AMÉRICA LATINA, NUEVO NICHO PARA LA SEGUNDA “REVOLUCIÓN”
CONSERVADORA, PENDIENTE DESDE LOS 90' DEL SIGLO XX .-
Brasil, el trono, ocupado por los
golpistas corruptos de la llamada burguesía política-empresarial y el poder de
la triple alianza - la clase política corrupta y pestilente; el de los medios
de comunicación - verdaderas corporaciones mediáticas fácticas – algunos jueces
y fiscales del Poder Judicial, por supuesto contando con el apoyo, venia y
autorización del imperio – ahora sí con Argentina,
Brasil en manos del poder de las nuevas burguesías político-empresariales,
más los países de La Alianza del
Pacífico (México, Colombia, Perú y
Chile) se inicia el proceso de “ajuste de cuentas”, odio y venganza contra
los dirigentes del gobierno anterior y los avances sociales en políticas y
programas de gobierno en favor de las grandes mayorías nacionales; coyuntura de
crisis de la democracia vigente, gobernantes – derrocados por “nuevas formas y
salidas que te brinda la democracia”, o derrotado en proceso electoral. La factura social y política es muy
elevada y en poder del salvajismo burgués es realmente de violencia y el nuevo
“sicariato moral” – destrucción total del “líder” anterior, no
importan si son medios lícitos o ilícitos, pero lo justifican, con la “gran
prensa” (Bendita y sagrada libertad de expresión, en tu santo nombre cuantos
crímenes se habrán cometido y seguirán cometiendo). Ahora viene el
desmantelamiento de las políticas sociales – sobre todo exitosas – liquidación
definitiva de los derechos sociales y laborales, (Sindicatos los antiguos pero en proceso de
terminación, Nuevos, prohibidos totalmente, por los fines de la flexibilización
laboral) políticas de despidos masivos, “reordenamiento” del MERCOSUR,
separación o expulsión de los “extraños”, Venezuela, que es otro de los
objetivos políticos del imperio – aislamiento total del UNASUR- repotenciar el “Ministerio de
las Colonias” la OEA, - fin de la CELAC.
Obviamente, dejamos en punto especial, que lo más importante en la
coyuntura actual frente al poder del imperio y las nuevas políticas globales,
desde la UNASUR, se viene trabajando
en forma conjunta en el proceso de
Integración Política Continental, autónoma, independiente, sin la tutela
del imperio, con la finalidad no solo de forjar la UNIDAD continental de
América Latina, pero además seguir caminando en el proceso de Integración
Política con la finalidad de forjar nuevas condiciones políticas de mejor
negociación frente a los Poderes facticos múltiples – económicos, políticos,
sociales, culturales e Institucionales -. América
Latina, forjando su unidad continental es una buena alternativa frente al “Nuevo Orden Mundial” – de las
potencias imperialistas, del G-7 – o
de la Unión Europea, o de las propias Economías BRICS – en sus mejores tiempos -.
La CELAC es una extraordinaria alternativa de toda América Latina y el
Caribe –sin los poderosos del norte –pero
es urgente, fortalecer las bases regionales – América del Sur, Centro América y
el Caribe -. Sin embargo, la división es la mejor “arma” a favor del
imperio. La Alianza del Pacífico –
rompe la estructura de fortalecer el MERCOSUR
y el propio Pacto Andino. El imperio
sigue “adolorido” después de la humillante derrota del ALCA y los sueños del Presidente Bill Clinton y los intereses de
las mega-corporaciones imperialistas. La coyuntura política latinoamericana
vista desde la óptica neoliberal, está en condiciones para la imposición
vertical y violenta de la “segunda fase de la revolución conservadora” pendiente desde
la década de los 90’ tiempo de las políticas del Consenso de Washington.
/////
Felicidad sobre felicidad para ambos Mandatarios, al
fin se cumplió el sueño de la derecha argentina el llegar al gobierno por
primera vez mediante elecciones con el señor Macri, y la felicidad antes de
irse del gobierno del imperio, el señor Obama - lleno de risa y felicidad -
ahora sí comienza una "nueva etapa" política en América latina
- misión cumplida a medio camino, con el logro de Brasil, deja una enorme
lección como se consigue el gobierno sin ser elegido en Elecciones Libres y
Democráticas -. Esa es la Democracia que a diario nos venden el poder del
imperio mediante el poder de los medios de comunicación, que reemplazaron
la función y trabajo de los partidos políticos, en una crisis estructural “final”,
final. NO aún tienen alternativa de solución, eliminando para siempre la
corrupción.
