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Es posible identificar tres
razones generales porque las estrategias de desarrollo local podrían ser
consideradas como las más adecuadas para los intereses del capital, además de
la pertinencia de las estrategias de
desarrollo en general para el capital como se ha descrito en la sección
anterior. En
primer lugar, estas estrategias no cuestionan el sistema. Están
permitidas y controladas por el estado. En realidad, como reproducen las estructuras
sociales y económicas “externas” y, en cierto modo, agrandan el mercado interno (local), las estrategias de desarrollo
local sostienen, difunden y profundizan la ideología
capitalista en la sociedad.
En segundo lugar, las estrategias de desarrollo
local no toman en cuenta las existentes
estructuras de clase dentro de las comunidades. Como
Veltmeyer (2003: 44) sostiene, las comunidades no sólo están divididas en
clases, pero con frecuencia están sumergidas en conflictos de clase. Aunque, como era de esperar, esto hace la
implementación de estas estrategias bastante difíciles porque ningún proyecto es capaz de incluir o representar a toda la
población o comunidad, esto no es de ninguna preocupación como las estrategias
de desarrollo local tienen el objetivo de ocultar y distraer la atención
de estas estructuras de clase.
En tercer lugar, las estrategias que apuntan al desarrollo
local están condicionadas y limitadas por las
estructuras externas y los intereses nacionales e internacionales, muchas veces
plasmados en los tratados bilaterales de libre comercio y acuerdos de
cooperación firmados con el FMI, el BM y la OMC. A medida que estas
estructuras son consideradas como dadas y no pueden ser cambiadas y retadas,
las estrategias de desarrollo local contribuyen a la desmovilización de la población contra la invasión “extranjera” de
sus territorios. En el contexto de la creciente presencia de las industrias
extractivas en las zonas de las comunidades
indígenas, estas estrategias tienen el objetivo de moldear la aceptación de
esta población ante el ataque a sus hábitats y medios de subsistencia mediante
la introducción
de proyectos que podrían proporcionar fuentes alternativas de generación de
ingresos.
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“Las iniciativas de desarrollo local toman fuerza en
la década de los años ochenta del siglo pasado, con el agotamiento del modelo
fordista de desarrollo que, para esa época, no se ajustaba a las exigencias del
desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas. El progreso tecnológico de
esa etapa planteaba la necesidad de buscar formas productivas mucho más
flexibles y eficientes que garantizaran mayor calidad de las producciones, a
tenor de las nuevas exigencias de la demanda mundial. Según la teoría del
desarrollo económico local, resultaba extremadamente difícil lograr lo antes
expuesto en los marcos del modelo de producción fordista. Comienza a tomar
fuerza la idea de que esa reestructuración tecnológica y organizativa, ese
ajuste productivo mucho más flexible, es de hecho más factible en el ámbito del
territorio local, el potenciar los recursos de carácter endógeno”.
*****
EL CAPITAL, LAS
ESTRATEGIAS DE DESARROLLO LOCAL Y LAS ONG.
Una reflexión
crítica de interrelaciones.
*****
Jan Lust.
Rebelión lunes 26 de mayo
del 2014.
Resumen: El objetivo del proyecto capitalista de desarrollo es facilitar y
contribuir a la expansión de la acumulación de capital. Las estrategias de
desarrollo local tienden a desmovilizar la población, a desviar la atención de
los pobres de las estructuras de poder político y económico reales y asegurar
los pilares locales del sistema capitalista global. Las ONG, que son
financiadas por las agencias de cooperación internacional para el desarrollo,
son las transmisoras adecuadas de estas estrategias y podrían ser consideradas
como las bases locales del imperialismo.
Introducción.
Desde hace unos sesenta
años los teóricos del desarrollo están discutiendo el problema del “subdesarrollo” y las cuestiones
relacionadas con la misma en lo que se ha denominado como el Tercer Mundo.
Hasta la fecha, no han sido capaces de encontrar e introducir soluciones
duraderas al problema de “subdesarrollo”.
Las estrategias que han
sido implementadas para hacer frente a la cuestión del “subdesarrollo” tomaron,
y toman aún, las restricciones del modo capitalista de producción y
distribución como algo dado. De hecho, aunque los teóricos del desarrollo que
elaboraron sus estrategias en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado,
criticaron las estructuras externas e internas que hicieron el “progreso” muy difícil y elaboraron
propuestas que apuntaron a un cambio de estas estructuras; sin embargo, estas
proposiciones fueron confinadas dentro del marco general capitalista. Se podría
argumentar que estos teóricos estaban más preocupados por la expansión del
sistema capitalista y la mejora de su funcionamiento que por las causas fundamentales
del “subdesarrollo” en sí.
