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GOBERNABILIDAD Y CONFIANZA. Cuidado colega, quieres indirectamente justificar
que los medios, deben intervenir o ser parte
importante - para otros, decisiva - en el proceso de construcción de la
gobernabilidad. Disculpa, eso sí es
un contrabando ideológico y una práctica
política nociva, propia de la anti-política. Hoy los mass-media en pleno sistema
democrático, ejercen una dictadura,(objetiva
y evidente) ante la crisis, debilidad o ausencia de Partidos Políticos, frente a la corrupción mentiras y farsas de la
“clase política” en incluso intentan – y en otros países, imponen la Agenda de gobierno, en evidente
atropello con un diario y permanente “estudio
de opinión pública”,- ante la crisis, la violencia, la inseguridad
ciudadana y los gobiernos débiles así como la propia crisis histórica de las
ideologías y la política La pérdida de
confianza - el mal social y político del siglo XXI – propio de la anti-política.. Por ello la Confianza, se forja, construye,
enriquece, desarrolla y se consolida en una triple relación dialéctica. Ciudadano, Sociedad Civil e Instituciones. (Falla
uno, los otros dos no funcionan) y en la práctica de la vida cotidiana (este
desastre social y político) destruye políticamente a cualquier gobierno. Por
eso la característica principal, central, fundamental que garantiza el proceso de construcción de
Gobernabilidad Democrática es la
Confianza. Su
legitimación garantiza su vigencia "al calor" de la Participación
Ciudadana.
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GOBERNABILIDAD Y CONFIANZA.
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Durante casi
todo su período se le ha criticado al gobierno incapacidad para establecer
agenda influyendo en el debate público. Ahora, por reaccionar a los temas
planteados se le critica sobreexposición y restarle espacios a la candidata de
la Alianza.
Patricio
Dussaillant –
La Tercera.-
martes 1 de octubre del 2013.
TAN SORPRENDENTES como curiosas resultan las recientes críticas de algunos
dirigentes de la Alianza a la supuesta “sobreexposición” del Presidente de la
República en los medios de comunicación, que ellos evalúan, al parecer,
negativamente y como perjudicial para la campaña de Matthei.
Es habitual una mayor presencia mediática de los presidentes en septiembre.
A los múltiples eventos propios de las efemérides, se suman las ya
tradicionales entrevistas de los canales de televisión y la Asamblea de la ONU.
A su vez, era previsible que con ocasión de los 40 años del 11 de septiembre de
1973, y en un contexto electoral, el tema tendría gran repercusión y cobertura,
haciendo inevitable cualquier pretensión de evadirlo. Lo mismo intentarán
algunos que suceda con motivo del 5 de octubre, buscando revivir el escenario
del país del Sí y el No. Durante casi todo su período se le ha criticado al
gobierno su incapacidad para establecer agenda influyendo en el debate público
y, por lo mismo, su imposibilidad para instalar un relato sólido y consistente.
Ahora, por reaccionar a los temas planteados, se le critica sobreexposición y
restarle espacios a la candidata de la Alianza.
Más allá de la ignorancia acerca del funcionamiento de los medios de
comunicación que el reproche demuestra, y de no entender que la mala
comunicación es primera responsabilidad de quien debe comunicar, la crítica
resulta, además, injusta. Un aspecto importante de una estrategia que busque
evitar las acusaciones acerca del tan vaticinado “síndrome del pato cojo”
(sueño de toda oposición), consiste exactamente en mantener una alta presencia
en los medios. Como dice el refrán: “Palo porque bogas y palo porque no bogas”.
Gobernabilidad y confianza son las condiciones que, en este momento, deberían
desvelar a los dirigentes de la Alianza. En estos atributos se jugará esta
elección.
Es así como la Concertación, con su exitosa estrategia de apropiación de
las movilizaciones sociales, sus líderes y demandas -sumada a la sucesión
“espontánea” de paros y huelgas en el sector público-, busca instalar una
percepción de incapacidad de la Alianza para garantizar la gobernabilidad del
país. Como si todo aquello que la Concertación considera mal gestionado o
postergado hubiera comenzado con este gobierno, o como si Bachelet hubiese
vuelto, pero de otra galaxia.
Si a esta acción implacable de la oposición se agregan las críticas
internas al Presidente -en un contexto de rumores, declaraciones y conflictos
públicos de los dirigentes de la Alianza y de su comando-, el resultado impacta
la imagen de la coalición, confirmando los peores presentimientos y dañando su
propia campaña.
Agravan lo anterior expresiones como que no volverían a votar por Piñera
precisamente quienes en su momento lo proclamaron, apoyaron y llamaron a votar
por él, ya que desconciertan y confunden a la opinión pública que, a la imagen
de falta de gobernabilidad, suma la desconfianza.
La confianza es posible cuando, a lo menos, existe coherencia entre
pensamiento, acción y discurso; por eso lo importante sería que se concentren
en esta elección, salvo que quieran validar la tesis de que la derecha sólo
gobierna cada 50 años.
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