SALUDOS Y UN BUEN FIN DE
SEMANA. EL LUNES 1 DE MAYO, EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES. Nuevamente, distinguidos Amigos (as) lectores de nuestras
Páginas, ponemos a su disposición dos Textos muy importantes de dos realidades
diferentes - pero no contradictorias - Francia
después de la primera vuelta electoral y el triunfo - tranquilizante - del sr.
Macron - decimos "tranquilizante”, porque garantiza la continuidad de Francia - como fortaleza política de la Unión Europea
- en tiempos políticos que es seriamente combatida, por el asenso político
muy fuerte de la extrema derecha en
toda Europa, después del Brexit - o la salida del Reino Unido - de
la Unión Europea - y además, en parte apoyados por el triunfo del sr. Trump como presidente de los Estados Unidos. Una
semana más y estaremos, en el centro del “inmenso laberinto político” sí
laberinto –por la cantidad de candidatos de la primera vuelta y su apoyo político – si funciona o no – o es
el Ciudadano Francés el que decide
por su madurez política – por su Ciudadanía, quien en última instancia, los que
definan políticamente hacia donde se dirige políticamente Francia en el siglo
XXI.
Otro artículo, del Maestro y
Sociólogo brasileño Emir Sader, en
relación a la actual situación Política – fin de mes de abril– de lo que realmente está aconteciendo en
las calles y plazas públicas del país
más grande América latina, Brasil, el mismo que fue centro de un golpe de estado desde el congreso –por
una mafia corrupta de políticos – la mayoría de ellos presos en la cárcel – hoy
ya no son, solos los Movimientos
Sociales – como los Trabajadores sin tierra – el más poderoso y antiguo del
mundo – o los muy poderosos “colectivos
sociales” en especial de la “nueva
clase media” emergente, en fuerte asenso político-social en relación a sus nuevos derechos sociales; hoy son los Pueblos Originarios de la
Amazonía – los que invaden las grandes ciudades en
protesta contra la entrega de los recursos naturales y nuevas formas de extractivismo de las corporaciones transnacionales.
Pero hoy la protesta social y las lucha en las calles y plazas públicas – tiene nuevos ocupantes, que además son
históricos – como son las Centrales Sindicales que protestan
contra las políticas neoliberales del golpista
Temer, que atentan contra los derechos
sociales y laborales de los Trabajadores. Se acercan días muy importantes contra
la mafia, además de la serie de denuncias de la Comisión lava jato de Brasil, que va encontrando verdaderos
compromisos ilegales y clandestinos del Presidente con los poderes facticos de la corrupción y la constructora
Odebrecht y el conjunto de empresas comprometidas con serios cargos de
corrupción y otros de apropiación – robo – de los dineros de la
empresa estatal petrolera como es Petrobras.
Finalmente, estamos en camino, donde los pueblos, serán los Actores Centrales, de escribir
nuevas páginas de Historia Social y Política en Nuestra América, la Patria
Grande.
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Emmanuel Macron, joven empresario, ex banquero y ex ministro europeista, ganó la primera vuelta del proceso electoral. Una carrera electoral - dice ser ni derecha ni izquierda - pero recoge y sistematiza todo,lo destruido y agredido por las políticas centrales de los últimos 10 años. La clase media, la clase trabajadora, y los migrantes ya radicados en Francia, representan su gran "capital político" de haber derrotado en primera vuelta a la extrema derecha de la sra. Marine Le Pen. Es una "victoria electoral" en primera vuelta, y con "seguridad, por el apoyo ya recibido - en segunda vuelta que debe ser "tranquilizante políticamente" porque Francia seguirá en la Unión Europea y además es garantía de continuidad política.
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FRANCIA. MACRON. LA ENGAÑOZA VICTORIA QUE TRANQUILIZA.
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Rafael Poch.
Publicado en La vanguardia.
Jueves 27 de abril del 2017.
El ganador de
la primera vuelta y probable futuro presidente, representa todo lo que ha
fracasado en las últimas décadas.
No hubo sorpresas en la primera
vuelta de las presidenciales francesas: el 7 de mayo los franceses deberán
elegir entre el joven ex banquero y ex ministro liberal-europeísta, Emmanuel Macron,
y la ultraderechista Marine Le Pen que
defiende un programa de repliegue nacionalista. Será una opción entre una
tranquilizadora continuidad y una ruptura destructiva.
