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Pero no sólo la religión sirve –como el
opio- para aliviar (no curar, porque la pobreza es una bienaventuranza) los
dolores del pueblo y dejarlo ideológicamente desarmado frente al sistema
capitalista impidiéndole tomar conciencia de su esencia explotadora. También los medios de comunicación de masa
o medios masivos de intoxicación mental y de manipulación y control social,
son el instrumento destinado a mantener y consolidar la hegemonía de la ideología y la cultura del sistema
capitalista y formidables vectores para la neutralización del espíritu
crítico y la domesticación del ser humano. Son la plataforma privilegiada de
periodistas obsecuentes, politólogos,
sociólogos, economistas, filósofos mediáticos y otros “formadores de opinión” que
justifican abiertamente el sistema y el TINA
("There Is No Alternative").
¿Será por eso que Bergoglio, el Papa
Francisco, declaró: “El rol de los medios es indispensable para el mundo”?. Pero ahí
no se terminan los círculos de “pensadores”
que son funcionales a la ideología de las clases dominantes, el que se
completa con figuras mediáticas que critican los efectos devastadores de la
gestión de la economía por parte las elites
políticas y económicas, denuncian la pobreza, a veces se declaran
altermundialistas o proponen- bizarramente- cambiar el mundo sin modificar
las relaciones de poder existentes. Y ni que hablar- como decía Lisandro de la Torre- de la lucha de clases.
Finalmente un obstáculo –y no el menor- que se opone al proceso de autoconciencia de las clases populares,
imprescindible en la producción de cambios sociales profundos y duraderos
mediante su participación consciente en la toma de decisiones, es la
mitificación de los líderes que se autocalifican de revolucionarios y aún
socialistas, atribuyéndoles una cuasi infalibilidad y eximiéndolos de
toda evaluación crítica.
En lo sustancial,
según la versión que ofreció la Presidenta de este inédito almuerzo, el encuentro fue “fructífero
e importante”. Cristina Fernández dijo que solicitó la
“intermediación” del Papa para “lograr
el diálogo en la cuestión Malvinas”. Y que el pedido había sido hecho con
“una doble convicción”. La Presidenta
recordó el momento “dramático” y “terrible” de 1978, cuando Chile y la
Argentina “estaban gobernadas por dos dictaduras” y estuvieron a un paso de
la guerra por la soberanía del canal de
Beagle. En aquel entonces, la mediación del papa Juan Pablo II permitió un acuerdo que luego fue “plebiscitado
en democracia”. Cristina Fernández
puntualizó en este contexto que el único riesgo que existe hoy “es la
militarización que el Reino Unido está ejerciendo sobre el Atlántico sur”.
Por consiguiente, “como la Argentina es un país pacífico, lo único que queremos es que
se cumplan las múltiples resoluciones de Naciones Unidas para
sentarnos a dialogar: esto es lo que le pedimos al Santo Padre. Su
intermediación para lograr un diálogo entre las partes”. Cabe recordar que hace ya un tiempo Bergoglio dijo “las Malvinas
nuestras”. Ahora, desde luego, como jefe espiritual y político, su
posición, al menos la pública, será más matizada. En todo caso, esta misma
semana, el primer ministro británico, David
Cameron, se adelantó a lo que pudiera pasar y dijo: “No estoy de acuerdo con él. Con respeto, obviamente, pero la fumata blanca sobre las Malvinas
fue muy evidente. Hubo un referéndum extraordinariamente claro (en
referencia a la consulta que se realizó en las islas los pasados 10 y 11 de
marzo) y esa
elección debe respetarla todo el mundo”.
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El Club de Bilderberg - Los Amos del Mundo - aquí se concentra el verdadero poder fáctico global: económico - financiero-comercial -, social, político, cultural, militar, religioso, mediático, etc.
*****
NO SÓLO LA RELIGIÓN ES EL OPIO DE LOS PUEBLOS.