***
AMÉRICA LATINA: NUEVA DERECHA, NEOLIBERALISMO Y
POSNEOLIBERALISMO.
*****
Francisco López Segrera.
Rebelión sábado 21 de mayo del 2016.
¿Hay realmente una “nueva derecha”?
Uno de los peligros del análisis sociológico
marxista es intentar reducir la singularidad histórica a la tipicidad
sociológica. Para los analistas de esta índole no existe una nueva derecha en
América Latina y el Caribe. Los que han ganado espacio político recientemente a
los gobiernos posneoliberales –en Argentina, Venezuela, Brasil, Ecuador y
Bolivia- son más de lo mismo según ellos.
Sin embargo, cuando estudiamos la forma de actuar
políticamente de los grupos sociales que constituyen la clase dominante y sus
clientelas, nos percatamos de la emergencia de una derecha con nuevos rasgos en
la región, que pudiéramos designar como “nueva derecha”, pese a sus analogías
con las derechas que las antecedieron.
Izquierda y derecha son conceptos antitéticos. La
derecha opina que las desigualdades son normales, mientras la izquierda
considera que son el producto de relaciones sociales y de producción que
marginan a los pobres y que con adecuadas políticas del Estado pueden
solucionarse. Por eso, para la izquierda las desigualdades no son naturales
sino artificiales y pueden y deben ser solucionadas mediante políticas
estatales adecuadas. La izquierda anti-capitalista piensa que es necesaria una
revolución social para tomar el poder estatal y transformar la sociedad en beneficio
del pueblo, pues el Estado es un instrumento de la clase dominante que tiende a
perpetuar las desigualdades.
Ciclos de la derecha y ascenso de la “nueva derecha”
En América Latina y el Caribe han existido tres
tipos de derecha entre 1964 y 2016. De 1964 a 1985 predominó la “derecha
dictatorial”;
de 1985 al 2000 la “derecha neoliberal”;
y desde el año 2000 ha emergido una “nueva derecha”
Las estadísticas de CEPAL y del Banco Mundial,
entre otras fuentes, nos indican que los gobiernos posneoliberales de
Venezuela, de Brasil, de Argentina, de Uruguay, de Bolivia y de Ecuador, entre
otros, que llegaron al poder venciendo en las urnas, han reducido en un elevado
por ciento la pobreza y la marginalidad. ¿Cómo es posible entonces los reveses
sufridos en todos esos países, salvo Uruguay, por los gobiernos
posneoliberales?
Los gobiernos posneoliberales de MERCOSUR redujeron
en mucho mayor grado la pobreza y la indigencia que los países neoliberales de
la Alianza del Pacífico – México, Perú, Colombia y México - y exhiben una
agenda impresionante de logros sociales en salud y educación.
La “nueva derecha” parece estar en ascenso: en
Venezuela, tras haber ganado las elecciones parlamentarias en diciembre de
2015; en Ecuador y Bolivia, donde ganaron alcaldías de importancia en 2014, y
donde Evo Morales perdió, en febrero de 2016, el referéndum para poder
reelegirse a un nuevo periodo presidencial; en Argentina, donde ganaron por vez
primera en la historia de este país unas elecciones presidenciales en noviembre
de 2015; y en Brasil, donde al descenso vertiginoso de la popularidad de la
presidenta Dilma Rouseff en las encuestas tras ser reelecta, le siguió el
proceso de “destitución” en 2016 que en realidad es un golpe de estado. Por
otra parte, esta “nueva derecha” está consolidando cada vez más su poder en
Perú, y Colombia; se mantiene fuerte en México, pese al ascenso de la
izquierda, e incluso en Chile, pues tras la victoria de Michele Bachelet, sigue
controlando importantes espacios de poder.
