EL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO HOY. EMIR SADER. Julio del
2017.- Siempre
habían coincidido períodos históricos importantes para el continente y auges
del pensamiento crítico latinoamericano. El
período vivido por varios países del continente en este siglo configura,
sin ninguna duda, un período especial en que, a pesar de los efectos negativos
vividos por el continente como resultado
de las grandes trasformaciones regresivas vividas por el mundo en las
últimas décadas y por las tendencias negativas predominantes en el mundo
actualmente, tuvimos países que han reaccionado positivamente, a contramano de
lo que pasa en el mundo.
No
solo fue un período importante por ello, sino por el surgimiento, como una de sus expresiones, de una
generación de líderes políticos excepcionales, como Hugo
Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael
Correa, entre otros. Bastaría ello para confirmar que es un
período extraordinario.
Sin
embargo, tampoco se puede negar que el pensamiento crítico no ha estado a la altura de los desafíos políticos enfrentados por esos
gobiernos, no se ha generado un período de auge de nuevas construcciones
teóricas muy importantes para el
pensamiento latinoamericano. ¿A qué se debe ello?
Sin duda una de las dificultades es
la misma complejidad de ese período,
su carácter contradictorio. Globalmente es un período de retrocesos, con el paso de un mundo bipolar a un mundo unipolar bajo la hegemonía imperial norteamericana; con
el paso de un ciclo largo expansivo del capitalismo a un ciclo largo recesivo; con el paso de la hegemonía de un modelo de
bienestar social a la de un modelo de competencia libre en el mercado.
América Latina
vivió esos cambios de forma concentrada-mente negativa, marcados por la crisis de la deuda a finales de los años
1970; dictaduras militares en
algunos de los países más importantes del continente; y por ser la región del mundo que
tuvo más gobiernos neoliberales y en sus modalidades más radicales.
Las dificultades para comprender
cómo, en un marco negativo como ese, fue posible el surgimiento de gobiernos
progresistas, es un problema teórico que hay que descifrar, para poder enfrentar los dilemas del nuevo
período, así como las herencias como Estados mínimos y economías
desindustrializadas, con la soya y la
extracción de productos primarios con un rol importante, con la mayor parte
de los trabajadores sin contrato de trabajo, con profundas desigualdades
sociales, entre otras……..
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Dr. Atilio A. Boron en el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO. Buenos Aires.
DOS REFLEXIONES A PROPÓSITO
DEL PENSAMIENTO CRÍTICO.
La permanencia de la
Izquierda.
*****
Atilio A. Boron.
Rebelión miércoles 21 de noviembre del
2018.
Muchos pensaron que
con el triunfo de Mauricio Macri y la elección de Jair Bolsonaro, el pensamiento
de Nuestra América caería una vez más en los nefastos extravíos del
neofascismo, de la Xenofobia, la Misoginia, la Homofobia, el Racismo. Pero la
extraordinaria Convocatoria al Primer
Foro Mundial del Pensamiento Crítico, convocado por CLACSO en Buenos Aires, pone seriamente en cuestión la expectativa largamente
acariciada por la derecha.
I. Pensamiento crítico recargado en Buenos Aires, y las tareas necesarias
para pasar a la contraofensiva.
Muchos pensaron que con el triunfo de Mauricio Macri y la elección de Jair Bolsonaro el pensamiento de
Nuestra América caería una vez más en los nefandos extravíos del neofascismo,
de la xenofobia, la misoginia, la homofobia, el racismo. Es decir, en el
pensamiento reaccionario en todas sus variantes, y que el pensamiento crítico
había llegado a su ocaso. Pero la extraordinaria convocatoria del Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico
convocado por CLACSO en Buenos Aires pone seriamente en cuestión esa
expectativa largamente acariciada por la derecha. No sólo por la gran cantidad
de intelectuales y políticos de todo el mundo que acudieron a la cita sino por
el clima que se palpaba en la multitudinaria concurrencia y la receptividad
demostrada ante diversas intervenciones que no sólo cuestionaban el saber
convencional de las ciencias sociales, comenzando por la Economía, sino que expresaban la profunda convicción de que el
camino neoliberal por el cual algunos gobiernos están llevando a nuestros
países conduce inexorablemente a un holocausto
social y ecológico de inéditas proporciones.
