miércoles, 1 de julio de 2015

GRECIA NO LE PAGÓ AL FMI Y SE CALIENTA LA CRISIS. LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LA ZONA EURO.

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PRESIÓN SOBRE EL NEGOCIO BURSÁTIL.
Las principales Plazas Europeas volvieron a caer en la jornada del No pago al FMI.
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Grecia no canceló el vencimiento con el FMI y las Bolsas bajaron. Las acciones de los bancos, las más castigadas

La presión del Banco Central Europeo (BCE) sobre Grecia a que acepte sus condiciones para ser merecedor de un rescate volvió a presionar a las Bolsas del Viejo Continente. Luego de haber registrado su peor caída diaria en casi un lustro, los principales índices bursátiles europeos sumaron ayer retrocesos de entre 0,5 y 1,5 por ciento. Las bajas fueron arrastradas por los papeles bancarios, ante la negativa del BCE a mantenerlos a flote, mientras rige un corralito para los depositantes hasta el lunes próximo. Se autoriza un monto máximo de extracción de sesenta euros diarios. El gobierno heleno confirmó que por primera vez no pagaría su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) e hizo una contraoferta a sus acreedores, que el Eurogrupo rechazó y dejó correr el vencimiento del rescate.

Luego del fracaso de las negociaciones contrarreloj entre el gobierno de Grecia y la troika (BCE, FMI y Banco Mundial) el fin de semana, los organismos de crédito quitaron todo apoyo al sistema bancario de ese país con el objetivo de forzar a que acepten sus planes de ajuste. El gobierno griego enfrenta la encrucijada entre cerrar un acuerdo con los acreedores y poner fin a la austeridad y los ajustes de los últimos cinco años. Ante la negativa de la Eurozona a la contraoferta del gobierno heleno, se venció ayer el plazo y Grecia se quedó sin el último desembolso por 7200 millones de euros.

Los principales mercados financieros europeos iniciaron la rueda con suma cautela, lo que se reflejaba en el escaso volumen negociado y en la acotada variación de sus índices. Con el transcurrir de las horas los resultados negativos fueron ganando las pantallas. La Bolsa de Atenas cumple su segundo día cerrada, mientras que el resto de las plazas en el Viejo Continentes menguaron en la caída. El índice FTSE-100 de la Bolsa de Londres, que está fuera de la Eurozona, perdió 1,5 por ciento. En la Bolsa de Francfort, el Dax retrocedió 1,2 por ciento, mientras que el parisiense CAC 40 cedió 1,6 por ciento. El índice madrileño Ibex 35, el más castigado en la rueda anterior, perdió 0,8 por ciento y la Bolsa de Milán cayó un 0,5 por ciento.

La prima de riesgo para España alcanzó los 154 puntos básicos tras subir en 35 unidades respecto del lunes. La prima de riesgo se calcula sobre la base de los bonos a diez años respecto de los alemanes, que se consideran los más seguros. En el mismo cotejo, los bonos italianos paga un 2,4 por ciento, mientras que los alemanes pagan 0,7 por ciento y los de Francia, 1,2. El euro resistió mejor el embate y retrocedió frente al dólar 0,5 por ciento a 1,12 por billete verde. Las Bolsas asiáticas y Nueva York lograron leves mejoras en sus principales indicadores, inferiores a un 1 por ciento.

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Terror, el salvajismo, la barbarie del Fondo Monetario Internacional. Su gran "guía" la señora Legarde - ex ministra de economía de Francia del tiempo del derechista Sarkozy, hoy representa el terror, la muerte de la política por el "poder" de poderes del Fondo Monetario Internacional. F.M.I.
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GRECIA NO LE PAGÓ AL FMI Y SE CALIENTA LA CRISIS.
Negocia una prorroga a cambio de levantar el Referéndum del domingo sobre el Ajuste.

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La historia parecía dirigirse hacia un final feliz con la propuesta presentada por Tsipras, en la cual pedía un tercer plan para reestructurar su deuda. Pero el Eurogrupo rechazó la propuesta en una reunión de urgencia.

Eduardo Febbro

Página/12 En Francia

Desde París miércoles 1 de julio del 2015.

El Fondo Monetario Internacional sigue a punto de contar, en su base de datos de morosos, con el primer país desarrollado del eje occidental que se encuentra ante la imposibilidad de pagar. Grecia tenía plazo hasta esta medianoche –hora de Washington– para abonarle al FMI 1600 millones de euros de una deuda total que asciende a los casi 24.000 millones de euros. Al cierre de esta edición fuentes del FMI confirmaron que el pago no se había efectuado, mientras el viceprimer ministro griego, Yanis Dragasakis, le pidió al organismo un plazo suplementario para evitar la cesación de pagos y dio a entender que a cambio el gobierno levantaría el referéndum del domingo acerca de aceptar o no el ajuste que exigen los acreedores para aprobar un nuevo rescate.

Es preciso aclarar que la fecha de este martes 30 de junio era para Grecia una guillotina financiera de doble filo: uno, el plazo del FMI; el otro, el plan de rescate que Europa diseñó para Grecia y que estaba en curso desde 2012. Si no se arreglaba el tema del Fondo, Atenas perdía este mismo martes el acceso a los 17 mil millones de euros de dicho plan. En una carrera contrarreloj con el telón de fondo de un referéndum en Grecia y un masivo apretón bancario por parte de los socios europeos de Atenas, el primer ministro griego presentó un nuevo plan en Bruselas. Plasmar narrativamente una jornada llena de piruetas, de contrasentidos, de frases de una vulgaridad alucinante y de cambios de posición de los actores más intransigentes requiere un rigor de libro científico. La historia parecía dirigirse hacia un final feliz con la propuesta presentada por Alexis Tsipras en la cual el jefe del Ejecutivo griego pedía un tercer plan para reestructurar su deuda (180 por ciento del PIB) así como la extensión del rescate europeo que vence hoy. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, alentó la ilusión de una solución cuando dijo una frase enigmática: “Hay acontecimientos importantes a los que ustedes no están preparados que se están produciendo en Atenas”. Todos pensaron que el expediente estaba resuelto. Mera ilusión. El Eurogrupo (ministros de Economía de los países de la Zona Euro) celebró una reunión de urgencia a cuyo término decidió no extender el rescate y remitió para este miércoles su decisión sobre el tercer plan de ayuda financiera propuesto por Tsipras.

Los términos que trascendieron de la última oferta griega son difusos. Se evoca un rescate vigente durante dos años por un monto de 29.000 millones de euros obtenidos mediante el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), y un plan de reestructuración de deuda. Ambas opciones, juntas, parecen imposibles. Primero, porque hace falta el visto bueno del Eurogrupo, lo que está lejos de ser evidente. Luego porque, para que entre en vigencia, el plan debe ser validado por los diferentes Parlamentos nacionales, entre ellos el alemán, la Bundestag. La canciller alemana ya advirtió a los diputados de su partido que Berlín no discutiría sobre ese tema antes del referéndum convocado por Alexis Tsipras para este domingo 5 de julio. Varios dirigentes de la UE continuaron haciendo presión sobre el electorado griego con el argumento según el cual un “no” en el referéndum equivaldría a salir del euro y de Europa. El más aguerrido ha sido el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. Si fuera por las escabrosas condiciones morales de su gobierno, de sus bancos y de su partido hace mucho que Rajoy habría sido expulsado de Europa. Pero la moral bancaria es casta e impune. La frase sucia del día la pronunció Alain Juppé, ex primer ministro liberal francés y probable candidato a las presidenciales de 2017. Juppé dijo: “No podemos seguir llenando el barril de las Danaides. Los griegos deben poner orden en sus cuentas”. En la mitología, las Danaides son las 50 hijas del rey Dánao condenadas al infierno y a llenar eternamente un barril sin fondo.

La confusión constituye, también, un dato permanente. No todos ven en el posible “sí” del domingo una salida automática de Grecia de la Zona Euro. El intransigente ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, explicó que si el “no” ganaba no se produciría el Grexit (salida de Grecia de la Zona Euro). Lo único masivo, transparente, es que, sea cual fuere la mayoría política de la que son oriundos, socialdemocracia o derecha, todos los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se apretaron baja el paraguas de las posiciones de la derecha.

La apuesta de los europeos sigue siendo la del miedo: atemorizar a los electores griegos con las consecuencias del “no” para promover una mayoría a favor del “sí” y, con ello, sacarse de encima a Alexis Tsipras y a Syriza. La inoperancia europea y la de los organismos internacionales de crédito es pasmosa. En el curso de los últimos 6 años, Grecia atravesó por 8 planes de austeridad, tuvo 4 gobiernos y dos planes de ayuda.

La bomba estalló en 2009 cuando el primer ministro socialista Georges Papandreu descubrió el maquillaje de las cuentas públicas heredado del precedente gobierno conservador. Papandreu se fijó el objetivo de reducir el déficit griego del 12,7 por ciento al 3 por ciento en 2013. En marzo de 2010 encajó un segundo y masivo plan de austeridad de 4,8 mil millones de euros. En mayo del mismo año, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y la misma Grecia activaron un plan de rescate de 110 mil millones de euros en un período de tres años. 80 mil millones fueron asumidos por los Estados de la Unión y 30 mil por el FMI. Pocos días después, Atenas votó un nuevo plan de recortes y austeridad por unos 30 mil millones de euros. Un año más tarde, en junio de 2011, interviene otro ajuste por 28,5 mil millones de euros. En septiembre, la medida se repite con nuevos recortes por 7,5 mil millones de euros. En octubre, la UE llegó a un acuerdo con los bancos para borrar una parte de la deuda griega (pasó de 350 mil millones a 100 mil millones). De inmediato, un nuevo plan de crédito se pacta entre Atenas y sus acreedores. En febrero de 2012 llegó otro mega diseño de austeridad por un monto de 350 millones de euros. Ese mismo mes, un programa internacional otorga a Grecia un rescate por 237 mil millones de euros, más una quita de 107 mil millones de euros de la deuda en manos de los acreedores privados, bancos y fondos de inversión. En noviembre de 2012 el gobierno de Antoni Samarás aplica otro ajuste que llega a los 18 mil millones de euros. El mismo mes, los ministros de Finanzas de la Zona Euro y el FMI deciden un dispositivo destinado a rebajar la deuda en unos 40 mil millones de euros. Luego, en enero de 2013, antes de la victoria de Alexis Tsipras en las elecciones, el octavo y último plan de austeridad (2,5 mil millones de euros) entró en vigencia. La mayoría del dinero no fue al pueblo sino a pagar a los bancos y los intereses de la deuda (en especial los bancos de Francia, Alemania y Suiza). Como si fuera poco, los griegos fuero tratados de todos los nombres por la prensa y los políticos: vagos, gastadores, sucios, corruptos, irresponsables. Y todo sigue igual. O casi todo. Los sucesivos planes de la troika (FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo) hicieron caer el PIB griego en un 25 por ciento al tiempo que el desempleo llegó a un pico del 60 por ciento entre los jóvenes. Por ahora, Grecia perdió su derecho a contar con el plan de rescate europeo vigente desde 2012, debe reembolsar 1600 millones de euros al FMI y aún no se sabrá hasta este miércoles qué decidirá el Eurogrupo. Las intenciones de los europeos no pueden ser más claras: provocar la caída de Syriza, precipitar la celebración de nuevas elecciones anticipadas para que de ellas salga una mayoría acorde con los violines de su política. Todos unidos pondremos de rodillas a los rebeldes. Es altamente probable que lo consigan. El cónclave de demócratas más importante de la historia y del mundo se han confabulado para ahogar una democracia en un ejercicio lamentable que es, en suma, la negación misma de la democracia. La Unión Europea está perfeccionando en el Viejo Continente el golpe de Estado bancario más masivo, consensual y perfecto de las sociedades humanas.


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Miles de miles de Ciudadanos griegos se concentran en Calles y Plazas Públicas - la cuna histórica de la democracia – en protesta contra las presiones fascistas de la Troyka. Todo esto ha sido prácticamente borrado de un solo plumazo por las decisiones anti-políticas de la Troyka. El Referéndum democrático del día domingo 5 de julio marca la diferencia política entre la Democracia Directa, Participativa, de Ciudadanos y la seudo-democracia como “política” de los bancos – o la bancocracia -. La Ciudadanía hará respetar la Democracia griega y la defensa de la  Soberanía Nacional.
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LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LA ZONA EURO.
El impacto de la crisis griega será fuerte en Europa y menor en otras Regiones.
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Aldo Ferrer, Héctor Valle y Pablo Bortz analizaron ante Página/12 la situación de Grecia y sus opciones frente a los reclamos de la troika. Estimaron que la crisis se profundizará en Europa, aunque no tendría un efecto inmediato sobre Argentina.

Página /12 martes 30 de junio del 2015.

Por Tomás Lukin.

Con los fundamentalistas de la austeridad al mando, la Eurozona enfrenta un nuevo episodio de crisis estructural. La disputa entre Grecia y la troika por las nuevas medidas de austeridad a cambio de financiamiento pone en riesgo la continuidad del país en el euro, así como la estabilidad financiera y social de la región. Para analizar los posibles escenarios que se abrirán para Europa y el sistema financiero global, Página/12 dialogó con el profesor emérito de la UBA Aldo Ferrer; el presidente de FIDE, Héctor Valle, y el doctor en Economía de la Universidad Tecnológica de Delft, en Holanda, Pablo Bortz. Los tres especialistas afirmaron que la crisis griega tendría un impacto limitado sobre Argentina y los países emergentes.

“Dejaron a Grecia sin alternativas, la crisis es la consecuencia de las políticas neoliberales y la falta de solidaridad en la Unión Europea”, señaló Ferrer. Sin embargo, el miembro del Plan Fénix consideró que el FMI y las autoridades europeas deberían sostener las negociaciones con Grecia ya que “no se pueden permitir la inestabilidad y debilidad en la que quedaría la Zona Euro”. “La troika y Alemania son los principales responsables de la crisis. Si Grecia acepta la austeridad del FMI, las posibilidades de crecer son mucho menores que si sale del euro. Sin una reestructuración sustancial de las deudas en Europa el sistema es insostenible”, explicó Valle.

“Si Grecia rechaza el ajuste, la asfixia sobre el país seguirá, Alemania no cambiará su postura sobre una reestructuración. Si se prolonga una fuga de depósitos sin que el Banco Central Europeo la pare o financie, terminarán yéndose del euro”, lanzó con precisión Bortz. El economista argentino radicado en Ginebra advirtió que la salida griega “no romperá toda la Eurozona inmediatamente” pero sí, argumenta, socavará las posibilidades de Portugal, España, Italia para hacer frente a ataques especulativos en un próximo episodio de crisis. “Las implicancias son de mediano plazo: la principal es que el euro no es irreversible. Por lo tanto, cuando haya una crisis, los inversores van a apostar para que alguno se vaya, y el candidato siguiente en la lista es Portugal”, afirmó Bortz.

“Si la crisis se profundiza con Grecia saliendo del euro, eso afectaría a la economía de la Eurozona y una mayor caída en el PIB de la región podría impactar indirectamente sobre el comercio argentino y sumar dificultades para conseguir financiamiento de largo plazo”, expresó el titular de FIDE. “En Argentina no vamos a sentir un cimbronazo por un estallido de la crisis en Europa. No se va a producir un impacto fuerte sobre la economía real o el comercio internacional como sucedió en 2009. La crisis en Grecia deja en evidencia la importancia que tiene para nuestro país conservar una política económica soberana y autónoma. Es un mensaje contra el neoliberalismo y el ajuste. La situación revela que Argentina tiene que resolver sus problemas en el frente financiero sin recurrir a la salida del endeudamiento externo para armar una bicicleta financiera, ni arreglar cualquier cosa con los fondos buitre o volver al FMI”, argumentó Ferrer.

La salida de capitales hacia los centros financieros opera como uno de los principales canales de contagio de las tensiones para las economías emergentes que no están directamente vinculadas con Grecia. “No creo que tenga tan fuertes implicancias a nivel global para los emergentes. No va a haber una fuga de capitales muy pronunciada. Eso sólo sucedería si la Reserva Federal de Estados Unidos sube las tasas de interés, y aun así están en un piso muy bajo”, explicó Bortz. El economista radicado en Ginebra estimó que la crisis griega demoraría incluso más que la preanunciada suba de tasas del la Fed. “El principal efecto es geopolítico; Grecia está en la OTAN, al lado de Turquía. Si se va del euro, muy probablemente vaya a pedir financiamiento a China y Rusia quizás a cambio de alguna privatización. Eso a Estados Unidos no le gusta”, advirtió Bortz.

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