En primer lugar hay que caracterizar brevemente la
esencia de las derechas anteriores. La “derecha dictatorial” tuvo como rasgos:
su absoluta sumisión a la geopolítica imperial de EE.UU.; su asociación a
dictaduras militares; y su apoyo irrestricto a la Doctrina de Seguridad
Nacional y a su correlato, esto es, el terrorismo de Estado. La “derecha
neoliberal” se caracterizo por: adherirse a los postulados del “Consenso de
Washington” fielmente, para aplicar el ajuste neoliberal; construir la
democracia entendida como meras elecciones ante el llamado al respecto del
Presidente Carter; y control de los medios de comunicación.
Estrategias y Mecanismo de Acción de la “nueva derecha”
Para iluminar algunos rasgos de la “nueva
derecha” es necesario estudiar sus estrategias en los países que están en la
oposición y en los que están en el pode.
También es necesario identificar sus mecanismos de acción:
- No electorales: Golpes de estado “blandos” como en Honduras, en
Paraguay y en 2016 en Brasil.
- Electorales no partidistas: Alvaro Uribe en Colombia.
- Partidistas: la victoria de Mauricio Macri en las elecciones
presidenciales de Argentina.
En las “nuevas derechas” en el gobierno se perciben
menos rupturas con las derechas neoliberales, qué las que se observan en las
derechas en la oposición.
Estas “nuevas derechas” – y en especial las que se encuentran en la oposición -
Se caracterizan por: un discurso moderado; la ausencia de una agenda
re-privatizadora (en parte debido a que ya las grandes privatizaciones se han
llevado a cabo); en sus programas económicos pro-mercado apenas se refieren a
políticas de privatización, desregulación o apertura comercial propias del
Consenso de Washington; se benefician de un momento histórico en que la
geopolítica imperial de EE.UU. – de quién son aliados - ha re-priorizado la
región: al ver la inestabilidad de sus fuentes de petróleo en el Próximo
Oriente, por la imperiosa necesidad que tiene de las materias primas de nuestra
región y debido a que Rusia, China y la UE le disputan y arrebatan cada vez
partes mayores de sus espacios económicos en la región;
propuestas de redistribución de los ingresos en detrimento de las clases
populares y en beneficio del capital; ciertas propuestas de inclusión social;
el aglutinante principal de esta derecha es enfrentar a las fuerzas políticas
de izquierda; no adoptan un tono de crítica demoledora contra las políticas
sociales de los gobiernos posneoliberales, sino más bien hacen suyas las más
exitosas en su discurso e incluso adoptan algunos símbolos de la izquierda como
observamos en Venezuela; hacen énfasis en la seguridad ciudadana y en temas que
preocupan en especial a la ciudadanía como la violencia, el narcotráfico, la
corrupción y las cargas impositivas; han sabido capitalizar el descontento y
decepción de las clases medias tradicionales y emergentes, de sectores de las
clases populares y de los indígenas; se han percatado de que parte de las
clases medias emergentes y de los sectores populares – que consideraron las
políticas sociales en la era de las bonanza de los precios del petróleo y las
materias primas (2003-2013) derechos adquiridos que no estaban en riesgo –
están decepcionados ante el alza del costo de la vida, la inflación, los
impuestos y la inseguridad; apelan más a los símbolos e imágenes propios de la
pospolítica que a las expresiones ideológicas que dividen y confrontan;
integran al empresariado privado a la gestión de los bienes públicos con el
pretexto de garantizar una mayor eficiencia; proponen y prometen desde la
oposición crear un clima consensual y dialogante que tienda a evitar el
conflicto y a fortalecer la participación democrática; proyectan una imagen de
empresarios prósperos, de deportistas y de juventud, con el fin de atraer a las
nuevas generaciones que no vivieron los antecedentes de una derecha asociada a
las dictaduras y al drástico ajuste económico neoliberal; su alianza con medios
de comunicación masivos con carácter de oligopolio; la judicialización de la
política para poder llevar a cabo golpes de estado; defienden la estabilidad de
la democracia y sus instituciones en su retórica, pero están dispuestos a
llevar a cabo golpes de estado; no son demócratas por convicción, sino por mero
oportunismo, en la medida en que son reacios a la redistribución de la riqueza
y al ascenso social de las clases populares.
