplina fiscal, déficit presupuestario
excesivo, endeudamiento desproporcionado, insolvencia por falta de liquidez de
los bancos o desequilibrio en la balanza de pago y el comercio, escenario
caótico que conlleva a recortar derechos sociales, disminuir el salario, y
también desaparecer prestaciones sociales en aras de mantener la fuente
laboral.
Esta es una estrategia que a corto plazo genera riquezas a los empleadores, pero a mediano plazo las políticas de austeridad no son eficaces, son económicamente ineficientes. Permítame explicarme. ¿Qué pasa con las políticas de ajuste, de austeridad? Se reducen los salarios, se disminuyen las pensiones, se destruyen los servicios públicos. Todo ello desemboca en una contracción de la economía. La gente consume menos porque tiene menos poder adquisitivo. Entonces las empresas reducen su producción porque baja la demanda. Si se reduce la producción despiden a empleados, lo que aumenta la tasa de desempleo. Por consiguiente, el Estado tendrá que gastar más dinero en ayudas a los desocupados y tendrá menos ingresos puesto que los parados dejarán de pagar impuestos.5
Esta es una estrategia que a corto plazo genera riquezas a los empleadores, pero a mediano plazo las políticas de austeridad no son eficaces, son económicamente ineficientes. Permítame explicarme. ¿Qué pasa con las políticas de ajuste, de austeridad? Se reducen los salarios, se disminuyen las pensiones, se destruyen los servicios públicos. Todo ello desemboca en una contracción de la economía. La gente consume menos porque tiene menos poder adquisitivo. Entonces las empresas reducen su producción porque baja la demanda. Si se reduce la producción despiden a empleados, lo que aumenta la tasa de desempleo. Por consiguiente, el Estado tendrá que gastar más dinero en ayudas a los desocupados y tendrá menos ingresos puesto que los parados dejarán de pagar impuestos.5
Es ante
todo, entonces, un modelo de represión que busca con el miedo hacer que la
gente no proteste, no asita a las manifestaciones porque se va a encontrar con
problemas, y crea miedo entre los propios activistas porque se están jugando la
piel porque “vamos a ir por vosotros”. Se intenta separar la opinión pública
mayoritaria de los sectores más activistas, pero esto a veces les puede
funcionar y otras veces no y puede tener un efecto inverso al deseado. Hasta ahora
la represión ha sido tan desproporcionada que en algunos lugares ha detenido la
indignación, en otros han fracasado en su intento. 6
Es una
comunicación hostil, coactiva, sin reserva ética orientada de manera
sistemática por jefes de área de recursos humanos y empresarios hacia el grupo
o segmento de trabajadores, acosándolos psicológicamente hasta disminuirles su
potencial deliberativo; arrinconan sus espacios de cavilación, fragmentan las
ligas de diálogo, revientan las fibras de resistencia colectiva para encerrarlo
en un mutismo donde, intercambiar opiniones o argumentos con otro trabajador,
lo coloca en la bandeja de la vulnerabilidad y el despido. Es un estado de
indefensión absoluta, quebrando de entereza analítica y arrinconada bajo el
paraguas del acoso que poco a poco mina su capacidad de respuesta, pero ante
todo un estado anímico y de salud.
Millones de
trabajadores de diversos rincones del mundo están en situación de riesgo de
salud, producto de la estrategia del miedo, acoso y represión psicológica que
responde a la coerción adocenada que impera en los centros de trabajo. Y sólo
la han confrontado las movilizaciones, que de otra manera, es la estrategia de
persecución que desmonta derechos, aniquila los gremios sindicales, derrota la
movilización política y encierra en la jaula del mutismo a los que aceptan la
amenaza del desempleo.
Los miedos y el poder de los medios como parte del poder factico global.
***
LA
TORTURA PSICOLÓGICA DE LOS MEDIOS.
2001 fue el
inicio del Siglo XXI y también la nueva era de los medios en el campo de la
guerra, con las disputas por mantener incólume el modelo neoliberal. Las
incursiones que habían logrado en el terreno cultural, en los años 80 del Siglo
XX, fueron reforzadas al principio de la nueva centuria con el fin de convertir
a los medios de comunicación en la artillería de primera línea, cuyo fin es la
de desarticular las memorias colectivas, quitar el freno a la ambición
consumista, sembrar el escenario de mercancías descartables, liberar de toda
atadura la “libertad del mercado” y ante todo, obnubilar las mentes de los
pobladores de las ciudades y comunidades a donde los medios llegaran.
