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"OBAMA dobla la apuesta a los republicanos.-
El Presidente culpó al Líder opositor por el cierre del gobierno.- Ante
un grupo de trabajadores, Obama presentó a Boehner como un rehén de un grupo reducido de
ultraconservadores del movimiento Tea Party, que quiere demorar la aplicación de la ley de salud
promulgada en 2010. El presidente
estadounidense, Barack Obama, subió ayer otro escalón en
su disputa por el presupuesto con la oposición republicana en el tercer día de parálisis
federal, mientras que el Tesoro
advirtió sobre “efectos catastróficos” si la crisis deriva también en un
default externo. En un discurso en una
pequeña empresa de construcción en Maryland, cerca de Washington,
Obama responsabilizó personalmente al
presidente de la Cámara de Representantes, el
republicano John Boehner,
del cierre del gobierno en el que cayó el país el 1º de octubre por falta de acuerdo en torno de una ley de
presupuesto. Ante un grupo de trabajadores, Obama presentó a Boehner como un rehén de un grupo reducido de
ultraconservadores del movimiento Tea Party
que quiere demorar la aplicación de la ley de salud promulgada en 2010 a cambio
de dar sus votos a un presupuesto de corto plazo que permita reabrir la
administración. La parálisis dejó a unos 800.000 empleados públicos con licencia forzosa y sin goce de
sueldo, además de cerrar museos,
monumentos, parques y oficinas públicas en los 50 estados y de forzar la cancelación de
matrimonios, trámites, eventos artísticos y culturales".
"Obama dijo en el
acto que “hay una única cosa que impide
a la gente regresar a su trabajo y que recomience la investigación básica y que
los granjeros y los dueños de pequeñas empresas obtengan sus créditos”.
“La única cosa que impide todo esto ahora, hoy, en los próximos cinco minutos, es que el republicano John Boehner no
quiere ni siquiera dejar que la ley consiga una votación por sí o no porque no
quiere enojar a los extremistas de su
partido”, señaló Obama, subiendo la apuesta en la disputa. “Mi simple mensaje de hoy es: convoque a
una votación. Celebre la votación, detenga esta farsa y termine ya con este
cierre”, sentenció. El enfrentamiento por la parálisis profundiza los
temores sobre un problema aún más grave que asoma en el horizonte: la posibilidad de que el país caiga por
primera vez en cesación de pagos si no se eleva el techo de la deuda
para mediados de mes. “El presidente
sigue confiado en que prevalecerá el sentido común”, dijo el miércoles la Casa Blanca en un comunicado luego de
que Obama convocara una improductiva
reunión con los líderes del Congreso para discutir el cierre. Boehner se quejó ante periodistas de
que el mandatario demócrata usó la reunión para declarar otra vez que no
aceptará negociar sobre su reforma de salud, tal como exigen los republicanos
para aprobar un presupuesto o para permitir la elevación del techo de deuda antes de que
venza el plazo, el 17 de octubre".
La deuda por encima de los 16 billones de dólares, la economía continúa en crisis estructural, el desempleo y la pobreza aumentan, se agudiza el problema de la salud, hay incapacidad política para resolver el problema de las migraciones y la correspondiente ciudadanía de 12 millones de personas, se profundiza la inseguridad y la violencia ciudadana. Son "descubiertos" como los primeros espías y violadores de comunicación privada de Mandatarios y ahora pelean entre ellos - ejemplo de democracia - cierran el Estado y caminan hacia la profundidad del desastre, el default.
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El bloqueo del diálogo entre
el Congreso y la Casa Blanca sobre el aumento del techo de la deuda hace
temer una situación como la de agosto de
2011, que se resolvió en el último minuto, pero no pudo evitar que, por
primera vez en la historia, la agencia Standard
& Poor’s (S&P) degradase la calificación de la deuda estadounidense
de AAA a AA+. “Como vimos hace dos años, la incertidumbre prolongada sobre si nuestro
país va a pagar sus cuentas a tiempo daña nuestra economía”, advirtió el
secretario del Tesoro, Jacob Lew. “El
aplazamiento de un aumento del techo de la deuda hasta el último minuto es
exactamente lo que no necesita nuestra economía”, expresó Lew. Agregó que “nuestra nación ha trabajado
duro para recuperarse de la crisis financiera de 2008 y el Congreso debe
actuar ahora para levantar el techo de la deuda antes de que la recuperación se
ponga en peligro”, insistió el responsable del Tesoro. Obama aseguró estar dispuesto a negociar con los republicanos, “pero no con una pistola en
la cabeza”.