Esta “nueva derecha” aprovecha la progresiva
pérdida de base social de los proyectos posneoliberales en las clases medias
tradicionales e incluso en las emergentes. En los sectores populares, donde
tiene principal su base social el posneoliberalismo, también esta derecha ha
ido reclutando sectores decepcionados. Por otra parte, la estructura sicológica
y sociológica de las clases medias no es similar a la que existió de los 60s a
los 80s y que se caracterizaba por ser una clase media de carácter universitario
y con menos expectativas de consumo. Ahora, las clases medias están asentadas
en patrones de consumo propios de sociedades regidas por los “valores” del
“shopping center”, que ha facilitado el boom del extractivismo y el capital
financiero. Viven abroquelados en condominios cerrados y sus principales
preocupaciones son privadas – sus propiedades, su bienestar, pagar pocos
impuestos, su seguridad – y no ciudadanas. Su ideal no es el profesor
universitario, sino el empresario exitoso o los políticos asociados a él como
valor supremo.
La nueva derecha juvenil en América Latina. Pasión por el Poder,por la moda - hoy el opio de los pueblos" y se apoderaron de las calles.
***
Estudio de Casos de la “nueva derecha” en la oposición.
Veamos, brevemente, algunos casos. En Venezuela,
tras el fracasado golpe de estado al Presidente Chávez en 2002 y el boicot
petrolero posterior, la nueva derecha perdió grandes dosis de legitimidad
democrática. Pese a esto, ganaron alcaldías – Henrique Capriles, Antonio
Ledezma – en municipios importantes de Caracas e incluso la gobernación del
Estado de Miranda en el caso de Capriles. Este último, representando a la
coalición de la derecha agrupada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), perdió
las elecciones presidenciales contra Chávez en 2012 y contra Nicolás Maduro en
abril de 2013 por un estrecho margen: obtuvo un 49,12 %, con una diferencia de
1,49 % con relación a Maduro. La “nueva derecha venezolana”, y su expresión
política que es la MUD, se ha caracterizado por su asociación con el gobierno y
la embajada de EE.UU. y sus agencias como USAID, para derrocar a la revolución
bolivariana. La escasez, la inflación, la corrupción y otros males como la
inseguridad ciudadana, han sido sus banderas. Capriles no ha cuestionado las
“misiones” y demás políticas sociales del gobierno frontalmente, e incluso ha
adoptado muchas de las formas y coloridos populares del chavismo. Esta nueva
derecha se ha visto beneficiada por el deterioro de algunos programas sociales debido
a la baja de los precios del petróleo; por la percepción de los sectores
populares de que no se añadirán nuevos beneficios a los adquiridos y que
incluso estos no están debidamente garantizados; y por el hecho de que el
aumento de los salarios está muy por debajo del índice de inflación. Esto
pudiera ayudar a explicar la victoria de la “nueva derecha”, de la MUD, en las
elecciones parlamentarias de diciembre de 2015.
En el caso de Ecuador, en febrero de 2014, la
“nueva derecha” ecuatoriana obtuvo su primer triunfo, tras siete años de
gobierno de la Revolución Ciudadana liderada por el Presidente Correa y su
Partido Alianza País (AP), al ser electo alcalde de Quito, Mauricio Rodas, en
lo que Correa denominó “la restauración conservadora”. El gurú de la
pospolítica Jaime Durán Barba – que también orientó las campañas electorales de
Mauricio Macri y Felipe Calderón– lo guió a la victoria. Rodas – fundador del
partido Sociedad Unida Más Acción (SUMA) - proyectó una imagen de joven
desvinculado de los políticos tradicionales, con un discurso que eludía la
confrontación y que se proyectaba al margen del conflicto tradicional entre
izquierda y derecha. Rodas redujo sensiblemente la carga impositiva e integró
al empresariado privado a la gestión de los bienes públicos. También AP perdió
las elecciones de alcalde en Guayaquil y Cuenca. En noviembre de 2015 Correa,
que había sobrevivido a un intento de golpe de estado de la derecha en 2010,
anunció que no se presentaría a las elecciones nuevamente al concluir su
mandato en 2017.
