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EL MUNDO BIPOLAR. EL MUNDO DE LA GUERRA
FRIA.- SOCIALISMO-CAPITALISMO.- La Revolución Universitaria de 1968 – París
Mayo 68’ – no significó en la historia, una simple y
cotidiana huelga en relación a reivindicaciones estudiantiles como contra la
enseñanza memorística, repetitiva, la pésima enseñanza – la falta de preparación de la Docencia – o el interés de los
estudiantes de compartir relaciones sociales – comunicación, estudio e
investigación - en el internado, junto a
la estudiantes mujeres. Cuarenta y cinco años después la verdad se fue abriendo
paso. El Movimiento Universitario
cuestionó total y absolutamente el pacifismo, economicismo y reformismo
absoluto, de la clase obrera de los sindicatos. Cuestionó frontalmente la línea
reformista de los partidos políticos de izquierda: Socialdemocracia, Socialistas y Comunistas.
Este acontecimiento político fue el inicio del Cambio de Época Histórica, cuyo escenario central sería las décadas
de los 70’ y 80’ del siglo XX. La
guerra entre Judíos y Palestinos, la ocupación militar de la Unión Soviética en Checoslovaquia – rompía todo principio política del proletariado y
el socialismo, supuestamente contra la vía reformista y capitalista -, la
convertibilidad del patrón de oro al dólar a nivel mundial y las políticas
desastrosas del Presidente Nixon, el
fracaso y derrota del imperialismo norteamericano en Vietnam, el surgimiento
del Movimiento Verde en Europa y la
defensa del medio ambiente; la radicalización del movimiento por los derechos
civiles de los negros en Estados Unidos. La oposición de millones de jóvenes y
universitarios en Estados Unidos contra la guerra de Vietnam. La
universalización de los Nuevos Movimientos Sociales: Feminista, Derechos Humanos,
Pacifista, Ambientalistas, Contra-culturalistas, terminando la década
con la “revolución sexual”, la crisis institucional de la familia;
grandes y significativos cambios sociales y culturales en la Historia. América latina,
escenario de dictaduras militares, violación de los derechos humanos – crímenes
de lesa humanidad – elevada deuda externa, corrupción generalizada, tierra de
contrabando, crisis de la educación, asistencia en salud y precarización de los
servicios públicos. Marginación de los
derechos fundamentales de la Mujer, ausencia de Liderazgo y surgimiento de
los Paraísos Fiscales. Protestas, huelgas, movilizaciones y Movimientos Sociales anti-dictaduras, anti-crisis
del capitalismo dependiente, (in)surgen
movimientos guerrilleros urbanos en Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia,
etc. En general estamos caminando
políticamente en un mundo Bipolar, el mundo de
la Guerra Fría, capitalismo, Socialismo,
Washington-Moscú. Estados Unidos y la Unión Soviética, el escenario
mundial del capitalismo industrial, empresas y corporaciones multinacionales.
Finales de la década de los 70’ el mundo
capitalista es escenario de tres grandes revoluciones internas: la revolución en el transporte, la
revolución tecnológica y la revolución de la comunicación electrónica, y
con la finalidad de dar un nuevo impulso a la economía capitalista y revertir
la tendencia decreciente de la tasa de beneficios a los propietarios, se hizo
necesario incorporar la nueva tecnología –
robótica, electrónica, informática- a la industria y a los servicios,
proceso que requirió grandes inversiones de capital. Paralelamente las economías imperialistas del G-7, refuerzan y
fortalecen el proteccionismo, pero abren los mercados de todas las economías
del mundo – está ingresando la economía única de libre mercado -, presencia en
todos los mercados del mundo del capital financiero; se dictan Leyes, reglas, normas de carácter mundial para favorecer
el ingreso libre de las economías capitalistas y el comercio imperialista. Pero
en este proceso de fuertes innovaciones tecnológicas, alguien debía pagar la
factura y comienza entonces la época de austeridad y de los sacrificios. Congelación de los salarios, deterioro de
las condiciones de trabajo, aumento de la desocupación, acompañaron con la
reconversión industrial al mismo tiempo se fijaron políticas de restricción de
los derechos laborales. Los países desarrollados impulsaron el crecimiento del
sector servicios, se produjo el primer desplazamiento de una parte de la
industria tradicional a los países periféricos, donde los salarios eran – y son
mucho más bajos – se dio un gran impulso al Turismo como industria corporativa
a nivel mundial.
Tiempos históricos y políticos de la Guerra Fría. Capitalismo y Socialismo. Moscú y Washington.
***
En estas condiciones toma cuerpo la
llamada “mundialización neoliberal” o “globalización neoliberal”
el pasaje de un sistema de economías nacionales a una economía dominada por
tres centros mundiales: Estados Unidos,
Europa y Japón y correlativamente por un grupo de economías, constituido
por países llamados “Los tigres
asiáticos”. O los “cuatro tigres de Asia”: Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y
Singapur. En la siguiente década se produjo el ingreso de China y en cierta
medida de la India, proceso mundializado que se consolida a inicios
de la década del 90’ con la llamada “Deslocalización
Empresarial”, cuando miles de empresas de occidente, marchan hacia el
sudoeste asiático dominadas por la codicia, la ganancia fácil, rápida y el
fundamentalismo consumista. La década de
los 80’ está profundamente marcada por los grandes movimientos sociales, la nueva sociedad civil que “sacuden” las
estructuras del “mundo” Socialista. La
elección del Papa, - por primera vez en la historia un papa no italiano, y
ahora de procedencia: Polonia -. La
explosión nuclear de Chernovil y el
mundo occidental “conoce” en directo las precariedades del socialismo. La Perestroika y el Glásnost del Presidente
Gorbachov abren las reformas capitalistas y el fin del socialismo al mundo.
Funciona la Comisión Trilateral del
Congreso, presidida por el brillante académico norteamericano Samuel Huntington e integrada por los profesores Michel Crozier – Francia - y
Joji Watanuki – Japón, deben trabajar políticamente en relación a las
nuevas políticas globales dentro de la democracia liberal representativa y el
propio Estado en crisis. La Gobernabilidad
“Democrática”, propuesta de la Comisión, ante la falta de
políticas de Estado, oportunas, viables, democráticas en la solución de los
problemas, reivindicaciones y derechos de los trabajadores. La Primer Ministro en el reino Unido, la Sra. Magareth Thatcher expresa que
el Estado y el modelo están en crisis final. El presidente Reagan reafirma. El Estado no es la solución, el Estado es parte
del problema. El canciller alemán sr. Kohl ratifica y consolida el neoliberalismo, el catecismo
universal de la economía única de libre mercado, el mandamiento “divino” de la globalización
neoliberal y un mundo en crisis el y el cambio de época histórica. La Caída del Muro de Berlín, el fin del socialismo
realmente no existente, la crisis de las ideologías y la política, así como
la crisis de los grandes Paradigmas Históricos. “El fin de la historia” para el Dr. Francis Fukuyama. Se imponen las
políticas globales del Consenso de Washington. Protagonismo del Fondo Monetario
Internacional, del Banco Mundial, y las propias Naciones Unidas en el centro de
su propia crisis institucional. Fin de la Guerra Fría. Fin de la Bipolaridad,
socialismo capitalismo y surgimiento de un mundo donde la UNIPOLARIDAD mundial del Estado corporativo
global, es la imposición del mercado, de las corporaciones
y el inicio, la era, de la transnacionalización de los monopolios imperialistas.