Algunos escritores le han denominado el Plan Cóndor mediático, dado que su incursión en la política fue y sigue apareciendo frontal, sin solapamiento ni hipocresía, aunque disfrazado con un vestido confeccionado con epidemia lenguaraz de independencia, imparcialidad y supuesto apego a la democracia. Esta es la era de la mentira y el ocultamiento de verdades que prevalecen en la realidad social.
Algunos escritores le han denominado el Plan Cóndor mediático, dado que su incursión en la política fue y sigue apareciendo frontal, sin solapamiento ni hipocresía, aunque disfrazado con un vestido confeccionado con epidemia lenguaraz de independencia, imparcialidad y supuesto apego a la democracia. Esta es la era de la mentira y el ocultamiento de verdades que prevalecen en la realidad social.
Indudablemente,
la asunción de los medios en la cadena de torturas fue posible porque los
grandes centros de poder tomaron conciencia que el Estado como ente político y
de cohesión social, entraba en una fase de implosión por la expansión del
capitalismo en su fase denominada globalización, cuyas frontera porosas fueron
desaforadas por diversos agentes: entre ellos las empresas multinacionales,
crimen organizado, guerras y las transacciones comerciales que dejaron sin
fuerza al Estado para vigilar su territorio. Pero aún hay más, con el
avasallamiento de los contagios de la globalización, incontrolable por los
mismos creadores y que idearon la construcción ideológica-política de Seguridad
Democrática, cuyo vector es situar la amenaza como cuña incómoda que
desestabiliza el sistema emocional y de equilibrio en cualquier persona.
La amenaza
es una representación, una señal o signo, una disposición, gesto o
manifestación que aparece en el subconsciente colectivo o individual, percibido
como el anuncio de una situación de riesgo, malestar, de inseguridad o deterioro
no deseado y además, que vulnera en quien lo percibe, la coraza de certeza y lo
pone en peligro absoluto y cercano a la muerte.
Es una
atmosfera de miedo perpetuo, de movilidad recortada, de ausencia de propiedad
sobre el espacio, temeroso del tiempo, ciego ante las oportunidades e
inflexible para articular posibilidades de escapatoria o nuevos escenarios. Es
una jaula de acero invisible que atrapa no sólo el cuerpo de las personas, sino
el pensamiento y la libertad de imaginar.
Las amenazas
son multivariadas, súbitas, atemporales y mortales; van desde el terrorismo,
revolución, limpieza social, crimen, contaminación, enfermedades desconocidas y
emergentes, crisis económica y alimentaria, de bienes de consumo como el agua,
energía, transporte, pandillas, vendetta, narcotráfico, militarismo,
envenenamiento nuclear, bombas entre otras, que son sobredimensionadas o
magnificadas por los medios para controlar estallidos sociales o reclamos
ciudadanos.
El sistema
emocional está secuestrado por la TV, periódicos, la Internet y la radio, cuyos
mensajeros actúan bajo la férula de los empresarios y magnates que controlan el
mundo y les interesa gobernar y dirigir el universo de los negocios bajo e
paraguas del caos. El caos es una forma de administrar la política de
dominación en la medida que mantienes influencia en los factores vitales que
mueven el mundo (economía, tecnología, armamento, recursos naturales
estratégicos y medios de comunicación) y los hace invisible ante los enemigos,
manipulando el comportamiento de cada uno de los elementos mencionados y
asignándole de manera irreal, trayectorias erráticas que descontrolan la
percepción de los adversarios y cargan de inseguridad al enemigo.
Entonces vivimos en un universo inestable, errático, con trayectorias inverosímiles que nos lleva a un estado de angustia, temor y tortura, toda vez que carecemos de la certeza necesaria para emprender una acción determinada. Sin la confianza pertinente, el perceptor de señales e información no cuenta con la disposición y voluntad para interactuar, ni tampoco puede compartir u opinar sobre los temores introyectados en la subjetividad, revelando así un estado de bloqueo en sus facultades asociativas y de dialogo con otros.
Entonces vivimos en un universo inestable, errático, con trayectorias inverosímiles que nos lleva a un estado de angustia, temor y tortura, toda vez que carecemos de la certeza necesaria para emprender una acción determinada. Sin la confianza pertinente, el perceptor de señales e información no cuenta con la disposición y voluntad para interactuar, ni tampoco puede compartir u opinar sobre los temores introyectados en la subjetividad, revelando así un estado de bloqueo en sus facultades asociativas y de dialogo con otros.