Evo Morales y el MAS ganaron las elecciones en
Bolivia en 2005, en 2009 y en 2014, pero haber perdido en febrero de 2016 el
referéndum para tener la posibilidad de reelegirse nuevamente, denota la fuerza
que van tomando sus adversarios. A lo largo de su mandato, ha enfrentado a los
que se oponen a la reforma agraria, a la nueva Constitución y a la aplicación
de otros impuestos a las exportaciones de gas con los que el gobierno central
ejecuta políticas sociales. También los grupos indígenas opuestos al
extractivismo se han enfrentado a él.
En Brasil, los escándalos de corrupción propios del
“mensalao”, y de Petrobras, unidos a la baja drástica del crecimiento económico
(el PIB pasó de cifras por encima de 5 antes de 2012 al -2.8 en 2015 y a una
previsión de -1.0 en 2016) han debilitado al PT y han dado lugar al proceso de
destitución de la Presidenta Dilma Rouseff en lo que constituye un “golpe de
estado” contra la democracia, mediante el intento de judicializar la política. Lo paradójico es que las manifestaciones contra el gobierno de Dilma se
nutrieron de las nuevas clases medias emergentes, que ascendieron socialmente
gracias a las políticas de Lula y Dilma, y que con la crisis pudieron observar
como retrocedía su bienestar económico. Estas manifestaciones “espontáneas”
fueron capitalizadas por los enemigos del PT, por una “nueva derecha” que desea
desmontar las medidas sociales tomadas por Lula y Dilma y por la nueva
estrategia de EE.UU. de debilitar el MERCOSUR. Los tres actores principales del
golpe han sido parlamentarios corruptos, un poder judicial cooptado por los
corruptos y los medios de comunicación reaccionarios. Michel Temer, el
vicepresidente que ahora asume la Presidencia interina, ha afirmado que hará
ingresar a la banca privada a la esfera pública y que focalizará la política
social en el 5% más pobre del país, lo que implica privar de Bolsa Familia a 36
millones de brasileños. Temer avanzará hacia acuerdos con Estados Unidos y la
Unión Europea “con o sin el Mercosur”. Con Temer de Presidente provisional, hay
una transición con 180 días de suspensión a Dilma hasta que sea apartada
definitivamente, en caso de que el golpe de estado se imponga. Puede ser que
Temer complete el período o que, en un escenario muchísimo menos probable pero
no imposible, se vea forzado a llamar a elecciones generales adelantadas. El
golpe está dirigido con el fin de, además de destituir a Dilma, derrocar el PT
y propiciar el procesamiento de Lula, para impedir que pueda postularse en la
próxima elección presidencial. El ciclo del PT, que saco millones de brasileños
de la pobreza, al parecer ha quedado trunco por el golpe de estado de políticos
corruptos a la candidata democráticamente electa.
El "nuevo" Presidente de Brasil y sus compañeros de
aventura golpista desde el Congreso. Sólo elegido por 54 senadores hoy es
"Presidente" de más de 200 millones de brasileños. El nuevo camino
"político" de la derecha neoliberal, político-empresarial para
asaltar el gobierno. Destruir la Democracia y su gran objetivo es el Poder. Una
lección hoy como se es gobierno.
***
Estudio de casos de la “nueva derecha” en el poder.
Hagamos ahora una breve caracterización de la
“nueva derecha” en el poder en los países de la Alianza del Pacífico. En
diciembre de 2012 fue electo Presidente en México, con el 38% de los votos,
Enrique Peña Nieto, candidato del PRI, tras dos sexenios del reaccionario PAN.
El candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), obtuvo el 31%. La
popularidad de Peña Nieto ha caído a 32 puntos en marzo de 2016 y el 56% de la
población desaprueba su gestión. En esta caída de su popularidad mucho ha
influido el tema de la inseguridad, la violencia a que dan lugar el
narcotráfico y la exclusión social, el drama de Ayoztinapa y el abrir el
petróleo a la inversión privada y extranjera con su política energética. Según
diversas encuestas de 2015 y 2016, AMLO se perfila como el posible ganador de
las presidenciales en 2018, lo que muestra que la “nueva derecha” mexicana,
como antes le ocurrió a la chilena con Sebastián Piñera, está en crisis.
