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La Cumbre de los Pueblos.
Manifiesta.- (previo al COP20 Lima. Diciembre del 2014. Los acuerdos que adoptemos en ambos eventos
serán de suma importancia para el futuro del planeta y la humanidad. Nos
encontramos ante una situación de emergencia planetaria, con cada vez mayores
efectos negativos sobre la vida de las personas y los ecosistemas, con eventos
climáticos extremos que ocasionan cuantiosas pérdidas y daños, muchas veces
irreversibles, que profundizan la vulnerabilidad y la pobreza.
Es urgente promover, ejecutar y
garantizar acciones ante la crisis climática. Sumemos
nuestras voces, nuestras manos, nuestros corazones, nuestro talento y nuestra
capacidad creadora para evitar que la irresponsabilidad de quienes colocan en
primer lugar sus intereses particulares e inmediatos por sobre los de la
humanidad entera, nos conduzca a la destrucción de la biodiversidad y posibilidades
de vida en el Planeta.
Demandamos un mundo habitable para
nuestros hijos y nietos y para todo el conjunto de seres vivos que
poblamos la Tierra. Los científicos advierten que si no se detiene
drásticamente la emisión de gases de
efecto invernadero, causantes del Calentamiento Global y todos sus efectos
adversos, llegaremos a un escenario más crítico todavía, la temperatura
atmosférica promedio se elevará en más de 2º Celsius, con consecuencias
catastróficas que afectarían de manera irreversible las formas de vida en el
Planeta.
El actual modelo de desarrollo ha mercantilizado la
vida humana, poniendo en peligro a millones de personas.
Prioriza la acumulación desmedida y el consumismo; se basa en una extracción
acelerada e irracional de los bienes naturales, sin tomar en cuenta los límites
planetarios; ha
generado una crisis civilizatoria con diversas dimensiones (climática,
ambiental, financiera, energética, alimentaria) que corresponde enfrentar.
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Indígena Kichwa (Ecuador) en ritual de
agradecimiento a una cascada sagrada por una cosecha productiva.
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EN CAMBIO CLIMÁTICO, ¿Y SI ESCUCHAMOS A LOS QUE SABEN?.
Los Pueblos
Indígenas, clave para salir de la crisis climática.
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Banco Interamericano de Desarrollo. BID.
David Cotacachi.
Jueves 11 de diciembre de 2014.
Los
pueblos indígenas de Latinoamérica y el Caribe son con frecuencia excluidos y
discriminados. Son víctimas de prejuicios étnicos y culturales. Sus tierras y
recursos naturales están amenazados por actividades extractivas. Tienen poco
acceso a servicios públicos. ¿El resultado de esta situación de inequidad?: un
alto porcentaje vive por debajo de la línea de pobreza. Los más pobres entre
los pobres.
Y
a esta situación se ha sumado una nueva amenaza de escala global que pone en
riesgo su supervivencia física y cultural: el cambio climático. En
Centroamérica y el Caribe, en los andes tropicales y en la cuenca amazónica, áreas particularmente vulnerables al cambio climático, existen cerca de
31 millones de habitantes indígenas. Centroamérica es
vulnerable a huracanes e inundaciones. En los Andes, las restricciones
de acceso al agua debido al retroceso de los glaciares, el cambio en los
patrones de lluvias y la afectación a humedales ya son evidentes. En la
cuenca del Amazonas el principal riesgo es su transformación ecosistémica,
la desaparición de los bosques y la pérdida de la biodiversidad.
Este año, los pueblos indígenas
exponen ante los gobiernos y la comunidad internacional la grave situación que
enfrentan y plantean potenciales soluciones a la crisis climática en la 20ª Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático (COP 20), que se celebra en Perú. Como
miembro de un pueblo indígena, me uno a estas voces no para insistir en
lo mucho que los gobiernos deberían hacer para mejorar su situación, sino para
resaltar las importantes contribuciones de los pueblos ancestrales para
enfrentar el fenómeno global.
Mitigación: comportamientos
menos tóxicos
La
cultura, espiritualidad y cosmovisión de los pueblos indígenas están
fuertemente ligadas a la naturaleza. Para ellos todos los
ecosistemas son sagrados, generan mística y respeto, lo que
repercute en comportamientos sostenibles o menos nocivos que los de otras sociedades.
Por
ejemplo, la tasa de deforestación en la región es una de las más altas del
planeta (0,45% anual), superada sólo por África. Sin embargo, esta cifra es
significativamente menor en tierras manejadas por pueblos indígenas. Algunos estudios
demuestran que en Brasil, entre 2000 y 2012 la pérdida del bosque en tierras indígenas fue del 0.6%, mientras
en otros lugares fue del 7%. Más aún, las zonas mejor conservadas del
planeta y con alta
biodiversidad y stocks de carbono, son de los pueblos indígenas.
Adaptación: siglos de
interacción con la naturaleza
Los
conocimientos adquiridos durante siglos de interacción con la naturaleza han
permitido a los pueblos indígenas adaptarse a diversos cambios climáticos del
pasado. Por lo tanto, estos conocimientos y prácticas tradicionales
constituyen alternativas reales para enfrentar la crisis actual. Y hay muchos
ejemplos de ello:
En México
los Tzeltal, pueden identificar más de
1.200 especies de plantas útiles, los P’urhépechas más de 900 y los Mayas de Yucatán cerca de 500, lo que les
permite diversificar el uso de recursos, algo esencial cuando existe
variabilidad climática.
En
Honduras, los Tawahka han utilizado su conocimiento
tradicional para sustentar el comercio de productos del bosque con las
poblaciones externas.
Los indígenas de los Andes cultivan más de 50 variedades de
papa y el Parque de la Papa, en Perú, es un ejemplo de
conservación de la agrobiodiversidad basado en el conocimiento tradicional quechua.
También
en Perú, los andenes o terrazas de cultivo permitieron a los Incas
sostener un imperio a través de un sistema agrícola sofisticado que aprovecha
eficientemente el agua y el suelo en ambientes adversos. Esta práctica
permanece hasta la actualidad como un mecanismo eficiente de adaptación
local al cambio climático que, además, promueve la seguridad
alimentaria.
Las
contribuciones de los pueblos indígenas al bienestar colectivo son
innumerables, desde la protección de la biodiversidad o la provisión de
alimentos hasta su rol en la reducción de la crisis climática. Es urgente, por
tanto, reconocer su valor y escuchar la sabiduría de los pueblos
ancestrales, cuya voz se manifiesta desde un pasado y presente que intenta
compartir con el mundo moderno lecciones sobre cómo vivir de manera sostenible en el único
planeta que tenemos.
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