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La verdad los hará libres.
INTEGRACIÓN
REGIONAL: EMANCIPACIÓN O REGENERACIÓN CAPITALISTA.
*****
Decio Machado.
Rebelión. Miércoles 7 de agosto del
2013.
Momentos previos:
la desaparición del mundo bipolar.
El Mundo Bipolar. La Guerra Fría. Socialismo y capitalismo. Moscú. Washington.
Un anquilosado sistema
político y la falta de libertades que este conllevó, generaron inconformidad y
críticas tanto al interior de la antigua Unión Soviética como en los países europeos
del bloque socialista. Este clima de descontento social se agudizó, cuando el
crecimiento económico (1) y los
niveles de vida quedaron estancados, a partir de la década de los setenta.
La inversión en el
desarrollo de la industria militar, condición a la que la URSS se vio abocada
ante la carrera armamentística que se suscitó durante toda la “guerra fría”,
tuvo un costo altísimo para la población soviética, lo que no permitió un
adecuado desarrollo de la oferta de productos, la innovación en los bienes de
consumo y el confort de la población.
La paralización de la
producción mundial y el consiguiente hundimiento del comercio internacional
consecuencia de la “Crisis del Petróleo” (1973-1975), agravó la situación
interna del sistema soviético, dado que se redujeron sus exportaciones a la par
que se dificultaron las importaciones de productos básicos –cereales y otros-
que eran necesarios para cubrir la demanda alimentaria interna. Con la llegada
del neoliberalismo y la globalización en la década de los ochenta, el
capitalismo mundial inicia una profunda reconversión tecnológica (desarrollo
científico y nuevas tecnologías) y empresarial (consolidación de las
corporaciones transnacionales como la nueva forma de reproducción del sistema
capitalista a nivel mundial) que deja atrás al bloque socialista tanto en
ámbito económico, como científico y tecnológico.
La llegada al poder en 1985
de Mijail Gorbachov, significó la aplicación de políticas de reformas
denominadas propagandísticamente como perestroika (restructuración) y glasnot
(transparencia). Es en esta coyuntura política en la que comienzan a
desmoronarse uno a uno los distintos gobiernos existentes en los países de
Europa del Este. Las elecciones en la Federación Rusa de julio de 1990 dan la
presidencia a Boris Yeltsin, lo que conllevó como reacción una fracasada
intentona golpista en agosto de 1991, dimitiendo Gorbachov en diciembre de ese
mismo año y fragmentándose a la par la vieja URSS en dieciséis repúblicas
independientes. Este proceso marcó el fin de la denominada “Guerra Fría” y el mundo bipolar conformado tras la Segunda Guerra
Mundial, generalizándose la expansión del neoliberalismo hacía países que hasta
entonces se habían mantenido bajo la órbita soviética.
Nuevo orden internacional y el Pensamiento Único.
Aunque el término “Nuevo Orden Mundial” fue usado en el
documento de los Catorce Puntos del presidente Woodrow Wilson (el 8 de enero de
1918) y tras la Segunda Guerra Mundial, cuando perfilaban los planes de
creación de las Naciones Unidas y los Acuerdos de Bretton Woods (2), su uso más amplio y reciente se
origina en la fase final de la Guerra Fría.
En 1990 los presidentes
Gorbachov y Bush usaban el término para definir una nueva etapa de cooperación
y entendimiento superadora de la Guerra Fría entre las dos superpotencias. En
enero de 1991, unos días después de que comenzara la “Operación Tormenta del Desierto” (nombre operacional
estadounidense dado a la primera Guerra del Golfo e invasión de Irak), la
revista Time indicaba: “Mientras caían las bombas y se disparaban los misiles,
las esperanzas de un nuevo orden mundial cedieron lugar al desorden común”.
Sin embargo, el término
Nuevo Orden Mundial se redefine tras la desaparición de la URSS, pues el
capitalismo logra alcanzar la primacía mundial absoluta. Entramos en la era de
la globalización neoliberal, de la occidentalización intensificada y del
pensamiento único.
El mundo UNIPOLAR. El Estado Corporativo global. Estados Unidos. La Caída del Muro de Berlín. "El fin de la Historia" . El fin del socialismo NO existente.
***
No había pasado un año de
la desaparición de la URSS y recién había terminado la primera Guerra del
Golfo, cuando aparece la publicación El fin de la Historia y el último hombre (3) del politólogo neoconservador Francis Fukuyama en 1992. En dicha
obra, Fukuyama desarrolla su tesis: la historia humana como lucha entre
ideologías ha concluido, comienza un mundo basado en la política y economía
neoliberal, la cual se ha impuesto a las “utopías” tras el fin de la Guerra
Fría y la desaparición de la antigua Unión Soviética. Para el autor, las
ideologías habían dejado de ser necesarias y su lugar había sido sustituido por
la economía. Este gurú del neoliberalismo político y el nuevo pensamiento único
llegaba a decir que, “el fin de la historia significaría el fin de las guerras
y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través
de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de
batallas”. Apenas seis años más tarde, este “nuevo pacifista” firmaba junto a
otros neocons como Robert Kagan, Richard Perle, William Kristol o John Bolton,
una carta al presidente Clinton solicitando una segunda invasión de Irak,
deseos que vieron cumplidos en 2003 por obra y gracia del gobierno de George W.
Bush (Acosta y Machado, 2012).
En realidad el Nuevo Orden Mundial, al igual que el
viejo, se encontraba asentado sobre la desigualdad, la hipocresía, el racismo y el
colonialismo, lo que nos hace indicar que esta nueva etapa no
significaba más que “la reglamentación de
la piratería internacional” (Chomsky,
1992). El poder político quedó desplazado como poder principal, asumiendo
el poder principal las grandes empresas y los grandes grupos financieros,
apoyados en los grandes grupos mediáticos (Ramonet,
2008). La globalización por lo tanto, no ha hecho más que profundizar un
fenómeno que ya se venía manifestando con anterioridad, la disminución de los
ámbitos de decisión políticos del Estado nacional.