Ante esa amenaza es
necesario construir una alternativa política, y esa requiere el aporte
imprescindible del pensamiento crítico
que permita trazar una hoja de ruta para evitar el derrumbe catastrófico de la
vida civilizada. Hay que hacer un análisis concreto de nuestras dolorosas
realidades y un profundo trabajo de organización en el fragmentado y atomizado campo popular
que permita enfrentar a los hiper-organizados (en Davos, en el Grupo de
Bildelberg, en el G-7, etcétera) enemigos de clase. Hacer también un no
menos crucial trabajo de concientización para exponer el lento genocidio que
perpetran las clases dominantes del capitalismo mundial (contra los adultos
mayores, los jóvenes, las mujeres, los pueblos originarios, los afro-descendientes,
entre tantos otros) y para que todas y todos perciban que otro mundo es
posible, que eso no es una quimera sino un “principio
esperanza” como decía Ernst Bloch
o una utopía realizable, como en su momento fue la jornada de ocho horas. Por
lo tanto: organización, unidad en la lucha, concientización y una sofisticada
estrategia política de construcción de poder popular que no debe, bajo ninguna
circunstancia, reducirse al sólo momento electoral. La clase dominante, el gran
empresariado y sus aliados, luchan a diario por sus intereses y jamás detienen
sus empeños para ajustarse al calendario electoral. Como dijo una vez el
magnate húngaro-norteamericano George
Soros, “los mercados votan todos los
días”, y a nosotros nos llaman a votar cada dos o cuatro años. Debemos
hacer lo mismo y luchar a diario con independencia del calendario electoral. Y
tomando nota, además, de los profundos cambios registrados en la subjetividad
de las clases y capas populares que empuja cv a algunos de sus sectores a votar
por sus verdugos. Cambios que son consecuencia del fabuloso desarrollo de la
informática y los medios de comunicación que permite llegar hasta las capas más
profundas del inconsciente y, desde allí, manipular la conducta política de la
población. Lo ocurrido en Brasil con la
elección de Bolsonaro es una lección que no puede ser olvidada Para esta
larga y difícil batalla se requiere mucha inteligencia, mucha fuerza y mucha
pasión sin las cuales nada podrá construirse. Ante algunos apasionados cantitos
de la enfervorizada concurrencia al Foro, entre ellos el famoso “hit del verano”, la ex presidenta Cristina Fernández lanzó una oportuna
recomendación: “no gritemos ni
insultemos porque perdemos tiempo para pensar lo importante.” De eso se
trata: de no distraernos y pensar lo importante, es decir, de cómo retornar al
gobierno y desde ahí, y con el pueblo en las calles, movilizado y organizado,
conquistar el poder. Lo demás es pura catarsis, que tranquiliza algunos
espíritus pero que condena a la impotencia política a quienes la cultivan.
II. Pensamiento crítico recargado.2, o sobre la continuada vigencia de la
distinción entre derecha e izquierda.
En su presentación del lunes en el 1º Foro Mundial del Pensamiento Crítico la
ex presidenta Cristina Fernández afirmó que la distinción entre izquierda y
derecha era un anacronismo. Surgida de la forma en que se distribuían los
diversos grupos políticos en la Asamblea
Nacional de Francia luego de la Revolución
el paso del tiempo había terminado por confirmar la irrelevancia de aquella
diferenciación. Sin embargo cuando en el día de ayer Juan C. Monedero y Álvaro García Linera retomaron la cuestión sus
conclusiones fueron muy diferentes. Después de manifestar que “la izquierda
siempre está allí, aunque no se la mencione” el español se preguntó “¿si
la izquierda está muerta, dónde
están los cadáveres de sus sujetos: los obreros, los campesinos, los
originarios, las mujeres, los jóvenes, los explotados?” ¿Es que han desaparecido? No, de ninguna
manera. Están allí, retorciéndose de
dolor ante tanta opresión, explotación, humillación. Y, prosigo con mi
reflexión: mientras sobreviva el capitalismo y sus víctimas sigan creciendo en
proporción geométrica la izquierda estará más viva y será más necesaria
que nunca. Un solo ejemplo: jamás en la historia de la humanidad hubo un 1 por ciento que detentara tanta
riqueza como el 99 por ciento de la
población mundial. Por eso hay 99
razones para creer que la distinción entre derecha e izquierda es más válida
hoy que en tiempos de la Revolución Francesa.