En la actualidad, las
estrategias de desarrollo no cuestionan las causas del “subdesarrollo”, al igual que los teóricos de desarrollo de los
años 50 y 60. Todo esto es comprensible, ya que la correlación de fuerzas de
clase al nivel internacional favorece las clases dominantes y estos no están
interesados en
erradicar las raíces de “subdesarrollo”. Incluso podría decirse que todas las
estrategias de desarrollo que no rompen las restricciones del modo de
producción capitalista se oponen a los intereses (históricos) de las clases
dominadas, ya que tratan de desviar la
atención de las clases populares del proceso hacia la creación de una sociedad
basada en los principios socialistas.
En este artículo se discute
la relación entre el proyecto
capitalista de desarrollo, las estrategias de desarrollo local y el papel de
las organizaciones No-gubernamentales (ONG) financiadas internacionalmente.
Intentamos mostrar que las estrategias de desarrollo
local, como parte del proyecto capitalista de desarrollo general, son las
más apropiadas para mantener la base de la acumulación de capital. Las
iniciativas de desarrollo local financiadas por las agencias de cooperación
internacional para el desarrollo y ejecutados por las ONG podrían, incluso, ser
consideradas como reaccionarias, ya que encierran a la población en sus
comunidades y parecen tener la intención de desviarla de la lucha contra las
causas reales de la explotación, la opresión y la miseria.
"Empoderamiento de las Mujeres".- En las
últimas décadas, muchas organizaciones volcadas en la lucha contra la pobreza
se han enfocado en la importancia de empoderar a las mujeres. Un proceso
que ha sido llamado empoderamiento y definido según la Real Academia Española
como el proceso de “hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social
desfavorecido”. Pero ¿A caso, de qué se trata cuando hablamos de empoderar a las mujeres en África?
¿Qué aplicabilidad tiene en sociedades donde las funciones de la mujer suelen
estar todavía muy confinadas a la esfera doméstica, privando la mayoría de
ellas al control y/o a la propiedad de la tierra? Recordemos que la tierra es
todavía el mayor recurso sobre el cual un 80% de las mujeres de África suelen
trabajar, y la principal fuente de subsistencia alimentaria. Sin embargo,
muy pocas mujeres tienen derechos sobre la tierra – tal como lo ilustra
la siguiente infografía.
*****
El proyecto capitalista de desarrollo y la
transformación social de la sociedad.
El proyecto de desarrollo
que surgió a finales de los años 40
─el Programa de Cuatro Puntos
lanzado en 1949 por el ex presidente de los Estados Unidos, Harry Truman─ estaba destinado a
mantener a los países recientemente descolonizados en el “mundo libre” de la
explotación capitalista y la opresión. Durante el paso del tiempo, este
proyecto no ha cambiado su objetivo esencial, es decir, facilitar y crear bases
para la expansión de la acumulación de capital por parte de las empresas del “Norte”.
El modo de producción
capitalista se basa en la propiedad privada de los medios de producción. Sobre
la base de esta propiedad, el capitalista individual es capaz de extraer
plusvalía de los productores directos y transformarla en capital con el fin de
sobrevivir en la “batalla” con otros
capitalistas y para expandir su producción. Esta relación de explotación
muestra que los explotadores (capitalistas) no solo necesitan a los explotados
(los productores) para su propia supervivencia como capitalistas, sino también
deben mantener (reproducir) esta relación para sobrevivir como clase. Una transformación social de la
sociedad implicaría la transferencia de los medios de producción en manos de la
sociedad a través de un proceso de nacionalización y socialización y, por
tanto, la eliminación política y económica, como clase, de los dueños de los
medios de producción. Los programas de
desarrollo descartan esta posibilidad o, más bien, intentan aumentar la
base económica, social e ideológica del modo de producción capitalista.
El Estado, en la sociedad capitalista, es un
colectivo de todos los organismos institucionales que sirven al propósito del
capital colectivo. Su tarea principal es la de mantener las condiciones
generales para la reproducción del modo de producción capitalista. Sin embargo,
los proyectos de desarrollo incluyen, en muchas ocasiones, organismos del Estado
como socios y no los consideran como enemigo de clase. Una transformación
social de la sociedad apunta a la destrucción del estado capitalista y de una
democratización profunda de la sociedad.
