PRESIÓN SOBRE EL NEGOCIO BURSÁTIL.
Las principales Plazas Europeas volvieron a caer en la jornada del No
pago al FMI.
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Grecia no canceló el vencimiento con el FMI y las
Bolsas bajaron. Las acciones de los bancos, las más castigadas
La presión
del Banco Central Europeo (BCE) sobre Grecia a que acepte sus condiciones para
ser merecedor de un rescate volvió a presionar a las Bolsas del Viejo
Continente. Luego de haber registrado su peor caída diaria en casi un lustro,
los principales índices bursátiles europeos sumaron ayer retrocesos de entre
0,5 y 1,5 por ciento. Las bajas fueron arrastradas por los papeles bancarios,
ante la negativa del BCE a mantenerlos a flote, mientras rige un corralito para
los depositantes hasta el lunes próximo. Se autoriza un monto máximo de
extracción de sesenta euros diarios. El gobierno heleno confirmó que por
primera vez no pagaría su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) e
hizo una contraoferta a sus acreedores, que el Eurogrupo rechazó y dejó correr
el vencimiento del rescate.
Luego del
fracaso de las negociaciones contrarreloj entre el gobierno de Grecia y la
troika (BCE, FMI y Banco Mundial) el fin de semana, los organismos de crédito
quitaron todo apoyo al sistema bancario de ese país con el objetivo de forzar a
que acepten sus planes de ajuste. El gobierno griego enfrenta la encrucijada
entre cerrar un acuerdo con los acreedores y poner fin a la austeridad y los
ajustes de los últimos cinco años. Ante la negativa de la Eurozona a la
contraoferta del gobierno heleno, se venció ayer el plazo y Grecia se quedó sin
el último desembolso por 7200 millones de euros.
Los
principales mercados financieros europeos iniciaron la rueda con suma cautela,
lo que se reflejaba en el escaso volumen negociado y en la acotada variación de
sus índices. Con el transcurrir de las horas los resultados negativos fueron
ganando las pantallas. La Bolsa de Atenas cumple su segundo día cerrada,
mientras que el resto de las plazas en el Viejo Continentes menguaron en la
caída. El índice FTSE-100 de la Bolsa de Londres, que está fuera de la
Eurozona, perdió 1,5 por ciento. En la Bolsa de Francfort, el Dax retrocedió
1,2 por ciento, mientras que el parisiense CAC 40 cedió 1,6 por ciento. El
índice madrileño Ibex 35, el más castigado en la rueda anterior, perdió 0,8 por
ciento y la Bolsa de Milán cayó un 0,5 por ciento.
La prima de riesgo para España alcanzó los 154
puntos básicos tras subir en 35 unidades respecto del lunes. La prima de riesgo
se calcula sobre la base de los bonos a diez años respecto de los alemanes, que
se consideran los más seguros. En el mismo cotejo, los bonos italianos paga un
2,4 por ciento, mientras que los alemanes pagan 0,7 por ciento y los de
Francia, 1,2. El euro resistió mejor el embate y retrocedió frente al dólar 0,5
por ciento a 1,12 por billete verde. Las Bolsas asiáticas y
Nueva York lograron leves mejoras en sus principales indicadores, inferiores a
un 1 por ciento.
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Terror, el salvajismo, la barbarie del Fondo Monetario Internacional. Su gran "guía" la señora Legarde - ex ministra de economía de Francia del tiempo del derechista Sarkozy, hoy representa el terror, la muerte de la política por el "poder" de poderes del Fondo Monetario Internacional. F.M.I.
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GRECIA NO LE PAGÓ AL FMI Y SE CALIENTA LA
CRISIS.
Negocia una prorroga a cambio de levantar el Referéndum del domingo
sobre el Ajuste.
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La historia parecía dirigirse hacia un final feliz
con la propuesta presentada por Tsipras, en la cual pedía un tercer plan para
reestructurar su deuda. Pero el Eurogrupo rechazó la propuesta en una reunión
de urgencia.
Eduardo Febbro
Página/12 En
Francia
Desde París
miércoles 1 de julio del 2015.
El Fondo
Monetario Internacional sigue a punto de contar, en su base de datos de
morosos, con el primer país desarrollado del eje occidental que se encuentra
ante la imposibilidad de pagar. Grecia tenía plazo hasta esta medianoche –hora
de Washington– para abonarle al FMI 1600 millones de euros de una deuda total
que asciende a los casi 24.000 millones de euros. Al cierre de esta edición
fuentes del FMI confirmaron que el pago no se había efectuado, mientras el
viceprimer ministro griego, Yanis Dragasakis, le pidió al organismo un plazo
suplementario para evitar la cesación de pagos y dio a entender que a cambio el
gobierno levantaría el referéndum del domingo acerca de aceptar o no el ajuste
que exigen los acreedores para aprobar un nuevo rescate.
Es preciso
aclarar que la fecha de este martes 30 de junio era para Grecia una guillotina
financiera de doble filo: uno, el plazo del FMI; el otro, el plan de rescate
que Europa diseñó para Grecia y que estaba en curso desde 2012. Si no se
arreglaba el tema del Fondo, Atenas perdía este mismo martes el acceso a los 17
mil millones de euros de dicho plan. En una carrera contrarreloj con el telón
de fondo de un referéndum en Grecia y un masivo apretón bancario por parte de
los socios europeos de Atenas, el primer ministro griego presentó un nuevo plan
en Bruselas. Plasmar narrativamente una jornada llena de piruetas, de
contrasentidos, de frases de una vulgaridad alucinante y de cambios de posición
de los actores más intransigentes requiere un rigor de libro científico. La
historia parecía dirigirse hacia un final feliz con la propuesta presentada por
Alexis Tsipras en la cual el jefe del Ejecutivo griego pedía un tercer plan
para reestructurar su deuda (180 por ciento del PIB) así como la extensión del
rescate europeo que vence hoy. El presidente de la Comisión Europea,
Jean-Claude Juncker, alentó la ilusión de una solución cuando dijo una frase
enigmática: “Hay acontecimientos importantes a los que ustedes no están
preparados que se están produciendo en Atenas”. Todos pensaron que el
expediente estaba resuelto. Mera ilusión. El Eurogrupo (ministros de Economía
de los países de la Zona Euro) celebró una reunión de urgencia a cuyo término
decidió no extender el rescate y remitió para este miércoles su decisión sobre
el tercer plan de ayuda financiera propuesto por Tsipras.
Los términos
que trascendieron de la última oferta griega son difusos. Se evoca un rescate
vigente durante dos años por un monto de 29.000 millones de euros obtenidos
mediante el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), y un plan de
reestructuración de deuda. Ambas opciones, juntas, parecen imposibles. Primero,
porque hace falta el visto bueno del Eurogrupo, lo que está lejos de ser
evidente. Luego porque, para que entre en vigencia, el plan debe ser validado
por los diferentes Parlamentos nacionales, entre ellos el alemán, la Bundestag.
La canciller alemana ya advirtió a los diputados de su partido que Berlín no
discutiría sobre ese tema antes del referéndum convocado por Alexis Tsipras
para este domingo 5 de julio. Varios dirigentes de la UE continuaron haciendo
presión sobre el electorado griego con el argumento según el cual un “no” en el
referéndum equivaldría a salir del euro y de Europa. El más aguerrido ha sido
el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. Si fuera por las escabrosas
condiciones morales de su gobierno, de sus bancos y de su partido hace mucho
que Rajoy habría sido expulsado de Europa. Pero la moral bancaria es casta e
impune. La frase sucia del día la pronunció Alain Juppé, ex primer ministro
liberal francés y probable candidato a las presidenciales de 2017. Juppé dijo:
“No podemos seguir llenando el barril de las Danaides. Los griegos deben poner
orden en sus cuentas”. En la mitología, las Danaides son las 50 hijas del rey
Dánao condenadas al infierno y a llenar eternamente un barril sin fondo.
La confusión
constituye, también, un dato permanente. No todos ven en el posible “sí” del
domingo una salida automática de Grecia de la Zona Euro. El intransigente
ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, explicó que si el “no” ganaba no
se produciría el Grexit (salida de Grecia de la Zona Euro). Lo único masivo,
transparente, es que, sea cual fuere la mayoría política de la que son
oriundos, socialdemocracia o derecha, todos los jefes de Estado y de Gobierno
de la Unión Europea se apretaron baja el paraguas de las posiciones de la
derecha.
La apuesta
de los europeos sigue siendo la del miedo: atemorizar a los electores griegos
con las consecuencias del “no” para promover una mayoría a favor del “sí” y,
con ello, sacarse de encima a Alexis Tsipras y a Syriza. La inoperancia europea
y la de los organismos internacionales de crédito es pasmosa. En el curso de
los últimos 6 años, Grecia atravesó por 8 planes de austeridad, tuvo 4
gobiernos y dos planes de ayuda.
La bomba estalló en 2009 cuando el primer ministro
socialista Georges Papandreu descubrió el maquillaje de las cuentas públicas
heredado del precedente gobierno conservador. Papandreu se fijó el objetivo de
reducir el déficit griego del 12,7 por ciento al 3 por ciento en 2013. En marzo
de 2010 encajó un segundo y masivo plan de austeridad de 4,8 mil millones de
euros. En mayo del mismo año, la Unión Europea, el Fondo Monetario
Internacional y la misma Grecia activaron un plan de rescate de 110 mil
millones de euros en un período de tres años. 80 mil millones fueron asumidos
por los Estados de la Unión y 30 mil por el FMI. Pocos días después, Atenas
votó un nuevo plan de recortes y austeridad por unos 30 mil millones de euros.
Un año más tarde, en junio de 2011, interviene otro ajuste por 28,5 mil
millones de euros. En septiembre, la medida se repite con nuevos recortes por
7,5 mil millones de euros. En octubre, la UE llegó a un acuerdo con los bancos
para borrar una parte de la deuda griega (pasó de 350 mil millones a 100 mil
millones). De inmediato, un nuevo plan de crédito se pacta entre Atenas y sus
acreedores. En febrero de 2012 llegó otro mega diseño de austeridad por un
monto de 350 millones de euros. Ese mismo mes, un programa internacional otorga
a Grecia un rescate por 237 mil millones de euros, más una quita de 107 mil
millones de euros de la deuda en manos de los acreedores privados, bancos y
fondos de inversión. En noviembre de 2012 el gobierno de Antoni Samarás aplica
otro ajuste que llega a los 18 mil millones de euros. El mismo mes, los
ministros de Finanzas de la Zona Euro y el FMI deciden un dispositivo destinado
a rebajar la deuda en unos 40 mil millones de euros. Luego, en enero de 2013,
antes de la victoria de Alexis Tsipras en las elecciones, el octavo y último
plan de austeridad (2,5 mil millones de euros) entró en vigencia. La mayoría
del dinero no fue al pueblo sino a pagar a los bancos y los intereses de la
deuda (en especial los bancos de Francia, Alemania y Suiza). Como si fuera
poco, los griegos fuero tratados de todos los nombres por la prensa y los
políticos: vagos, gastadores, sucios, corruptos, irresponsables. Y todo sigue
igual. O casi todo. Los sucesivos planes de la troika (FMI, Comisión Europea y
Banco Central Europeo) hicieron caer el PIB griego en un 25 por ciento al
tiempo que el desempleo llegó a un pico del 60 por ciento entre los jóvenes.
Por ahora, Grecia perdió su derecho a contar con el plan de rescate europeo
vigente desde 2012, debe reembolsar 1600 millones de euros al FMI y aún no se
sabrá hasta este miércoles qué decidirá el Eurogrupo. Las intenciones de los
europeos no pueden ser más claras: provocar la caída de Syriza, precipitar la
celebración de nuevas elecciones anticipadas para que de ellas salga una
mayoría acorde con los violines de su política. Todos unidos pondremos de
rodillas a los rebeldes. Es altamente probable que lo consigan. El cónclave de
demócratas más importante de la historia y del mundo se han confabulado para
ahogar una democracia en un ejercicio lamentable que es, en suma, la negación
misma de la democracia. La Unión Europea está perfeccionando en el Viejo Continente
el golpe de Estado bancario más masivo, consensual y perfecto de las sociedades
humanas.
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Miles de miles de Ciudadanos griegos se concentran
en Calles y Plazas Públicas - la cuna histórica de la democracia – en protesta
contra las presiones fascistas de la Troyka. Todo esto ha sido prácticamente
borrado de un solo plumazo por las decisiones anti-políticas de la Troyka. El
Referéndum democrático del día domingo 5 de julio marca la diferencia política
entre la Democracia Directa, Participativa, de Ciudadanos y la
seudo-democracia como “política” de los bancos – o la bancocracia -. La Ciudadanía
hará respetar la Democracia griega y la defensa de la Soberanía Nacional.
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LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LA ZONA EURO.
El impacto de la crisis griega será fuerte en Europa y menor en otras
Regiones.
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Aldo Ferrer, Héctor Valle y Pablo Bortz analizaron
ante Página/12 la situación de Grecia y sus opciones frente a los reclamos de
la troika. Estimaron que la crisis se profundizará en Europa, aunque no tendría
un efecto inmediato sobre Argentina.
Página /12 martes 30 de junio del 2015.
Por Tomás Lukin.
Con los
fundamentalistas de la austeridad al mando, la Eurozona enfrenta un nuevo
episodio de crisis estructural. La disputa entre Grecia y la troika por las
nuevas medidas de austeridad a cambio de financiamiento pone en riesgo la
continuidad del país en el euro, así como la estabilidad financiera y social de
la región. Para analizar los posibles escenarios que se abrirán para Europa y
el sistema financiero global, Página/12 dialogó con el profesor emérito de la
UBA Aldo Ferrer; el presidente de FIDE, Héctor Valle, y el doctor en Economía
de la Universidad Tecnológica de Delft, en Holanda, Pablo Bortz. Los tres
especialistas afirmaron que la crisis griega tendría un impacto limitado sobre
Argentina y los países emergentes.
“Dejaron a
Grecia sin alternativas, la crisis es la consecuencia de las políticas
neoliberales y la falta de solidaridad en la Unión Europea”, señaló Ferrer. Sin
embargo, el miembro del Plan Fénix consideró que el FMI y las autoridades
europeas deberían sostener las negociaciones con Grecia ya que “no se pueden
permitir la inestabilidad y debilidad en la que quedaría la Zona Euro”. “La
troika y Alemania son los principales responsables de la crisis. Si Grecia
acepta la austeridad del FMI, las posibilidades de crecer son mucho menores que
si sale del euro. Sin una reestructuración sustancial de las deudas en Europa
el sistema es insostenible”, explicó Valle.
“Si Grecia
rechaza el ajuste, la asfixia sobre el país seguirá, Alemania no cambiará su postura
sobre una reestructuración. Si se prolonga una fuga de depósitos sin que el
Banco Central Europeo la pare o financie, terminarán yéndose del euro”, lanzó
con precisión Bortz. El economista argentino radicado en Ginebra advirtió que
la salida griega “no romperá toda la Eurozona inmediatamente” pero sí,
argumenta, socavará las posibilidades de Portugal, España, Italia para hacer
frente a ataques especulativos en un próximo episodio de crisis. “Las
implicancias son de mediano plazo: la principal es que el euro no es
irreversible. Por lo tanto, cuando haya una crisis, los inversores van a
apostar para que alguno se vaya, y el candidato siguiente en la lista es
Portugal”, afirmó Bortz.
“Si la
crisis se profundiza con Grecia saliendo del euro, eso afectaría a la economía
de la Eurozona y una mayor caída en el PIB de la región podría impactar
indirectamente sobre el comercio argentino y sumar dificultades para conseguir
financiamiento de largo plazo”, expresó el titular de FIDE. “En Argentina no
vamos a sentir un cimbronazo por un estallido de la crisis en Europa. No se va
a producir un impacto fuerte sobre la economía real o el comercio internacional
como sucedió en 2009. La crisis en Grecia deja en evidencia la importancia que
tiene para nuestro país conservar una política económica soberana y autónoma.
Es un mensaje contra el neoliberalismo y el ajuste. La situación revela que
Argentina tiene que resolver sus problemas en el frente financiero sin recurrir
a la salida del endeudamiento externo para armar una bicicleta financiera, ni
arreglar cualquier cosa con los fondos buitre o volver al FMI”, argumentó
Ferrer.
La salida de capitales hacia los centros
financieros opera como uno de los principales canales de contagio de las
tensiones para las economías emergentes que no están directamente vinculadas
con Grecia. “No creo que tenga tan fuertes implicancias a nivel global para los
emergentes. No va a haber una fuga de capitales muy pronunciada. Eso sólo
sucedería si la Reserva Federal de Estados Unidos sube las tasas de interés, y
aun así están en un piso muy bajo”, explicó Bortz. El economista radicado en
Ginebra estimó que la crisis griega demoraría incluso más que la preanunciada
suba de tasas del la Fed. “El principal efecto es geopolítico; Grecia está en
la OTAN, al lado de Turquía. Si se va del euro, muy probablemente vaya a pedir financiamiento a
China y Rusia quizás a cambio de alguna privatización. Eso a Estados Unidos no
le gusta”, advirtió Bortz.
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