La directora gerente
del Fondo Monetario Internacional, la francesa Christine Lagarde, hizo saber su
preocupación por la parálisis política que impera en Estados Unidos y que forzó
un “cierre” parcial del gobierno federal que
podría agravarse con un posible default externo. “Es crítico que esto se
resuelva lo antes posible”, destacó Lagarde en una conferencia en la
Universidad de George Washington. La
dirigente francesa se refirió no sólo al “cierre”
parcial del gobierno federal estadounidense sino también a la inminente fecha límite para acordar un aumento del techo de la deuda norteamericana que
permita evitar un default. Lagarde
sostuvo que el “cierre” de los servicios no esenciales del gobierno federal de
la primera potencia mundial es un hecho “suficientemente malo”. “Pero el fracaso a la hora de elevar el
techo de deuda sería mucho peor”, advirtió. “No hacerlo podría dañar seriamente no sólo la economía estadounidense,
sino toda la economía global”, subrayó
Lagarde. En el trasfondo de la disputa está el intento republicano,
impulsado por un sector minoritario pero muy poderoso en las bases del partido,
el Tea Party, de obligar al gobierno
de Barack Obama a ceder y hacer
alguna concesión, aunque sea ya sólo un retraso en su implementación, en la reforma sanitaria
aprobada durante su primer mandato. Algo a lo que los demócratas se niegan en redondo, afirmando que no sólo es una ley
refrendada una y otra vez –por las urnas
y hasta por la Corte Suprema–, sino
que, afirman, si ceden ahora ello se podría convertir en un elemento de constante chantaje
político cuando aún les quedan varios años de gobierno y muchas negociaciones
pendientes.
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"16 Millardos (billones) de activos fantasmas harán !plop¡ desde julio hasta enero (advertencia - 2012). Estados Unidos ya entró en un proceso de default.
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EL BUITRE EN DEFAULT.
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Jorge
Altamira (especial para ARGENPRESS.info)
Jueves
3 de octubre del 2013.
El
impasse presupuestario de Estados Unidos ocupa la plana principal de la
información en todo el mundo. Las divergencias entre el Senado (con mayoría
demócrata) y Diputados (republicano) bloquean la aprobación de las cuentas
públicas desde mayo pasado, cuando el gobierno
de Obama se vio obligado a aplicar un ‘sequester’ -en referencia a la
suspensión de los gastos por parte de las agencias estatales-, para no violar
los topes de deuda pública que autoriza la legislación norteamericana.
La crisis fue esquivada por el hilo más
delgado: los desembolsos destinados a numerosos programas sociales.
Numerosos artículos, incluso en la prensa financiera, han dado cuenta del
impacto de estas medidas en la acentuación de la pobreza de Estados Unidos. Los
recortes afectaron el programa de “food stampos” (bonos alimentarios), que
tenía un presupuesto de 40 mil millones de dólares. La deuda pública norteamericana es del orden del 120% del PBI -cerca de los 16 billones de dólares- solamente
superada por las de Grecia (160%), Italia (135%), Japón (240%). Hay una diferencia, sin embargo, porque en el caso de
Europa la tasa sube, principalmente,
por la caída del PBI, en tanto que en Estados Unidos, el incremento obedece al
crecimiento de la deuda bruta.
El
parate de estos últimos días está relacionado con nuevos factores. Ocurre que
el partido Republicano se niega a
aprobar los gastos que contempla la reforma de la salud aprobada el año pasado,
a la cual califica de “estatista” y
“socialista”. La reforma, en realidad, no modifica un ápice el carácter
privado de la provisión de salud en Estados Unidos, simplemente subsidia una
parte de la atención para 48 millones de
personas que se encuentran fuera de cualquier servicio médico. Bien mirada,
representa una ampliación gigantesca del mercado de salud más caro del mundo,
financiado por los usuarios, por un lado, y los contribuyentes, por el otro. Un
intento del ex presidente Clinton,
en 1995, para establecer un control de los costos de servicios médicos
(gigantescamente inflados), acabó en una vergonzosa derrota. El objetivo de Clinton era abaratar los costos de las
contribuciones a la salud que corresponden a las empresas y al Estado, y con
esta mejorar la capacidad de competencia del capital norteamericano en el
mercado mundial.
El
impasse sobre este tema ha obligado a cerrar en forma temporaria parte de la administración pública, pero no ha
alterado, hasta el momento, a los mercados financieros: las bolsas han registrado subas y la cotización del dólar se ha mantenido estable. Para
algunos, la verdadera crisis tendrá lugar el 17 de octubre próximo, cuando la deuda pública norteamericana
supere el tope de 16 billones de dólares
establecido por ley. En Estados Unidos existe, desde 1912, esta norma de endeudamiento,
con independencia de las necesidades de deuda que genere el cálculo de gastos y
recursos que establezca el presupuesto. En este caso, la casa matriz de los fondos buitres caería en el ‘defol técnico’
que viene amenazando a Argentina
como consecuencia de las sentencias dictadas por los tribunales de Nueva York.