Bloques regionales y las economías emergentes.
En una economía
globalizada, el regionalismo se constituyó en el mecanismo recurrente que los
gobiernos de diferentes países ubicados en muy distintas partes del planeta
utilizan para orientar su integración económica, promover su desarrollo interno
e insertarse en el sistema internacional.
De esta manera, los bloques económicos se están
convirtiendo en organizaciones internacionales que agrupando a países, buscan
obtener beneficios mutuos en el comercio internacional y otras lógicas
económicas, sin perjuicio de que en la mayor parte de los casos la conformación
de bloques de países tiene difícil distinción entre lo político y lo económico.
Podemos destacar cuatro importantes bloques económicos regionales: Unión
Europea (UE), Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA),
Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y
Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Digamos que desde una
perspectiva clásica, los objetivos de la integración en enmarcan en: estrechar
relaciones entre países, reducir riesgos de conflictos armados, reducir las
asimetrías entre grandes y chicos, promover una convergencia en el desarrollo
hacia arriba, y promover la industrialización y los servicios por medio de
complementaciones económicas.
La integración efectiva
desvía comercio, esto es, en lugar de exportar e importar desde la
globalización, se comercia más entre los miembros de la integración.
En la actualidad los
bloques económicos suelen tener carácter regional, mientras que las relaciones
comerciales de carácter no regional suelen tener un perfil bilateral o darse
entre bloques comerciales.
A su vez, los vacíos
generados por el fracasado intento de establecer un Nuevo Orden Mundial que
pretendió ser unipolar, con su eje sobre unos EEUU en franca decadencia,
permitió el crecimiento y la expansión de potencias regionales en los cinco
continentes -quienes paulatinamente van asumiendo su nuevo rol como nuevos
centros de poder mundial-. Es en este contexto donde surge el denominado grupo BRIChS que reúne en sus siglas a las
cinco economías emergentes más importantes del planeta: Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica (4).
Sin embargo, los BRIChS no son un bloque cohesionado de
países y la competencia entre ellos es un hecho: el ascenso chino preocupa a
los diferentes países del sureste asiático, en especial al Japón; India y China
compiten permanentemente en la disputa por los mercados asiáticos; Brasil se ha
transformado en un gran proveedor de materias primas para China, pero a su vez
depende del gigante asiático para afianzar su prosperidad económica, a la par
de que ambas potencias compiten por los recursos naturales en el continente
africano; Rusia y China coinciden en su política exterior con respecto a
Oriente Medio, pero suelen incidir en sus desencuentros respecto a todo lo
demás; por su parte Sudáfrica tiene escasa población (mercado interno) y carece
de las perspectivas de crecimiento económico a largo plazo que tienen las otras
cuatro economías emergentes. Cabe indicar también, que aunque el comercio entre
estos cinco países está creciendo aceleradamente, no se ha firmado ni un solo
acuerdo que les libere de barreras arancelarias entre ellos.
Aunque el ascenso
continuado de los BRICS es un hecho, cabe reseñar que el crecimiento chino deja
muy atrás al resto de economías emergentes. Estas cinco economías emergentes se
aproximarán al tamaño total de las ocho mayores economías desarrolladas de aquí
a 2030, y se prevé que a mediados de siglo constituyan casi el doble del tamaño
del G-8 (Van Agtmael, 2012).
En contraposición, los
datos económicos, educacionales y militares disponibles de los EEUU indican que
sus tendencias negativas se incrementarán paulatinamente hasta el año 2020 y es
probable que alcancen una masa crítica como muy tarde en 2030 (McCoy, 2010).
No es casualidad que el
Consejo Nacional de Inteligencia de EEUU
admitiese, en el año 2008 y por primera en su historia, que el poder global del
Imperio se encuentra en una trayectoria descendiente. En uno de sus periódicos
informes de perspectiva, Tendencias Globales 2025, el Consejo indicaba que “la
transferencia de riqueza y de poder económico global, tiene lugar a grandes rasgos,
de Occidente a Oriente (…) hecho sin
precedentes en la historia moderna”.
Según las proyecciones
realizadas en varios centros de investigación económica de los EEUU, se prevé
que dicho país pasará en 2026 al segundo puesto (tras China) en el ranking de
producción económica, y al tercer puesto en 2050, detrás de la India. De igual
manera, se estima que los científicos chinos asuman el liderazgo mundial en
ciencias aplicas y en tecnología militar (5)
dentro de la década del 2020.
El proceso de integración regional suramericano.
En el ámbito de la
integración entre los países latinoamericanos se destacan los siguientes
espacios: Comunidad de Estados Americanos y Caribeños (CELAC) y Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), en el ámbito continental; Cumbre de las Américas (con
Canadá y EEUU) -herencia que quedó del ALCA-
y las Cumbres Iberoamericanas -con España y Portugal-, como modelos mixtos en
los cuales se involucran países de otras regiones; Sistema de Integración
Sudamericana (SICA), Comunidad de
Estados del Caribe (CARICOM),
Comunidad Andina (CAN) y Mercado Común del Sur (MERCOSUR), en el ámbito de la integración subregional formal;
Asociación Latino Americana de Integración (ALADI)
-donde participan 14 países-, Tratado de Libre Comercio de México con EE UU y
Canadá (TLCAN) y la Alianza del
Pacífico -Chile, Colombia, Perú y México-, como los acuerdos comerciales más
destacados al interior del subcontinente; Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), como
tratados político-comerciales; Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) -con enfoque de cuenca y
relevancia al ambiente-, o el Fondo de Cooperación Económica y Desarrollo para
la Cuenca Rio de la Plata (FonPlata), como otro modelo de acuerdos
subcontinentales.
Limitándonos al ámbito de
la integración suramericana, habría que señalar que las poblaciones de América
del Sur viven con ilusión el proceso de integración regional en marcha, aunque
existe un notable desconocimiento entre la ciudadanía regional sobre cuál es su
origen y objetivos, fruto de la confusión generada por una propaganda cargada
de consignas bolivarianas cuyos antecedentes se remontan a la época de la
independencia. Más allá de ello, hemos de indicar que para los países de la
región, el regionalismo dejó de ser un tema acotado a expertos comerciales y
diplomáticos, formando parte en la actualidad de las temáticas cotidianas de
las diferentes políticas nacionales en cada uno de los países implicados. La
región aparece como un nuevo horizonte de acción a tener en cuenta en cualquier
ámbito a tratar dentro de las políticas nacionales: salud, educación, tecnología, infraestructuras, comercio,
gobernabilidad, etc.
