LA CORRUPCIÓN EN EL PERÚ, ES HISTÓRICA, ESTRUCTURAL, MÚLTIPLE Y DE
ALTA COMPLEJIDAD, TODO EN RELACIÓN DIRECTA CON EL PODER Y LA DISTRRIBUCIÓN DE LA COIMA – O REPARTO DE “BENEFICIOS” – está en relación al nivel del Cargo que
ocupa en la estructura del Estado y del gobierno de turno. Mandatarios o Tiburones se llevan en millones de dólares la mayor
parte de la “torta”, siguen Ministros,
Funcionarios, Candidatos, Autoridades Regionales, Municipales, etc. En el
transcurso del año 2017, “reventó” la CORRUPCIÓN desde la empresa constructora
ODEBRECHT – de procedencia Brasil – y junto
a ella otras cuatro empresas constructoras brasileñas y peruanas, generando un
proceso de liquidación política de Presidentes – Toledo, Humala, PPK y su renuncia a la presidencia – denuncias a
otros Presidentes – García y Candidatos como Fujimori -. Realidad de la CORRUPCIÓN que se mantiene en el inicio
del proceso de investigación, colaboración y enuncia penal, mediante la colaboración EFICAZ del propietario señor Odebrecht my sus Funcionarios,
sin embargo, el comportamiento profesional del Sistema de Justicia Peruano – Jueces y Fiscales - no ha estado a
nivel que las condiciones exigentes dada la naturaleza del contenido y grado de envenenamiento de las
Instituciones en el Perú. Es el proceso conocido con el LAVA JATO.
En presente mes de julio, ha “reventado todo el sistema podrido”
JUDICIAL del Perú, el
mismo que estaba parchado con mixtura. El Consejo
Nacional de la Magistratura, CNM, Jueces
Supremos de la República, Cortes de
Justicia Regional del Callao, y otros Funcionarios, así como Renuncia del Ministro de JUSTICIA,
denunciados públicamente por IDL.
Instituto de Defensa Legal, los AUDIOS, proceso hoy conocido como EL LAVA JUEZ, que siguen las denuncias.
De un sistema PODRIDO, de una “corporación
de alto nivel delincuencial”, que ha originado una de las más grandes y radicales CRISIS DEL SISTEMA JUDICIAL DEL
PERÚ. El Presidente de la República
ha convocado desde el Congreso de la
República para mañana viernes 20 y PLENO de emergencia con la finalidad de destituir a
todos los Miembros Titulares el Consejo
Nacional de la Magistratura, se ha Nombrado una COMISIÓN de emergencia, especial para plantear una REFORMA DEL SISTEMA
JUDICIAL DEL PERÚ. La situación de la crisis POLÍTICA, hoy se concatena con la crisis
JUDICIAL, todo producto de la CORRUPCIÓN.
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PERÚ: LA REPÚBLICA PODRIDA.
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Nicolás Linch.
Otra Mirada miércoles 18 de julio del
2018.
La
república criolla
que el neoliberalismo repotencia con el golpe del cinco de abril parece estar
llegando a su destino: la
descomposición. Esto no es setiembre del 2000, cuando se exhibieron los
videos de la salita del SIN, ni el
salvador es un novísimo Valentín
Paniagua que resucite algún espíritu republicano por allí extraviado. No. El edificio institucional ya no
necesita de refacciones, porque está podrido. Las termitas del fujiaprismo han
terminado con él.
Nos engañan quienes nos dicen que es
problema de personas o de instituciones. Falso. Ni el más engominado de
los prohombres del régimen tiene dedos de organista para lidiar con la
situación. Se les han terminado en el correveidile de los favores palaciegos.
El problema es de estructuras y estas vienen de atrás.
Ahora bien, esto no quiere decir que
las estructuras vayan a cambiar por si solas o que sus protagonistas vayan a
irse. Es más, en su desesperación ya empiezan a clamar por salidas
autoritarias. Por ello digo que nadie se retira del escenario de la historia
por su propio voluntad. Hay que botarlos y no se avizora en el horizonte una
fuerza capaz de hacerlo. Por eso hay que recapitular y saber de qué se trata
para no dar palos de ciego en el futuro inmediato.
La república criolla reedita el
encuentro del Estado colonial con los poquísimos que en el momento de la
independencia eran considerados ciudadanos y jamás Ha podido superar esa
situación. Como dice el historiador Pablo Macera, al día siguiente del 28 de
julio de 1821 el Perú era más colonia y más feudal que nunca. Pero cuál era la
característica fundante de esa relación: el patrimonialismo. La no distinción
entre el bolsillo privado y el tesoro público. El Perú pasó de ser patrimonio
del rey de España a patrimonio de la casta heredera de los españoles. La
república nació corrupta porque en su diseño original no tenía otra forma de
ser y así y todo hay quienes insisten en celebrar un bicentenario.
Esta república criolla y patrimonial
intentó varias veces reinventarse pero siempre potenciando su característica
central: privilegiar la vida de un pequeño grupo a costa de los demás. Esa fue
la historia de la república práctica del primer civilismo, de la república
aristocrática del segundo civilismo, de la patria nueva con Leguía y el
oncenio, de las dictaduras militares y los adláteres civiles de mediados del
siglo pasado. Con la única excepción de Velasco el principio siguió siendo el
mismo: privilegiar la vida de un pequeño grupo a costa de los demás.
Hasta que llegó el momento
culminante y por ello también ojalá que su último esfuerzo: el golpe de Estado
del cinco de abril de 1992. Con él, Alberto Fuljimori y Vladimiro Montesinos,
los protagonistas del golpe, se atreven a una reedición postrera de la
república criolla y su característica central: el patrimonialismo. Esta vez en
la versión neoliberal del capitalismo de amigotes: para hacer buenos negocios
en el Perú hay que tener amigos en los puestos claves del Estado. Así, pasan
gobiernos y hasta retorna la democracia, pero no cambia la arquitectura de
Fujimori y Montesinos. Acaba de caer un presidente de la república porque no
pudo explicar la calidad de sus amigotes y seguimos escuchando las grabaciones
de los favores supremos entre amigotes.
Hay, sin embargo una diferencia
entre el patrimonialismo anterior y lo ocurrido en los últimos 26 años. La
extraordinaria producción de riqueza en este último cuarto de siglo, sin variar
un ápice el principio de privilegiar la vida de un pequeño grupo a costa de los
demás, ha permitido vender ilusiones. La república criolla en su versión
oligárquica era un mundo sin ilusiones para la abrumadora mayoría. Las
ilusiones reformistas y revolucionarias de la segunda mitad del siglo XX
fueron tachadas por el poder, exitosamente, como irresponsables e
imposibles. El neoliberalismo volvió a vender la ilusión del esfuerzo
individual a una importante mayoría, hasta se han fabricado libros —sin ninguna
base empírica— señalando que en el medio había sitio. Pero esta ilusión ha
tenido frutos que han permitido, aunque fuera temporalmente, cubrir lo que no
hacían los magros ingresos de la población.
Sin embargo, el declive del modelo
que deja a la vista la corrupción rampante, ha empezado a liquidar las
ilusiones, porque, como nos señalan los maestros en las calles “el que estudia
no triunfa” en el Perú de estos tiempos. Esta erosión, inicial ciertamente, de
la hegemonía política pero también cultural del poder neoliberal pasa a ser
crucial en la coyuntura.
Los que mandan empiezan a perder su
derecho a mandar, la debilidad del Presidente Vizcarra es patética al respecto.
No sólo legal, como lo vemos en la burla cotidiana de nuestro débil Estado de
Derecho, sino también legítimamente. La población deja de creer en sus
gobernantes, llámense congresistas, jueces, presidentes, ministros, etc, etc.
Pero no solo en los personajes sino, lo que es más trágico, en las
instituciones que estos dicen representar y, por último, en el mecanismo o
régimen político que las articula: nuestra alicaída democracia.
Por ello, sin perdonar los crímenes
de las personas, que deberán pagar por sus culpas, decimos que las estructuras
están infectadas y que continuarán, sino las cambiamos, secretando una y otra
vez personajes corruptos. La lección del 2000 que se repite hoy día, antes como
tragedia y hoy como farsa, es lección suficiente para que aprendamos de
una vez por todas. La república corrupta del fujimontesinismo de los
noventas es la república podrida del día de hoy, esta última no hubiera podido
existir sin la anterior. No esperemos una tercera edición. Por eso, la única
alternativa viable para este país es una Nueva República, que surja de la
voluntad soberana del pueblo, a través de elecciones adelantadas y una Nueva
Constitución. Cualquier
consigna menor es un operativo de distracción de aquellos que no quieren soltar
sus privilegios para que proceda el futuro del Perú
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