Objetivamente, sin embargo, ya se encuentra en ‘defol’, porque el 20% de ella es financiada por el Banco Central norteamericano. Los
tenedores de bonos nacionales son apenas el 25%, en tanto que la mitad de esta
deuda colosal está en manos extranjeras, en primer lugar China y Japón. Un retiro de fondos de estos países, cuyas propias
finanzas están en ruinas y no podrían aceptar un derrumbe de la deuda de
Estados Unidos, pondría un punto final a la deuda norteamericana y al dólar.
La deuda pública norteamericana no es,
por varias razones más, una deuda cualquiera. Domina, por medio de diversos
canales, el financiamiento internacional. Marca, por de pronto, la tendencia a
la tasa de interés internacional. El
flujo del dinero extranjero ha permitido a los capitales norteamericanos
financiar sus inversiones en China,
donde obtienen una tasa de beneficio anual del orden del 30 al 50%, frente a un 2% promedio de rendimiento de un bono
estadounidense. Cuando se mira el carácter dual o contradictorio de este flujo
de capitales, se observa que la deuda potencial de China con Estados Unidos es
mayor que la que surge de la diferencia de stock de deuda bruta acumulada en
cada uno de ellos.
La compra deuda pública
desata un proceso especulativo que va más allá del acto inicial. Los bonos del
Tesoro son usados como colateral o garantía para comprar más bonos por medio de
préstamos, en forma sucesiva, o para financiar la inversión de capital dinero
en el exterior. Cuando lo hace la Reserva
Federal, el mecanismo se desarrolla a partir del incremento de liquidez que
produce en los bancos privados. A través de entidades financieras conectadas,
ese dinero va a activos ya existentes, a
la Bolsa y a los llamados mercados emergentes. La crisis mundial no ha atenuado la especulación financiera -la ha
acentuado-. La banca internacional tiene en sus cajas alrededor de tres
billones de dólares, que sin embargo no se canaliza al crédito ni se invierte
en la industria (un síntoma de que no se recuperado la tasa de beneficio del
capital). Ese dinero financia la deuda pública mundial y se aplica de todo tipo
de instrumentos financieros y a la compra de capitales rivales (mayor
centralización del capital), como ocurre ahora con las telecomunicaciones
(Verizon-Vodafone, Telefónica-Telecom). Se ha desarrollado de esta manera una
contradicción explosiva: la abundancia de dinero, por un lado, y la escasez de oportunidades de inversión,
por el otro, ha creado una burbuja especulativa gigantesca, cuya explosión
inevitable impondrá el destino definitivo a la bancarrota capitalista en curso.
Es
curioso, al respecto, lo siguiente: la
perspectiva de un ‘defol técnico’ no ha afectado a las tasas de interés de la
deuda norteamericana. Se ha producido una cancelación anticipada de deudas
contraídas en Estados Unidos, que se encontraban aplicadas en el exterior, por
la perspectiva de que pudieran aumentar las tasas de interés en caso de que ese ‘defol’ se concrete. Es lo que
explica, en gran parte, la ola de
devaluaciones en los llamados países emergentes. Una caída de la cotización
de la deuda norteamericana podría provocar también una nueva escalada del oro,
como consecuencia de la pérdida de confianza en las deudas estatales y en el
dólar, por parte de los especuladores.
En el plano fiscal, el ataque a los
gastos del Estado, con el pretexto de solventar el pago
de la deuda, ha reducido la demanda interna en Estados Unidos y afectado una
recuperación de la economía. El último pronóstico de la Reserva Federal apunta a una mayor desaceleración del PBI. Se
refuerza la tendencia a la depresión de la economía, en forma combinada con la
inflación de las deudas y las emisiones de moneda. La emisión monetaria,
acompañada por el ajuste fiscal, sin
contrapartida de un aumento en gran escala de los gastos públicos (salvo los de
amortización e intereses de la deuda), produce una ‘rotación’ del dinero entre aplicaciones especulativas, que en
última instancia se retira de la circulación al atesoramiento (oro).
La deuda pública norteamericana,
cuyo tope debería ampliarse en las semanas que vienen, porque no existe otra
forma de abordarla si no por medio de postergar su pago, es el punto de partida
de un mecanismo de especulación financiera cada vez mayor, cuyo (nuevo)
estallido solamente espera un (nuevo) detonante. La mecha circula por Grecia, Italia, España,
India, Indonesia y Brasil -y la crisis de deuda de Estados Unidos-.
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