A través del proceso de
integración suramericana, los países implicados buscan su estabilidad sistémica
como resultante de la puesta en común de mercados y recursos. Bajo el objeto de
favorecer el desarrollo nacional, dicha integración aparece como una de las
fuerzas motrices que explican el interés de los países suramericanos por
participar en el proceso de integración regional más allá de las sensibilidades
ideológicas de cada uno de sus gobiernos.
En los hechos, el interés
inicial en integrarse se basó en: revertir tendencias al conflicto entre países
del área y los correspondientes costos -políticos y económicos- que para la
región se pudieran originar fruto de un desencuentro de estas características;
así como enfrentar de mejor manera los distintos tipos de desafíos externos
-crisis internacional y sus consecuencias-, mejorando la capacidad de
negociación, especialmente en el ámbito comercial, con otros países (Peña,
2009).
La herramienta utilizada
para desarrollar dicha integración fue la UNASUR
(6), un organismo regional que pretende construir una identidad y
ciudadanía suramericanas, al igual que desarrollar un espacio regional
integrado. Conformado por los doce países que componen Suramérica, la UNASUR integra una población cercana a
400 millones de habitantes (aproximadamente el 68% de la población de América
Latina).
El proyecto de integración
regional tiene como objetivo fundacional construir de forma consensuada un
espacio de integración y unión en lo socioeconómico y político entre sus
integrantes, utilizando el consenso en la aplicación de políticas para tratar
asuntos relativos a la educación, energía, infraestructura, financiación y medio
ambiente entre otros.
La integración comercial en Suramérica.
La integración comercial ha
sido una condición necesaria en la construcción de todos los bloques regionales
existentes en la actualidad.
En términos teóricos y
desde una perspectiva comercial, “integrar” se traduce en construir un espacio
económico ampliado superador del viejo modelo de “unidad de comercio” (Estado
nación), ya en crisis fruto de la globalización económico capitalista. En
términos prácticos, implica la eliminación de barreras comerciales para la
importación/exportación entre los países socios del bloque regional.
En esa línea, durante los últimos años se han profundizado los acuerdos que buscan la liberalización del comercio entre los países de América Latina, habiendo sido dinámico el rol desarrollado por la ALADI y el MERCOSUR en este sentido. También se han realizado negociaciones comerciales preferenciales comunes entre los países del MERCOSUR y terceros, dándoles rango de miembros asociados e incrementando con ellos regularmente los márgenes de preferencias otorgados a fin de lograr una Zona de Libre Comercio (ZLC) ampliada.
En esa línea, durante los últimos años se han profundizado los acuerdos que buscan la liberalización del comercio entre los países de América Latina, habiendo sido dinámico el rol desarrollado por la ALADI y el MERCOSUR en este sentido. También se han realizado negociaciones comerciales preferenciales comunes entre los países del MERCOSUR y terceros, dándoles rango de miembros asociados e incrementando con ellos regularmente los márgenes de preferencias otorgados a fin de lograr una Zona de Libre Comercio (ZLC) ampliada.
El eje económico de la
integración suramericana no se disgrega del político, y así en su discurso
fundacional de UNASUR, en junio del
año 2008, el entonces presidente brasileño Lula da Silva indicaría: “Más de 300
millones de hombres y mujeres se benefician hoy de una fase excepcional de
crecimiento económico y de exitosos programas de inclusión social. Ellos son la
base de producción enorme y gran mercado de bienes de consumo. No es
coincidencia que ahora somos uno de los principales puntos de atracción de
inversiones en el mundo” (7).
El crecimiento de las economías de América del Sur se basa, en gran medida, en el impulso del consumo privado, el cual obedece a una sustancial mejora de los indicadores laborales y al aumento del crédito. Fruto de ello, se produce el agotamiento de la capacidad productiva ociosa, provocado por un incremento sostenido de la demanda interna. Esta situación se enmarca en la mayor disponibilidad de crédito, lo que genera aumento de la inversión y el consiguiente crecimiento económico.
El crecimiento de las economías de América del Sur se basa, en gran medida, en el impulso del consumo privado, el cual obedece a una sustancial mejora de los indicadores laborales y al aumento del crédito. Fruto de ello, se produce el agotamiento de la capacidad productiva ociosa, provocado por un incremento sostenido de la demanda interna. Esta situación se enmarca en la mayor disponibilidad de crédito, lo que genera aumento de la inversión y el consiguiente crecimiento económico.
Asimismo, el crecimiento
sostenido está repercutiendo de manera positiva en la capacidad de creación de
empleo en las economías de la región, lo que permite avanzar en la reducción de
la tasa de desempleo (8). La
continuidad del crecimiento y la mejora (cuantitativa y cualitativa) de los
indicadores laborales permite obtener un descenso escalonado de los indicadores
de pobreza (9).
A raíz del incremento de
precios internacionales de alimentos y combustibles, se generó un relativo
endurecimiento de la política monetaria en diversos países suramericanos, lo
que ha generado un incremento en el diferencial entre las tasas de interés
internas y las internacionales, presionando hacia la apreciación de los tipos
de cambio regionales. Los países de la región continúan incrementando sus
reservas internacionales, pero este aumento ya no responde tanto al saldo de la
cuenta corriente (que en la mayoría de los países es crecientemente
deficitaria) sino al de la cuenta financiera y, en especial, a las operaciones
de menor plazo relativo (CEPAL, 2011).
Desde la firma del Tratado
de Asunción (1991) (10) el comercio
entre los socios del MERCOSUR se ha
incrementando notablemente. No obstante, este aumento de las relaciones
comerciales entre países adherentes no ha sido uniforme. Se puede apreciar como
desde 1993 Argentina se convirtió en el segundo proveedor de Brasil (tras los
EEUU), habiéndose mantenido este como segundo abastecedor de Argentina. Si bien
es cierto que ha aumentado considerablemente el intercambio comercial en la
región, las asimetrías de los países más pequeños respecto a los dos gigantes
suramericanos ha generado diferencias productivas y negociadoras en la región,
lo que ha permitido que los socios mayores acaparen en conjunto entre 1992 y
2008 entre cerca del 97% de la exportación realizada por MERCOSUR y alrededor del 93% de las importaciones durante el mismo
periodo (11). Fruto de dichas desigualdades,
Brasil y en segundo lugar Argentina proveen a los restantes miembros de la
unión aduanera principalmente bienes con creciente grado de industrialización,
en los que poseen notables ventajas comparativas respecto a sus socios menores
(Vázquez, 2009). Mientras continúa creciendo la importancia de las ventas
brasileñas en las compras totales de sus socios, la participación del resto de
miembros en las importaciones realizadas por Brasil se ha reducido de forma
considerable.
Pese a lo anterior, diferentes
analistas coinciden en que la acertada respuesta de la región y MERCOSUR, ante la crisis internacional
de 2008 permitió la oportunidad de profundizar en: reactualizar la política
integracionista, relanzar propuestas de carácter regional en la lógica de
reinserción adecuada e inteligente en el mercado internacional, revitalizar la
firma de nuevos proyectos de desarrollo menos dependientes de los vaivenes del
mercado internacional, renovar compromisos en políticas sociales enfocadas a la
reducción de la pobreza, y la reafirmación de la vía democrática para
garantizar la gobernabilidad y la buena vecindad
Sin embargo, esta
recuperación de la región, la cual ha tenido a China y la zona Asia-Pacífico
como ejes claves, se ha desarrollado en base a la exportación masiva de commodities, en especial en el ámbito
de los alimentos, la minería no procesada y el petróleo. Esta situación ha
propiciado la reprimarización de las
economías locales, a la par que anula la posibilidad de nuevos enfoques
productivos y lógicas de desarrollo basadas en lentos procesos de incorporación
de valor agregado a los rubros exportados (Caetano, 2011).
Por lo tanto, el creciente comercio hacia China desde la región, conlleva a su vez a un notable proceso de reprimarización exportadora. La proporción de exportaciones basadas en recursos naturales es muy alta, llegando al orden del 80% a 90% en los países andinos y en MERCOSUR casi al 60%. Todos los países del Cono Sur aumentaron la exportación de materias primas y se han des-industrializado, incluido Brasil.
Por lo tanto, el creciente comercio hacia China desde la región, conlleva a su vez a un notable proceso de reprimarización exportadora. La proporción de exportaciones basadas en recursos naturales es muy alta, llegando al orden del 80% a 90% en los países andinos y en MERCOSUR casi al 60%. Todos los países del Cono Sur aumentaron la exportación de materias primas y se han des-industrializado, incluido Brasil.
Dependerá de la “dudosa”
voluntad integradora de Brasil el fusionar dos espacios que son
complementarios, como UNASUR y MERCOSUR,
lo cual debería conllevar también la integración a la unión aduanera de países
como Guayana o Surinam.
Sin ignorar el paradigma
económico con el que se fundó al MERCOSUR
y del político con el que nació la UNASUR,
es cierto que ambos proyectos se complementan fruto del rol diferenciado que
desempeñan en ellos los Estados partícipes. En este sentido, cabe señalar que
no actúan de igual manera Argentina o Brasil en MERCOSUR que en UNASUR.
Hay que considerar a su vez, que el modelo de integración económica que engloba
MERCOSUR ha sido superado por la UNASUR (ampliando los ámbitos de
interrelación económica a la energía, infraestructura, seguridad…). En
principio, no deberían encontrarse en contraposición un proceso y el otro,
siempre y cuando los objetivos y actividades de ambos proyectos evolucionen de
forma sincronizada.
Referente a su relación con
el exterior, el MERCOSUR y la UNASUR también se complementan, pues
generan dos vías que juntas se refuerzan bajo el objetivo de obtención de
acuerdos bilaterales o multilaterales relativos a diversas materias, lo que
permite la ampliación de redes de integración para las partes involucradas.
El rol de Brasil en el proceso de integración
regional.
El gigante sudamericano se
muestra como el único país con perfil de hegemónico en la región, a distancia
de Argentina, y repartiendo su liderazgo regional entre el MERCOSUR y la UNASUR.
Aunque Brasil ha sido actor
protagónico en situaciones políticas internacionales de referencia
(participación en el Grupo de los 69 en la Ronda de Tokio, en el Grupo
Contadora para la paz en Nicaragua o la coordinación del MINUSTAH –cascos
azules- en Haití), su mayor despliegue en política exterior fue la campaña
desarrollada con el fin de obtener un asiento permanente en el Consejo de
Seguridad de las NNUU. Brasil
legitimó su discurso como postulante al Consejo de Seguridad planteando que
representaría los intereses de toda América Latina en materia de seguridad,
cosa que despertó inquietudes en determinados países de la zona (12).
En lo que respecta al MERCOSUR, Brasil ha mantenido desde su
fundación una posición de liderazgo, incrementado los niveles de dependencia a
su economía por parte de países como Argentina, Uruguay y Paraguay (queda por
ver sus efectos sobre la recién incorporada Venezuela (13)).
De igual manera lo ha hecho
Brasil en la UNASUR, visualizando su
liderazgo en momentos clave, como cuando el presidente Lula da Silva entró a mediar en la crisis entre Colombia, Venezuela
y Ecuador a raíz de los bombardeos en Angostura (14). La intervención de Lula propició la creación del Consejo de
Seguridad Suramericano, lo que ha permitido coordinar las políticas de
seguridad entre los países miembros.
Con esta propuesta, Brasil
dejó muy clara su voluntad de establecer un régimen de seguridad suramericano,
en decremento de la OEA y dejando
fuera a los EEUU respecto a asuntos
de seguridad y defensa en la región.
Respecto a los foros
internacionales de comercio, las delegaciones brasileñas han tenido papel
protagónico en varias de ellas (Ronda de Tokio del GATT, Ronda de Uruguay y otras), asumiendo habitualmente el rol de
vocero regional a la par de no haber consensuado nunca sus posiciones con el
resto de países vecinos. En este sentido, UNASUR
le sirve a los brasileños siempre y cuando este acorde a sus objetivos, pero se
cuidan de negociar su política comercial con los restantes socios, lo que
obstaculiza cualquier posición comercial articulada en el bloque.
En lo referente a la
Amazonía, desde la constitución del Tratado de Cooperación Amazónica (1982), Itamaraty ha ido consolidando su propia
política respecto a la cuenca: soberanía territorial del conjunto de la
Amazonia –incluyendo los territorios amazónicos de Colombia, Perú, Ecuador,
Venezuela y Guayana-, frente a la intervención de transnacionales
(especialmente corporaciones farmacéuticas) y ONGs estadounidenses y europeas.
En la actualidad los
brasileños profundizan su propuesta de control de la cuenca, vinculando
Amazonía a la soberanía nacional y por lo tanto al Consejo de Seguridad
Suramericano. Según comentó el ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorím, es necesario que la UNASUR proteja la biodiversidad, los
alimentos, agua potable y otras riquezas de los países que la componen, tras
considerar que en las próximas décadas “podríamos ser afectados por guerras
entre países de fuera de la región en disputa por recursos naturales”(15).
Brasil y su necesidad de energía.
Brasil y su necesidad de energía.
Desde los tiempos de la
dictadura militar, Brasil tiene como
objetivo su autosuficiencia energética. Su riqueza de recursos naturales sumada
a una planificada política energética ha tenido como resultado que tan solo
importen el 9% de la oferta energética.
