LA GUERRA COMERCIAL DE TRUMP Y LOS PRIMEROS RESULTADOS. LA ECONOMÍA
MUNDIAL: 50 AÑOS DE CRISIS CRÓNICA Y UNA DÉCADA DE DEPRESIÓN.- Una depresión económica es un periodo de grave
decrecimiento de la actividad económica, Es la fase del ciclo económico en que
la Economía está en el fondo. La depresión económica es la fase
posterior a la Recesión
Económica. Es consecuencia de la caída de la demanda,
disminución sostenida de producción y consumo, quiebra de empresas y bancos,
tasas de Desempleo altas,
disminución de los Salarios,
congelación del crédito en la economía, reducción de la inversión, que reduce
la capacidad adquisitiva y el nivel de consumo, hundimiento de las bolsas,
montos reducidos de comercio, fluctuaciones de tipos de cambio monetario,
altamente volátiles (Devaluaciones)
que provocan pérdidas alarmantes y pánico entre los inversores. Así, el keynesianismo trata de explicar
las condiciones que hacen posible y prolongan las depresiones; mientras que el marxismo considera que las depresiones son una
muestra patente de las debilidades del capitalismo.
“LOS
PRIMEROS EPISODIOS DE LA “GUERRA COMERCIAL” DESATADA POR DONALD TRUMP han encendido las alarmas sobre el
desempeño económico global en el corto o, a lo sumo, en el cercano mediano
plazo. Una parte importante de los economistas defensores del capitalismo,
ya sean ortodoxos
o keynesianos,
pronostican como un peligro inminente la instalación de un nuevo escenario de recesión en las principales economías, similar al provocado por la crisis de 2007. Según los primeros cálculos
realizados por algunos de ellos,
de desarrollarse esta ola proteccionista,
la economía mundial reduciría su precario crecimiento actual a menos de la
mitad de lo proyectado, lo que de hecho significa un una nueva recesión tan grave como aquella”.
“CON ESTE DEBATE SOBRE LA MESA y con la unanimidad que expresan sobre lo nocivo de la
política PROTECCIONISTA, los
especialistas explican y definen la economía política de Trump por cuestiones
subjetivas, y
algunos hasta por rasgos psicológicos
del presidente de Estados Unidos y
sus asesores: “incapaces”, “ignorantes” “delirantes”, , son algunos de los términos que se
pueden leer en la prensa y con los que pretenden ocultar su propia sorpresa, el
descalabro de su “sentido común”,
frente al desarrollo de una política
anunciada por Trump desde su campaña electoral. La mayoría de estos economistas suponían o aún suponen superada la
crisis de hace diez años y de hecho NO reconocen la existencia de la Larga
Depresión económica
que continúa
desde entonces, no registran en sus análisis que el proteccionismo
está presente a lo largo del desarrollo de depresiones
similares, y que se
explica porque las causas que lo provocan hacen parte del metabolismo, de la lógica interna de funcionamiento del
sistema del capital”.
“LA CRISIS DE 2007-2008 HA DESEMBOCADO EN UNA LARGA DEPRESIÓN
ECONÓMICA que lleva
casi una década, es la tercera
en su tipo en 140 años.
La primera se prolongó desde mediados de los años
70 del siglo XIX hasta los primeros años del
siglo XX y la segunda se desarrolló a partir del crack económico de 1929 y terminó a inicios de
la II Guerra Mundial. Esas dos se resolvieron luego de
una fenomenal destrucción de Capital y Fuerzas Productivas y, más allá de
recuperaciones parciales, señalaron el comienzo de una dilatada fase de declive
del sistema capitalista, Entre 1949 -1990 al 2005. Desde la “Edad de oro”
del capitalismo, El Estado de
Bienestar, hasta La Caída del
Muro de Berlín 1989, crisis crónica, considerada en lo que el
periodismo denominó: la crisis de los Petrodólares, el Viernes Negro, el Efecto Tequila, crisis de los Tigres Asiáticos, la Deuda
Rusa, “El Corralito” o la Convertibilidad en Argentina, y
declinación constante del sistema, pasando por la crisis de las Industrias.com a inicios del presente milenio y la
tercera,
la “Gran Crisis del 2008” o la crisis de las hipotecas y la
presente depresión de inicio del 2009
aún continúa con la crisis de la deuda europea en el 2010 y la recesión del 2015 - 2016. Mal que les pese a keynesianos y ortodoxos, sólo desde el marxismo se puede explicar la
actual situación y su perspectiva”.
Fuente. C. Carcione, Anticapitalistas en Red.
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LA ECONOMÍA MUNDIAL, INMERSA
EN UNA VERDADERA GUERRA COMERCIAL.
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Rémi Grumel.
Viento Sur.
Rebelión lunes 30 de julio del 2018.
En
la cumbre de la OTAN
que tuvo lugar los días 11 y 12 de julio
en Bruselas se palpaba la tensión entre Donald Trump y los jefes de Estado de los demás países miembros de
la alianza militar. Al tiempo que aumenta los aranceles aduaneros, el presidente estadounidense quiere que sus
socios incrementen su presupuesto militar.
Haciendo referencia al
proyecto de gasoducto Nord Stream 2,
que enlazará Rusia con Alemania a
través del Báltico, Trump reprochó
especialmente a Alemania que se
halle en manos de Rusia. El gas ruso, en efecto, compite con el gas natural licuado que
producen los grupos norteamericanos a partir del gas de esquisto y que intentan
exportar. Esta es la expresión de la nueva política agresiva del imperialismo
estadounidense, que desea conservar sus posiciones a fuerza de atizar graves
tensiones políticas y comerciales.
Escalada de tensiones comerciales.
El
6 de julio, la administración norteamericana anunció
la entrada en vigor de aranceles del 25
% sobre 818 productos de exportación chinos por un valor de 34.000 millones de dólares, muchos de
ellos de alto contenido tecnológico
como coches eléctricos, componentes
aeronáuticos, robots industriales o discos duros de ordenadores 1/.
El gobierno chino no dudó en responder
inmediatamente con un nuevo arancel
sobre 545 productos estadounidenses que suman el mismo valor. Se trata del
episodio más significativo de una escalada de tensiones comerciales que había
comenzado el 8 de marzo con el
anuncio por parte de Trump de un arancel del 25 % sobre las importaciones
de acero y otro del 10 % sobre las de aluminio.
Mientras que las empresas mexicanas, canadienses y europeas
quedaron inicialmente exentas de este arancel, la exención fue suprimida el
pasado 1 de junio, provocando las
respectivas represalias arancelarias
de la Unión
Europea, así como una respuesta canadiense que abarca 200 productos estadounidenses, muchos de ellos seleccionados
especialmente, ya que se fabrican en regiones que concentran franjas
importantes del electorado de Trump.
Finalmente, con el abandono, el pasado 8
de mayo, del acuerdo sobre el rearme
nuclear iraní, EE UU amenaza con aplicar a partir de primeros de agosto sanciones económicas contra Irán. Esto supondría un ataque
frontal contra las grandes multinacionales francesas (Total, Renault, PSA, Vinci, Sanofi) y alemanas (Volkswagen, Siemens,
Daimler), que acaban de implantarse en el
mercado iraní.
Contener el rápido desarrollo del capitalismo
chino.
Esta
guerra comercial bien podría generalizarse, y todo cambio proteccionista del ciclo económico
actual frenaría fuertemente el crecimiento mundial. El aumento de los aranceles aduaneros en EE UU, que incrementarían los costes de producción y los
precios, podría mermar a corto plazo los beneficios de las empresas, de
los que dependen en gran medida las cotizaciones de las acciones, que a su vez
podrían descender en caída libre y provocar un nuevo crac financiero.
Debido a estos riesgos, y dado que la globalización
del capitalismo ha llevado muy lejos la división internacional del trabajo, la defensa del libre cambio sigue siendo mayoritaria entre las clases
dominantes de las grandes potencias.
No cabe duda de que la burguesía
financiera estadounidense comparte el diagnóstico de Trump: las necesarias transferencias de
tecnología en el marco de las cooperaciones industriales entre empresas chinas y estadounidenses
permiten a los capitalistas chinos
competir con EE UU en los mercados
de exportación de productos de alto contenido tecnológico. En cambio, para este
sector de la burguesía, el objetivo
debería consistir en la apertura de los
mercados chinos a las inversiones, más que la reducción del déficit comercial de EE
UU. Apoyado por las franjas más nacionalistas y reaccionarias de la
burocracia de Estado, Trump trata,
por el contrario, de contener el rápido
desarrollo del capitalismo chino, que comporta a la larga el declive de la dominación exclusiva del imperialismo estadounidense desde la caída de
la Unión Soviética.
La
época de la feliz globalización y del orden multilateral creado al término
de la segunda guerra mundial es
cosa del pasado. Sus instituciones,
como la OMC, ya no son capaces de
resolver los conflictos comerciales y las contradicciones actuales. El espacio
del mercado mundial es actualmente
un teatro demasiado confinado para que la competencia exacerbada entre los grandes monopolios se restrinja al plano económico, y esta última se traducirá muy probablemente en la próxima
década en un aumento de las tensiones entre grandes potencias, que por otra parte
están incrementando, todas, sus gastos militares.
Notas:
1/ Las multinacionales
producen mercancías cuyos componentes cruzan varias fronteras antes de ser
ensambladas y después transportadas al lugar de consumo.
Texto original en francés.
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