El poder de los mass-media y líderes míticos y “socialistas” cumplen esa
misión política
*****
Alejandro
Teitelbaum (especial para ARGENPRESS.info)
Martes 19
de marzo del 2013.
Más allá
de la polémica acerca de si Bergoglio tuvo alguna responsabilidad por acción o
por omisión durante la dictadura en Argentina (sin duda la tuvo por los menos
por omisión, como la mayoría del clero argentino, algunos de los pocos que
tuvieron otra actitud lo pagaron con sus vidas), su designación pone una vez
más claramente de manifiesto la estrategia global vaticana en materia de
designación del sucesor de San Pedro.
Antes
Wojtila ayudó al derrumbe del socialismo real y Ratzinger contribuyó a terminar
de barrer los escombros. Ahora, con la designación de Bergoglio, se trata de
frenar la hemorragia de fieles en todo el mundo, hartos del oropel y los fastos
medievales de la alta jerarquía católica, de su alejamiento de la cuestión
social, de la corrupción existente en su seno, del encubrimiento de los
sacerdotes pedófilos, etc.
Y, lo más
importante: se trata de concentrar el peso de su influencia en América Latina
para poner un freno y contrarrestar el auge de los movimientos populares, más o
menos consecuentes, pero siempre potencialmente peligrosos para el sistema.
El
sistema dominante en todos los países vigila permanentemente a la sociedad como
si fuera una olla a presión en el fuego. Cuando la presión sube mucho abre la
válvula para evitar el estallido. Con algunas concesiones menores, con acciones
demagógicas, fabricando mitos y utilizando lo que todavía sigue siendo
artillería pesada en materia de manipulación ideológica de los pueblos: la
religión.
A la que
no le faltan sin embargo sólidas bases materiales: la Iglesia católica es una
de las instituciones económicamente más poderosas del mundo, al par de las más
grandes sociedades transnacionales, en propiedades inmobiliarias,
participaciones accionarias en empresas, dueña de bancos, etc. Y por si esto
fuera poco, el Gobierno de España le permite registrar como propias propiedades
vacantes (La Iglesia inscribe como propios miles de inmuebles .Una ley de 1998
permite a los obispos adueñarse de templos de culto de forma opaca (Diario El
País, 11 de julio del 2011). Y hasta el gobierno de Cuba le devuelve a la
Iglesia propiedades confiscadas hace 50 años (Agencia EFE, 25 de enero de
2013).
Una lectura esclarecedora sobre el papel de la institución Iglesia Católica es “La cuestión social y los cristianos sociales”(1937) del político y pensador argentino Lisandro de la Torre (1868-1939) que en el capítulo “ La Iglesia no es reformista” escribe: “Pío XI y León XIII han impregnado sus encíclicas de sentimientos laudables de caridad y de amor al prójimo . Pero combaten los medios de que pueden valerse los desheredados para mejorar su condición. No reconocen, por ejemplo, la realidad y legitimidad de la lucha de clases, que es un hecho primario de una verdad abrumadora. Y si algún sacerdote sale del verbalismo hueco y propende a la obtención de reformas efectivas cae en desgracia. La sinceridad se hace entonces sospechosa”.
Una lectura esclarecedora sobre el papel de la institución Iglesia Católica es “La cuestión social y los cristianos sociales”(1937) del político y pensador argentino Lisandro de la Torre (1868-1939) que en el capítulo “ La Iglesia no es reformista” escribe: “Pío XI y León XIII han impregnado sus encíclicas de sentimientos laudables de caridad y de amor al prójimo . Pero combaten los medios de que pueden valerse los desheredados para mejorar su condición. No reconocen, por ejemplo, la realidad y legitimidad de la lucha de clases, que es un hecho primario de una verdad abrumadora. Y si algún sacerdote sale del verbalismo hueco y propende a la obtención de reformas efectivas cae en desgracia. La sinceridad se hace entonces sospechosa”.
