&&&&&
Sombras sobre Isla Negra
es un trabajo que explora los claroscuros del final del poeta, sin poder ofrecer aún conclusiones, y rememora su
postura pública en ese año decisivo y
trágico de 1973, último de la Unidad Popular. Él temía para su pueblo un
desastre como el de la Guerra Civil española, que tan profundamente le había
marcado, como reflejó en su poemario España
en el corazón. Neruda intuía la tragedia y fueron varias sus firmes
declaraciones públicas en ese sentido. Amorós
recoge las más significativas. En marzo de 1973, por ejemplo, en un
discurso radiado afirmó: "Ellos
quieren devolver a las compañías yanquis lo que Allende nacionalizó y entregar las tierras y las empresas a la
explotación de unos pocos. Por eso, por recobrar intereses, quieren
arrastrarnos a la guerra civil y mienten en forma masiva, deformando los hechos
y desprestigiando al Parlamento". En
agosto de 1973, en la que sería su última entrevista, declaró a la revista argentina Crisis: "Estamos en una situación bastante
grave. Yo he llamado a lo que pasa en Chile
un Vietnam silencioso en que no hay bombardeos, no hay artillería. Fuera de
eso, fuera del napalm, se están usando todas las armas, del exterior y del
interior, en contra de Chile... La
derecha está tratando de provocar una insurrección criminal".
Tampoco ahorró críticas al papel de EE.UU., la ITT y la CIA y para denunciar
sus maniobras, en febrero de 1973, publicó un verdadero panfleto poético: Incitación al
nixonicidio y alabanza de la revolución chilena.
/////
EL MISTERIO DE LA MUERTE DE PABLO NERUDA:
La próxima exhumación de los restos del
Poeta permitirá conocer las causas de su muerte.
*****
Javier Montanyá.
La Vanguardia. Rebelión domingo 3 de marzo del
2013.
Tras casi
dos años de investigación, el juez chileno Mario Carroza ordenará en las
próximas semanas la exhumación de los restos del poeta Pablo Neruda para
disipar las dudas sobre su muerte. Así lo ha confirmado Fernando Sáez, director
de la Fundación Neruda. La actuación judicial tiene su origen en una querella
criminal presentada en mayo del 2011 por el Partido Comunista de Chile, del que
el poeta fue senador y candidato presidencial, fundamentada en el testimonio de
su último chófer, Manuel Araya, quien sostiene que Neruda fue asesinado por
agentes del dictador Augusto Pinochet.
El poeta
falleció en una clínica privada de Santiago de Chile el 23 de septiembre de
1973, doce días después del golpe de estado. Su funeral se convirtió,
espontáneamente, en la primera manifestación popular contra la Junta Militar.
El dolor y la solidaridad ante el terror pudieron más que el miedo. Su viuda,
Matilde Urrutia, siempre sostuvo que su marido estaba profundamente afectado
por la brutal represión desatada tras la muerte de su amigo Salvador Allende y
que no le había matado el cáncer de próstata que padecía, como estableció el
certificado de defunción, sino un paro cardiaco. El testimonio del chófer, que
sospecha de una inyección letal, y un cúmulo de contradicciones entre los
diferentes testimonios han influido en la decisión final del juez Carroza, que
también optó, en el 2011, por exhumar el cadáver de Allende para confirmar su
suicidio en La Moneda.
El entonces
corresponsal de La Vanguardia en Chile, Alberto Míguez, en su crónica
del 25 de septiembre de 1973, si bien constató que el poeta sufría un cáncer de
próstata generalizado, también mencionó la inyección sobre la que recaen las
sospechas: "La muerte le sobrevino al escritor a causa de un paro
cardiaco, consecuencia a su vez de un inyectable calmante que le fue
administrado". Entre las dificultades que ha tenido el juez Carroza en su
investigación está el hecho de que ninguno de los tres centros médicos chilenos
donde Neruda fue atendido en 1973 conserva su historial, pese a que es
obligatorio por ley archivarlos al menos cuarenta años.
El mejor
trabajo sobre esta cuestión es el libro Sombras sobre Isla Negra. La
misteriosa muerte de Pablo Neruda (Ediciones B-Chile, 2012), de Mario
Amorós. Se trata de un exhaustivo reportaje de investigación periodística,
política e histórica en el que el autor ha interpelado a todos los testimonios
existentes, contrastándolos con un importante trabajo de hemeroteca y archivo
(la correspondencia de Neruda y Matilde Urrutia, por ejemplo) y el estudio
minucioso de los más de 500 folios del sumario judicial. Amorós es especialista
en la historia reciente de Chile. Entre sus obras destacan, también, A ntonio
Llidó, un sacerdote revolucionario (PUV, 2007) o Compañero Presidente.