En Colombia, la izquierda no ha tenido una
posibilidad real de acceder a la presidencia de la nación en las últimas
décadas. La reelección de Santos en junio de 2015 contra Zuluaga, candidato de
Uribe, fue una competencia entre dos tipos de derecha. Santos representa, por
vez primera en la historia de Colombia, la ruptura de la oligarquía agraria de
índole rural (Uribe), con la industrial de carácter urbano (Santos), que sin
duda constituye una versión neoliberal-modernizadora de la “nueva derecha”, que
considera insoslayable construir la paz y lograr – al menos en la retórica de
su discurso – menores índices de inequidad.
En Perú, la candidata de la izquierda, Verónica
Mendoza, solo obtuvo en la primera vuelta en abril de 2015 el 18% de los votos,
mientras que los candidatos de la derecha Keiko Fujimori y Kuczinsky obtuvieron
el 39% de los votos la primera y el 21% de los votos la segunda. En los 90s,
con el binomio Fujimori-Montesinos, el Estado peruano se convirtió en rehén
del capital privado que se concentró en unas pocas grandes empresas, lo que se
prolonga hasta la actualidad. El oligopolio de los medios de comunicación
masivos apoyó esta captura del Estado. Lo esencial es que la derecha y el
neoliberalismo han hegemonizado los gobiernos de Fujimori, en dictadura, y de
Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, en democracia, pese al inicial
discurso de izquierda de este último antes de ganar las elecciones. La posible
victoria de Keiko – o bien la menos probable de Kuczinsky – será más de los
mismo.
En el caso de Argentina, el ex gobernador de la
ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, obtuvo la presidencia con el partido
“Cambiemos” en ballotage con el 51% de los votos, mientras que el candidato del
kichnerismo Scioli obtuvo 48%. Su elección será un test clave para saber si es
posible hacer compatibles las políticas sociales de 12 años de kichnerismo con
recetas de corte neoliberal. Desde que asumió la presidencia, Macri ha llevado
a cabo masivos despidos de trabajadores estatales; en los primeros cuatro meses
de 2016 los precios subieron aproximadamente un 19%; aumentó las tarifas de
luz, agua y gas; y negoció con los fondos buitres. Es posible entonces, que las
políticas sociales se posterguen y se priorice el equilibrio de las cuentas públicas
al estilo clásico neoliberal en el nuevo contexto.
Recuerdos del ayer. el ex Presidente Sebastián
Piñera de Chile y el ex Presidente de España señor José María Aznar, muy
"interesado" en los problemas de América latina, sobre todo en su
lucha frontal anti-política contra los gobiernos progresistas y democráticos de
Nuestra América.
***
El caso chileno.
El gobierno de chileno no puede ser calificado de
posneoliberal, pero tampoco es de derecha. En Chile, se pasó del gobierno de
izquierda de Michelle Bachelet (2006-2010), al de la “nueva derecha” de
Sebastián Piñera (2010-2014) y de nuevo a Bachelet (2014-2018), que libra una
ardua lucha, por un lado, con el poderoso bloque de la “nueva derecha” política
y económica - y la de los principales medios de comunicación - que perdió el
poder tras el efímero gobierno del empresario Piñera; y por otro, con los
reclamos sociales de sectores estudiantiles y populares que le exigen un giro
profundo a la izquierda. La Presidenta tiene ante sí el reto de cumplir con las
reformas que prometió en su discurso inaugural – y que abarcan casi todos los
ámbitos económicos y sociales – y con adicionales demandas ciudadanas. Tras la
derrota de la“ nueva derecha”, su gobierno es el mayor esfuerzo realizado por
cambiar la estructura política, económica y social desde la dictadura militar,
con un evidente giro a la izquierda, alejado del conservadurismo tecnocrático
de su anterior gobierno. Pese a esto, las continuas manifestaciones
estudiantiles con nuevos reclamos, denotan lo difícil que resulta desmontar la
hegemonía de la derecha.
El posneoliberalismo en la encrucijada.
El posneoliberalismo en la encrucijada.
La izquierda posneoliberal.