La pretensión brasileña no
es solo autoabastecerse, sino también convertirse en breve en un importante
exportador de energía (petróleo y al etanol (16)). En 2008, los brasileños exportaron etanol por 2.400 millones
de dólares (más del 50% se dirigió a Europa y EEUU); en 2009 firmaron un
tratado de aprovisionamiento de petróleo a largo plazo con China, negociando en
paralelo un tratado con Mozambique para el desarrollo de cooperación en el
sector energético y agro-combustibles (17);
en el 2010, las exportaciones de petróleo se habían triplicado, alcanzando la
cifra de 4.000 millones de dólares americanos (18) (Gobmann y Quiroga, 2012).
Brasil estima que su
necesidad energética se incremente en 4,6% anual hasta el 2019. El incremento
de electricidad es del 30% durante la última década, aunque se han diversificado
fuentes de energía.
En los últimos años han
encontrado diversos campos petrolíferos frente a la costa meridional del país,
estimando sus reservas en el 40% de las existencias mundiales en alta mar (19), lo cual ya le permite al gobierno
brasileño tener como objetivo triplicar la explotación petrolera de aquí al
2020 (20).
El plan energético
brasileño se complementa con algo de energía nuclear (21), mayor inversión en energía hidráulica (22), y aprovechamiento del potencial aeólico.
La resurrección de la IIRSA.
La resurrección de la IIRSA.
Aunque la iniciativa nace
en agosto del año 2000, con el objetivo central de avanzar en la modernización
de la infraestructura regional y en la adopción de acciones específicas para
promover su integración y desarrollo económico y social, el proyecto estuvo
auspiciado bajo un enfoque claramente neoliberal.
Durante su coordinación del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planificación (Cosiplan) de la UNASUR, once años después, los brasileños impulsaron la aprobación de un nuevo Programa de Acción Estratégica que prioriza la ejecución de 31 proyectos de infraestructura en los próximos 10 años, con una inversión estimada de 16 mil millones de dólares.
Durante su coordinación del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planificación (Cosiplan) de la UNASUR, once años después, los brasileños impulsaron la aprobación de un nuevo Programa de Acción Estratégica que prioriza la ejecución de 31 proyectos de infraestructura en los próximos 10 años, con una inversión estimada de 16 mil millones de dólares.
Aunque este nuevo plan de
integración 2012-2022 establece la construcción de muy diferentes vías de
comunicación, aunque se priorizó inicialmente sobre cuatro proyectos que ya
formaban parte de la antigua IIRSA:
el corredor ferroviario entre los puertos de Paranagua (Brasil) y Antofagasta
(Chile) con un costo de 3.700 millones de dólares; la carretera
Caracas-Bogotá-Buenaventura-Quito-Pacífico valuado en 3.350 millones de
dólares; el ferrocarril bio-oceánico Santos-Arica trecho boliviano que costará
3.100 millones; y la carretera Callao-La Oroya-Pucallpa de 2.500 millones de dólares
(SENA-FOBOMADE, 2012).
Aunque UNASUR ha desarrollado un grupo de trabajo para la búsqueda de
financiamientos de la resucitada IIRSA, existen altas probabilidades de que el
financista principal termine siendo el Banco Nacional de Desarrollo Económico y
Social de Brasil (BNDES), con su
correspondiente incidencia para la contratación de contratistas brasileños.
El neo
imperialismo brasilero.
Brasil alienta la
internacionalización del capital privado y las inversiones brasileras en los
países de la región con el objetivo de crear flujos comerciales y asumir un
papel cada vez más importante en el mercado mundial. A su vez, el gobierno
brasileño fortalece a la penetración de sus empresas con el fin de que actúen
como multinacionales regionales (23).
Al BNDES se ha convertido
en el financiador de mega-proyectos latinoamericanos, todos condicionados a la
contratación con empresas brasileñas o la compra de bienes y servicios, mientras
que la Cancillería en Itamaraty se convirtió en una plataforma de negocios brasileños
hacia el exterior (24). Las
constructoras brasileñas han quintuplicado su presencia en el exterior durante
la última década.
Brasil desarrolló una
alianza estratégica entre el Estado y el capital privado para la realización de
mega-proyectos vinculados al “desarrollo”, bajo un diseño que sistemáticamente
busca la satisfacción de necesidades para la industria brasilera. Estos
proyectos tienen notables déficits a la hora de tomar en cuenta las necesidades
del mercado local y los costos socio-ambientales que generan.
El poderío militar de la región vs el poderío
militar brasileño.
La Estrategia Nacional de
Defensa brasileña se diseñó durante el segundo mandato del ex presidente Lula;
lo cual está permitiendo la dinamización de su industria militar.
La Armada brasileña
potencia de manera acelerada su capacidad militar e incluso construye
submarinos nucleares para el control de su plataforma marítima, mientras se
contempla la implementación nuevas brigadas terrestres para seguridad en
fronteras, y se pone en marcha la construcción aviones militares para entre
otros objetivos, cubrir adecuadamente el control del espacio amazónico.
En agosto del año pasado,
Brasil desplegó 9.000 soldados en el límite con la Argentina, Paraguay, Bolivia
y Uruguay como parte de una serie de operativos dirigidos contra el crimen organizado
y el narcotráfico. (25).
Sin embargo, para diversos
analistas militares suramericanos, a través de la “Operación Ágata 5” se
exhibió frente a los vecinos la capacidad de control, comunicación e
inteligencia de las Fuerzas Armadas brasileñas y su poderío militar en el
subcontinente. Dicha operación militar también funcionó como un mensaje
tranquilizador para los miles de brasileños que han adquirido tierras y
trabajan en zonas fronterizas de Bolivia y Paraguay. Fuera de las operaciones
Ágata, Brasil envió el pasado año soldados a su frontera con Bolivia tras que
surgieran reportes de que militares andinos amenazaron con expulsar a los
brasileños que allá residen.
Coyuntura y conclusiones
Aunque determinados países
emiten signos de querer desbloquear esta situación, los acuerdos de integración
más ambiciosos en la región se encuentran en este momento en estancamiento
político/institucional. La Comunidad Andina subsiste a duras penas y MERCOSUR se encuentra en una crisis por
incumplimiento de las obligaciones del tratado constitutivo en especial por
Argentina y Brasil, y también debido a que Argentina y Brasil firmaron acuerdos
de comercio que excluyen a los demás socios. Más recientemente Argentina ha
adoptado una política comercial unilateral que traba importaciones de todos,
incluidos sus socios en el MERCOSUR.