La globalización neoliberal es la forma
institucionalizada, al nivel mundial, de la explotación y la opresión por parte
del centro capitalista. Bajo el liderazgo
de los Estados Unidos, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el Banco Mundial (BM) sirven a los intereses de las
corporaciones transnacionales. Los proyectos de desarrollo financiados por
instituciones internacionales no tienen el objetivo de superar las causas
fundamentales del “subdesarrollo”,
sino “para allanar el camino para el capital, para crear las condiciones
necesarias para el desarrollo económico y social”. (Petras y Veltmeyer,
2011:105).
Las relaciones entre el
centro y la periferia podrían definirse en términos políticos, económicos y
militares como dominación y dependencia. Estas relaciones son, sin embargo, no
lineales y estáticas, sino dinámicas y cambian con el tiempo (Petras y Veltmeyer, 2011: 105). Aunque
los capitalistas del “Norte” y del “Sur” tienen conflictos de intereses
económicos y pueden tener objetivos políticos opuestos, sin embargo, estos
conflictos se desvanecen cuando el propio sistema está cuestionado o está en
peligro. Es precisamente por estas razones que los proyectos de desarrollo
financiados internacionalmente tienen la intención de:
1) ayudar a mantener la estabilidad
política que podría verse afectada por la rebelión de las masas empobrecidas y
hambrientas,
2) encerrar
a la población en proyectos de pequeña escala como un medio para mistificar las
estructuras que yacía en el fondo de su situación socio-económica particular, y
3) el desarrollo de los pequeños mercados
locales como mecanismos para la generación de ingresos y para la difusión de la
ideología capitalista. Una sociedad en camino a la transformación social rompe
las cadenas con el centro capitalista, levanta su población de la miseria y la
convierte en objeto y sujeto de su propio desarrollo.
Grave error, demasiado radicalismo, o falta de visualización política sobre lo que realmente constituyen y representan las ONG en una sociedad de clases: Simplemente las ONG - con el fin de trabajar con profesionales progresistas, demócratas o incluso de izquierda - consideramos con suficiente claridad y apertura democrática que las ONG, son "parte muy pequeña o reducida" de la Sociedad Civil. Toman y adquieren cierto prestigio y nivel, allí donde las organizaciones sociales, sindicales y políticas han sido liquidadas o destruidas por las dictaduras. En cambio, una mirada profunda, dialéctica, en regímenes democráticos, su papel es muy limitado, porque es el Poder Local Popular - emergente, plural, democrático - los nuevos Liderazgos comunitarios y la Nueva Ciudadanía Intercultural, la base principal, central, fundamental que fragua el nuevo proceso, y representa la Sociedad Civil, Real, como escenario de escenarios de las clases y la lucha de clases".
*****
Estrategias de desarrollo local: sus
limitaciones y su idoneidad para el capital.
La elaboración y la
implementación de las estrategias de desarrollo
local están recibiendo cada vez mayor atención. La resistencia contra las políticas neoliberales impuestas por Washington formó exactamente una de las
principales razones para la implementación de nuevas estrategias de desarrollo.
Las estrategias que apuntaron a la participación de los pobres en la elaboración y ejecución de proyectos
de desarrollo (“empoderamiento”) y que podrían ser convertidas en pilares
locales del sistema capitalista en general fueron consideradas como las más
apropiadas.
El “empoderamiento” de los pobres, es
decir, dar a los pobres la capacidad de toma de decisiones sobre cuestiones
relacionadas a los proyectos de desarrollo local, no es más que una
construcción ideológica ya que las clases dominantes no son dispuestas a
transferir o compartir su poder real. Dado que estos proyectos se limitan a
pequeñas comunidades y no son una amenaza para las estructuras que causan su
pobreza, el “empoderamiento” de los
pobres es ilusorio. Además, al dar a los pobres la administración y la
responsabilidad sobre su “propio desarrollo”, distrae su atención a las
estructuras de poder político y económico real y restringe sus actividades al
entorno local (Veltmeyer, 2011: 188).
El “empoderamiento” sirve al objetivo de mantener a los pobres lejos de los movimientos sociales que cuestionan las
estructuras de explotación y opresión de la sociedad.
Es posible identificar tres razones generales porque las
estrategias de desarrollo local
podrían ser consideradas como las más adecuadas para los intereses del capital,
además de la pertinencia de las estrategias de desarrollo en general para el
capital como se ha descrito en la sección anterior. En primer lugar, estas estrategias no cuestionan el sistema. Están
permitidas y controladas por el estado. En realidad, como reproducen las estructuras
sociales y económicas “externas” y, en cierto modo, agrandan el mercado interno
(local), las estrategias de desarrollo local sostienen, difunden y profundizan
la ideología capitalista en la sociedad.