América
Latina y el Caribe registran la mayor concentración de católicos en el mundo:
unos 420 millones sobre un total planetario de algo más de mil millones. Y la
mayor densidad de católicos en la región se registra en América del Sur: el 75%
de la población.
De ahí
que – aunque no tenga tanques y drones- el Vaticano puede desempeñar un papel
político de primer orden de contención y de neutralización de las masas
populares de América latina.
Y
Bergoglio puede desempeñar muy bien su papel en ese terreno: argentino, es
decir viene del continente objetivo principal de la actual estrategia, con una
trayectoria sin fallas conservadora y reaccionaria, se sabe construir
hábilmente un personaje humilde, popular y cercano de los pobres. "¡Cómo
quisiera ver una Iglesia pobre y para los pobres!", dijo a los
periodistas. Que lo consagraron « mago de la comunicación ». Aunque estos días
parece haber perdido la noción de la medida en la sucesión ininterrumpida de
gestos demagógicos.
Pero no
sólo la religión sirve –como el opio- para aliviar (no curar, porque la pobreza
es una bienaventuranza) los dolores del pueblo y dejarlo ideológicamente
desarmado frente al sistema capitalista impidiéndole tomar conciencia de su
esencia explotadora.
También
los medios de comunicación de masa o medios masivos de intoxicación mental y de
manipulación y control social, son el instrumento destinado a mantener y
consolidar la hegemonía de la ideología y la cultura del sistema capitalista y
formidables vectores para la neutralización del espíritu crítico y la
domesticación del ser humano.
Son la plataforma privilegiada de periodistas obsecuentes, politólogos, sociólogos, economistas, filósofos mediáticos y otros “formadores de opinión” que justifican abiertamente el sistema y el TINA ("There Is No Alternative").
¿Será por eso que Bergoglio declaró: “El rol de los medios es indispensable para el mundo”?.
Son la plataforma privilegiada de periodistas obsecuentes, politólogos, sociólogos, economistas, filósofos mediáticos y otros “formadores de opinión” que justifican abiertamente el sistema y el TINA ("There Is No Alternative").
¿Será por eso que Bergoglio declaró: “El rol de los medios es indispensable para el mundo”?.
Pero ahí
no se terminan los círculos de “pensadores” que son funcionales a la ideología
de las clases dominantes, el que se completa con figuras mediáticas que
critican los efectos devastadores de la gestión de la economía por parte las
elites políticas y económicas, denuncian la pobreza, a veces se declaran
altermundialistas o proponen- bizarramente- cambiar el mundo sin modificar las relaciones
de poder existentes. Y ni que hablar- como decía Lisandro de la Torre- de la
lucha de clases.
Finalmente
un obstáculo –y no el menor- que se opone al proceso de autoconciencia de las
clases populares, imprescindible en la producción de cambios sociales profundos
y duraderos mediante su participación conciente en la toma de decisiones, es la
mitificación de los líderes que se autocalifican de revolucionarios y aún
socialistas, atribuyéndoles una cuasi infalibilidad y eximiéndolos de toda
evaluación crítica.
Un claro
y reciente ejemplo de esto es la desmedida apologética de Chávez generada
dentro y fuera de Venezuela y llevada a un clímax a la hora de su muerte, sin
intentar hacer un balance crítico concreto -visto desde la perspectiva de la
emancipación de los trabajadores- de sus 14 años de gobierno, es decir sobre
todo analizar qué hizo y qué no hizo Chávez y cuál es su verdadero legado. Y en
que medida éste sirve o no para cambiar a fondo la sociedad venezolana.
He
transitado sin dificultad del tema Bergoglio al tema Chávez (podría haber
tomado otros ejemplos en América Latina) ayudado por la declaración de Maduro
(increíble pero verificada su autenticidad) quien dijo que Bergoglio fue
designado Papa porque cuando Chávez llegó al cielo le dijo a Dios que era el
candidato apropiado. ¿Humorada inapropiada en período de duelo o el « socialismo del siglo XXI »
legitimando al Papa? Dios mediante.
