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La ‘madre de todas las crisis’ se asomó,
sin embargo, en los llamados ‘países emergentes’. Ocurre
que la reducción de la tasa de interés norteamericana, como resultado de la compra masiva de deuda pública por medio de emisión de moneda, movilizó los
capitales especulativos hacia inversiones de mayor rendimiento, en especial en
aquellos países – sea deuda pública, la
Bolsa, préstamos de todo tipo y la financiación del consumo interno. El endeudamiento público y privado de los
‘emergentes’, a través de toda clase de instrumentos financieros, adquirió, desde 2010, proporciones
colosales, y en especial el uso de esa financiación para apalancar la deuda
doméstica. La deuda de las familias, en
Brasil, financiada por créditos internacionales a los bancos, es del 52% del 52% de sus ingresos, y ha producido una
incobrabilidad del 10/12%. El
gobierno brasileño ha llegado al ridículo de protestar contra este retiro de
fondos internacionales, luego de haberse quejado por lo contrario – el ingreso
de fondos – dos
años antes, lo cual calificó entonces como ‘una guerra monetaria’. Es también
lo que ocurre en Indonesia y la India, en la misma escala.
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Cáncer capitalista.
Así describió
Marx el origen de las burbujas especulativas: “Comparecen esos caballeros que
trabajan sin reservas de capital, o aún sin capital alguno, dispuestos por eso
mismo a operar solamente con dinero a crédito”. Los cada vez más ricos demandan
colocación para sus tesoros. El “mercado” responde creando sofisticados “productos”
financieros a medida de acuerdo con las necesidades de sus adinerados clientes”.
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QUIÉN
DIJO QUE LA BANCARROTA CAPITALISTA ES UN RECUERDO.
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Jorge
Altamira (especial para ARGENPRESS.info)
Jueves
26 de septiembre del 2013.
Fue
durante mucho tiempo la noticia más cantada en el mundo financiero: el Banco
Central de los Estados Unidos pondría fin a la política de compra masiva de la
deuda pública norteamericana, que se ha desarrollado mediante una emisión
monetaria gigantesca. El objetivo
perseguido - apalancar a la economía norteamericana e incluso del resto del
mundo – se habría alcanzado. Esa emisión había logrado mantener la tasa de
interés de referencia a poco arriba del cero por ciento y transferir las
inversiones en deuda pública a las acciones de empresas, lo que promovió un ascenso espectacular de las bolsas.
Cuando llegó, sin embargo, la hora de la verdad, la Federal Reserve pestañó: la
cancelación gradual de la política de emisión de moneda, quedaría para más
adelante. La vacilación de los banqueros
centrales dejó al desnudo la profundidad de la bancarrota capitalista
mundial, cuando se han cumplido más de seis años desde su inicio.
Es que a
pesar del ‘estímulo’ monetaria
gigantesco, la esperada reactivación de la economía apenas se hizo notar.
Con relación al desempleo ocurrió lo mismo: la reducción del 9 al 7.5% se debió a la baja en la gente que dejó de buscar trabajo –
bajó la población activa, no la desocupación. Los empleos que se han creado durante la crisis son, por otra parte, de
peor calidad y el salario medio no creció, lo cual implica el desplome de los
que ocupan la parte inferior de la escala. “La lectura más reciente, dice The Wall Sreet Journal (27.6), muestra
un escenario inestable. Las inversiones de las empresas norteamericanas
avanzaron apenas un 0.4% en el primer trimestre. El ritmo de inversiones está
un 4% abajo del período pre-recesión. La producción total de las fábricas
norteamericanas, el mes pasado, fue un 5% inferior al promedio de 2007.
El dinero
emitido no fue a la inversión ni al crédito, sino a la compra de activos y papeles que ya se encuentran en circulación,
cuyos precios se habían abaratado con relación al aumento de la deuda pública.
Una periodista británica (Gillian Tett, FT, 20.9) tuvo que aludir a la “baja
productividad del dinero”, para justificar que tanta plata sólo hubiera logrado
producir un incremento del 2% del PBI de Estados Unidos y virtualmente nada en
Europa. El fracaso del ‘estímulo’
puso de manifiesto que los fundamentos de la crisis han empeorado: la tasa de
beneficio industrial no se ha recuperado, como tampoco la demanda de los
consumidores; el nivel de endeudamiento mundial apenas se ha movido de los 500/600 billones de dólares; el sistema
bancario está atiborrado de créditos incobrables - los principales bancos
europeos tienen un déficit de capital de cien mil millones de euros. Grecia y
Portugal reclaman nuevos rescates; Italia,
España y Francia se encuentran en un completo impasse. La ya mencionada
periodista señala: “Hoy, en el Reino
Unido, apenas el 15% del total
de flujos financieros es canalizado efectivamente hacia ‘proyectos de
inversión’; el resto sustenta activos empresarios, inmobiliarios o finanzas
personales no garantizadas, que existen para estabilizar el ciclo de vida del
consumo”.
La emisión descomunal de la
Reserva Federal de Estados Unidos (a la que acompaña, desde mucho antes, la
mayor aún del Banco de Japón) ha operado, en realidad, como una provisión de ‘dinero fácil’ para financiar una
especulación financiera, que ha superado a la que llevó al derrumbe de 2007/9.
Con una expansión de su balance, de casi cero a cuatro billones de dólares, el banco central norteamericano
desplazó a China y a Japón como los
principales tenedores de deuda pública de Estados
Unidos. Frenó, de este modo, la amenaza de un retiro de fondos de esos
países, motivada por el temor de que la deuda norteamericana no encontrara
financiación. Una reducción de los gastos y de la deuda pública de Estado
Unidos, se encuentra bloqueada en el Congreso norteamericano, aunque el avance
de un ‘ajuste’ tendría como resultado un retorno directo a la recesión. Es
claro, entonces, que la Reserva Federal
tuvo que recular de la intención de poner fin una política que no lleva a
ningún lado, porque su cancelación (incluso si fuera gradual) habría acentuado
la crisis económica en Estados Unidos e incluso agravado la crisis financiera
con un derrumbe generalizado de las bolsas. La caída persistente de la cotización del oro, desde que se anunció
el propósito de disminuir el rito de emisión monetaria, dejó planteada el
recrudecimiento de la deflación que acosa al conjunto de la industria mundial.
La ‘madre de todas las crisis’
se asomó, sin embargo, en los llamados ‘países emergentes’. Ocurre que la
reducción de la tasa de interés norteamericana, como resultado de la compra
masiva de deuda pública por medio de
emisión de moneda, movilizó los capitales especulativos hacia inversiones de
mayor rendimiento, en especial en aquellos países – sea deuda pública, la Bolsa, préstamos de todo tipo y la financiación
del consumo interno. El endeudamiento público y privado de los ‘emergentes’, a
través de toda clase de instrumentos financieros, adquirió, desde 2010, proporciones
colosales, y en especial el uso de esa financiación para apalancar la deuda
doméstica. La deuda de las familias, en Brasil, financiada por créditos
internacionales a los bancos, es del 52% del 52% de sus ingresos, y ha
producido una incobrabilidad del 10/12%. El
gobierno brasileño ha llegado al ridículo de protestar contra este retiro
de fondos internacionales, luego de haberse quejado por lo contrario – el
ingreso de fondos – dos años antes, lo cual calificó entonces como ‘una guerra
monetaria’. Es también lo que ocurre en
Indonesia y la India, en la misma escala.
Una crisis bancaria también en China?.
***
La incobrabilidad,
por un lado, y la perspectiva de aumento del costo del crédito internacional,
en anticipación al retiro de los ‘estímulos’ de la Reserva Federal, por el otro, han desatado una salida de capitales
en gran escala, y por lo tanto la devaluación de las monedas de esas naciones.
Lo mismo pasa en Argentina, donde el
crédito con tarjeta ha crecido sin parar, a pesar de que tiene menor exposición
al mercado internacional de capitales. En junio pasado, cuando el retiro de los
‘estímulos’ por parte de la Reserva Federal, planeaba como posibilidad, Le Monde (26.6) titulaba: “El costo de
los empréstitos inquieta de nuevo a Europa: la
tasa de las deudas soberanas de Irlanda y Portugal han aumentado en forma neta
en los últimos días”. Los fondos
estadounidenses, que habían inundado de dólares a Europa, luego de la
‘sequía’ de 2011, amenazaban con un nuevo retiro, precisamente por el
encarecimiento del crédito la metrópoli. En efecto, antes del anuncio que
después no se produjo, la tasa a largo plazo en Estados Unidos, se aproximó al 4%, a pesar de los ‘estímulos’. A
finales de junio pasado, una “venta
record de títulos públicos de Estados Unidos”, obedeció a “la liquidación
por parte de países en desarrollo, para financiar la salida de dólares” (FT,
28.6).
La vacilación del Banco Central norteamericano para eliminar en forma
progresiva su política de estímulos, se explica por el temor a provocar un
derrumbe financiero de alcance internacional. Las críticas al recule no se hicieron esperar, desde los que
aseguran que sólo servirá para amplificar la especulación en desarrollo y
desatar una crisis aún peor en un futuro próximo, hasta los que aseguran que el derrumbe de la especulación al interior
de los ‘países en desarrollo’ es imparable, no importa lo que se haga al
respecto más allá de sus fronteras. Por eso es interesante el abordaje de esta
crisis por el nuevo presidente del Banco
Central de la India, el cual ha elevado en forma drástica la tasa de
interés interna, para contener la devaluación de la rupia, y ha indexado los
créditos-deudas, esto para contener la salida de capitales. Es por este camino
que rumbea también el kirchnerismo, en especial si se confirma el
establecimiento de un nuevo índice de precios, que sirva precisamente al ajuste
por inflación. Podría ser, no hace falta decirlo, la ‘salida’ de los Massa-Lavagna-Nielsen, en el marco de una devaluación
del peso.
Todo esto
ocurre cuando disminuye la producción y
la demanda de China, y se desarrolla, especialmente en China, una crisis bancaria formidable.
Aunque China es acreedora
internacional por un monto bruto de cinco
billones de dólares, frente a un pasivo bruto es de tres billones (Valor
Económico, 4.6), tiene un elevado déficit de inversiones, debido a la
diferencia de rendimientos de uno y otro: mientras las inversiones extranjeras
en China obtienen rendimientos del 22%
al 33% anual, el de las inversiones chines afuera “es casi nulo”.
La salida
de la crisis con métodos especulativos ha desatado una crisis de alcance mayor
a la que estalló en 2007/8; el
mercado financiero internacional (incluidos sus mercados domésticos) ocupan el
lugar que hace seis años ocupó la crisis hipotecaria y la de los bancos
vinculados a ella. El ‘pestañeo’ de la Federal Reserve es la manifestación política del
nuevo derrumbe que se encuentra en desarrollo.
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