Tranquilizadora porque todos los
sondeos -y en estas elecciones sus pronósticos han sido
bastante ajustados- indican que el 7 de mayo Macron batirá a Le Pen por 60% contra 40%, veinte puntos de
diferencia. Eso quiere decir que Francia continuará por la senda de las últimas
décadas, lo que es una buena noticia para los mercados, para la estabilidad de
los grandes intereses financieros y empresariales, franceses, europeos e
internacionales, y, naturalmente, para los medios de comunicación globales.
Puede adelantarse que el peligro de una ruptura electoral se ha conjurado en
Francia.
Pero
vista con una perspectiva más amplia hay que reconocer que esta tranquilizadora
victoria es al mismo tiempo engañosa. El más que probable futuro Presidente Macron representa y defiende un programa que
intensifica todo eso que ha mostrado serias averías y disfunciones en los
últimos treinta años a lo largo de los cuales se fraguó e incubó el malheur de
Francia y desembocó en la crisis financiera global de 2008, desencadenante a su
vez del grave proceso desintegrador que se vive en la Unión Europea desde
entonces. ¿Qué supone esta victoria en ese contexto?
Macron será el presidente
que continuará la devaluación interna, el ajuste salarial vía subempleo y
precarización en la carrera hacia la competitividad. A juzgar por su programa y
manifestaciones todo apunta a que él es el candidato más conforme con la actual
línea germano-europea.
“Francia solo podrá influir
sobre Alemania si tiene credibilidad en el plan económico y financiero”,
“seremos fuertes en Europa y en el mundo, porque habremos hecho reformas”. Y el
signo de esas reformas es inequívoco: forzar, un poco más, -desde luego no
tanto como pretendía el programa del candidato conservador, François Fillon- lo realizado e
intentado hasta ahora.
Macron
quiere llevar mucho más allá la reforma laboral, a la que se opusieron el 67%
de los franceses sin que la mayoría de ellos se decidieran a salir a la calle
la pasada primavera. Si el hollandismo
tuvo que aplicar aquella reforma eludiendo al parlamento, vía el artículo 49/3
de la Constitución, Macron adelanta
que transformará el código de trabajo por decreto. Una temeridad.
Las
elecciones de ayer han confirmado la recomposición del panorama político
francés. Por primera vez los dos partidos que dirigieron la política francesa y
se alternaron en el poder durante medio siglo, socialista y conservador, no han
pasado a la segunda vuelta. La descomposición del Partido Socialista es manifiesta (su candidato recibió ayer el 6%
de los votos) y el fracaso de Fillon
(en torno al 19,7%) anuncia algo parecido en Los Republicanos. Cualquiera de
los cuatro contendientes con posibilidades ayer en liza, habría sido un
presidente frágil, con un apoyo del 25% y tres cuartas partes del electorado en
su contra. Los apoyos reales están en la primera vuelta, los de la segunda
reflejan sobre todo impedir la victoria del otro, en este caso Le Pen. En este
contexto de debilidad, Macron aparece sin partido que le respalde.
La
candidatura y la victoria electoral de Macron han sido un éxito, pero ese éxito
ha precisado la demolición del sistema de partidos francés. Durante treinta
años esos partidos han escenificado la ilusión de una alternancia, ilusión
porque en las grandes cuestiones que ahora están en crisis -el proyecto europeo
y las líneas maestras de la política socio-económica- no era real. Macrón ha roto aquella apariencia: no
es “ni de izquierdas, ni de derechas”,
siendo las dos cosas a la vez. En esta operación, el sistema ha tirado por la
borda el recurso a aquella alternancia. ¿Un último cartucho?
Vista
con distancia, la situación es crítica: todo lo que en Europa está produciendo
radicalización y contestación va a continuar. Eso significa que lo que ha
ocurrido con el Brexit y con la
victoria de Trump va a seguir
avanzando en Francia. En 2002 el Frente Nacional fue derrotado por Jacques
Chirac por una diferencia de 60 puntos en la segunda vuelta. Ahora Marine Le Pen será derrotada por 20
puntos de diferencia. En estas elecciones Le
Pen ha ganado un millón de votos más respecto a 2012. ¿Cómo evolucionará
esa distancia en los próximos años si el sistema no cambia –y no hay el menor
signo de ello? Mientras se felicita por
ese margen, ¿ignora Francia que baila sobre un volcán?
Y
mientras tanto, el panorama no se acaba con Le Pen. Surgen otras
plataformas de ruptura altermundistas como la de Jean-Luc Mélenchon (que
ayer obtuvo alrededor del 19,2% de
los votos, es decir más de ocho puntos más que en 2012, un incremento
muy significativo). La alternativa de Mélenchon
no es destructiva sino transformadora, pese al absurdo signo de igualdad que se
le pone con Le Pen en los medios de
comunicación globales (“populismos” de uno u otro signo), pero preocupa,
seguramente, aún más que Le Pen. Anoche había cierta decepción pero no ambiente
de derrota en medios del movimiento
altermundista la Francia Insumisa de Mélenchon. A partir de ahora “la
izquierda” son ellos, dicen, y su perspectiva de futuro no es mala. La
izquierda francesa se ha reinventado en esta campaña. Mélenchon se negó a dar una
recomendación de voto para la segunda vuelta y anunció una “consulta pública” a
su movimiento.
De
cara a la segunda vuelta, la victoria de Emmanuel
Macron reviste aspecto de trámite: va a recibir todo el voto del
hollandismo y de la derecha. Así lo expresaron anoche el primer ministro
Bernard Cazeneuve, su predecesor Manuel
Valls, el candidato socialista, su rival conservador, François Fillon, las personalidades de su partido, Los Republicanos
(Laurent Wauzquiez, François Baroin,
Christian Estrosi), en definitiva el grueso de la clase política. François Hollande lo hará en los
próximos días. Al lado de eso, el Frente Nacional solo recibirá algunos votos
de la derecha enfadada: “aquellos que tienen la sensación de que les han
robado las elecciones”, dijo el vicepresidente del Frente Nacional, Florian
Philippot, refiriéndose al escándalo del Penélopegate que en enero acabó con el
indiscutible liderato de Fillon en esta carrera y que muchos de sus electores
consideran una jugarreta planificada.
Ante
3000 seguidores centenares de periodistas, Macron, el joven brillante de 39
años que hace tres era un perfecto desconocido para los franceses, celebró su
victoria. Saludó a sus diez contrincantes y agradeció al socialista Hamon y al
conservador Fillon por pedir el voto para él el 7 de mayo.
“En un año hemos cambiado
el rostro de la vida política francesa”, dijo. Beneficiado por el escándalo de
Fillon, Macron ha mantenido una campaña políticamente hueca en la que él ha
sido el principal producto y mensaje. Pero ha funcionado. La República se ha
tragado el producto. Una gran cuestión. Anoche Macron negó que su movimiento
sea un lobby ni una burbuja. “Quiero unir a los franceses”, dijo apelando a la
“exigencia del optimismo y a la esperanza para nuestro país y para Europa”.
“Quiero ser el presidente de los patriotas ante la amenaza de los
nacionalistas”, siguió. “Refundar Europa”, “relanzar la construcción europea”,
insistió.
La
correlación de fuerzas en Francia se mide sobre el eje de la soberanía
nacional. Los franceses están descontentos sobre todo porque la vida de la
mayoría se degrada y porque su república no puede hacer nada contra eso. Todo
lo que cuenta en cuanto a decisiones queda fuera del alcance de su voto y
soberanía nacional. El euro impide ajustes y devaluaciones, los ministerios de
economía son meros ejecutores de directivas decididas en la UE, la OMC, el FMI.
El derecho europeo tiene mayor rango que el nacional, pese a carecer de un
fundamento democrático: es legal, pero no legítimo. La política exterior y de
defensa viene encuadrada por una estrategia (americana) organizada a través de
la OTAN que es no solo exterior a la nación, sino a la propia UE. Y encima,
toda esa desposesión ha sido santuarizada, blindada en normas y tratados para
hacerla irreversible.
Esa
situación hay que contrastarla con la correlación de fuerzas que han
evidenciado estas elecciones: 8 de los 11 candidatos que concurrieron ayer son
más soberanistas que mundialistas. El voto sumado de todos ellos supera
el 50% de lo expresado y el malestar por la desposesión de Francia va aún
más allá. La posición de Emmanuel Macron, el más claro representante de
la Francia en la globalización, es, por tanto, extremadamente frágil y
engañosa. Su
victoria parece un último cartucho. Quizá sea el último recurso antes de la
erupción.
Publicado por Vanguardia.
Publicado por Vanguardia.
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Brasil. viernes 28 de abril, las Centrales Sindicales se movilizan contra las Políticas del presidente Temer. En la semana, fueron, también los Pueblos Originarios de la Amazonia los que salieron e invadieron las grandes Ciudades como Río, Sao Pablo, Brasilia, y otras protestando contra la políticas de destrucción de la Madre Naturaleza. Se acercan días muy importantes, cuando el Pueblo brasileño, está ahora comprendiendo porque se dio el "golpe de estado" y cuales eran los objetivos estratégicos de la mafia de corruptos neoliberales.
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BRASIL: EL GOBIERNO GOLPISTA SIENTE LA FUERZA DEL MOVIMIENTO POPULAR.
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Emir Sader
ALAI AMLATINA, 28/04/2017.-
El ensayo fue largo, pero el paro general despuntó y
paralizó Brasil. De norte a sur, en las ciudades grandes, medianas y pequeñas,
el país se detuvo y salió a la calle para manifestar la defensa de los
intereses de todos contra la ofensiva antipopular del gobierno golpista.
Si estaba apostando al fracaso del paro general para seguir adelante con la anulación de los derechos de la mayoría de la población, el gobierno se equivocó. Se apresuró para aprobar la liquidación del Código de Trabajo (CLT, por sus siglas en portugués), la tercerización, la eliminación de la seguridad social pública, para ponerse al servicio del mercado y los medios de comunicación, pero ahora se choca con el país real.
Hasta ahora el gobierno se apoyó en la
mayoría conservadora en el Congreso, como si ella fuese representativa de la
sociedad, para llevar adelante su programa regresivo. Fue acumulando
resistencias, en el movimiento popular y en su propia base de apoyo.
Los movimientos populares, por su parte, fueron acumulando fuerzas, hasta el gran reto de la huelga general. Hay quienes piensan que es la solución definitiva de los conflictos. No es así. Es una gran demostración de fuerza y, al mismo tiempo, un momento de gran toma de conciencia por parte de los trabajadores de su papel de productores de toda la riqueza que tiene el país.
Su éxito eleva la lucha contra el
gobierno golpista a un nivel superior. Las condiciones de rechazo a poner fin a
la seguridad social ya existían, ahora se trata de frenar la eliminación del
CLT en el Senado, con el fin de poner un límite a los avances del Gobierno y
hacer que pierda la iniciativa y pase a temer cualquier nueva votación en el
Congreso.
La lucha de clases irrumpe directamente
en los enfrentamientos democráticos entre gobierno y oposición. Si el gobierno
trata de mantener el centro de los enfrentamientos en el Congreso, valiéndose
de la mayoría que todavía detiene, los movimientos populares lograrán ocupar
las calles, donde la correlación de fuerzas le es totalmente favorable.
La dinámica de avanzar con el paquete
de maldades del gobierno genera, al mismo tiempo, resistencias populares cada
vez más amplias y, por lo tanto, pone límites al paquete. Cuanto más nos
acercamos a las elecciones de 2018, el gobierno está encontrando con más
resistencias dentro de su propia base de apoyo en el Congreso. Sumando las
resistencias populares, se va configurando una tormenta perfecta para el
gobierno, sobre todo a partir del segundo semestre mitad de este año.
Luego del paro general, el movimiento
popular precisa seguir movilizando a sectores cada vez más amplios de la
sociedad a partir de la conciencia de cómo se está vulnerando sus derechos, de
cómo el país está retrocediendo, de cómo Brasil solo con la restauración de la
democracia puede volver a crecer y a distribuir el ingreso. Necesita, al mismo
tiempo, aumentar la presión sobre los legisladores para impedir la aprobación
de la anulación de la seguridad social pública en el Congreso, de la
eliminación del CLT en el Senado.
El movimiento popular necesita, al
mismo tiempo, luchar para garantizar el derecho de Lula a ser candidato
presidencial, que es la condición para que tengamos elecciones democráticas y
de la recuperación del derecho del pueblo a decidir libremente, mediante el
voto, sobre los destinos que desea para el país. Se trata de trabajar para
anular toda capacidad de iniciativa del gobierno, para que éste vea que
cualquier acción que realice será rechazada políticamente, que tendrá
respuestas cada vez más drásticas y amplias de la población.
El paro general, por su éxito, es un
nuevo marco en la lucha por la democratización del país y por la obstrucción de
la acción mortífera del gobierno golpista contra Brasil. Refuta a quienes
acusan al pueblo brasileño de una falta de voluntad de luchar por sus derechos
y por los destinos del país. Muestra que la sociedad brasileña, movilizada y
consciente, es capaz de restaurar la democracia y reconducir al país de nuevo por los caminos
que fueron interrumpidos por el golpe.
(Traducción ALAI)
- Emir
Sader, sociólogo
y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de
Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
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