*****
La presidenta
Cristina Kirchner y el papa Francisco compartieron un almuerzo privado en la
residencia de Santa Marta.
*****
VATICANO: Un
beso, un mate y las islas Malvinas.
¡Dios mío¡ La
Presidenta Cristina Kirchner y el Papa Francisco Almorzaron en el Vaticano.
*****
CFK
contó que le pidió su intermediación para avanzar en las negociaciones con el
Reino Unido. Señaló que Francisco habló de la “Patria Grande” y de la trata de
personas. Hubo intercambio de regalos y una invitación para una visita formal
al país.
Eduardo
Febbro
Desde Ciudad del Vaticano.
Lunes 18 de marzo del 2013.
La
inteligencia política ganó la escena del Vaticano con el primer encuentro entre
Jorge Bergoglio, convertido en el papa Francisco, y la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner. Ambos compartieron el último almuerzo antes de que
Bergoglio asuma hoy oficialmente su pontificado. La reunión entre ambos
dirigentes selló la concordia pública entre un papa recién electo al que se
atribuyó en su momento dotes de opositor y una jefa de Estado que aceptó la
oportunidad de un encuentro ofrecido en un momento particular de la historia
vaticana. Hay que señalar que el único almuerzo privado que existe en el
mandato del predecesor de Francisco, Benedicto XVI, fue con el presidente
italiano Giorgio Napolitano. La iniciativa papal escapa a todas las normas y
deja con apetito a quienes esperaban una confrontación aguda entre el Sumo
Pontífice y las autoridades del Estado argentino. Cada uno en su puesto y en el
personaje que encarna, Francisco y Cristina hicieron circular un mensaje
conciliador. El le agradeció la visita y ella dijo que le había gustado ese
gesto, porque encarnaba uno de “los rasgos distintivos” de Francisco, “la
sencillez”. El Papa y la mandataria argentina intercambiaron regalos en un
clima de distención, sin el protocolo que caracteriza estos encuentros. Las
imágenes que se conocieron hablan por sí solas. El le dio un beso, ella lo tomó
del brazo y le dijo: “¿Puedo tocar? Nunca un papa me había besado”.
En
lo sustancial, según la versión que ofreció la Presidenta de este inédito
almuerzo, el encuentro fue “fructífero e importante”. Cristina Fernández dijo
que solicitó la “intermediación” del Papa para “lograr el diálogo en la
cuestión Malvinas”. Y que el pedido había sido hecho con “una doble convicción”.
La Presidenta recordó el momento “dramático” y “terrible” de 1978, cuando Chile
y la Argentina “estaban gobernadas por dos dictaduras” y estuvieron a un paso
de la guerra por la soberanía del canal de Beagle. En aquel entonces, la
mediación del papa Juan Pablo II permitió un acuerdo que luego fue
“plebiscitado en democracia”. Cristina Fernández puntualizó en este contexto
que el único riesgo que existe hoy “es la militarización que el Reino Unido
está ejerciendo sobre el Atlántico sur”. Por consiguiente, “como la Argentina
es un país pacífico, lo único que queremos es que se cumplan las múltiples
resoluciones de Naciones Unidas para sentarnos a dialogar: esto es lo que le
pedimos al Santo Padre.
Su intermediación para lograr un diálogo entre las partes”.
Cabe recordar que hace ya un tiempo Bergoglio dijo “las Malvinas nuestras”.
Ahora, desde luego, como jefe espiritual y político, su posición, al menos la
pública, será más matizada. En todo caso, esta misma semana, el primer ministro
británico, David Cameron, se adelantó a lo que pudiera pasar y dijo: “No estoy
de acuerdo con él. Con respeto, obviamente, pero la fumata blanca sobre las
Malvinas fue muy evidente. Hubo un referéndum extraordinariamente claro (en
referencia a la consulta que se realizó en las islas los pasados 10 y 11 de
marzo) y esa elección debe respetarla todo el mundo”.
