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Fue una elección sin
sorpresas porque las recientes primarias previas anticiparon el retroceso del
oficialismo y la imposibilidad de una re-reelección de Cristina. La presidenta
se ha quedado sin margen para definir la candidatura del próximo presidente
como hizo Lula con Dilma en Brasil. Sin embargo con el 32% de los votos a nivel
nacional sigue siendo la primera minoría y conservará el quórum en las dos
cámaras. Lo más importante es la aparición de un fuerte eje de sucesión
derechista, el Frente Renovador (FR), 43% de los votos en la estratégica
Provincia de de Buenos Aires (37% del padrón), encabezado por un intendente del
conurbano bonaerense, Sergio Massa, e integrado por un amplio equipo de ex
kirchneristas y sectores del Partido Justicialista (PJ) y del sindicalismo
tradicional. Al conseguir una distancia de 12 puntos sobre el candidato del
gobierno se proyecta a nivel nacional en la perspectiva del recambio
presidencial del 2015.
Eduardo Lucita. Hay ya demasiadas evidencias, que en un proceso de politización creciente, como viene pasando en nuestro país en los últimos años, hay que asumir con la claridad una alianza explícita con la izquierda orgánica, aún con las diferencias que indudablemente existen.
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Con los datos que conocemos
hasta ahora, los comicios cerraron hace unas diez horas, la izquierda sumada
tal vez alcance 1.400.000 votos. Este caudal fue ampliamente capitalizado por
el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que recogió 1.250.000. Hay que
recordar que varias fuerzas previamente no pasaron las primarias. Este gran
salto fue preanunciado primero por el casi millón de votos que obtuvo el FIT en
las primarias e inmediatamente después por ciertas elecciones provinciales,
como Salta-Capital donde obtuvieron el 20%. En el medio hubo elecciones
universitarias en la UBA, allí el FIT también ratificó su ascenso, ganando en
la mayoría de los centros estudiantiles. La suma de votos que se ha logrado
supera ampliamente las importantes elecciones que hicieron en otros tiempos el
Frente del Pueblo (FREPU) y la Izquierda Unida (IU) -alianzas del MAS y el PC-
o Autodeterminación y Libertad (Luis Zamora). El resultado es que el FIT obtuvo
tres diputados nacionales, otros dos no ingresaron por muy poco, un diputado
provincial y representantes en siete legislaturas, pero es muy temprano para
tener un cuadro definitivo. Adicionalmente en la sureña provincia de Tierra del
Fuego, un enclave de la industria electrónica y electrodomestica, un dirigente
metalúrgico con pasado militante en la izquierda clasista, que se presentó con
partido propio como candidato de los trabajadores, logró el 22% de los votos y
la diputación nacional.
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Claudio Katz. Me parece indispensable trabajar desde ahora en la preparación de una candidatura común para el 2015. Gran parte de los votantes de la izquierda comienzan a pensar: ¿Como sería un gobierno de este signo? ¿Qué haría si ganan la presidencia? La respuesta a esa expectativa es un enlace estratégico entre el acceso electoral al gobierno y la batalla por el poder, a partir de un programa que debemos elaborar colectivamente.
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ARGENTINA: “UN NUEVO ESCENARIO PARA LA IZQUIERDA”. Entrevista con Claudio Katz y Eduardo Lucita.
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Franck Gaudichaud.
Rebelión Martes 29 de
octubre del 2013.
El domingo pasado se realizaron elecciones de
medio término en Argentina sus resultados pueden tener importantes consecuencias
para el país y la región. Entrevistamos a Claudio Katz y Eduardo Lucita,
integrantes del colectivo EDI (Economistas de Izquierda) y referentes de todo
un sector de la izquierda radical en ese país.
¿Cómo evalúan el resultado
de las recientes elecciones?
CK: Fue una elección sin sorpresas porque las recientes primarias previas
anticiparon el retroceso del oficialismo y la imposibilidad de una
re-reelección de Cristina. La presidenta se ha quedado sin margen para definir
la candidatura del próximo presidente como hizo Lula con Dilma en Brasil. Sin
embargo con el 32% de los votos a nivel nacional sigue siendo la primera
minoría y conservará el quórum en las dos cámaras. Lo más importante es la
aparición de un fuerte eje de sucesión derechista, el Frente Renovador (FR),
43% de los votos en la estratégica Provincia de de Buenos Aires (37% del
padrón), encabezado por un intendente del conurbano bonaerense, Sergio Massa, e
integrado por un amplio equipo de ex kirchneristas y sectores del Partido
Justicialista (PJ) y del sindicalismo tradicional. Al conseguir una distancia
de 12 puntos sobre el candidato del gobierno se proyecta a nivel nacional en la
perspectiva del recambio presidencial del 2015.