Esta situación ha generado la paralización del proceso de integración, y bajo
estas condiciones se suspendió a Paraguay consecuencia de la llegada al poder
de un gobierno altamente cuestionado. Por su parte, Venezuela se encuentra en
fase de ingreso, pero su proceso durará años, dado que exige reformas
arancelarias imposibles de realizar de manera inmediata.
Por otro lado, a pesar de
los avances en materia no comercial (muchos progresos en cuestiones
migratorias, culturales, educativas o salud), la integración regional se
debilita y sus instituciones se transforman en foros políticos. En ese proceso
se encuentra el MERCOSUR y la UNASUR.
Mientras se reducen las medidas para cooperación comercial y productiva (no se
respetan acuerdos regionales –caso de Argentina con sus controles a la
importación-, los países continúan compitiendo entre ellos por la explotación
de productos primarios y no se coordinan políticas comunes en sectores claves
como energía y agro-alimentos), se desarrolla una mayor coordinación entre
países en materia de relaciones como bloque con el exterior, así como en la
estabilización democrática interna –apoyo a Evo en su crisis institucional o
acuerdos para la exclusión de Paraguay en determinados foros-.
Por su parte Brasil
mantiene su tendencia a convertirse en un actor más global que latinoamericano.
En MERCOSUR, los brasileños han
impuesto acuerdos que deberían ser en esencial inter-gubernamentales, lo que
hace que se carezca de la supra-nacionalidad de la Unión Europea. Por su parte,
que la UNASUR se “desperece” depende de los brasileños y no podemos olvidar que
Brasil solo se sumó al Banco del Sur tras haber reducido notablemente sus
aristas alternativas, tiene como política la expansión de un reducido número de
transnacionales brasileñas (26); y,
realineamiento de actores sociales apoyando este modelo (27).
La consecuencia de este
tipo de política se visualiza en el hecho de que se repite la subordinación de
los países periféricos –en este caso a Brasil- vendiendo sus materias primas o
energía al gigante suramericano a cambio de autos y camiones por poner tan solo
un ejemplo.
Brasil utiliza a la UNASUR y al MERCOSUR como instrumentos
para consolidar su liderazgo regional, y es por ello que el presidente de
Uruguay, José Mujica, advertía a finales del año pasado a los brasileños de la
siguiente manera: “Nosotros en cada instancia relativamente difícil podemos
tener enemigos exteriores, pero los peores enemigos somos nosotros mismos (...)
En el caso del Brasil, nosotros les dijimos bien lo que pensamos: la época de
los ingleses pasó. Si queremos unificar no vengas a colonizar, vení a
asociarte, vení a buscar aliado, vení a juntar barra, pero no vengas a
apropiarte de todo” (28).
Existe un déficit notable
en afrontar regionalmente los nuevos desafíos nacionales, continentales y
globales. Eso se visualiza en la carencia de políticas concretas respecto a
problemas globales como el cambio climático o comercio de alimentos; y de igual
manera en problemas regionales como la coordinación industrial dentro de
América del Sur. A pesar de un fuerte discurso de ascendencia bolivariana en el
conjunto de los países de la región, estos no coordinan entre sí aspectos
prioritarios de respectivas políticas, a la par que Brasil no coordina con
nadie ni su política económica ni su política internacional.
Dicha situación genera como consecuencia directa que los países más pequeños de subcontinente (Bolivia, Ecuador, Paraguay o Uruguay) no coordinen tampoco entre ellos a pesar de los muchos incentivos que tal coordinación generaría.
Dicha situación genera como consecuencia directa que los países más pequeños de subcontinente (Bolivia, Ecuador, Paraguay o Uruguay) no coordinen tampoco entre ellos a pesar de los muchos incentivos que tal coordinación generaría.
*****
(1) La URSS, tras la Segunda Guerra Mundial, desarrolló una política de crecimiento industrial acelerado, con base en el autoabastecimiento energético -fue el único país desarrollado con capacidad de autoabastecerse- y fuerte producción metalúrgica. La explotación de los inmensos recursos naturales de los que disponía la URSS -incluido petróleo, gas y minería-, fue la base sobre la que se sustentó su política de crecimiento. Si bien en los países del “socialismo real” no se estimuló el consumo (no había interés por el aumento de la tasa de retorno del capital privado ni necesidad de utilizar mecanismos de ampliación de mercados), el centralismo burocrático basó sus objetivos en el desarrollo del crecimiento de la producción, en el marco de una competencia creciente con el mundo desarrollado capitalista. Dicha industrialización se desarrolló a costa del sector agrario, y por consiguiente se generó la imposibilidad de atender las necesidades biológicas de la población. (2) Los acuerdos de Bretton Woods son las resoluciones de la conferencia monetaria y financiera de Naciones Unidas –la cual se realizó en el complejo hotelero de Bretton Woods en Nueva Hampshire (EEUU)- entre el 1 y el 22 de julio de 1944. Allí se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo para el período de posguerra. En él se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional y el uso del dólar como moneda internacional (3) Inspirándose en Hegel y algunos de los miembros contemporáneos de la escuela hegeliana, la teoría de Fukuyama viene a afirmar que el motor de la historia, que es el deseo de reconocimiento (thimos), ya no tiene cabida en la actualidad con el fracaso del socialismo real, lo que viene a demostrar que la única opción viable es la democracia liberal burguesa tanto en lo económico como en lo político. Para Fukuyama, la única realización posible del anhelo marxista de una sociedad sin clases solo es posible en sociedades inspiradas en el capitalismo.
(4) Juntos, los BRIChS constituyen el 40% de la población de todo el mundo, el 25% de la
superficie terrestre y alrededor del 20% del PIB mundial. Controlan ya,
aproximadamente, el 43% de las reservas mundiales de divisas extranjeras, y esa
proporción no deja de aumentar (5) Se
estima que antes del 2020, la República Popular China ponga en marcha una
red global de satélites de comunicaciones respaldada por los superordenadores
más poderosos del mundo, suministrando a Pekín una plataforma independiente
para la militarización del espacio y un poderoso sistema de comunicaciones para
ataques de misiles o cibernéticos en cualquier cuadrante del planeta. (6) El tratado constitutivo se firmó el
23 de mayo de 2008 en la ciudad de Brasilia donde se estructuró y oficializó la
UNASUR. (7) Discurso del presidente Lula
da Silva en la constitución oficial de UNASUR. (8)
Según el informe del Banco Mundial titulado “La situación del mercado
laboral detrás de la transformación de América Latina”
Resources/empleo_LAC.pdf). “promediando un 6,5 %, el desempleo en América
Latina descendió prácticamente a mínimos históricos, en agudo contraste con las
tasas exhibidas por los países industrializados y su propio máximo histórico de
11% hace una década. Los salarios también aumentaron, acortando la brecha de
desigualdad en el ingreso entre los que más y menos ganan. Detrás de estos
datos está un crecimiento promedio estimado para la región en 2013 de 4%,
bastante por debajo del 6% del 2010, aunque por encima del crecimiento general
estimado para las economías desarrolladas”.
(9) Pese a la contracción de la pobreza, 167 millones de personas
siguen siendo pobres en la región, según reportaba a finales del 2012 la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La cifra es un millón
menos que en 2011 y representa el 29% de los habitantes de la región. De ellos,
66 millones siguen sumidos en una pobreza extrema, misma cifra que el año
pasado. (10) El tratado de creación
fue firmado en Asunción el 26 de marzo de 1991, aunque los antecedentes de la
integración regional se remontan al 30 de noviembre de 1985, fecha de la
Declaración de Foz de Iguazú que selló un acuerdo de integración bilateral
entre Argentina y Brasil. (11) La
recuperación económica de los países miembros de MERCOSUR tras los
desequilibrios económicos durante el período 1999-2002, acentuaron las
asimetrías existentes entre los países pequeños y los gigantes suramericanos,
aunque a su vez, dejó relegada también a Argentina respecto a Brasil. (12) Las ambiciones brasileñas
generaron resquemor entre algunos países con importantes recursos militares
como Argentina y chile. (13) Se estima que el proceso de
incorporación de Venezuela a MERCOSUR durará en realidad dos años, dado que el
país caribeño debe afrontar reformas arancelarias que Caracas no realizar de un
día para otro.
(14) Llamada por los colombianos “Operación Fénix”, el bombardeo de Angostura
fue un ataque de la Fuerza Aérea Colombiana, con la posterior incursión de
helicópteros, personal policial y militar, realizado en la zona selvática de
Angostura (provincia ecuatoriana de Sucumbíos), el día 1 de marzo de 2008. En
dicha operación se asesinaron a 22 guerrilleros, entre los cuales estaba el
número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el
comandante insurgente Raúl Reyes. El ataque produjo una crisis diplomática
regional por la violación colombiana de la soberanía territorial ecuatoriana y
por la presencia clandestina de las FARC en Ecuador. [15] http://ambito.com/diario/noticia.asp?id=600640 (16) Brasil es el mayor productor de etanol procedente de la caña de
azúcar, sector que genera empleo para aproximadamente un millón de personas.
Los productores de azúcar brasileños quieren duplicar hasta el 2020 la
superficie cultivada (en la actualidad es de 8 millones de hectáreas),
ignorando que la transformación de pastos en zonas de cultivo del azúcar está
empujando la cría de ganado hacia regiones amazónicas y su consiguiente deforestación.
Según fuentes oficiales, Brasil dispone en la actualidad de unas 200 millones
de hectáreas de pastos, de las cuales la mitad pretende ser utilizada para la
expansión del sector agrícola. La política brasileña de expansión del etanol
desconsidera el daño ecológico de los monocultivos y los conflictos sociales
que surgen por las condiciones laborales de las plantaciones de caña de azúcar.
(17) En la actualidad se llevan a
cabo conversaciones y estudios acerca de las posibilidades de producción de biocombustibles
con otros países africanos como Tanzania, Botsuana, Liberia, Zambia, Guinea
Bissau, Senegal, y también en el Foro Trilateral IBSA, formado por la India,
Brasil y Sudáfrica. (18)
Cuantitativamente las exportaciones de petróleo brasileñas se han más que
duplicado. (19) La Agencia Nacional de
Petróleo (ANP) estima que sus
reservas a la fecha estarían en torno a 15.000 millones de barriles, aunque hay
quienes calculan que podrían llegar a 80.000 millones de barriles.
(20) Ese objetivo es a pesar de que las reservas marítimas brasileñas se encuentran bajo
un grueso estrato de sal, lo que técnicamente dificulta su explotación y tendrá
costos elevados. (21) El gobierno
brasileño pretende finalizar para 2016 la construcción de su tercera
central nuclear en Angra dos Reis, y de igual manera se plantea construir
cuatro centrales más para el 2030. Como objetivo, el Plan Nacional de Energía
pretende duplicar el porcentaje de energía atómica hasta el año 2030. (22) Brasil es el segundo mayor
productor y consumidor de energía hidráulica del mundo, tras China. Según datos
oficiales, hasta ahora solo se ha aprovechado un tercio de su potencial. El
Ministerio de Energía pretende construir más centrales hidráulicas para el
2015, entre otras, la polémica central de Belo Monte (Pará) la cual sería la
tercera mayor central del mundo con 11.000 megavatios de capacidad. (23) El proceso de mundialización de
empresas brasileras tuvo su origen durante la dictadura militar de la década de
los setenta, cuando se impulsó la realización de mega-proyectos de
infraestructura con financiamiento del BNDES y posicionamiento de empresas
brasileñas por parte de Itamaraty. (24)
El mismo ex presidente Lula da Silva negoció personalmente contratos de
construcción de hidroeléctricas en Venezuela y Colombia; grandes obras como el
metro de Caracas, y puertos, autopistas, represas y petroquímicas en Bolivia,
Cuba, Nicaragua y Perú.
(25) Este operativo militar fue denominado como “Operación Ágata 5”, y según indicó el ministro de
Defensa brasileño Celso Amorim en una entrevista a la BBC de Londres: "Es
una operación de frontera que tiene como objetivo, sobre todo, la represión de
la delincuencia". (26) El gobierno
brasileño ampara y promueve la expansión de un conjunto reducido de
empresas nacionales que se convierten en transnacionales en la región y el
continente africano a través principalmente de mecanismos como: créditos
blandos a dichas empresas para sus operaciones en el exterior, financiamiento
de proyectos en países vecinos con la condición que contraten empresas
brasileñas y creación de un fondo de inversión del BNDES para operación con
empresas privadas. (27) Este es el caso
de los fondos de pensión de los sindicatos que son invertidos en esas
grandes corporaciones brasileñas. Un ejemplo clave es minera Vale, que tiene
más del 50% de las acciones en los fondos de pensión sindical, que a su vez
dependen de la central de trabajadores Central Única de Trabajadores (CUT), que
a su vez es uno de los principales sustentos del partido gobernante (PT). (28) http://www.abc.com.py/articulos/brasil-no-vengas-a-colonizar-331224.html
Decio Machado: Sociológo, socio fundador y miembro
del consejo de redacción del periódico español DIAGONAL e investigador de la
ecuatoriana Fundación Alternativas para el Desarrollo Humano y Estudios
Antropológicos (ALDHEA)
Fuente:
Revista Ciencias Sociales de las Carreras de Sociología y de Política - Número
34
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en
otras fuentes.
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