Alguna de
las veces despersonaliza afectando la paranoia y esquizofrenia como rasgos de
su personalidad; los actos compulsivos son frecuentes y la dársena de la
soledad le pide que ancle ahí los años de vida que le quedan. Ahora bien, los
medios de manera permanente nos dejan caer una lluvia de amenazas, cuyo proceso
de mentalización pasa por varias etapas. En la primera, se produce un derrumbe
de la organización mental cercana al pánico y terror. En la segunda, se busca
dar un nombre o encontrar signos mediante los cuales semantizar la manera de intentar
resolverla, evitarla e implementar sistemas defensivos para controlarla,
anularla. Luego en la etapa siguiente, se produce una oscilación entre
denegación y concientización, y en el mejor de los casos, se restablece una
organización vital cuyo eje ilusorio es impedir la efectivización de la
amenaza. Los mecanismos de adaptación imponen la vida a cualquier precio. Es
probable que éste sea el momento en el cual el agredido se entrega al agresor
en un intento de salvar su vida. Es también el momento de la creación de
baluartes o mitos que conllevan a la fatalidad.7
Las amenazas
suelen aparecer en coyunturas favorables para el gran capital y casi siempre
están cerca de procesos electorales riesgosos para los mercados, bajo el techo
de asonadas de movimientos sociales, decisiones de gobiernos con perfil
popular, insolvencia financiera de los bancos, instauración de una situación de
guerra, interés por militarizar regiones y privatizar recursos públicos. Justo
en esos contextos están las fuentes borboteantes de los miedos, temores y
amenazadas que torturan las subjetividades colectivas.
El carácter coyuntural, la incertidumbre que predomina en lo que va del Siglo XXI, el agotamiento del modelo neoliberal y la política guerrerista que el coloso del norte instrumenta, son los factores que torturan, en la medida que agotan la capacidad de resistencia de la humanidad; no hay lugar seguro, las confrontaciones bélicas aumentan, los actos homicidas súbitos, la crisis financiera que utilizan para desemplear y negar derechos. La tendencia incremental del crimen organizado nos pone en una nube que puede desprenderse en una lluvia que ahogue las pocas esperanzas ancladas en las comunidades y colectivos humanos.
El carácter coyuntural, la incertidumbre que predomina en lo que va del Siglo XXI, el agotamiento del modelo neoliberal y la política guerrerista que el coloso del norte instrumenta, son los factores que torturan, en la medida que agotan la capacidad de resistencia de la humanidad; no hay lugar seguro, las confrontaciones bélicas aumentan, los actos homicidas súbitos, la crisis financiera que utilizan para desemplear y negar derechos. La tendencia incremental del crimen organizado nos pone en una nube que puede desprenderse en una lluvia que ahogue las pocas esperanzas ancladas en las comunidades y colectivos humanos.
La certeza
ausente y la confianza deteriorada, nos deja sin una apuesta hecha en el
presente para afianzar el futuro, porque la ruptura del eje conectivo del
tiempo nos desalojó el pasado de la memoria. No hay referentes seguros de las
anteriores certezas que nos ayuden a otear la sociedad futura; tampoco un ideal
para luchar o un horizonte político y una ideología cimentada en hechos
históricos. Hoy quedamos huérfanos y toca luchar en medio de la oquedad de la
política, del vaciamiento de las instituciones y de la debilidad del estado.
Justo ahí, el mercado y su constelación de consorte como son los banqueros, los
medios, los partidos políticos, el sistema judicial y las organizaciones
internacionales, se juntan en forma de guirnalda y encapsulan las esperanzas y
siembran la incertidumbre y el caos.
La
desestructuración de la confianza fue el blanco de los medios, que descalabrada
al momento que irrumpieron en el cuerpo social para vejar y deteriorar las
comunidades y gremios; con la destrucción de las comunidades se atacó de manera
contundente la confianza, devenida de las relaciones sociales cargadas de
reciprocidades para intercambiar saberes, intereses y bienes. Si el marco de
interacción social está influenciado por el individualismo, el lucro, el
consumo y el hedonismo, la confianza se desvanece: las comunidades paralizan la
red de intercambios y la fragmentación aflora, hasta arrojar una comunidad
imaginaria pero que en la realidad es sólo un lote de fragmentos humanos que
viven pero no comparten.
Y así viven
miles de comunidades en la tortura de la inseguridad y la vocería de los
medios; se distingue claramente los miedos por el temor al crimen y a los
malhechores. Predomina la desconfianza en los demás y en sus intenciones, así
como también la actitud que niega o considera imposible tener fe en la
constancia y en la fiabilidad del compañerismo humano. Castel atribuye esta
situación al individualismo contemporáneo; sugiere que la sociedad de hoy, al
suprimir las comunidades y corporaciones estrechamente unidas, que antes, las
mismas leyes delimitaban y velaban por su cumplimiento, las sustituye ahora por
el deber de ocupase cada uno de sí mismo y de sus propios asuntos: se ha
edificado sobre el terreno pantanoso de la incertidumbre. En una sociedad de
este tipo es inevitable que la inseguridad y el temor a peligros acaben siendo
males endémicos. 8
Por
lo anterior, las vorágines que existe en la actualidad nos invita a vivir
inseguros, angustiados, presos de las noticias que alojan la incertidumbre en
el subconsciente y rodeados de desconocidos, sin un lazo social habilitado,
fragmentado en el ancho cuerpo del planeta y en permanente riesgo real o
imaginario, pero seguro de que nuestras vidas están en una situación de
peligro.
LA
VIDA INCONMENSURABLE Y LA TORTURA DE LA MUERTE.
Finalmente,
los miedos en los medios, han desnaturalizado la información; las fuentes de
opinión que se constituían en el fragor del debate público fue desalojada por
la pre-fabricada en gabinetes de empresarios y directores de noticias, ligados
a consorcios, grandes negocios y monopolios de la economía de portafolio, hasta
convertir la televisión en un medio con características de “jaula digital”
donde la realidad importa poco. Los intereses de las mayorías se invisiblizan,
las demandas populares son criminalizadas y el espacio público privatizado para
enjaular a la ciudadanía en los reductos del espacio privado y tenga como único
interlocutor a la caja de resonancia con sus mentiras y argumentos falaces que
desvertebran el pensamiento crítico.
La “jaula
digital” está diseñada de manera tal que busca ahuyentar toda crítica de la
mente de la audiencia; desmentaliza al auditorio, impone la imagen como único
recurso que remplaza el argumento y tiene mayor validez por el manipuleo que se
haga de ella. Conjeturar, sentar premisas, reflexionar y elaborar dilemas no es
oficio de un comunicador, es cosa del pasado; ahora interesa hablar menos,
seducir con la imagen e incentivar el consumo como herramienta de movilidad
social: si no consumes, no eres parte de la dinámica de la sociedad.
Otro factor
que esgrimen es la desideologización del discurso, en caso de que haya
reclamos, réplicas o exigencias de la audiencia. La ideología es un tema del
Siglo XX, y no tiene lugar ni impacto, según el criterio de los comunicadores:
lo que importa es comprar, vender, consumir y sentir placer de hacer esas
actividades que el modelo neoliberal nos quiere ofrecer como la culminación del
desarrollo humano y la calidad de vida deseada.
El Conflicto de la teoría Social: "fuerte represión policial contra manifestantes, por la visita del Presidente Bush".
***
Develar la
ideología que hay tras de los medios, del mensaje, la noticia, el sesgo
informativo, los melodramas, los culebrones telenovelescos, los programas de
entretenimiento es un asunto de imaginación distorsionada, porque los medios no
están sujetos a que les cuestionen esa parte de la intencionalidad oculta.
Ellos prefieren desdeñar la ideología y presentarla como una actitud de
conflicto en los seres humanos que aun viven en predisposición de crear zonas
de incertidumbre o zozobra en las relaciones humanas. Es menester desmontar
toda postura ideologizada, porque todo escenario que se intente analizar sin
contar con un reservorio ideológico, con seguridad nos lleva a un conocimiento
plano, corto, simplista de una situación determinada y por consiguiente, fácil
de llegar a aceptar la opinión de los medios como la verdad y la ventana que
nutre con veracidad lo que acontece en el entorno inmediato.
Vista así, la incertidumbre es la espada que obnubila y venda los ojos; también puede vestir de frivolidad el mundo y de disfrazarlo de oportunidad o sembrar incertidumbre. Los medios son los ojos de muchos ciudadanos que prefirieron descansar sin pensar y entregaron a los instrumentos mediáticos la confección de verdades y mentiras, de los mundos inciertos y peligros súbitos que nos enmudecen y atribulan hasta convertirnos en entes temerosos y encerados en el espacio privado o intimo.
Vista así, la incertidumbre es la espada que obnubila y venda los ojos; también puede vestir de frivolidad el mundo y de disfrazarlo de oportunidad o sembrar incertidumbre. Los medios son los ojos de muchos ciudadanos que prefirieron descansar sin pensar y entregaron a los instrumentos mediáticos la confección de verdades y mentiras, de los mundos inciertos y peligros súbitos que nos enmudecen y atribulan hasta convertirnos en entes temerosos y encerados en el espacio privado o intimo.
Entonces
tienen la oportunidad extensa de construir ideológicamente más sobre riesgos
permanentes; sus programas televisivos siembran con persistencia que no hay
lugares seguros, que nada nos protege y vivimos la vulnerabilidad absoluta: de
ahí que la seguridad está en encerrarnos, comprar seguros de todo tipo y
privilegiar los lugares cerrados y privados.
La
inseguridad, vulnerabilidad e inexistencia de lugar seguro, prefigura un mundo
donde la vida es incommensurable y no podemos medir con ningún parámetro las
enfermedades emergentes, el terrorismo, las crisis económicas, el desempleo, el
crimen organizado y los desastres naturales. Éstos son parte de la amplia
constelación que está articulada en el mapa de riesgo, donde las dos salidas
que tenemos son: Inseguridad y contingencias.
Crimen,
narcotráfico y terrorismo cubren el ala de la inseguridad y las contingencias
son dibujadas por virus, enfermedades emergentes, accidentes, desastres
naturales, crisis de sistemas de seguridad social, de salud, riesgos de la
vejez, nuevas epidemias, crisis alimenticia y la muerte súbita. Al final de
cuentas, no hay argumentos que valide lo enunciado: lo instantáneo e inesperado
se impone y el temor por arriba de la subjetividad a través de los medios de
comunicación, se instala como miedo percibido, cuyas características son: la
fuente del temor, la inseguridad o contingencia que está invisibilizada; la
noticia que propagan es conspiratoria, manipulante y fragmentadora y quien la
recibe, de inmediato busca un lugar seguro, estar a salvo primero él antes que
los demás. Lo que conlleva, con el devenir de los años, será una alteración del
genoma de las relaciones sociales, donde el otro pierde su significancia y el
individualismo prevalence; la muerte es una sombra que nos acompaña, la vida es súbita y
las contingencias están a la orden del día y en cualquier momento, la muerte
nos arranca la vida.
*****
NOTAS
1) Salazar, Robinson, 2006, Visibilizando al enemigo: EE.UU Vs América Latina. En revista Utopía y praxis latinoamericana. Universidad del Zulia, Venezuela, pag. 87-102, Año II, No 33, abril-junio
1) Salazar, Robinson, 2006, Visibilizando al enemigo: EE.UU Vs América Latina. En revista Utopía y praxis latinoamericana. Universidad del Zulia, Venezuela, pag. 87-102, Año II, No 33, abril-junio
2) Marín, Juan
Carlos, Forte Gustavo, Pérez Verónica, Antón Gustavo y otros, 2010, El
cuerpo territorio de poder, Ediciones P.i.c.a.s.o, Argentina.
3) Ídem
3) Ídem
4) Rodríguez
Mansilla Darío, 1996, Introducción a libro Confianza, de Luhmann Niklas,
Universidad Iberoamericana y Anthropos, España.
5) Kordon
Diana, Edelman Lucila, Lagos Darío y Kersner Daniel. 2005, La tortura, más
allá de la extrema soledad en Efectos psicológicos y psicosociales de la
represión política y la impunidad. Ediciones Madre de Plaza de mayo, Argentina.
6) Lamrani, Salim 2012, “Las políticas de austeridad son económicamente ineficientes” leído 4 de mayo 2012 en http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/17139-salim-lamrani.
6) Lamrani, Salim 2012, “Las políticas de austeridad son económicamente ineficientes” leído 4 de mayo 2012 en http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/17139-salim-lamrani.
7) Antentas
J.M. y Vivas E. 2012) “La crisis es un punto de inflexión, nunca se vuelve
al antes de la crisis”, entrevista a Josep Maria Antentas y Esther Vivas a raíz
de la publicación de "planeta indignado. Ocupando el futuro".
8) Puget
Janine 2006, La violencia social y psicoanálisis. De lo ajeno estructurante
a lo ajeno ajenizante, en Puget janine y Kaës René, Violencia de Estado y psicoanálisis,
Lumen, Argentina.
9) Bauman,
Zymunt, 2006, Confianza y temor en la ciudad. Vivir con extranjeros. Edit.
Arcadia, España.
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