MEXICO. CLAUDIA
SHEINBAUM DE IZQUIERDA, ARRASA EN LA CAPITAL-IMPORTANTE CONOCER ESTA BIOGRAFÍA.
MUJER GOBERNARÁ LA CIUDAD “MÁS GRANDE E INSEGURA” DEL MUNDO.- La candidata del partido de LÓPEZ OBRADOR vence a su principal
rival, Alejandra Barrales (del Frente) y logra un triunfo histórico: que el
Ejecutivo federal y el de la Ciudad de
México estén controlados por la misma formación La capital
de México, una de las ciudades más grandes del mundo, estará gobernada
por una mujer: CLAUDIA
SHEINBAUM. Solo tenía que esperar. Aguantar los meses de campaña en
lo que el tsunami López Obrador,
resistiera. Este domingo 1 de julio la aspirante de MORENA para gobernar la capital mexicana ha ganado las elecciones y
se ha convertido en la primera mujer
en lograrlo. Con este triunfo, ha conseguido además hacer saltar por los aires
el tablero político: que la Ciudad de México y el Gobierno federal
estén controlados por la misma formación, nacida para ganarlo todo hace cuatro
años.
ESTE DOMINGO CLAUDIA SHEINBAUM SE ERIGE COMO, LA PRIMERA JEFA DE
GOBIERNO ELECTA EN LA HISTORIA DE LA CAPITAL Antes que ella, gobernó Rosario Robles, una política que sustituyó a Cuauhtémoc Cárdenas (de septiembre de 1999 a diciembre del 2000),
mientras él preparaba su campaña para las elecciones presidenciales del 2000. Fue
derrotado. Y después, López Obrador
(entonces miembro del PRD) gobernaría durante seis años la capital. Una
legislatura que muchos habitantes han premiado este domingo con un apoyo
indiscutible en las urnas a su partido, MORENA.
Durante estos meses era prácticamente imposible encontrar un cartel de campaña
en el que no apareciera junto al rostro de Sheinbaum
el de López Obrador. La próxima jefa de gobierno de la capital se ha definido como
una política de izquierdas —aficionada a seguir las intervenciones
de los líderes de Podemos en el Congreso español—, comprometida con la diversidad cultural, el medio ambiente, defensora
de los pueblos originarios de la capital y de los derechos reproductivos de la
mujer. "Mi gobierno será
laico",
LA VIOLENCIA QUE HAN PROVOCADO LASLICHAS DE LOS CÁRTELES LOC ALES DE
LA DROGA—los
homicidios no han dejado de crecer desde hace nueve años, con 1.280 muertos en 2016—, la falta de agua en muchas delegaciones
del sur y sureste, los feminicidios
(tres a la semana), los intolerables
niveles de contaminación y la ineficiencia del sistema de transporte público en
muchas zonas, son los grandes retos a los que se enfrentará la próxima jefa de Gobierno. Acostumbrada
durante los meses de campaña a ofrecer soluciones poco concretas, consciente de
su aventajado puesto en las encuestas.
Cuando López Obrador fue jefe de Gobierno de la Capital la
nombró secretaria de Medio Ambiente, puesto que
ocupó durante seis años, hasta 2006.
EN 2015 GANÓ LA ALCALDÍA DE TLALPAN, AL SUR DE LA CIUDAD —a la que renunció en septiembre de 2017 para aspirar al
Gobierno de la ciudad—, y en su jefatura tuvo que lidiar con uno de los
episodios más trágicos que ha vivido la capital en los últimos 30 años: el terremoto
del 19 de septiembre que se cobró la vida de más de 300 personas. En su delegación, además, se derrumbó un colegio donde hubo 26 muertos: 19 niños y
siete adultos y se convirtió en un símbolo de la catástrofe. Las
irregularidades de aquella construcción marcaron la etapa final de su
legislatura, algo que la ha perseguido durante toda su campaña, con ataques
constantes de sus rivales. Esta licenciada en
física y doctora en ingeniería energética, de 56 años, por la Universidad
Nacional Autónoma de México,
representa un espécimen extraño para la política mexicana No es una líder de masas, apenas sonríe en los actos públicos y, aunque se esfuerza
por disimularlo, parece incómoda gritando consignas sobre un escenario ante
decenas de simpatizantes.
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EL
TRIUNFO DE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR.
AMLO,
EL ADVERSARIO DE UN MODELO DE OPRESIÓN.
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Eduardo Febbro.
Página/12
En México.
Desde
Ciudad de México
lunes 2 de julio del 2018.
Fue un día del color de México: el verde intenso y ensoñador de
los chiles poblanos. Punto de partida y término de una historia de casi un
siglo durante el cual un mismo partido, el PRI,
gobernó a lo largo de 70 años
ininterrumpidos. Sólo hubo una transición de desencantos entre el 2000 y 2012
(PAN) hasta que el PRI, con Enrique Peña
Nieto, volvió a gobernar hasta este domingo. Generaciones y generaciones de
mexicanos sólo conocieron a los descendientes del partido fundado en 1929 por el ex presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928). Este
domingo de comunión entre familias y largas sobremesas abrió una grieta en la
historia mexicana. México asumió colectivamente el desafío de una contra
revolución democrática, pacífica, y moral. MANUEL LÓPEZ OBRADOR, EL CANDIDATO DE MORENA que
venció en los comicios, lo soñó. Su pueblo lo plasmó, sin groserías, ni quema
de banderas, ni menosprecios raciales como lo hizo el emperador de la grosería
política que es Donald Trump.
AMLO,
un hombre que se forjó en el PRI,
pasó a formar parte de la izquierda en
el partido PRD hasta que, en 2012,
fundó su propio movimiento, MORENA, hizo
realidad en las urnas lo que él llamó la
cuarta transformación de México después de la Independencia, la Reforma y la Revolución.
El vuelco ha sido enorme, a la
altura de un país que encarna como pocos el sueño de la emancipación americana
y luchó y lucha por su soberanía y su libertad ante el vecino norteamericano
que desde el siglo XIX lo lastima en su piel y su alma. Estados Unidos se estrenó como imperio intervencionista con la
primera expedición colonial de su historia cuando, entre 1846 y 1848, invadió el territorio mexicano y terminó creando La República de Texas, un territorio
que antes pertenecía al Estado mexicano.
Fue
un domingo del color mexicano:
verde como el dulce guacamole donde no se notó que un hombre había ganado su
apuesta en las urnas y con ello destrozó la sagrada ópera política de un
sistema tan criminal como corrupto. AMLO,
como también lo llaman a López Obrador, se esboza a estas horas como el
ganador de la elección más importante de la historia de México: además del nuevo presidente, se eligió un nuevo Jefe de Gobierno de la capital y 16 Intendentes de la Ciudad de México, 9 gobernadores, 1850 presidentes
municipales en 24 estados y 927
diputados en 27 Congresos Estatales
(En el Congreso hay 500 diputados y 128 senadores que podrá reelegirse).Su
victoria tiene el sabor de la burla retrospectiva de los estatutos originales
del PRI. El dirigente que derrotó al partido dinosaurio simboliza y
sintetiza las intenciones que figuraban en los primeros pasos del PRI
en el siglo XX. “una disciplina
de sostén al orden legal” e “Instituciones y reforma social”. MORENA y la coalición Juntos haremos
historia (Morena-Partido del Trabajo-Encuentro Social) consiguió
perforar el muro del santuario protegido por el PRI y el PAN con una
continua promesa de cambio, una reforma social substancial y la
restauración del “orden legal” a través de la erradicación de la violencia y la corrupción. “Fue
como el vuelo lento del pájaro que va por otro nido”, dice Ramón Sánchez,
un coordinador de Morena en la
Colonia Buenos Aires, un sector pobre de la capital.
Por esas zonas de pobreza y trabajo
de sol a sol se
veía a un México aliviado,
expectante todavía de las confirmaciones oficiales. “Nunca pensé que llegaría este día. Creí que a AMLO lo iban a matar antes”, dice Amalia, una de esas jóvenes de 23 años que constituyen la avanzada
del voto de MORENA. En los barrios
más ricos, Polanco o Lomas de
Chapultepec, los burgueses andaban con cara de susto. Un muchacho rubio y joven preguntaba por las calles de Polanco
donde quedaba la casilla Pabellón para votar. Cuando le indicaron dijo: “qué
horror, si gana López Obrador me voy a Suecia”. Esa clase dominante que defendió sus privilegios y su impunidad a
punta de pistolas y sobornos tiene una máscara de terror. Los otros sectores sociales oscilan entre el entusiasmo, la
felicidad que respiran los fines de ciclo y la incertidumbre. López Obrador ha sido el adversario radical de
ese modelo de opresión que perduró durante décadas y décadas.
Se izó como la bandera de la anti-corrupción y el saneamiento profundo a partir de lo
que llamó “una Constitución moral”. Supo
sumar a su batallón a la izquierda y
a los ultraconservadores evangelistas del
Norte del país, una pieza clave de cualquier victoria en México. Voló sobre
su país como un pájaro sabio mientras los otros gastaban su credibilidad
disparándole a sus muchas sombras. Entendió a México mientras sus enemigos
políticos de esta elección, Ricardo
Anaya, PAN, y José Antonio Meade, PRI, no se entendían ni a sí mismos. El primero, un hombre de la cuna de centro liberal, hizo arreglos con la izquierda del PRD y se quedó sin su ala derecha. El
segundo avanzó con
el crepúsculo del PRI sobre sus
espaldas. El partido del presidente Peña
Nieto pagó sus incompetencias con la mayor desventura electoral en el
ámbito Legislativo y en los estados donde estaba en juego el cambio de Gobernador. “No somos los triunfadores de este proceso”, admitió muy temprano José Antonio Meade. En la capital, la candidata de Morena, Claudia
Sheinbaum, devastó al PRI y al PRD con diferencias que van de los 20 a
los 40 puntos.
En
las presidenciales,
las distancias son similares. Amlove
(otro de sus apodos) ya no es “la
esperanza” sino el jefe. Los 20
puntos que les sacó a sus rivales son la traducción inapelable de un país
que gritó basta. Y lo hizo con los colores y la modestia silenciosa de este
país donde se mezclan con una sabiduría inigualable todos los contrarios; el picante del chile con lo
agrio del limón, la untuosidad
soberana del chocolate con la
ternura crocante del maíz. El nuevo modelo
latinoamericana nació en la frontera entre el imperio y nosotros. La
contra revolución democrática de México
viene a iluminar en un territorio devastado un modelo apenas naciente. “Una
cosa es ganar, la otra es gobernar”, aseguran los medios, afines o no.
Ahora viene el inquietante cómo. El heredero del nacionalismo
revolucionario ocupará el poder en un país donde la campaña electoral dio lugar
a tantas alianzas al revés (izquierda con liberales, Obrador con evangelistas,
el PRI fracturado entre la guardia
vieja que optaba hacia la izquierda y su candidato oficial, un liberal de
derecha) que México se despertará con las señales cambiadas. Sólo hay una certeza: la revolución del
cambio arrasó en todo el territorio. Tal vez Andrés Manuel López Obrador sea para México
lo que el ex presidente socialista
francés François Mitterrand fue para Francia cuando ganó las elecciones
presidenciales en 1981 con un
programa de 100 puntos que nunca
cumplió verdaderamente. Sin embargo, abrió el juego de una sociedad prisionera
de una elite: aparecieron decenas de
radios nuevas, canales de televisión, diarios, revistas y, con él, ascendió
una nueva generación que modernizó a Francia.
Eso y la derrota de la corrupción y de un Estado cómplice con el crimen
organizado que siembra asesinatos de miles y miles de inocentes sería ya un México en el paraíso. Ayer fue un domingo
del color y la sensibilidad de México: silencioso, profundo, secreto y siempre
de pie.
*****
LA REBELIÓN DE LOS MEXICANOS.
*****
Fernando
Buen Abad.
Página/12
lunes 2 de julio del 2018.
Quedó
claro que una victoria contundente, como la de López Obrador en México es la
conjunción de, al menos, tres factores: una vinculación permanente e
irreductible con los frentes de lucha populares; una interpretación profunda y
dinámica del malestar social y una organización programática basada en recorrer
metro a metro el territorio nacional. Todo eso articulado por una personalidad
cuya tenacidad no entiende de fatigas. “A
la tercera va la vencida” Y así fue.
La victoria de Morena-López Obrador es una
rebelión en las entrañas de una estructura democrática severamente dañada por
el corporativismo bipartidista (PRI-PAN)
y por una lista inmensa de vicios y corruptelas que llevaron a la bancarrota
institucional a todo el aparato político. Una
rebelión asediada por la violencia macabra desatada por una falsa guerra
contra el “crimen organizado” que en
la práctica no ha sido más que la militarización “encubierta” de todo el territorio para poner las riquezas
nacionales al servicio de las empresas trasnacionales y sus cómplices locales. Una rebelión
que ha debido sortear miles de trampas y emboscadas en todos los repertorios
odiosos de la depauperación económica y
de las guerras mediático-psicológicas.
México padece la virulencia del neoliberalismo y los
embates coloniales del imperio yanqui. Es un país secuestrado por
gerentes -impuestos por la vía del fraude- para entregar recursos naturales,
para regalar la mano de obra. En México
hasta hoy nadie puede garantizar al pueblo la defensa del territorio y la
defensa de los recursos naturales. Nadie ha podido garantizar el ejercicio
independiente de la justicia. Nadie ha podido frenar al crimen organizado
y su metástasis en todas las estructuras sociales y culturales del país. Nadie
ha podido ejercer rectoría alguna en materia de democracia comunicacional.
Nadie ha podido garantizar el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el derecho
a la salud, el derecho a la alimentación… Nadie ha podido asegurar
dignidad a las personas porque una moral entreguista y rastrera, adoradora del
imperio yanqui, sirve de las maneras más ignominiosas a la opresión. En ese
contexto gana las elecciones López Obrador.
Ahora
comienza lo difícil. López Obrador
se propone pacificar al país; terminar con la corrupción y recomponer la
economía con dignificación laboral y salarial. Lograr la inclusión de los más
postergados y la distribución equitativa del presupuesto federal. Eso implica
derrotar a las mafias que secuestraron al Gobierno y al Estado, para hacer
justicia, por ejemplo, a los estudiantes
de Ayotzinapa, a los pueblos originarios y asegurarse perdurabilidad de las
acciones para ampliar la participación social en el gobierno movilizado como
organizador capaz de sumar fuerza que pueda ofrecer soluciones a la fuerza popular que alcanzó el
triunfo.
Los
desafíos son muchos y son enormes en un país que tiene desgarrado hondamente el
tejido social pero que, a pesar de
los pesares, se rebeló contra el establishment para hacer visible su multiculturalidad
y su plurinacionalidad
unidas a las “clases medias” para sumar la mayor votación que
presidente alguno haya recibido en México
y que líder de izquierda alguno haya logrado.
México
enfrenta su futuro inmediato movilizado como nunca con las plazas
llenas, con las calles tomadas, con una movilización magnífica que incuba ideas emancipatorias. Contra el fraude,
contra el saqueo y contra la explotación histórica… es una identidad nueva, una
fiesta desde abajo una situación social inédita. Bien puede ser que el nacimiento
un nuevo México, esta vez decidido por su pueblo,
con las armas de su democracia en reparación, con una moral renovada y mucha
claridad en los retos, pueda prepararse para derrotar cualquier intento de
regresión. Por lo pronto México hoy es un punto de inflexión, un desafío a
nuestra capacidad de lucha y unidad dentro y fuera del país… Punto de inflexión
para que nos reconozcamos hacia la toma del poder impulsados con nuestras
propias fuerzas populares en los trabajadores del
campo y la ciudad… para cambiar el sistema y cambiar la vida.
*
Director del Instituto de Cultura y Comunicación, Universidad Nacional de
Lanús.
*****
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