Entre 1925 y 2016 encontramos, en esencia, tres
tipos de izquierda. De 1925 a 1959 La “izquierda marxista y la populista”; de
1959 a 1990 la “izquierda guerrillera”; y de 1990 al 2016 la “izquierda
nacional-popular y posneoliberal”. En el primer caso, la izquierda se agrupó en
los partidos comunistas (PC) o bien dio su apoyo a los regímenes populistas de
Vargas en Brasil, de Perón en Argentina y de Juan José Torres en Bolivia. Tras
el triunfo de la revolución cubana (1959) la izquierda se expresó a través de
movimientos guerrilleros en el conjunto de la región, en algunos casos
vinculados a la teología de la liberación.
La muerte del Che Guevara en Bolivia (1967) y de
Salvador Allende (1973) en Chile, marcaron el inicio del reflujo del movimiento
guerrillero y revolucionario que, con la victoria de los sandinistas en
Nicaragua en 1979 y la de Maurice Bishop en Granada – invadida por Estados
Unidos en 1983 – tuvo sus últimas victorias de importancia, sin olvidar la
significación del gobierno de Velasco Alvarado en Perú, de Juan José Torres en
Bolivia y de Omar Torrijos en Panamá. Tras estos reveses de las fuerzas de
izquierda en la región y el derrumbe del socialismo del Este de Europa y de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas entre 1989 y 1991, la revolución
cubana dejó de ser un modelo en estrategia y táctica para las fuerzas
revolucionarias de la región. Surgió un amplio consenso entre las fuerzas de
izquierda de que era necesario elaborar nuevos modelos de estrategia política
que no implicasen la toma del poder mediante las armas, sino a través de las
urnas. Este consenso se desarrolló en el Foro Social Mundial de Porto Alegre.
El avance de posiciones de izquierda por la vía
electoral se ha expresado en la victoria de proyectos posneoliberales de
distinto signo en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Chile,
Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Honduras, El Salvador, y Guatemala. Sin embargo,
los golpes de estado fallidos en Venezuela y Ecuador; los golpes de estado en
Honduras y Paraguay; la derrota electoral de AP en las elecciones de alcaldes
en las tres ciudades principales de Ecuador en 2014; la victoria de Macri en
Argentina contra el peronismo; el revés sufrido por el PSUV de Venezuela en las
parlamentarias de 2015; la pérdida de Evo Morales del referéndum para
reelegirse en 2016; y el golpe de estado contra Dilma Roussef en 2016, han
demostrado que las élites dominantes organizadas en la “nueva derecha” no están
dispuestas a entregar el poder fácilmente.
7.2 Rasgos principales de los gobiernos posneoliberales
Las políticas de estos gobiernos posneoliberales,
pese a sus diferencias, se caracterizan por lo siguiente:
- El Estado dinamiza las economías nacionales mediante reformas que
corrijan las fallas del mercado, redistribuyendo la riqueza nacional y
recuperando el control de sectores estratégicos, pero no desmantela ni
cuestiona en forma drástica el sistema capitalista existente. En algunos
casos, apela a las fórmulas propias del socialismo del siglo XXI, pero aún
no ha logrado su consolidación como modelo alternativo, pese a éxitos
parciales como los consejos comunales en Venezuela, la creación de una
sociedad plurinacional en la que coexisten la democracia representativa con
formas comunales e indígenas de democracia en Bolivia y fórmulas novedosas
de democracia impulsadas por Correa en Ecuador.[
- Control del excedente económico y de los recursos financieros.
- Ninguno de los gobiernos posneoliberales ha sido capaz de
transformar el modelo económico heredado del neoliberalismo concentrado en
la exportación de materias primas en detrimento del desarrollo industrial.
- El énfasis de estos gobiernos en su autonomía y en el rechazo del
“Consenso de Washington”, no ha implicado desmontar el modelo económico
neoliberal heredado de carácter extractivista y sustituirlo por un nuevo
modelo, pese a políticas de redistribución de la riqueza y cambios
económicos y sociales de importancia.
- Inserción en el mercado mundial mediante la comercialización de sus
recursos naturales y buscando alternativas al TLC en otras modalidades de
integración y ampliando las exportaciones hacia otros países diferentes de
EE.UU., y en especial hacia China, Rusia y los demás BRICS.
- Desarrollo de nuevas formas y fórmulas de integración regional como
CELAC y UNASUR, de bancos como el Banco del Sur y de agencias de noticias
alternativas como Telesur.