Salvador Allende, una vida por la democracia y el socialismo (PUV, 2008).
En estas páginas publicamos un reportaje suyo sobre las últimas horas de Pablo
Neruda, ampliando la información esencial que aporta en su libro con
documentación inédita a la que ha tenido acceso en las últimas semanas.
Sombras sobre Isla Negra es un trabajo que explora los claroscuros del final del poeta, sin poder ofrecer aún conclusiones, y rememora su postura pública en ese año decisivo y trágico de 1973, último de la Unidad Popular. Él temía para su pueblo un desastre como el de la Guerra Civil española, que tan profundamente le había marcado, como reflejó en su poemario España en el corazón. Neruda intuía la tragedia y fueron varias sus firmes declaraciones públicas en ese sentido. Amorós recoge las más significativas. En marzo de 1973, por ejemplo, en un discurso radiado afirmó: "Ellos quieren devolver a las compañías yanquis lo que Allende nacionalizó y entregar las tierras y las empresas a la explotación de unos pocos. Por eso, por recobrar intereses, quieren arrastrarnos a la guerra civil y mienten en forma masiva, deformando los hechos y desprestigiando al Parlamento". En agosto de 1973, en la que sería su última entrevista, declaró a la revista argentina Crisis: "Estamos en una situación bastante grave. Yo he llamado a lo que pasa en Chile un Vietnam silencioso en que no hay bombardeos, no hay artillería. Fuera de eso, fuera del napalm, se están usando todas las armas, del exterior y del interior, en contra de Chile... La derecha está tratando de provocar una insurrección criminal". Tampoco ahorró críticas al papel de EE.UU., la ITT y la CIA y para denunciar sus maniobras, en febrero de 1973, publicó un verdadero panfleto poético: Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena.
Sombras sobre Isla Negra es un trabajo que explora los claroscuros del final del poeta, sin poder ofrecer aún conclusiones, y rememora su postura pública en ese año decisivo y trágico de 1973, último de la Unidad Popular. Él temía para su pueblo un desastre como el de la Guerra Civil española, que tan profundamente le había marcado, como reflejó en su poemario España en el corazón. Neruda intuía la tragedia y fueron varias sus firmes declaraciones públicas en ese sentido. Amorós recoge las más significativas. En marzo de 1973, por ejemplo, en un discurso radiado afirmó: "Ellos quieren devolver a las compañías yanquis lo que Allende nacionalizó y entregar las tierras y las empresas a la explotación de unos pocos. Por eso, por recobrar intereses, quieren arrastrarnos a la guerra civil y mienten en forma masiva, deformando los hechos y desprestigiando al Parlamento". En agosto de 1973, en la que sería su última entrevista, declaró a la revista argentina Crisis: "Estamos en una situación bastante grave. Yo he llamado a lo que pasa en Chile un Vietnam silencioso en que no hay bombardeos, no hay artillería. Fuera de eso, fuera del napalm, se están usando todas las armas, del exterior y del interior, en contra de Chile... La derecha está tratando de provocar una insurrección criminal". Tampoco ahorró críticas al papel de EE.UU., la ITT y la CIA y para denunciar sus maniobras, en febrero de 1973, publicó un verdadero panfleto poético: Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena.
Hay otras
razones que podrían alimentar la hipótesis del asesinato. Neruda estaba a punto
de exiliarse a México, desde donde se habría convertido en un opositor
incómodo. Cabe recordar que, en la Operación Cóndor, el régimen ordenó los
asesinatos de destacados opositores en el extranjero, como Orlando Letelier en
Washington en 1976, o el general Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires, en
1974. Además, Neruda falleció en la clínica Santa María, donde, según ha podido
probar la justicia chilena, en 1982 fue asesinado, por envenenamiento, el ex
presidente Eduardo Frei, tras manifestar su oposición a la dictadura militar.
Neruda fue una víctima más de Pinochet. Así lo cree Amorós, muchos de los testimonios de sus últimos días y en cierto modo lo expresó también su viuda, Matilde Urrutia. La precipitación de su muerte podría deberse al efecto que le causó el golpe de estado y las noticias de la salvaje represión. El análisis de sus restos despejará, definitivamente, todas las incógnitas sobre su final. Y Pablo Neruda descansará, por fin, en paz. Cuarenta años después.
Neruda fue una víctima más de Pinochet. Así lo cree Amorós, muchos de los testimonios de sus últimos días y en cierto modo lo expresó también su viuda, Matilde Urrutia. La precipitación de su muerte podría deberse al efecto que le causó el golpe de estado y las noticias de la salvaje represión. El análisis de sus restos despejará, definitivamente, todas las incógnitas sobre su final. Y Pablo Neruda descansará, por fin, en paz. Cuarenta años después.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario