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AREQUIPA, PATRIMONIO CULTURAL
DE LA HUMANIDAD. CONSTRUIR Y FORMAR UNA CIUDADANÍA CULTURAL, PATRIMONIAL e HISTÓRICA.-
Definitivamente no
tenemos Educación Ciudadana Histórica,
Cultural, Intercultural, Patrimonial, Cívica, Comercial, Artística,
Arquitectónica, Agraria - y hoy Turística,
Inmobiliaria, Hotelera, Migratoria – Interna -, Económico-comercial
globalizada, es decir, la Ciudadanía
en su visión multidimensional por su propio contenido y complejidad de ser una construcción social y cultural nunca
acabada, siempre renovada. Es urgente y necesario forjar y construir Ciudadanía Cultural y
Patrimonial, con fuertes fortalezas Históricas, para defender y
proteger nuestra Ciudad Patrimonio
cultural de la humanidad. Nosotros, en Arequipa
– al igual que ustedes en el Puerto de
Valparaíso y otras ciudades patrimonio histórico de la UNESCO – tenemos los mismos problemas por su complejidad máxima,
están destruyendo el ser Arequipa,
patrimonio cultural, la Arequipa histórica, la Ciudad del eterno cielo azul.
Por un lado arremete el boom
inmobiliario y los Moll Comerciales que hoy avanzan incontenibles sobre una
realidad patrimonial como es nuestra campiña
agraria-ganadera-artesanal, - depositaria de una tradición cultural como las Peleas
de Toros, las Picanterías - sin protección alguna, solo con la promesa y la
mentira política de los gobiernos
locales de proteger el patrimonio de nuestra campiña, pero nada. El boom turístico en su diversas
manifestaciones igualmente a convertido a nuestra ciudad en la segunda “ciudad destino” del Perú, ello
implica el crecimiento hotelero, grandes Restaurantes, centros de esparcimiento
y derivados, que definitivamente se
llevan el paisaje arquitectónico del centro de la Ciudad así como la
destrucción progresiva de la campiña, tesoro histórico de una vida sana y limpia en plena
correspondencia con la naturaleza. (El cielo azul arequipeño)
Otros como la presencia de la llamada “clase media” nueva,
emergente, nacida del comercio, del transporte, del contrabando
y hoy de la minería legal así como en su
mayoría de la minería ilegal e informal; las nuevas fortunas, aparecidas
por arte de birlibirloque hoy arrasan nuevos
boom inmobiliarios y su ubicación en zonas exclusivas, que dañan la
campiña; también hoy violencia e inseguridad urbana, la contaminación del
servicio de transporte, pollerías, lavanderías y nuestro Río Chili, muy
contaminado, sin que las autoridades hagan algo, así de simple. La migración interna del campo a la ciudad
– Arequipa es el centro y polo de atracción poblacional del sur andino del
Perú, origina el surgimiento de cientos
de Pueblos Jóvenes donde está presente
la pobreza extrema, el desempleo, la informalidad, las enfermedades, el
abandono familiar, la violencia social y ahora la total y absoluta
descomposición social, familiar, barrial, urbana. Es necesario unir experiencias, trabajar reforzando las instituciones principales de protección, conservación, formación,
promoción, puesta en valor y difusión del Patrimonio Cultural de nuestras Naciones, con el objetivo
estratégico, para mantener y conservar el patrimonio histórico, la vigencia de
la cultura local e identidad cultural colectiva, pleno desarrollo de la cultura cívica para entender el contenido
de las redes sociales comunicativas, su múltiple contenido y servicio que
hoy tienen atrapada al 90% de la
juventud, a fin de ampliar y recrear nuevos escenarios propios para la resistencia
cultural, hoy seriamente puestos en peligro de desaparición por las
múltiples formas de penetración y dominación que realizan las industrias culturales y el propio
imperialismo cultural o simplemente “globalización cultural”.
Puerto de Valparaìso. La Historia, la Tradición, el Patrimonio es un gran desafío para la Modernidad, No son antagónicos, existe una relación dialéctica entre pasado y presente, entre la Tradición y la Modernidad.
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Valparaíso, ciudadanía
patrimonial: Un mandato de orden artificial.
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Es la ciudad puerto la que
dio el origen a todo el relato existente hoy acerca del patrimonio cultural y
arquitectónico de Valparaíso, ¿no sería propicio volver al origen del mito reconduciendo
la dirección que originó el desvío?
Domingo 8 de septiembre del 2013.
Por Gino Bailey
Bergamin.
Sociólogo, Mg Geografía
y Procesos Territoriales.
¿Por qué el patrimonio se
ha vuelto el tablero hacia donde apuntan todos los dardos del destino de
Valparaíso?, o de otro modo, ¿En qué momento la asignación del sitio histórico
como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 2003 se transformó en un
modelo global de ciudad para Valparaíso? El sitio de protección ciertamente se
extendió, el área de interés que obtuvo originalmente los galardones por la
declaratoria el año 2003 hoy es ya pasado, extendiéndose por gran parte del
"plan" de la ciudad de Valparaíso como zona de "valor" patrimonial.
Giandomenico
Amendola (1997), sociólogo y urbanista fiorentino,
problematizó gran parte del fin de siglo la transformación del modelo de las ciudades y la instauración de
una nueva ciudadanía, desarrollada en base al relato: una narrativa de la ciudad
independiente del contenido complejo de sus habitantes. La nueva ciudad
derivaría del relato o imagen del territorio
y no de aquella vinculación genuina con la urbs o forma de las ciudades. Este
advenimiento o modelo de ciudad posmoderna hoy en día no es ningún misterio, el
acierto de Amendola estuvo en evidenciarlo aun cuando este fenómeno no se
instauraba con fuerza ni lograba materializarse del todo.
En
la ciudad del relato, del deseo, es la proyección de la
imagen que se hace de la ciudad más relevante – inclusive- que la construcción
y lo que sucede en su interior. La
ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, aunque fuese significativa
por los galardones históricos significativos, de una ciudad genuinamente
avanzada en los albores de las casas de comercio y la formación de una ciudad
portuaria, no es más que un relato de la ciudad en la manera que es concebida y
llevada adelante. No es la ciudadanía
debilitada, activa, marginal, eficiente, eficaz, diversa, democrática, plural o
multicultural a la cual se hace alusión, sino a la cornisa de aquella edad
dorada que situó la imagen de ciudad
patrimonial en el presente, y no el patrimonio en su sentido más profundo.
La proyección cultural de esa imagen es por lo tanto el orden vigente con el
cual se instaura el mandato del orden Patrimonial y su asignación por la
Unesco.
Pensemos en Valparaíso. La ciudad Patrimonio de la Humanidad no
siendo en un principio un modelo de ciudad, acaba convirtiéndose en un modelo
por el impacto que esta tiene en términos
culturales, urbanísticos y económicos.
i).Se
incrementa un endeudamiento en formulación de políticas destinadas al
patrimonio por parte del municipio y gobierno local. ii) La principal economía que se vuelve dinámica de acuerdo a
esto es la turística cultural y turística hotelera, es decir, que el patrimonio
tiene un fuerte componente inmobiliario y especulativo. Finalmente, iii) se instaura en el imaginario la
idea de que patrimonio es un sector bien específico de la ciudad que logra
desarrollarse, tirando a la basura la apuesta conceptual y urbanística que en
un inicio dio sentido a la postulación de Valparaíso patrimonio de la
humanidad.
Esta asignación convertida
en modelo, genera una forma de desarrollo poco democrática, en la medida que no
logra distribuir de manera integrada el valor patrimonial como valor económico
en los intersticios de la ciudad y no solamente en algunos distritos. Pero
fundamentalmente – y es lo que importa al final de cuentas- no tiene cómo
contener la economía urbana de gran
escala representadas por el Shopping
mall y grandes proyectos
inmobiliarios que generan polarización económica y una crisis en la
sostenibilidad de la ciudad.
¿Existe
una contradicción en el modelo de desarrollo que propone la especulación
inmobiliaria sin control respecto al modelo patrimonial de boutique hotelera?
En ese sentido y como está planteado el modelo habría que asumir que la ciudad
patrimonial, más que un apogeo a la memoria y a los entramados históricos y culturales de una ciudad, es decir, más que
una propuesta integrada e integral elaborada desde los elementos activos y
debilitados del territorio, es un relato, una narrativa de imagen-ciudad hecha ciudad. La correspondencia entre la ciudad y su
imagen es solo arquetípica, figurativa, simbólica y no constitutiva.
El
modelo patrimonial tal como está, se nos presenta como una
vía no contradictoria a la especulación inmobiliaria ya que la activación de la
economía “patrimonial” no ha sido significativa en términos inclusivos ni de
pequeña escala, no ha promovido una empleabilidad alternativa ni tampoco ha
desconcentrado la polarización comercial del eje Barón. Al contrario, como un cluster reconocido de emprendimiento
económico en dos distritos específicamente (Cerro Concepción y Alegre) ha instaurado
una lógica de polarización similar a la de Shopping
Mall, pero a una escala diversa. El
emprendimiento hotelero, la reactivación de restaurantes y albergues mixtos de
hostales alternativos, los atractivos centros de arte y diseño alternativo, las
ex casas de inmigrantes emprendedores puestas a disposición de este rubro,
ciertamente modifican el landscape barrial de Valparaíso en algunos
autodenominados “cluster” de
reactivación económica que hace diez años era parte de algo más bien emergente.
Esto se ha replicado últimamente en otros cerros como Bellavista que sigue esta
forma de turismo-cultural o turismo
inmobiliario cultural que tiene a su más fiel exponente el restaurant
minimalista o conceptual.
El principal beneficiario,
entendido como este usuario económico
de la imagen-patrimonio ha sido el emprendedor
hotelero y turístico. La reactivación del modelo patrimonial no ha llegado
al “plan” de la ciudad. Allí, en esta paradoja contextual aún se desarrollan
prácticas ciudadanas de consumo resistentes a la gran escala. Emporios (Ejemplo: Bacigalupo) y negocios (Ej: La Riviera) siguen
sosteniendo un público fiel y considerable en horarios previo al almuerzo o
entre las 18 y 21 hrs. Siguiendo esta lógica desigual y poco inclusiva, en
cualquier momento estos enclaves del
patrimonio cotidiano y con poco maquillaje, se encontrarán frente a una
inminente desaparición como ya ha ocurrido con la mayoría de los casos del Barrio Puerto. ¿Por qué el patrimonio como modelo global o post-global no pudo
diferenciarse de aquel especulativo inmobiliario?, ¿qué sucedió con la
ciudad-puerto que orientó la riqueza y el sentido patrimonial de Valparaíso?
Valparaíso fue una de las
primeras ciudades en experimentar ejemplos claros de una economía global a principio del siglo XX, al nivel de Liverpool
o Hamburgo. Valparaíso también es una de las primeras ciudades portuarias latinoamericanas en experimentar de un
modo fehaciente el relato de una ciudad
pos-moderna. Un posmodernismo latinoamericano, donde la guerra de guerrillas
se debate entre un simulacro que corre por cuenta propia, mientras el caos
social, la marginalización y el empobrecimiento exhaustivo de la población
interactúa debajo de dicha imagen-patrimonio.
El puerto de Valparaíso es uno
de los tres principales destinos turísticos de Chile. Cruceros y boom inmobiliario, es parte central del proceso de Modernidad del Puerto. La Historia, la Tradición como se conserva y protege.
***
Lo que ha logrado en estos
diez años el modelo patrimonial es
un hito narrativo. El epicentro se sitúa fundamentalmente en dos distritos
reconocidos por la gentrificación y
en otros segmentos comerciales de “cerros”,
no obstante en este caso habría que exculparlos de dicho designio. La ciudad
patrimonial como narrativa posmoderna, es constitutiva ya que de un sitio
minuciosamente enaltecido, que parte de una zona geográficamente reducida,
logra transformarse en una proyección de la ciudad por completo, homogeneizando
su totalidad bajo este designio. Y si la ciudad patrimonial obedecía a una
demanda que buscaba reposicionar el valor
arquitectónico, urbanístico, cultural e histórico de Valparaíso, ¿por qué nunca
se abordó la ciudadanía en su complejidad?
Ciertamente aquella
ciudadanía que defiende el patrimonio de Valparaíso y se manifiesta en contra
de proyectos urbanísticos “Gigantes”
– en términos de Carrión (2005)- no es similar al modelo patrimonial. En la
mayoría de los casos, las organizaciones ciudadanas están entendiendo de un
modo más exhaustivo e integral al patrimonio de la ciudad que la imagen de ciudad patrimonial, producto más bien
de los planes de gestión formales de Valparaíso.
Esto corresponde a un tema
delicado y fino. El modelo de Ciudad
Patrimonio de la Humanidad corre con fuerza por una dirección, la especulación urbanística del desarrollo
a gran escala sin mediar el impacto por otro, y por una vía alternativa se
encuentra todo lo que escapa a esas tendencias que pueden tener una expresión
marginal u organizada, pero que no coincide con los formatos convencionales.
Puede ser de demanda ciudadana
portuaria, barrial y de negocios; de
ciudadana patrimonial; o de habitabilidad
y acceso a servicios. Sea la forma u expresión que está adoptando,
lógicamente no coincide con el modelo especulativo, menos con el Patrimonial de
la Unesco.
Una reformulación a los
principios de la ciudad patrimonial que integre el patrimonio de manera
económica pero no especulativa sería un punto de partida acorde a las
necesidades y urgencias de Valparaíso. Si observamos qué sector en el uso de
suelo ha logrado desarrollarse de un modo distintivo en la región no deja de
sorprender cómo el sector Turístico
Hotelero e inmobiliario encabezan todas las cifras en los últimos cinco
años (2009-2013), siendo porcentualmente mayor al mismo desarrollo de este tipo
uso de suelo en regiones como la Metropolitana de Santiago o Concepción. Los
permisos DOM del municipio colocan a
Regiones como la Araucanía y Valparaíso
entre las más sensibles al mercado de la construcción en relación a la mano de
obra, y las más fluctuantes a la especulación
inmobiliaria. Es más, cuando el mercado inmobiliario se incrementa, las
tasas de desempleo se reducen y a la inversa sucede la misma correlación.
Por otra parte, en
jornadas conmemorativas de la designación
patrimonial (2003- 2013) el enfoque de la gestión del patrimonio sigue siendo ejemplar como relato de ciudad
posmoderna. Mensajes del tipo “El
porteño debe – o tiene- que sentirse un ciudadano patrimonial” enmarca el
advenimiento de la ciudad del deseo, la imagen de una ciudad creada en la cual
el ciudadano debe acoplarse o adaptarse. Sin ir más lejos G. Amendola le llama
a esa co-producción ciudadana “City
user” porque más que un ciudadano activo o pasivo, es un usuario que se
desplaza para hacer un uso de esa imagen proyectada que se vuelve ciudad. En
este caso, el city user porteño deberá olvidar su constitutividad de “porteño” para proyectarse como una
imagen de ese ser porteño, tal cual como la de un recuadro de 1910 en donde
aparece al interior de un emporio con un ejemplar rostro de felicidad. Ese
usuario no camina seguramente por las calles del plan ni experimenta el mosaico
urbano con la urgencia y el desastre de la transformación de Valparaíso hoy. El
“usuario” patrimonial debe
“sentirse” parte de esa proyección. El
porteño en esa dirección tiene el mandato de olvidar su relación cotidiana
con el presente, y buscar su sentido histórico no con el patrimonio inmaterial que ha heredado en la actualidad, sino con la
cornisa de aquel retrato, con una parte deseada de lo que sería más favorable
rescatar y convertir en simulacro de dicha “ciudad
portuaria y vanguardista”. Se ha cometido el error histórico de hablar de
Valparaíso como una ciudad Vanguardista pero intocable, cuando la violencia y
la desorganización urbana siempre fue parte inherente desde los albores de la
ciudad.
La
ciudad muta, ha mutado y seguirá mutando. Los casos
ejemplares de patrimonialización a los que se alude como el Edificio Cousiño o
la Ex cárcel, no forman parte en si del patrimonio, estos casos son más bien
ejemplos tácitos de regeneración urbana, que en cualquier otro contexto del
globo acaece de modo similar, sin que la ciudad tenga una nomenclatura
patrimonial. El ciudadano no puede
sentirse un “ciudadano patrimonial”
ni “creerse el cuento” como se especula. “El
porteño” tiene que resolver primero necesidades económicas y sociales, que
por la forma en que se expresan son mucho más próximas al relato íntimo de un
genuino porteño en la manera que éste ha resistido frente a una ciudad
catastrófica.
El
city user o ciudadano usuario, como un subproducto del
relato patrimonial por la Unesco es
una inmersión casi obligatoria con la cual se tendrá que convivir. Abajo y
arriba, la catástrofe, la emergencia, los incendios, las explosiones y el
olvido de una ciudad-puerto que pocos han demandado como base donde debiera
posicionarse cualquier intento de desarrollo de la ciudad. Por lo demás, es la ciudad puerto la que dio el origen a
todo el relato existente hoy acerca del patrimonio
cultural y arquitectónico de Valparaíso, ¿no sería propicio volver al origen del mito
reconduciendo la dirección que originó el desvío?
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