EL: En el nuevo escenario surgido de las primarias el gobierno asumió en los
últimos meses buena parte de la agenda de la derecha, archivando los slogans de
confrontación de “elegir” y “profundizar el modelo”. Se sometió a la conducción
de su aliado derechista Daniel Scioli, asumiendo un discurso de mano dura en el
delicado tema de la seguridad, mientras silencia la connivencia del aparato
estatal con el narcotráfico. En el plano económico comenzó, además, un viraje
hacia el re-endeudamiento, con los pagos al CIADI, acuerdos con el BM y el FMI.
Veremos si es el prolegómeno del ajuste que demanda la clase dominante o le
traspasa este paquete al futuro presidente. Estas dos alternativas dependerán
de una elección estratégica. El kirchnerismo puede remodelarse al interior del
peronismo aceptando el giro conservador o puede apostar a su propia
construcción imaginando algún retorno futuro de Cristina. Hasta ahora emite
señales en las dos direcciones
¿Cómo ven el panorama en
relación al 2015?:
CK: Es evidente que ya comenzó en el Justicialismo la disputa por el 2015
entre Massa (FR) -un advenedizo intendente- que reclutó a las principales
líderes de la industria, los bancos y el agro y Scioli, que exhibe credenciales
de vicepresidente y gobernador. Este se presenta como garante de una transición
ordenada, muy apreciada por el establishment, que no olvida el tormentoso fin
de las administraciones de Alfonsín, Menen y De la Rúa.
EL: También hay que observar como intervendrá la derecha de Macri
(Unión-PRO) en esas componendas, luego de la consolidación que lograron en la
Capital Federal ( 39% y casi un 8% a nivel nacional), según que alianzas haga
puede inclinar la balanza a favor de una u otra variante del PJ. No hay que
descartar a priori el papel que pueden jugar los candidatos del
pan-radicalismo, una suerte de centro-derecha republicana, como Binner
(socialista triunfó con el 42% en su provincia-Santa Fé)) y Cobos (radical,
ganó con el 48% en la Prov. de Mendoza)). Si finalmente el peronismo se
presentara dividido es muy posible el ballotage. La elección del domingo
ratificó este convulsivo escenario, con el novedoso ingrediente de un gran
avance de la izquierda anticapitalista.
Me interesa especialmente
este punto: ¿cuál fue la magnitud de ese avance y a qué obedece?
EL: Con los datos que conocemos hasta ahora, los comicios cerraron hace unas
diez horas, la izquierda sumada tal vez alcance 1.400.000 votos. Este caudal
fue ampliamente capitalizado por el Frente de Izquierda y los Trabajadores
(FIT) que recogió 1.250.000. Hay que recordar que varias fuerzas previamente no
pasaron las primarias. Este gran salto fue preanunciado primero por el casi
millón de votos que obtuvo el FIT en las primarias e inmediatamente después por
ciertas elecciones provinciales, como Salta-Capital donde obtuvieron el 20%. En
el medio hubo elecciones universitarias en la UBA, allí el FIT también ratificó
su ascenso, ganando en la mayoría de los centros estudiantiles. La suma de
votos que se ha logrado supera ampliamente las importantes elecciones que
hicieron en otros tiempos el Frente del Pueblo (FREPU) y la Izquierda Unida
(IU) -alianzas del MAS y el PC- o Autodeterminación y Libertad (Luis Zamora).
El resultado es que el FIT obtuvo tres diputados nacionales, otros dos no
ingresaron por muy poco, un diputado provincial y representantes en siete
legislaturas, pero es muy temprano para tener un cuadro definitivo.
Adicionalmente en la sureña provincia de Tierra del Fuego, un enclave de la
industria electrónica y electrodomestica, un dirigente metalúrgico con pasado
militante en la izquierda clasista, que se presentó con partido propio como
candidato de los trabajadores, logró el 22% de los votos y la diputación
nacional.
CK: Se ha registrado la mayor presencia electoral de la izquierda desde el pre-peronismo,
Salta a la vista la importancia de este dato y la consiguiente creación de un
nuevo escenario con la izquierda. Lo novedoso se ubica en el terreno electoral
y no en la existencia de la izquierda militante, que ha sabido mantener una
significativa presencia en el plano sindical y estudiantil en los momentos de
mayor predominio político del kirchnerismo.
Yo interpreto este
importante voto a izquierda como un mandato de lucha. Recibió ese caudal de
apoyo frente a la intuición popular de un próximo ajuste y la expectativa de
lograr una defensa de los conquistas en la calle. Un sector importante de la
población no quiere, además, que la experiencia kirchnerista termine en un giro
pendular hacia la derecha. Hay un cambio en los niveles de conciencia que
particularmente se verifica en el interior. Durante décadas la única
posibilidad de la izquierda era colocar un diputado por la Capital o por Prov.
de Buenos Aires (regiones de mayor politización), ahora se ha extendido esa
pretensión al interior (por lo general más conservador), dónde los vínculos
entre el gobierno y las oligarquías provinciales han sido muy estrechos. Allí
el kirchnerismo no es la expresión de sectores más progres (como los
intelectuales de Carta Abierta o el programa de la TV oficial 6, 7, 8), sino de
gobernadores conservadores y del justicialismo ortodoxo.
EL: Debemos considerar otro factor determinante del avance de la izquierda,
como ha sido la abrupta erosión de la centroizquierda anti-K que se diluyó en
el Pan-radicalismo, o la debilidad del progresismo mas genuino que buscando
ocupar el espacio abandonado por la centroizquierda anti-K, no presentó
objetivos más radicales. Los que quisieron penalizar al gobierno desde una
óptica progresista sólo tuvieron como opción a la izquierda anticapitalista.
Sin embargo la izquierda se
presentó muchas veces a elecciones y nunca logró estos resultados…
CK: Ciertamente. Esta vez el FIT hizo una campaña electoral centrada en
demandas precisas (eliminación del impuesto al salario, denuncia de Chevron,
salario igual a la canasta familiar, 82% móvil para los jubilados…), que
contrastó con el vago mensaje de los partidos tradicionales, que apelaron a la
felicidad, a la sonrisa y a la familia, como si estuvieran vendiendo
dentífrico. La izquierda partidaria modificó sus viejas intervenciones en los
comicios. No hicieron eje en el gobierno de los trabajadores o en el
cuestionamiento a los candidatos patronales. Comprendieron que en un estudio de
televisión no se habla igual que en un mitin y que la involución
socialdemócrata no transita por el uso de la corbata. Incluso apelaron al voto
útil, resaltando la necesidad de sentar diputados en el Congreso junto al resto
de las bancadas. Esta maduración hubiera sido descalificada en otra época como
una expresión de “parlamentarismo democratizante”.
EL: Hay que recordar también que la construcción de figuras
electorales es un largo proceso con poca renovación y grandes oscilaciones.
Esta persistencia ha premiado a Altamira (FIT) y Zamora (AyL), cuya instalación
pública fue potenciada además por grandes hechos como las jornadas del 2001 o
el asesinato del joven militante Mariano Ferreyra. Los grandes medios
cumplieron además un papel clave al no hostilizar a la izquierda, puesto que
apostaron a debilitar primero a su adversario inmediato que es el kirchnerismo.
Trabajaron a favor de las opciones derechistas pero sin atacar a la izquierda.
En un contexto de escasa movilización social suspendieron coyunturalmente el
típico mensaje despectivo o atemorizador, que retomarán a pleno apenas resurjan
los piquetes y movilizaciones.
De todas formas, en mi
opinión personal, considero hay una carencia en el discurso de la izquierda y
es que está ausente una crítica antisistema. Nuestra participación en el marco
institucional no es solo un problema de levantar reivindicaciones sentidas por
los sectores obreros y populares, sino también utilizar esas instancias para
hacer docencia, para explicar que la principal traba para erradicar los males
que el capitalismo nos produce, es el propio sistema del capital.
¿Este avance de la
izquierda quiebra el dominio político tradicional del peronismo?
CK: Es casi un 6% a nivel nacional, con muy buenos resultados en zonas
obreras y populares (por ejemplo en zona petrolera del sur del país obtuvo el
15% de los votos). Yo creo que por el momento erosiona ese dominio. La
izquierda vuelve a despuntar en un contexto de crisis peronista, repitiendo una
constante de la historia argentina. Se ha reabierto una oportunidad que puede
consolidarse o diluirse. La izquierda ya despuntó varias veces en el pasado y
no pudo afianzarse como alternativa. Lo consiguió en los años ‘70 con el
clasismo y quedó neutralizada por el retorno de Perón, lo repitió al final de
la dictadura y quedó opacada por la avalancha de Alfonsín, volvió a lograrlo a
fines de los ‘80 con IU y el FREPU y se diluyó en divisiones, irrumpió con
fuerza después del 2001 y no pudo construir colectivamente.
EL: Agregaría a lo anterior que ahora emerge una nueva generación buscando un
canal de ruptura política y no sólo sindical con el peronismo. Un dato muy
promisorio ha sido la primera intervención electoral significativa de la
izquierda independiente, que ha provocado un interesante y útil debate en
sectores que comenzaron a superar la paralizante tradición de autonomismo
anti-electoral.
Pero en Rebelión hemos
publicado más de un documento donde ustedes han sido muy críticos del FIT
¿Mantienen esa postura?
CK: Si, especialmente en tres planos. La errónea caracterización del kirchnerismo
como una suerte de continuidad del menemismo (y consiguiente neutralidad ante
los conflictos que lo enfrentaron con la derecha y los grupos concentrados); la
reducción de toda la izquierda a un frente trotskista ortodoxo y la
descalificación de los procesos radicales de América Latina. Pero estas
diferencias no nos impiden reconocer la nueva realidad política que se está
gestando en torno a la izquierda partidaria. Este cambio obliga a deponer
prejuicios y viejas rencillas y nos exige buscar nuevos ejes de confluencia.
Nos parece que el FIT debería abrirse más allá de las organizaciones que
actualmente lo componen y el resto de la izquierda debería converger con esa
apertura, a través de un proceso de mutua comprensión y aprendizaje.
EL: Hay ya demasiadas evidencias, que en un proceso de politización
creciente, como viene pasando en nuestro país en los últimos años, hay que
asumir con la claridad una alianza explícita con la izquierda orgánica, aún con
las diferencias que indudablemente existen. En nuestro caso con banderas
latinoamericanistas, no sectarias y proponiendo desde este alineamiento un
terreno de acción común con el progresismo consecuente.
CK: Me parece indispensable trabajar desde ahora en la preparación de una
candidatura común para el 2015. Gran parte de los votantes de la izquierda
comienzan a pensar: ¿Como sería un gobierno de este signo? ¿Qué haría si ganan
la presidencia? La respuesta a esa expectativa es un enlace estratégico entre
el acceso electoral al gobierno y la batalla por el poder, a partir de un
programa que debemos elaborar colectivamente.
Ciertamente que las generalizaciones son insuficientes. Debemos precisar
nuestro camino para resolver los problemas del país, con medidas precisas en
los delicados problemas de la deuda, los impuestos, el control de precios, las
nacionalizaciones, el petróleo, el manejo del control de cambios.
EL: Precisamente desde el EDI ya estamos preparando un Taller-debate sobre
la situación económica que esperamos desarrollar con toda la izquierda, para
precisar el diagnóstico y las alternativas en juego.
Finalmente: ¿Cómo puede
este impactar este resultado en las relaciones con Venezuela, Bolivia y
Ecuador?
CK -Como ha sido una elección de medio término que no modifica la presidencia,
en lo inmediato no debería traducirse en cambios significativos de la política
exterior. Pero debemos registrar el tono fuertemente anti-chavista que los
medios y la oposición derechista desplegaron durante la campaña electoral para
fijar una agenda futura de realineamiento con Estados Unidos. Dirigentes de la
derecha y centro derecha como Macri, Carrió y Binner apoyan abiertamente a
Capriles y Scioli se inclina hacia el mismo campo. La crítica a Venezuela es la forma de presión
que ha elegido el establishment para imponer un giro económico neoliberal.
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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del
autor mediante una licencia de
Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
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