“Uno
de los hechos más importantes fue la participación: más
de ocho decenas de trabajos científicos y artículos académicos fueron
presentadas por estudiantes de posgrado
y profesionales de la región, en torno a once ejes: Desarrollo nacional, soberanía, industrialización, desnacionalización y
desindustrialización; Estudios estratégicos e integración regional en materia
de seguridad y defensa, industria y tecnología; Geopolítica de Fronteras y regiones periféricas, territorio y
transfronterización; Integración de infraestructura, planificación y
geopolítica energética; Integración económica y comercial, e Integración
político-institucional e instituciones en América del Sur.
También
sobre Desarrollo
económico y soberanía, finanzas y comercio internacional; Desarrollo
local, desarrollo social y sustentable; Integración sociocultural,
identidad y migraciones en
América latina; Geopolítica de los conflictos contemporáneos, seguridad
internacional y seguridad regional; y Relaciones sur-sur, pensamiento político-estratégico y
geopolítico desde América del Sur”.
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RECUPERAR EL PENSAMIENTO
CRÍTICO LATINOAMERICANO.
Llamamiento desde FOZ.
*****
Aram Aharonian.
Rebelión lunes 2 de julio del 2018.
En Foz se (re)comenzó a construir una agenda
propositiva en torno al sistema financiero y productivo, al control soberano
de los recursos naturales estratégicos, al desarrollo de una infraestructura
regional adecuada, a la integración educativa y cultural de los pueblos y a
la construcción de una identidad latinoamericana, requisito fundamental para
lograr avances efectivos en todos los planos vinculados a la integración
regional, una asignatura pendiente de la década pasada.
|
Un grupo de jóvenes académicos brasileños del Núcleo de Estudios Estratégicos,
Geopolítica e Integración (NEEGI) de la Universidade Federal da Integracao Latinoamericana (UNILA),
lanzaron el llamado urgente para la que las universidades y los centros de estudios sobre integración regional
jueguen un papel central en la producción de conocimiento y la recreación del
pensamiento crítico desde una perspectiva y visión latinoamericano-caribeña.
Ese es, sin duda, un punto de partida esencial para el
desarrollo de estrategias y propuestas innovadoras y propias para retomar y
consolidar el camino de la integración de América Latina y el Caribe, saliendo
del desmovilizador formato de mirar permanentemente hacia atrás, no para
recuperar la memoria, sino para lamentar la década de gobiernos populares y
progresistas que pusieron al ciudadano como sujetos de política y dieron pasos
concretos en la defensa de la soberanía y en políticas de justicia social y
equidad.
Integración
Regional “Desarrollo y Soberanía en América del Sur”, fue un
seminario organizado el 19 al 23 de
junio último en la triple frontera brasileño-paraguayo-argentina por este
núcleo dirigido por jóvenes académicos (y militantes) brasileños, con el apoyo
de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA), se llevó a cabo en Foz de Iguazú, Brasil entre los días 19
y 23 de junio.
Fue un encuentro calificado de carácter internacional
destinado a debatir de forma interdisciplinaria los principales desafíos
contemporáneos para la soberanía y el desarrollo de los países de la región,
dando continuidad a los dos foros de FILA
sobre El futuro de la Integración Regional, realizados en Montevideo,
Uruguay, en 2016 y 2017.
Destacados
estudiosos latinoamericanos se sumaron al debate, en momentos en que se
manifiesta un cambio del escenario internacional de mayor incertidumbre y
descontrol financiero. Queda en evidencia el propósito de gobiernos
neoliberales de trasladar la crisis con ajustes económicos y sociales de enorme
regresividad: aumento de la fuga de capitales, empeoramiento severo de la
situación social, desempleo, pobreza.
En el comunicado final del seminario se puso de relieve la notable incapacidad de los
gobiernos de la región para afrontar los cambios geopolíticos que se suceden
con inusitada celeridad a nivel mundial.
En diversas mesas de debate, se llevaron adelante
análisis detallados y debates intensos sobre las experiencias particulares, logros y límites de gobiernos
antineoliberales en la región durante los últimos tres lustros, poniendo
especial atención a las condiciones socioculturales, políticas, económicas y
financieras que llevaron a un nuevo giro reciente hacia gobiernos
neoconservadores que han basado su estrategia en las críticas a las políticas
activas y sociales previas, impulsando (como en la década de 1990) la
privatización de las economías y una mayor apertura de mercados y movimientos
financieros.
Una decena de
mesas de debate y propuestas, con fuerte participación de estudiantes universitarios de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentinas,
analizaron la fragilidad de la nueva
ofensiva neoliberal que -contra los pronósticos y expectativas de sus
apologistas- están produciendo cambios sustantivos en las economías centrales
de mayor proteccionismo, aumento de tasas de interés y marginación de los
países periféricos.
La época de
prosperidad y crecimiento que había sido prometida para promover la instalación
de gobiernos pro-mercado ha sido
reemplazada en forma notable, y un tanto cínica, por la justificación de
sus voceros de ajustes recesivos, de enorme regresividad productiva y social.
No se puede
analizar la realidad actual y mirar hacia el futuro, solo con denuncias, sino que
–como se insistió en el seminario- es necesario tener propuestas, proyectos,
ideas, pensamiento para interpelar las políticas de los gobiernos de la
derecha. ¿Cuáles son las posibles alternativas y desafíos de la región ante
este cambio rápido de escenario? Resulta esencial, en primer lugar, reconocer
los problemas comunes de la región y adelantar un enfoque y propuestas
unitarias para afrontar la crisis.
La región está inserta en una disputa de enorme
significación entre las grandes potencias: renegociación
del TLCAN, el levantamiento de barreras impositivas a exportaciones en Estados Unidos; Europa que busca
resolver su crisis colocando sus productos y servicios en mercados de todo el
mundo y cerrando sus compras externas, mientras China va ganando una presencia mayor en la región, en un marco de
guerra comercial creciente.
No alcanza con proclamar la necesidad de la unidad latinoamericana, de forma nostálgica. Se
requiere identificar los problemas y proponer, presentar propuestas plausibles,
concretas, que marquen un cambio en las prioridades. Hoy los gobiernos
priorizan satisfacer las necesidades de la concentración económica y la
especulación financiera por encima de las necesidades de los ciudadanos, que
incluyen cercenar derechos democráticos, laborales, sociales, previsionales;
contraer los mercados internos golpeando drásticamente la capacidad de
producción y fuentes de trabajo en nuestros países.
Preocupó en especial a los especialistas las presiones
para la firma expedita de Tratados de
Libre Comercio desventajosos y asimétricos para nuestras sociedades, como
el TLCAN que Washington quiere
imponer a México, el TLC entre la Unión Europea y el Mercosur
y los intentos de China de avanzar
en acuerdos similares.
Este complejo escenario conlleva la necesidad y
oportunidad de debatir la integración regional para también poder afianzar una
propuesta unitaria ante otros bloques. La
unidad no solo brinda la capacidad y posibilidad de encarar en común los
enormes desafíos económicos y sociales, sino también asienta la posibilidad de
negociar en forma más equilibrada con otros bloques económicos de países
centrales o periféricos.
Lo importante del seminario es que los temas no se
agotaron en los debates, sino que se recalcó la necesidad de que en los
análisis y propuestas se encaren las restricciones externas (deuda, balanzas de pago deficitarias,
tendencias proteccionistas mundiales), cómo evitar la tensión entre los
países (migración, devaluaciones
competitivas), y cómo analizar y consensuar propuestas para encarar el
desarrollo complementario y simétrico.
Vivimos un momento en que la apertura irrestricta de
mercados entre países centrales y periféricos, en un crítico marco de la
economía mundial, puede ahondar aún más las asimetrías de la región con el
mundo, y también las intrarregionales. El
progresismo no ha sido capaz hasta el momento de proponer una estrategia
alternativa convocante esperanzadora y consistente, no ha planteado cuál es un
modelo que tenga la suficiente capacidad de enamorar, crear identidad regional.
Pero el problema no son las derrotas electorales, sino la derrota mayor es la cultural,
cuando los valores solidarios han dejado pasar a los valores del
individualismo, del egoísmo, de que lo público no funciona, de que es mejor
priorizar el lucro privado que defender derechos y bienes públicos, que es
mejor una empresa que el Estado, de
que esto es una lucha de todos contra todos.
Tres lustros atrás era imposible pensar que en América Latina se podían realizar
impugnaciones profundas de la lógica neoliberal, como distribuir la riqueza con
equidad y justicia social, reubicar el papel del ejército, frenar el ALCA, integrar UNASUR y CELAC frente a esa integración “panamericanista” que era
(y es) la OEA, gestionada y dirigida
por Estados Unidos.
Todos esos elementos de impugnación fueron posibles
porque en América Latina hubo una
lucha continua, un movimiento popular que planteaba el fin de determinadas
cuestiones y la reconstrucción de otras, y que, herido, sigue abierto. Pero
aprendimos que los derechos son reversibles y los logros que se consiguieron
también son reversibles, como se ha comprobado en esta ofensiva neoliberal. Y una de las causas fundamentales es que
se había perdido esa activación popular que era la que tensiona esas
cuestiones.
Se necesitan nuevas teorías, nuevas propuestas para
poder ponerle freno a este proceso de vaciamiento
democrático que caracterizó por décadas a los gobiernos neoliberales,
dictatoriales o no. Hay que recuperar la memoria, reconstituir y ampliar los derechos de la
sociedad, asumir el control del excedente económico y expandir la
generación de la riqueza con -al menos- su distribución (defensa de los
recursos naturales y manejo soberano de los mismos), esperando que la
redistribución de las riquezas se puedan concretar en la siguiente oleada.
No hay lugar para aquellos que no siguen a rajatabla
el libreto neoliberal, y es
imprescindible interpelar las políticas y agendas neoliberales extractivas y
depredadoras. Para ello trabajaron en la domesticación, el
adocenamiento, incluyendo la inserción o cooptación de líderes de movimientos y
partidos de izquierda en la estructura
del poder fáctico, incluso mediante el financiamiento de sus campañas
electorales, viajes, prebendas.
Pero como esto no alcanzó, trabajan en la desestabilización
y los golpes de Estado, cruentos o blandos, para lo cual cuentan con
una estructura de poder donde confluyen las grandes corporaciones nacionales y
trasnacionales, las elites y el
terrorismo mediático desarrollado por las usinas de imposición de
imaginarios colectivos de la prensa hegemónica.
Sin duda no es lo mismo el acceso al mercado de
consumo, muchas veces sacando de la pobreza a importantes sectores sociales,
que jugarse por cambios estructurales que garanticen la inclusión, la equidad,
la igualdad de oportunidades en educación,
salud, nutrición y la gestación de democracias participativas y no meramente
declamativas.
Es hora de pensar a largo plazo, con sentido
estratégico. Es la única forma de construir nuevas sociedades, nuevas democracias, y
no continuar ayudando a gestionar las dificultades de este sistema antipopular,
Pero, lamentablemente, seguimos comprando los espejitos de colores que nos
ofrecen desde las usinas del colonialismo, desde Estados Unidos o Europa. Ese colonialismo
cultural, que aún no hemos logrado sacudirnos, hace que no creamos en
nuestras fuerzas, en nuestras soluciones colectivas, y nos dejemos llevar por
cantos de sirenas de quienes jamás entendieron quiénes somos, cómo somos y que
queremos ser.
En Foz se
(re)comenzó a construir una agenda propositiva en torno al
sistema financiero y productivo, al control soberano de los recursos naturales
estratégicos, al desarrollo de una infraestructura regional adecuada, a la
integración educativa y cultural de los pueblos ante el avance de los
planes de mercantilización del conocimiento y la educación, y a la construcción
de una identidad
latinoamericana, requisito fundamental para lograr avances efectivos
en todos los planos vinculados a la integración, construcción en la que no se
logró avanzar en la década pasada.
No sólo se debe discutir los aspectos para
reencarrilar, reencaminar la integración
regional, sino que se torna imprescindible la definición y estrategia para
establecer un modelo de desarrollo pacífico, no confrontativo, inclusivo, que prioritariamente
atienda la crisis que golpea a la región, la
exclusión y/o marginación, especialmente de los sectores más vulnerables de
nuestras sociedades, sumidos en la pobreza y sin apoyo de los estados, que
vuelcan sus recursos a favorecer al capital especulativo.
No hacerlo significará mayor división, fracturas, el
peligro de la disolución de estados nación y su suplantación por
narcoestados, la exclusión y/o marginación de millones de latinoamericanos, la
violencia.
Por eso cabe destacar el llamamiento para que las universidades nacionales y los centros
de estudios sobre integración regional jueguen –junto a los movimientos sociales urbanos y rurales- un
papel central en la producción de conocimiento y recreación del pensamiento
crítico desde una perspectiva y visión latinoamericano-caribeña, y la
predisposición a realizar un nuevo encuentro en el Gran Buenos Aires, en el último trimestre del año.
Dentro del seminario, un debate académico y de dirigentes
estudiantiles universitarios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay
sobre el centenario de la Reforma Universitaria de 1918 y la reciente Conferencia Regional de Educación Superior,
advirtió sobre las amenazas de mercantilización
de la educación, y reivindicó la enseñanza como derecho humano (laica, libre,
gratuita, inclusiva) y analizó la necesidad de coordinar acciones para impedir
la mercantilización y privatización del conocimiento y la educación.
La comunicación
y la información, vector central
para el desarrollo y la integración regional, fue tema de la mesa
inaugural, donde se planteó la necesidad de reformular la comunicación tomando en cuenta las nuevas tecnologías y la integración
vertical de servicios de comunicación con productoras de contenido, en
constante tensión con las formas tradicionales de comunicar, tan comunes a los
sectores progresistas.
Se insistió en la necesidad de una comunicación
latinoamericana y caribeña desde una perspectiva regional sin la
necesidad de recurrir a las agendas y manipulaciones de las agencias de
noticias europeas y estadounidenses. Y se realizó un balance crítico de la
gestión del Partido de los Trabajadores
en sus catorce años de gobierno, cuando se dejó la comunicación en manos de los
grandes grupos mediáticos en vez de construir medios del Estado que permitieran comunicar las transformaciones del gobierno
y contrarrestar las campañas negativas que buscaban minar la credibilidad de un
partido que -por primera vez en su historia- accedió al poder e intentó
reformas estructurales
Uno de los hechos más importantes fue la
participación: más de ocho decenas de trabajos científicos y artículos académicos
fueron presentadas por estudiantes de
posgrado y profesionales de la región, en torno a once ejes:
Desarrollo nacional, soberanía, industrialización,
desnacionalización y desindustrialización; Estudios estratégicos e integración
regional en materia de seguridad y defensa, industria y tecnología; Geopolítica
de Fronteras y regiones periféricas, territorio y transfronterización;
Integración de infraestructura, planificación y geopolítica energética;
Integración económica y comercial, e Integración político-institucional e
instituciones en América del Sur.
También sobre Desarrollo económico y soberanía, finanzas y
comercio internacional; Desarrollo local, desarrollo social y sustentable;
Integración
sociocultural, identidad y migraciones en América latina; Geopolítica de los conflictos contemporáneos,
seguridad internacional y seguridad regional; y Relaciones sur-sur, pensamiento
político-estratégico y geopolítico desde América del Sur.
Asimismo, durante el seminario se puso en marcha el Centro Latinoamericano de Integración
Financiera (CIF), para contribuir mediante el análisis permanente, a la
identificación de desafíos, factores de riesgo y amenaza, oportunidades y
escenarios relevantes para la integración financiera y contribuir a la
identificación de enfoques conceptuales y lineamientos básicos comunes que
permitan la articulación de políticas regionales. Economistas y expertos de Uruguay, Argentina, Brasil, Paraguay y
Ecuador, pusieron en marcha el proyecto
Un dilema que surgió al debate es si nuestros países
debieran ir por un fortalecimiento
republicano o ayudar a su derrumbe: aparece como un auténtico tabú de
nuestra política y hace necesario un debate. La democracia representativa, la
propiedad privada, la cultura eurocentrista, el sufragismo y los partidos
políticos son algunos de las “verdades
reveladas” que organizan nuestra vida institucional, nuestra democracia declamativa, que
venimos arrastrando desde las constituciones del siglo 19.
La profundidad
de la crisis actual cuestiona a la modernidad y al capitalismo, matrices
sobre las cuales se han construido los valores que sustentan esta civilización
y los estados que la expresan. Ya no se trata de reformar al Estado –como lo planteaban los socialdemócratas en
1990– sino de cambiar los paradigmas que hacen a su vigencia, existencia,
constitución y organización.
En nuestra realidad reciente, importantes luchas
sociales terminaron siendo cooptadas por sucesivos gobiernos y gran parte de
las luchas sindicales terminan agotándose, al ser utilizadas como monedas de
cambios entre los aparatos sindicales y
el propio Estado. Y, así, las mejores ideas y expectativas en las políticas
electorales naufragan en las viejas
instituciones de la democracia representativa, lo que nos plantea la
necesidad de redefinir qué democracia queremos.
En Foz se dio un nuevo incentivo a la recreación
del pensamiento crítico: la invitación es para crear alternativas,
propuestas viables para relanzar la integración regional y armonizar los
vínculos con el mundo (muy diferente al de 1990). Por eso es importante que
sean los jóvenes
quienes discutan, debatan, intercambien ideas, porque son ellos – y no nosotros, los dinosaurios- quienes
deben construir su futuro y el del mundo en el que pelearán. Hay que darse
tiempo para pensar, para insuflar esperanza a las nuevas generaciones que, en
esta realidad, deben ser las protagonistas de su propio futuro. Hace 526 años que venimos resistiendo a
todo y todos, y quizá nos hemos olvidado de construir (nuevas democracias, por
ejemplo).
La invitación es para que
juntos construyamos esa teoría, esa estrategia y propuestas en común,
colectivamente. Porque la construcción siempre se hace desde abajo. Lo único
que se construye desde arriba es un pozo.
En los cálidos salones de la única universidad latinoamericana para la Integración, mirando los
desaguaderos de la imponente represa
binacional de Itaipú, sentados sobre el Acuífero Guaraní (del que quieren apoderarse las grandes potencias
y las megempresas trasnacionales) y en medio de la selva misionera de tierras
coloradas, saludamos este llamamiento de
Foz, que no
es más que un compromiso colectivo por recuperar y aggiornar el
pensamiento crítico latinoamericano.
ARAM AHARONIAN: Periodista y comunicólogo uruguayo.
Mágister en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la
Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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