El
segundo tema tratado fue una sorpresa. La jefe de Estado contó que el Papa le
habló de “la Patria Grande” y “del rol que están cumpliendo los distintos
gobernantes de América latina, porque trabajaban unidos por la Patria Grande”.
El Papa recurrió a esa expresión porque “era la que utilizaban San Martín y
Bolívar”. La Presidenta confesó que el empleo de esa expresión la “impresionó
mucho”. Por último, ambos responsables evocaron el tema de “la trata de
personas en general y también, específicamente, la esclavitud”. Cristina
Fernández adelantó que hay “un gran compromiso” por parte de Francisco “en la
lucha contra la esclavitud, el trabajo esclavo, la trata de personas”.
No
hubo entonces ni confrontaciones ni desencuentros en el Vaticano. Francisco y
la Presidenta asumieron el papel que les compete y con un par de imágenes bien
destiladas escenificaron un reencuentro. Ella le entregó como presente un
equipo completo de mate confeccionado por una cooperativa del Plan Argentina
Trabaja y un poncho de vicuña de la provincia de Catamarca, “para que se
abrigue del frío europeo”. El Papa le dio el libro de la Conferencia Episcopal
Latinoamericana, un mosaico de la fundación de la basílica de San Pedro y una
rosa blanca en representación de Santa Teresita, que la Presidenta valoró
especialmente ya que se trata de la patrona de El Calafate. CFK también invitó
al Papa, en calidad de jefe de Estado, a venir a la Argentina, ya que la agenda
de Bergoglio incluye en julio un viaje a Brasil, donde encabezará un encuentro
de la juventud.
Existirán,
desde luego, como en todo encuentro “privado”, zonas de asperezas y
negociación, pero lo que trascendió hacia afuera en imágenes y palabras marca
el matiz de la relación futura. La moderación fue mutua. Francisco ya esbozó
hace unos días la línea que podría seguir su papado. En un encuentro con los
periodistas, dijo: “La Iglesia no tiene una naturaleza política sino
espiritual, camina hacia el encuentro con Jesucristo y sólo en esta perspectiva
se puede saber lo que hace la Iglesia Católica”.
Francisco tiene por delante una misión en rompecabezas, empezando por la
acuciante y compleja tarea de remodelar la curia romana, empantanada en una gama
ascendente de escándalos de toda índole. En este contexto, la Presidenta dio
también su impresión personal sobre el Papa: “Lo puedo definir en tres
palabras: lo vi sereno, lo vi seguro, lo vi en paz. Lo vi tranquilo y podría
decirles que lo vi también ocupado y preocupado por lo que va a ser la inmensa
tarea, no solamente la de conducir el Estado del Vaticano sino también el
compromiso de cambiar las cosas que él sabe que deben cambiar”.
En términos
políticos, el viaje de Cristina Fernández a Roma ha sido muy provechoso para
ella y para el Papa. Se sacaron de encima una sombra: una inversión con mucho
rédito político para el Estado del Vaticano y el gobierno argentino. Si se lo
mide en términos de estrategia, el primer paso político que dio Francisco en el
escenario de su pontificado consistió en mostrar públicamente que quien
aparecía hasta ahora como su adversaria almorzó en privado con él a pedido
suyo. Un par de gestos pactados en el buen momento pusieron las relaciones en
otro carril. No hay que ser sordos a las homilías del Papa: todas tienen,
también, una lectura política. En la homilía del primer Angelus celebrado el
domingo, el Papa ahondó en el tema de la misericordia y dijo que de Cristo “no
escuchamos palabras de desprecio ni de condena, sino únicamente palabras de
amor, de misericordia”. La casa Santa Marta, del Vaticano, donde se encontraron la
Presidenta y el Papa, los tuvo como protagonistas de una misericordia muy
oportuna y benéfica para ambos.
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