En segundo lugar, las estrategias de
desarrollo local no toman en cuenta las existentes estructuras de clase dentro de las comunidades. Como Veltmeyer
(2003: 44) sostiene, las comunidades no sólo están divididas en clases, pero
con frecuencia están sumergidas en conflictos
de clase. Aunque, como era de esperar, esto hace la implementación de estas
estrategias bastante difíciles porque ningún proyecto es capaz de incluir o
representar a toda la población o comunidad, esto no es de ninguna preocupación
como las estrategias de desarrollo local
tienen el objetivo de ocultar y distraer la atención de estas estructuras de
clase.
En tercer lugar, las estrategias que
apuntan al desarrollo local están
condicionadas y limitadas por las estructuras externas y los intereses
nacionales e internacionales, muchas veces plasmados en los tratados
bilaterales de libre comercio y acuerdos de cooperación firmados con el FMI, el BM y la OMC. A medida que estas estructuras son consideradas como
dadas y no pueden ser cambiadas y retadas, las estrategias de desarrollo local
contribuyen a la desmovilización de la población contra la invasión
“extranjera” de sus territorios. En el contexto de la creciente presencia de
las industrias extractivas en las zonas de las comunidades indígenas, estas estrategias tienen el objetivo de moldear
la aceptación de esta población ante el ataque a sus hábitats y medios de
subsistencia mediante la introducción de proyectos que podrían proporcionar
fuentes alternativas de generación de ingresos.
Las agencias que promueven
las estrategias de desarrollo local
tienen sus oficinas en los centros imperialistas. Aquellos que con frecuencia
ponen en práctica estas estrategias, tienen sus bases en los países que son
objeto de estas estrategias. A estos organismos nos dirigimos en la siguiente
sección.
Organizaciones No-Gubernamentales:
transmisores del proyecto capitalista de desarrollo.
Las estrategias de
desarrollo local han sido, frecuentemente, elaboradas y ejecutadas por las ONG. [1] No ponemos en duda los objetivos, a menudo bien intencionados,
de personas que trabajan para estas organizaciones. Sin embargo, esto no nos
puede retener de un análisis crítico del significado político de las ONG y su función para el capital.
Las ONG están, en muchos casos,
financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo.
[2] Estas agencias fueron creadas
para facilitar y contribuir a la expansión de la acumulación de capital por
parte de las corporaciones del “Norte”. Las
ONG tienen la tarea de introducir una retórica colaboracionista de clase.
Destacan los proyectos y no los movimientos, y se centran en los aspectos
financieros -técnicos de la ayuda de los proyectos en vez en las condiciones
estructurales que moldean la vida de la gente todos los días (Petras y Veltmeyer , 2003: 169, 172).
Las ONG no solo son directa e
indirectamente funcionales para el capital, sino también su existencia se
ajusta perfectamente dentro de la ola de la globalización neoliberal que atormentaba a los llamados países en
desarrollo en los años 80 y 90. Como
“pertenecen” a lo que se ha denominado la
sociedad civil, convenía increíblemente bien a la agenda neoliberal. El
retiro del Estado de su “función de
desarrollo” en la década de los 80 permitió a estas organizaciones hacerse
cargo, en cooperación con el Estado (Petras,
2011: 94), de algunas de sus funciones sociales claves. Además, al pasar
estas funciones a la “sociedad civil”,
las clases dominantes lograron dirigir la atención de las masas empobrecidas a
sí mismas en lugar de las estructuras opresoras que causan su miseria.
Las agencias de cooperación
internacional para el desarrollo, y en particular las ONG financiadas por estas agencias, podrían ser consideradas como
las suaves manos reaccionarias del capital como su función política es
contribuir a evitar todos los caminos posibles hacia un sistema en el cual los
seres humanos sean las fuerzas impulsoras de desarrollo de la sociedad en lugar
de los intereses y necesidades del capital (transnacional). Estas ONG están creadas para hacer la
práctica de la explotación y la opresión menos cruel y políticamente aceptable
para la población, los encierran a alternativas de desarrollo local que no
forman ninguna amenaza para la burguesía local y mistifican y desvían el
descontento con respecto a las estructuras de poder de las corporaciones con el
fin de evitar el análisis de clase del imperialismo y la explotación
capitalista (Petras y Veltmeyer, 2003:
166).
Afirmaba Pierre Bourdieu que a la teología neoliberal, al fin y al cabo una forma de fundamentalismo utópico, hay que oponer lo que Ernst Bloch denominaba «utopía reflexiva». Ante todo, esta postura exige una toma de conciencia de las posibilidades reales de la sociedad que se pretende transformar. Requiere también rechazar el fatalismo que confía en que las contradicciones del mundo bastan por sí mismas para cambiarlo. E implica igualmente repudiar el «activismo por el activismo, puro voluntarismo basado en un exceso de optimismo». Ponerse al servicio de este «utopismo racional», huyendo de toda claudicación ante la hegemonía conservadora e investigando, con los aperos de las ciencias sociales, lo que las sociedades pueden ir dando de sí para su evolución en sentido anticapitalista, tales habrían de ser, según Bourdieu, los deberes del intelectual crítico.
*****
Conclusiones: transformación social en vez de
desarrollo.
Las estrategias de desarrollo local que se
implementan dentro de una sociedad capitalista sirven, esencialmente, a los
intereses de las clases dominantes, ya que estas estrategias no apuntan a una transformación social, sino más bien
tratan de ampliar y profundizar las bases para la acumulación del capital. En
las sociedades capitalistas que apuntan, en cierto modo, a la transformación social, como es actualmente en Venezuela y
Bolivia, consideramos, sin embargo, las estrategias locales de
desarrollo cruciales para la continuación, profundización y aseguramiento de
este proceso, ya que podría aumentar sus bases de apoyo en la sociedad.
La idoneidad de las estrategias de desarrollo local para el capital no nos lleva a rechazar estas estrategias ya que
consideramos que estas son importantes no sólo para la reducción de la pobreza, sino también podrían ser
utilizadas por las fuerzas revolucionarias para elevar la conciencia de clase
de la población cuando ellos vinculan la “problemática
local” con el sistema social; cuando son capaces de conectar cuestiones
locales con temas nacionales e internacionales y estructuras de poder.
La lucha para la transformación social al nivel
local no debe conducir a las fuerzas revolucionarias a tratar de convertir a
las ONG que son financiadas por las
agencias imperialistas de apoyo en catalizadores de un proceso revolucionario hacia el socialismo. Las iniciativas que
apuntan a este objetivo estarán, indudablemente, sujetas a la corrupción y provocan un debilitamiento general de las
fuerzas para la transformación social. La obra política e ideológica
devastadora de estas ONG ha de ser
combatida creando estructuras locales independientes para la transformación social y desarrollar y
promover alternativas concretas revolucionarias. [3]
Una estrategia que apunta a
la transformación social de la sociedad necesariamente, tiene que estar basada
en la conciencia social de la población
y su situación socio- económica, ya que es la única manera de conectar el proyecto de transformación social a la
realidad de las masas y conquistar su conciencia. La necesidad de cambio comienza con la
conciencia de que esto es posible.
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Bibliografía
Bibliografía
Petras, James (2011), “Globalización,
imperialismo y desarrollo”, en Henry
Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los
estudios críticos del desarrollo, La Paz, Plural editores.
Petras, James & Henry Veltmeyer (2011), “Rethinking imperialist theory and
US imperialism in Latin America”, en HAOL, no. 26.
Petras, James & Henry Veltmeyer (2003), La
globalización desenmascarada. El imperialismo en el siglo XXI, México D.F.,
Miguel Ángel Porrúa, UAZ.
Veltmeyer, Henry (2011),
“Capital social y desarrollo local”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas
para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz,
Plural editores.
Veltmeyer, Henry (2003), “La dinámica de la
comunidad y las clases sociales”, en Henry
Veltmeyer & Anthony O’ Malley (coords.), En contra del
neoliberalismo. El desarrollo basado en la comunidad en América Latina,
México, Miguel Ángel Porrua, UAZ.
Notas
[1] Con el fin de ser absolutamente claro
acerca de este asunto, nos gustaría hacer hincapié en la palabra “frecuentemente”. Las ONG no son las
únicas agencias que elaboran e implementan estrategias de desarrollo local. Va
más allá del propósito de este artículo para identificar los otros actores.
[2] En lo que sigue, nos referimos
específicamente a las ONG que son
financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el desarrollo.
Somos conscientes de la existencia de ONG que no se ubican en la categoría de “transmisores del proyecto capitalista de
desarrollo” y tampoco están financiadas por estas agencias.
[3] Cuando se habla sobre la construcción de las estructuras locales de transformación social, no nos referimos a
la creación de estructuras de poder dual, sino más bien a las bases políticas y
sociales a nivel local.
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