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En América Latina estamos
viviendo la tercera transición hegemónica. Para tener alguna idea de los caminos que puede tomar la actual transición, no contamos
con manuales sino con la rica experiencia histórica de nuestros pueblos,
jalonada tanto de potentes protagonismos populares, indios y negros como de
traiciones, masacres y genocidios. Una vez más, el resplandor del pasado nos
ilumina. Es probable que la actual
transición haya comenzado, en un sentido laxo, con el caracazo de 1989, al
que sin rubor podemos vincular, en cuanto a su trascendencia histórica, con la
revuelta de Túpac Katari. El
encadenamiento de levantamientos y revueltas es bien conocido; entre el primero de enero de 1994 y la marcha
en defensa del TIPNIS (Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure) en Bolivia (2011) se registraron dos decenas de marejadas populares
que modificaron la relación de fuerzas en la región. No tengo la menor duda de
que los de abajo están en condiciones de derrotar a los de arriba, aunque éstos
le den la mano al imperio. Los últimos embates en Venezuela muestran dos novedades: un alto nivel de violencia y el
involucramiento paramilitar desde Colombia
en apoyo de una derecha que cuenta con el respaldo de las clases medias, en
particular profesionales y técnicos cuyo modo de vida es cada vez más cercano
al de la burguesía.
NOTA.- Con la
emoción como comprometió toda su capacidad intelectual y militancia política
con los Movimientos Sociales de Izquierda y los propios procesos
revolucionarios latinoamericanos, Usted se olvidó de la Histórica Revolución Cubana desde 1956 y su
triunfo definitivo el l de enero del 1959 y segundo del proceso
revolucionario dirigido por el Comandante Ernesto “Che” Guevara en Bolivia y los propios
movimientos revolucionarios en América latina entre 1965 a 1967.
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Las economías emergentes - BRIChS - las economías "neo" emergentes" - Perú, Singapur, Tailandia, Corea del Sur, Chile, Uruguay, etc -, como también la Poli-crisis estructural de los países capitalistas desarrollados - La Unión Europea, Estados Unidos, Japón, etc - hoy juegan un rol principal, central en el proceso de construcción de políticos mundiales, del "nuevo" Multilateralismo, y la forja del Nuevo Orden Mundial ( Regional y descentralizado): Rusia, China, India, Unión Europea, Brasil y el país hegemónico - pero ya no la primera potencia económica y comercial - como es Estados Unidos y la crisis final de la Unipolaridad y el Estado Corporativo Global.
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AMÉRICA
LATINA EN LA TRANSICIÓN HEGEMÓNICA.
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Raúl Zibechi.
Net-globalización abril del
2014.
Es probable que estemos ingresando en el
núcleo duro de la transición hegemónica, tanto a escala global como en la
región latinoamericana. Los sucesos de Venezuela y Ucrania, sumados a los de
Siria y Sudán, a los que cada mes se sumarán otros, parecen indicar que la
transición hacia un mundo post estadunidense se acelera dejando una estela de
crisis económicas, sociales y humanitarias. Una transición hegemónica no puede
producirse sin crisis y guerras, nos agrade o no esa perspectiva.
No es fácil explicar las razones por las
cuales en este momento la estrategia de Estados Unidos se endureció buscando la
caída de gobiernos como el de Nicolás Maduro. Es cierto que el simple paso del
tiempo juega en contra de los intereses de Washington. ¿O puede haber influido
el anuncio del ministro de Defensa de Rusia, Serguei Shoigu, de que está
negociando instalar bases militares en Cuba, Venezuela y Nicaragua, algo que el
Pentágono debe saber desde tiempo atrás? (Russia Today, 26/2/14)
Es cierto que los supuestos anfitriones de
las bases rusas negaron en los días posteriores al anuncio esa eventualidad,
pero ¿qué otra cosa podían decir? Sería la evolución razonable de los
importantes vínculos políticos y militares que esos tres países mantienen desde
hace años con Moscú.
Al parecer la Casa Blanca está probando las
respuestas de sus aliados. Esa es al menos la lectura que hace el Laboratorio
Europeo de Anticipación Política en su boletín mensual, donde señala que la
crisis en torno a Ucrania es el modo de evitar una alianza Rusia-Unión Europea
con la que Alemania parecía sintonizar. La torpe actitud estadunidense y de
Bruselas de apoyo a los neonazis ucranios forma parte de una estrategia
consistente en “reconstruir la cortina de hierro en 2014 y aislar a Europa de
todas las actuales dinámicas de los países emergentes que nos unen a Rusia,
como Ucrania nos unía a Rusia” (Geab No. 83, 15/3/14).