A su turno, García
Linera expresó que la vigencia de la dicotomía derecha-izquierda se certifica cuando se observa que mientras los gobiernos progresistas y de izquierda del siglo veintiuno sacaron de la pobreza a 72 millones de personas en América Latina los de la derecha sumieron en ella a 22 millones;
y que mientras los primeros reducían la desigualdad los segundos lo aumentaban. Pero no sólo eso: el vicepresidente boliviano también
colocó en el haber de la izquierda el
empoderamiento de vastos sectores
sociales anteriormente privados de los derechos más elementales y la
reafirmación de la soberanía económica,
política y militar de los países gobernados por la izquierda por
contraposición a la profundización de la subordinación
económica, política y militar impulsada por los regímenes derechistas.
La supuesta extinción de la diferencia entre izquierda y derecha fue exacerbada en
los noventas cuando se decía que la historia había llegado a su fin (Francis Fukuyama dixit) y con él la lucha de clases y los proyectos de izquierda. Pero las
resistencias populares dieron al traste con esas rosadas expectativas y el neoliberalismo se vino abajo con Ménem-De
la Rúa, Fujimori, F. H. Cardoso, Sánchez de Lozada y otros por el
estilo. Y vinieron nuevos gobiernos, a partir del ascenso a la presidencia de Venezuela de Hugo Chávez en 1999, que marcaron una clara diferencia con sus predecesores, la
misma que hoy se comprueba entre los gobiernos de Cristina Fernández y Mauricio Macri; o entre Dilma Rousseff
y Michel Temer; y, seguramente, entre Enrique
Peña Nieto y Andrés M. López Obrador,
o la que podría haber habido entre Fernando Haddad y Jair Bolsonaro. ¿Significa todo esto negar que haya variantes de
la izquierda que han ido absorbiendo algunos contenidos y valores propios de la
derecha? De ninguna manera: una cosa es la izquierda que se expresa en la Revolución Cubana;
otra en los gobiernos “bolivarianos”
y otra muy distinta en las versiones más moderadas de Argentina, Brasil o Uruguay. Pero todas sin excepción fueron blanco
de feroces ataques del imperialismo norteamericano como guardián planetario del
capitalismo. Y si éste lo hizo fue porque sabía que, aún en su moderación, allí
había un potencial de izquierda que debía ser tronchado sin miramientos.
Termino con una reflexión de uno de los más grandes
filósofos políticos del siglo veinte: Norberto
Bobbio. En un hermoso pequeño libro llamado Derecha e Izquierda este “socialista liberal”, como se
autocalificaba, plasmó una bella metáfora que demuestra la vigencia de aquella
distinción. Decía que “entre el blanco y
el negro puede haber un gris; entre el día y la noche está el crepúsculo. Pero
el gris no anula la diferencia entre el blanco y el negro ni el crepúsculo hace
lo mismo con la diferencia entre la noche y el día.” Suficiente para
validar la permanente actualidad de aquella clásica distinción. Podrá haber grises
y crepúsculos, pero la izquierda siempre estará allí.
*****
García Linera y Monedero participaron en el segundo
día del foro organizado por CLACSO.
ÁLVARO
GARCÍA LINERA:
“ESTÁN
REPITIENDO VIEJAS RECETAS QUE FRACASARON”.
Criticó
la ola neoliberal en el Foro Mundial organizado por CLACSO en el estadio de
Ferro.
*****
El vicepresidente de Bolivia aseguró que hoy en América latina “tenemos una
especie de zombie, un neoliberalismo fosilizado”. A su lado,
el politólogo español Juan Carlos Monedero señaló que ser de izquierda es confiar
en el prójimo.
La nueva ola
conservadora que se está expandiendo por la región lleva como bandera un neoliberalismo zombie, dijo ayer el
vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera.
“El neoliberalismo que ha triunfado recientemente en
algunos países de América Latina es fosilizado. Están repitiendo las viejas
recetas que hace 20 años fracasaron. No hay inventiva, no hay creatividad, no
hay esperanza. Lo que ahora tenemos es una especie de neoliberalismo zombie que
sobrevive. Pero yo insisto en que esto se va a acabar”, afirmó.
Junto con el
profesor de la Universidad Complutense
de Madrid y cofundador de Podemos, Juan
Carlos Monedero, García Linera presentó la conferencia “El futuro de la izquierda y de la dignidad humana”, en el segundo
día del Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO. En el caluroso auditorio 1 del
estadio de Ferro que estallaba de gente, el español y el boliviano pensaron en
conjunto cuál es el rol de la izquierda en los años venideros.
El primero
en tomar el micrófono fue Monedero,
quien empezó admitiendo que definir qué es izquierda y qué es derecha, no es tarea fácil, una discusión que sirve de continuidad
a las palabras pronunciadas el día de ayer por la ex presidenta Cristina
Fernández de Kirchner. Pero el académico
aventuró una teoría:
“Hay una idea fundamental que
diferencia a las personas progresistas
de las personas conservadoras. Las personas
progresistas confiamos en los seres humanos; las personas conservadoras, no. Las personas que no confían en el ser humano van a terminar justificando gobiernos
autoritarios, incluso la violencia, el paramilitarismo. En cambio, el
pensamiento de izquierda necesita confiar en los demás”.
El
académico, luego,
expuso, siguiendo a Espinosa, que los seres humanos tenemos dos grandes
sentimientos: el miedo y la esperanza. “El
miedo monologa, pero la esperanza necesita dialogar y cooperar. En esa lucha en
nuestras sociedades, cuando se instala el miedo, gana la derecha”, aseguró Monedero y sentenció: “Hay
un sector de la izquierda que
piensa que es más inteligente y más de izquierda cuanto más apocalípticos,
oscuros y tenebrosos son sus discursos. Eso no es verdad. La gente que no abre
vías de esperanza está trabajando para el conservadurismo”. Los aplausos
llenaron la sala.
El
profesor pasó la posta a García Linera, quien estimó que la primera oleada
progresista que recorrió la región en la última década y media pareciera haber
terminado.
“Hay
que ser fríos y reparar en los límites y los errores cometidos durante esa
primera oleada, porque tenemos que prepararnos para la segunda”, disparó el vicepresidente boliviano, quien recibió una sonora ovación.
García
Linera analizó los logros alcanzados por los gobiernos progresistas de América Latina de
esa primera oleada, comenzando por la redistribución
de la riqueza.
“¿Qué
significa ser de izquierda?
Haber sacado a 72 millones de
personas de la pobreza”, afirmó.
Fortalecimiento de los sindicatos y organizaciones sociales, democratización
creciente, políticas de integración y soberanía continental, entre otros,
fueron los demás puntos destacados por el vicepresidente.
En cuanto a los límites, García Linera fue tajante en la
debilidad de las transformaciones del sentido común.
“En el fondo, la
política es una lucha por la construcción del sentido común.
Y los gobiernos progresistas supieron utilizar un discurso específico en el
momento preciso en que un pedazo del sentido común –que apostaba al
mercado para la satisfacción de las necesidades, que delegaba en empresarios
los problemas de los pobres, etc.– se resquebrajó en un momento de catarsis
social”, comentó.
“Cuando
se llega al gobierno
se cree que ese nuevo sentido común
está enraizado. Pero lo que hemos entendido es que el sentido común es un
sedimento conservador y que si los
gobiernos progresistas no hacen un esfuerzo planificado y sistemático en todos
los aspectos para transformarlo, el
viejo sentido común volverá a reconstruir y desplazará al nuevo sentido
común progresista superficial”, continuó.
“De
ahí la paradoja:
¿cómo es posible que compañeros que salieron de la pobreza fruto de las
políticas progresistas voten en contra de un gobierno progresista? Parece una traición. No lo es”, aseguró.
García
Linera reiteró que
la izquierda debe
prepararse para volver a tomar el poder y expresó su deseo de que esta vez, con
esta posible nueva oleada de gobiernos
progresistas, cuenten con apoyos de otros lugares del mundo. “Miramos a España, a Inglaterra, a Francia,
a Italia, a todas las partes del mundo, con la esperanza de que no nos
dejen solos. Con
la esperanza de que la siguiente oleada pueda ensamblarse con una oleada
continental y mundial”, afirmó.
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