- Incremento de las relaciones comerciales inter-regionales.
- Redistribución de la riqueza por diversos medios y programas.
- Grandes inversiones en los servicios públicos para tratar de
garantizar un acceso universal y en especial a la salud y la educación.
- En el plano político se desarrolla un populismo de corte
asistencialista que implica importantes formas de subsidio a los sectores
más desfavorecidos.
- Alianza con los movimientos sociales e indígenas de nuevo signo.
- Desarrollo de un nuevo pensamiento teórico, crítico de las formas
hegemónicas clásicas del capital transnacional y de los sectores de las
burguesías criollas asociadas a ellos, que plantea como objetivos la
liberación nacional y social. Se llevan a cabo intentos por definir el
denominado “socialismo del siglo XXI”. Se crean centros de estudio para
desarrollar este pensamiento, como es el caso del Centro Internacional
Miranda en Venezuela. El Foro Social de Porto Alegre fue clave para
desarrollar este pensamiento alternativo al pensamiento único.
- Políticas exteriores independientes y críticas de los intentos
hegemónicos de EE.UU. y de la UE con respecto a la región.
- Desarrollo de medios de comunicación independientes de la prensa
tradicional. Casi todos estos gobiernos posneoliberales han tenido fuertes
conflictos con algunos de los medios de comunicación tradicionales, como
se ha observado en Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina entre otros
países.
- Las políticas sociales y la emergencia de clases medias nuevas
-dada la favorable coyuntura económica debido al alza de los precios de
las materias primas-, implica el fortalecimiento de tendencias hacia el
consumismo.
- Conflictos con movimientos indígenas y sectores de la izquierda que
cuestionan las políticas de los gobiernos posneoliberales. Es el caso de
sectores indígenas en Bolivia opuestos a la explotación extractivista de
recursos naturales (pachamamismo); o bien la dura crítica de la izquierda
brasileña a los gobiernos del Partido de los Trabajadores por considerar
que sus políticas no solucionan de raíz los graves problemas de
desigualdad social ni de transformación económica anti-capitalista.
- La incapacidad de los gobiernos posneoliberales para profundizar
sus políticas y para construir un modelo alternativo de desarrollo,
tienden a favorecer el ascenso al poder de la “nueva derecha” en un
escenario de bajos precios de las materias primas.
Conclusiones.
Estos gobiernos posneoliberales, como ya hemos
señalado, han enfrentado maniobras de desestabilización de diversa índole,
incluyendo intentos – tanto fracasados como exitosos - de golpes de estado.
Estos procesos son herederos de las grandes revoluciones sociales del siglo XX
en la región: México (1910), Bolivia (1952), Cuba (1959) y Nicaragua (1979),
pero han sido criticados, en algunos casos, por su ambivalencia entre adaptarse
al sistema capitalista imperante con meras políticas asistencialistas y los
intentos de construir un modelo posneoliberal, o bien el socialismo del siglo
XXI, sin haber podido aún consolidar una alternativa clara y viable.
Algunos analistas hablan del fin del ciclo del
posneoliberalismo debido a: la baja de los precios del petróleo y de las
materias primas y de la reducción, por tanto, de los recursos para llevar a
cabo políticas sociales; los reveses sufridos por los gobiernos de esta índole
en Ecuador, Argentina, Venezuela, Bolivia y Brasil y a la emergencia de una
“nueva derecha” que va conquistando algunos espacios. Otros, entre los que me
incluyo, refutan la tesis del fin de ciclo y afirman que la conciencia social
de las masas prevalece y que lo importante es estudiar en profundidad, a nivel
de país, a qué se deben los tropiezos y reveses de los gobiernos posneoliberales
y el debilitamiento de las políticas sociales. Ya sabemos que nada es irreversible y que la
lucha continúa.
*****
Francisco López Segrera, Profesor Titular Adjunto del Instituto
Superior de Relaciones Internacionales de Cuba (ISRI). Profesor Titular Adjunto
del Centro de Pensamiento Estratégico y Prospectiva de la Universidad Externado
de Colombia. Profesor Titular Adjunto de la Cátedra UNESCO de Dirección
Universitaria de la Universidad Politécnica de Cataluña.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario