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MARX y las Clases Medias. El
Análisis de OSSOWSKY.- Entre los autores que abordan la obra marxista,
existen quienes lo hacen con algún tipo de advertencia preliminar para ayudarnos a una mejor comprensión de
Marx. De esta forma, se nos señala la
existencia de distintos niveles de
abstracción (Dos Santos, 1974) o el hecho que cada obra de Marx que
analizamos obedece a distintos períodos
de su vida, y puede observarse entre ellas un desarrollo, y hasta algunas contradicciones entre ellas (Stuart Hall, 1981). Ossowski,
por su parte, considera la existencia de tres tipos de estratificaciones
distintas que pueden extraerse de la teoría marxista: una dicotómica, una tricotómica y una
multidivional. Esta última no surge expresamente
de Marx, pero Ossowski la elabora a partir de la combinación de sus
distintas obras. Un análisis
tradicional del sistema de clases sociales en Marx, plantea el mismo a través
de la consideración de dos grupos y su ubicación respecto a las
relaciones de producción. De esta forma, surge la dicotomía fundamental compuesta por los propietarios y los no
propietarios de los medios de
producción. O sea entre burguesía y proletariado como las dos clases
existentes y enfrentadas como dominantes
y dominados, respectivamente, en una relación de dominación. Esta relación es fundamental para comprender las diferentes clases
sociales dentro del sistema relacional.
Una radiografía a las clases medias en América Latina.
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La postura dicotómica, y a
su vez polarizadora, facilita la explicación y comprensión de la lucha de
clases, ya que la sociedad se visualiza como dividida en dos
clases sociales antagónicas. Por esta razón algunos autores interpretan que
esta forma dicotómica es la elegida por Marx
para explicar la estructura social en su
obra El Capital, donde el planteo
político-ideológico era un objetivo fundamental. Como se desprende de lo anunciado, si se considera en la sociedad la
postura dicotómica, las clases medias no tienen un papel importante que
cumplir, o mejor dicho su papel se remite a la concreción de la profecía marxista: tomar partido por algunas de las dos clases fundamentales: el
proletariado o la burguesía. Pero al decir de Ossowski, Marx "suaviza" esta dicotomía para permitir la incorporación a este esquema
de la clase intermedia. Esta clase existía en la realidad histórica en la que Marx hace su análisis, pero sin dudas su interés en ella debería haber sido transitorio,
ya que Las clases fundamentales son las dos extremas, la clase media,
menos importante y menos estable, es la típica
clase colindante, la cual en caso de conflicto suele unirse bien a la una bien
a la otra (Marx).
Para la explicación de las clases
intermedias, Ossowski acude a la combinación de dos dicotomías básicas presentes en la obra de Marx: 1- la posesión o no de los medios de producción; y 2- el empleo o no de fuerza de
trabajo asalariado. Esta explicación de
un sistema de tres clases, sigue manteniendo la visión dicotómica marxista, ya que es a partir de las dicotomías que se
explica la tercera clase o clase intermedia. Considerar a ambas dicotomías plantea una situación tripartita, ya que a las dos clases sociales “extremas” (burguesía y proletariado) se le
agrega una tercera que, surge al combinar ambas dicotomías básicas: aquellos que son poseedores de medios de producción, pero que no contratan fuerza de trabajo
asalariada. En él, puede observarse el planteo de la combinación de ambas dicotomías.
Se destaca de la observación de que la pequeña burguesía - forma en que se
denomina a la clase intermedia- estaría compuesta por aquellos que
pertenecen a ambas categorías al mismo tiempo: aquellos que poseen sus propios
medios de producción y los usan ellos
mismos (...) la clase intermedia está formada por personas que se conectan con cada una de las dos clases básicas, pero en
diferentes aspectos. Fuente FLACSO.
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Las "clases medias" hacen un amago de asaltar el Palacio de la Moncloa-España.
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SOBRE LA CLASE MEDIA.
¿Es un invento o una realidad?
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Mikhail
Khazin.
Worldcrisis.ru
Rebelión
martes 26 de marzo del 2013.
Traducido del ruso para Rebelión por Arturo Marián Llanos.
¿En general
qué es la clase “media”? Se trata de
una construcción, inventada en Occidente, con el objetivo de destruir el
concepto de clases del marxismo. Desde el punto de vista del marxismo no tiene
sentido – es una quimera, que existe gracias a los recursos financieros
sobrantes, en la que entran tanto la cúpula de la clase obrera, como la pequeña
y mediana burguesía, así como los que sirven a las clases altas. Desde el punto
de vista del actual estado burgués con su modelo de capitalismo financiero, la clase “media” es el grupo humano con un
comportamiento de consumo tipo, y no únicamente en cuanto a los bienes y
servicios, sino también en cuanto a los servicios políticos. Hacia este grupo
se orienta todo el sistema de publicidad total y educación, dirigido al máximo
aumento del consumo y la prohibición de hecho de los valores más meditados. En
consecuencia, precisamente este grupo proporciona la base para la estabilidad
político-social del actual estado occidental. Señalemos también que su creación
también fue posible en parte, gracias al desplazamiento de la industria masiva
y “burda” a los países del “tercer mundo” y, la posterior redistribución de los
beneficios a favor de los países desarrollados.
Al mismo
tiempo hoy ha surgido un serio problema con esta misma clase “media”. Está relacionado con que la principal fuente de su
subsistencia tiene poca relación con los ingresos reales, percibidos por este
grupo de población. Más exactamente, cuando apareció el concepto de la clase
“media” durante el período del máximo esplendor de la URSS en los años 60 -70, las fuentes para su formación
eran la redistribución de los beneficios en el interior de toda la sociedad
occidental (en los años 60 en los EE.UU. la tasa superior del impuesto sobre la
renta superaba el 90%) y el saqueo de las colonias y los países del “tercer mundo”. Pero tras la crisis de
los años 70 comenzaron los problemas
– estos recursos ya no eran suficientes. A principios de los años 70 en Occidente incluso hubo una seria
sensación de que la URSS estaba ganando la competición entre los dos sistemas.
Entonces aparece la comprensión de que, en primer lugar, había que aumentar
considerablemente el volumen de la clase “media” y, en segundo lugar, que la
única manera de hacerlo consistía en proporcionar el crédito a los
consumidores.
Esta segunda
comprensión tenía que ver con el hecho de que en los años 70 los ingresos reales de los hogares habían bajado
considerablemente. De hecho, si tenemos en cuenta la inflación real y no la
oficial (que la estadística estatal siempre rebaja), veremos que estos por su
capacidad adquisitiva no crecen desde los principios de los 80 y se
corresponden aproximadamente a los ingresos de 1962-63. Está claro que, teniendo en cuenta el serio aumento de
todo tipo de pagos obligatorios, como, por ejemplo, los seguros, que semejantes
ingresos no pueden asegurar de ninguna manera una vida confortable en las
condiciones actuales. Y todavía menos, aumentar considerablemente el número de
personas que viven esta vida confortable.
Como
resultado, a principios de los años 80
comenzó a realizarse el programa de “reaganomía”, cuyo principal significado no
estaba tanto en la liberalización de la economía, como en la estimulación del
consumo privado a costa del crédito. Este programa, como es natural, tenía sus
contras, el principal consistía en que los créditos había que devolverlos.
Hasta el principio de los años 80
era prácticamente imposible obtener el nuevo crédito si antes no se devolvía el
anterior (salvo la excepción de los créditos hipotecarios, pero estos también
se tenían en cuenta a la hora de valorar la solvencia del solicitante). Pero en
semejantes condiciones era imposible estimular la demanda durante un tiempo
prolongado: cuando la persona recibe el crédito a corto plazo, la demanda no
crece, sino que cae, dado que además del “cuerpo” del crédito hay que devolver
los intereses.
Como
resultado, hubo que cambiar todo el sistema de crédito para los particulares,
permitiéndose de manera encubierta su refinanciación, cuando el resto del
crédito anterior se devolvía a costa del nuevo crédito y como garantía de pago
servían diferentes avales, en primer lugar, los bienes inmuebles. Pero para que
dentro del marco de semejante esquema la deuda no se acumulara con excesiva
rapidez, había que rebajar continuamente el precio del crédito. Lo que
efectivamente ocurría en la práctica: la tasa de descuento del Sistema de la
Reserva Federal, el acreedor en última instancia en los EE.UU. y el mundo, que
en 1980 era de 19%, a finales de 2008 había bajado prácticamente hasta
cero.
Después de
que la tasa fue rebajada hasta el cero, la deuda acumulada (para el otoño de 2008 en los Estados Unidos para el
hogar medio ya suponía el 130%,
cuando antes del comienzo de la “reaganomía” no superaba el 65%) se había
convertido en un serio problema, del que nos informan los periódicos
prácticamente a diario. Pero lo importante no es eso. Si ya no se puede
conceder más créditos, si ahora hay que devolver las deudas ¿qué pasará con la clase “media”?
Recordemos
que los ingresos reales de los hogares hoy corresponden a los comienzos de los
años 60 (sin contar el peso de la
deuda crecido considerablemente). Si los representantes de la clase “media” comienzan a rebajar su
consumo, lo cual es prácticamente inevitable, sus ingresos ya de por sí bajos,
también descenderán – porque bajarán los salarios y se cerrarán las empresas.
Lo que, teóricamente, significa que la estructura de los ingresos tendrá que
volver como mínimo a los años 50, pero por entonces no existía ni de lejos
ninguna clase “media”. Y lo más importante – la gente estaba acostumbrada a
vivir pobremente, aún era desconocida la propaganda del “consumismo”.
Y no se
trata de centenares de miles y ni siquiera de millones, sino de decenas o
incluso de centenares de millones de personas. Volver a traer la industria
llevada al sudeste de Asia no podrá
salvar a nadie (en referencia a las promesas de Obama – N. del T.) – podría
crear algunos puestos de trabajo, pero no podrá aumentar los salarios – en el
caso contrario tal cosa no sería rentable. Es decir, que esencialmente no
cambiaría nada.
Así que no
se puede hablar de conservar la clase
“media” – para ello simplemente no hay recursos. Señalemos que en la Unión
Europea la situación es aún peor, porque en general la población es más pobre.
La cuestión de cómo los estados burgueses actuales piensan salir de la
situación en la que se destruye su principal pilar social no es solamente
seria, sino que además es extremadamente actual. Creo que esta cuestión ya se está
discutiendo, aunque evidentemente, no en público y, a juzgar por las
filtraciones, la solución se reduce al fortalecimiento del control estatal
sobre el pueblo (“la plebe” por usar
el lenguaje al uso de las clases dominantes). Lo malo es que tal fortalecimiento
del control en absoluto puede cambiar el modelo económico – lo que significa
que también hacen falta acciones constructivas. Y en esta dirección por el
momento nadie hace nada, en primer lugar, debido a que los economicistas (así
llama Khazin a los economistas
liberales, de economics con la que sustituyeron a la economía política – N. del T.) mantienen el
monopolio sobre la ciencia económica.
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