La crisis europea actual es el segundo
capítulo del ataque que sufrió el euro desde 2010, continuado por el proyecto
TTIP (Asociación Trasatlántica para el Comercio y las Inversiones) con el
objetivo de neutralizar la construcción de una Unión Europea autónoma y, según
el citado think tank, "obligarnos a comprar el gas de esquisto
estadunidense", que no puede ser vendido sin ese acuerdo, lo que cerraría
el círculo de la "anexión de Europa a la zona del dólar".
En América Latina estamos viviendo la tercera transición hegemónica. Para tener alguna idea de los caminos que puede tomar la actual transición, no contamos con manuales sino con la rica experiencia histórica de nuestros pueblos, jalonada tanto de potentes protagonismos populares, indios y negros como de traiciones, masacres y genocidios. Una vez más, el resplandor del pasado nos ilumina.
En América Latina estamos viviendo la tercera transición hegemónica. Para tener alguna idea de los caminos que puede tomar la actual transición, no contamos con manuales sino con la rica experiencia histórica de nuestros pueblos, jalonada tanto de potentes protagonismos populares, indios y negros como de traiciones, masacres y genocidios. Una vez más, el resplandor del pasado nos ilumina.
Recapitulemos: la primera
transición sucedió entre 1810 y 1850, aproximadamente, y selló la suerte del dominio español y portugués y entronizó la
hegemonía británica. Donde hubo virreinatos de la corona española, nacieron
repúblicas dominadas por oligarquías criollas asentadas en haciendas
agroexportadoras y el libre comercio. Esta transición aplastó las revoluciones
de abajo: las revueltas de Túpac Amaru y Túpac Katari en Cusco y la actual
Bolivia (1780-1781), la revolución haitiana (1804) y las luchas
independentistas más radicales como las encabezadas por José Artigas en el sur
y Miguel Hidalgo y José María Morelos en el norte, entre muchas otras.
La segunda transición
hegemónica, del dominio británico al estadunidense, entre el comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914) y el fin de la
Segunda (1945) fue precedida por la Revolución Mexicana (1910), tuvo jalones
como la revolución boliviana (1952), la insurrección del proletariado argentino
(17 de octubre de 1945) y el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que inauguró La
Violencia colombiana (1948-1958).
En este periodo nacen
nuevas instituciones, partidos de izquierda y
sindicatos en particular, donde se organizan trabajadores y campesinos
devenidos en las fuerzas motrices del cambio social, ocupando el lugar de las
anteriores montoneras de las guerras por la independencia. Pese a sus
victorias, los de abajo se vieron nuevamente desplazados, ya no por los
criollos desgajados del colonizador sino por la alianza entre la burguesía
industrial y el Estado nación, con variaciones en los diversos países, que se
apoyaron en cierto desarrollo fabril destinado a sustituir importaciones.
Es probable que la actual
transición haya comenzado, en un sentido laxo, con el caracazo de 1989, al que sin rubor podemos vincular, en cuanto a su trascendencia
histórica, con la revuelta de Túpac
Katari. El encadenamiento de levantamientos y revueltas es bien conocido;
entre el primero de enero de 1994 y la marcha en defensa del TIPNIS (Territorio Indígena y Parque
Nacional Isiboro Sécure) en Bolivia
(2011) se registraron dos decenas de marejadas populares que modificaron la
relación de fuerzas en la región.
No tengo la menor duda de que los de abajo están
en condiciones de derrotar a los de arriba, aunque éstos le den la mano al
imperio. Los últimos embates en Venezuela
muestran dos novedades: un alto nivel de violencia y el involucramiento
paramilitar desde Colombia en apoyo
de una derecha que cuenta con el respaldo de las clases medias, en particular
profesionales y técnicos cuyo modo de vida es cada vez más cercano al de la
burguesía.
El principal problema que se puede otear en el horizonte es que se repita la secuencia de las dos transiciones anteriores: que el derroche de vidas y los triunfos de los de abajo en el campo de batalla sean apropiados y utilizados por un arriba reconfigurado para perpetuar la dominación. Para evitarlo, lo primero es preguntarnos quiénes son los criollos y los burgueses de hoy, aquellos que, agazapados en las marejadas populares, surfeando sobre el oleaje de los de abajo, están en condiciones de convertirse en una nueva clase dominante.
El principal problema que se puede otear en el horizonte es que se repita la secuencia de las dos transiciones anteriores: que el derroche de vidas y los triunfos de los de abajo en el campo de batalla sean apropiados y utilizados por un arriba reconfigurado para perpetuar la dominación. Para evitarlo, lo primero es preguntarnos quiénes son los criollos y los burgueses de hoy, aquellos que, agazapados en las marejadas populares, surfeando sobre el oleaje de los de abajo, están en condiciones de convertirse en una nueva clase dominante.
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