Otra cuestión clave, para García Linera, es que las políticas de movilidad social de los sectores populares tienen
que tener una sostenibilidad en el
tiempo porque cuando no lo son, los sectores
sociales que ascendieron
fácilmente pueden adoptar el punto de vista de los sectores más conservadores que desde un inicio se opusieron a estas
políticas de movilidad social. Y entonces se da la paradoja que gobiernos progresistas pierden por la votación de
personas que habían logrado ascender socialmente gracias a la política económica de los gobiernos
progresistas.
Para el vicepresidente
boliviano, una de las claves de la sostenibilidad
de un gobierno progresista es y tiene que ser la economía y esa fue una de las
debilidades que se ha mostrado en esta primera oleada. En el caso de Bolivia, parte del éxito radica en esta
preocupación de la economía, que se basa cuatro
cuestiones centrales.
Ella son que el estado controle como
propietario los principales sectores
generadores de excedente económico: hidrocarburos, electricidad y
telecomunicaciones; redistribuir la riqueza pero de una manera sostenible de
forma que los procesos de reconocimiento y ascenso social de los sectores subalternos populares e indígenas
tenga una sostenibilidad en el tiempo; apuntalar el mercado interno; y lograr
la articulación entre el capital bancario y el productivo, para que el 60% de
los ahorros de los bancos se dirija al sector
productivo, generando mano de obra. “nosotros
estabilizamos la moneda y bolivianizamos los ahorros”, dijo
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Álvaro García Linera, Vicepresidente de Bolivia, presente en el Primer Foro Mundial del Pensamiento Crítico, organizado por CLACSO, Argentina. Su posición crítica y auto-crítica ante los logros y fracasos de los Progresismos en América latina y la nueva "tarea histórica de la Izquierda de presentar un "nuevo relato" un nuevo mensaje con contenidos que tengan sostenibilidad en el tiempo y que lleguen verdaderamente a presentar "soluciones" a los grandes problemas históricos de los Sectores Populares, la columna vertebral del proceso de cambios Sociales y Transformaciones Políticas que hoy exige Nuestra América, la Patria Grande.
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LATINOAMÉRICA: PÉRDIDA DE CONFIANZA EN LA
DEMOCRACIA Y NECESIDAD DE UN NUEVO RELATO DE LA IZQUIERDA.
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Álvaro Verzi
Rangel.
CLAE /
Rebelión.
Viernes 23 de
noviembre del 2018.
El Vicepresidente
de Bolivia Álvaro García Linera, en el Primer Foro Mundial del Pensamiento
Crítico, organizado por C LACSO, señaló que “ en lo práctico, las
Izquierdas tienen que hacer otras combinaciones de gestión económica y en lo
Político tienen que construir otro relato, otra manera orgánica de concentrar
las expectativas distintas a las que han prevalecido en las últimas décadas”.
La sensación de inseguridad respecto al progreso y la
estabilidad económica de sus sociedades, además de la corrupción, figuran entre
las causas de la pérdida de confianza en la democracia de varios países de la
región, mientras las izquierdas y los movimientos progresistas y populares,
conminados a construir otro relato político, se debaten entre la nostalgia y la
pérdida del pensamiento crítico.
De acuerdo al informe de Latinobarómetro de este 2018, Annus Horribilis, existe
un retroceso de la democracia como un todo en la región, con una pérdida progresiva de confianza en éste tipo de
régimen político, y un incremento de opiniones que valoran más la autoridad, el
orden y la seguridad, por encima de las libertades y los derechos que
usualmente están asociados con la democracia en el mundo.
La chilena
Marta Lagos, fundadora de Latinobarómetro,
señala que se trata de una tendencia hacia los autoritarismos que se da no sólo en Latinoamérica, sino en América como continente, así como en Europa y Asia, y justamente en países
donde la democracia
se encontraba en pleno avance hace un par de décadas. “El fin de la tercera ola de democracias”, define.
Sí, la democracia ha retrocedido como forma de gobierno
de preferencia ya que sólo el 65%
del promedio latinoamericano considera que esa es la mejor forma de gobierno, mientras 14% del continente cree que
no vive en una democracia. Se trata de una encuesta, que hasta ahora ha
tenido credibilidad en nuestras sociedades.
El fenómeno no ha
afectado a todos los países por igual. En
Bolivia 66% aún es partidario de la democracia como mejor forma de gobierno y sólo el 13% considera que no vive en una
democracia. Mientras, en Nicaragua sólo el 50% considera que es la mejor forma de gobierno, y 35% considera que no vive en una democracia.
De hecho, en Bolivia
37% de los bolivianos considera que su democracia tiene grandes problemas, el 32% de los bolivianos que tiene
pequeños problemas y 26% está
satisfecho con su democracia.
En promedio, 79%
de los latinoamericanos considera que
los gobernantes gobiernan en su propio beneficio. En Brasil 90% piensa así; en Bolivia
60%, siendo el país con el menor porcentaje de personas que piensan así.
Inversamente, en promedio, apenas el 17%
de los encuestados en Latinoamérica
considera que su gobierno gobierna para
todo el pueblo. El país que menos está de acuerdo con ésta afirmación es Brasil, con 7%; el país que ésta más de acuerdo con ésta afirmación es Bolivia, con 33%.
García Linera y la reorientación progresista.
El
vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera, en el Primer Foro Mundial de
Pensamiento Crítico de CLACSO señaló que
“en lo práctico las izquierdas tienen que hacer otras combinaciones de
gestión económica y en lo político tienen que construir otro relato, otra
manera orgánica de concentrar expectativas distintas a las que han prevalecido
en las últimas décadas.
Indicó que la
izquierda mundial tiene que sacar
lecciones tanto de los logros
pero también de las derrotas, y recordó que los países que tenían una fuerte
presencia estatal en la economía
ahora hablan de globalización y
librecambio.
“Debemos buscar salidas y alternativas, desde el
ámbito de lo popular, a este derrumbe de certidumbres y horizontes compartido
por parte de las grandes potencias mundiales”.
El pensador
boliviano insistió en la necesidad de una profunda renovación de
los lenguajes que permita generar nuevas preguntas donde las antiguas no son
suficientes para proponer algo en el mundo, donde, la idea de que la globalización era el medio mediante el
cual la humanidad iba a progresar fracasó, fue una promesa fallida.
“Necesitamos una gran dosis de creatividad, porque se agotó la narrativa y se agotó el
combustible de la acumulación neoliberal que surgió en los años 70, y la lógica de un mundo dirigido a procesos cada vez más globalizadores y de aperturas de
fronteras que se supone que iba a generar bienestar y progreso para todos, no funcionó”, indicó.
En lo práctico
las izquierdas tienen que hacer otras combinaciones de gestión económica y en lo político tienen que construir otro relato, otra manera orgánica de
concentrar expectativas distintas a las que han prevalecido en las últimas
décadas. La izquierda llega al
gobierno con un discurso movilizador agrupando a los agraviados, planteando una
reivindicación, pero cuando fruto de sus acciones hay una parte que asciende
socialmente, el discurso del desagravio ya no funciona, recuerda.
Otra cuestión clave, para García Linera, es que las políticas
de movilidad social de los sectores populares tienen que tener una sostenibilidad en el tiempo porque
cuando no lo son, los sectores sociales
que ascendieron fácilmente pueden
adoptar el punto de vista de los sectores
más conservadores que desde un inicio se opusieron a estas políticas de
movilidad social. Y entonces se da la paradoja
que gobiernos progresistas pierden por la votación de personas que habían
logrado ascender socialmente gracias a la política
económica de los gobiernos progresistas.
Para el vicepresidente
boliviano, una de las claves de la sostenibilidad
de un gobierno progresista es y tiene que ser la economía y esa fue una de las
debilidades que se ha mostrado en esta primera oleada. En el caso de Bolivia, parte del éxito radica en esta
preocupación de la economía, que se basa cuatro
cuestiones centrales.
Ella son que el
Estado controle como
propietario los principales sectores
generadores de excedente económico: hidrocarburos,
electricidad y telecomunicaciones; redistribuir la
riqueza pero de una manera sostenible
de forma que los procesos de reconocimiento y ascenso social de los sectores
subalternos populares e indígenas tenga una sostenibilidad en el
tiempo; apuntalar
el mercado interno; y lograr la articulación entre el capital bancario y el productivo, para que el 60% de los ahorros de
los bancos se dirija al sector productivo, generando mano de obra.
“Nosotros
estabilizamos la moneda y bolivianizamos los ahorros”, dijo.
Al hablar sobre el auge de los fakenews, señaló que no cree que las redes
fabriquen victorias, sino que
debilitan las fortalezas del opositor. La
pregunta es ¿qué condiciones latentes
hay en la sociedad que pueden ser explotadas y radicalizadas mediante las
redes?, señaló.
Lo que es
interpelado con las redes es un conjunto de componentes del sentido común neoliberal: el
miedo, el individualismo, la competencia, el gregarismo, el racismo y la
salvación externa. Este sentido común popular está latente desde hace
mucho tiempo y el momento progresista
no lo pudo anular, simplemente los fracturó temporalmente.
“Todo ese tema nos agarró a los gobiernos
progresistas en pañales, porque quienes son más hábiles para manejar esos
temas son los que usan los algoritmos en
las empresas, los que ya hacen negocios. Cuando entras al celular, esas empresas ya saben tus compras, tus preferencias. Hay un algoritmo que es utilizado para
incentivar a comprar otra cosa. Mientras nosotros estamos pensando como
mostrarnos buenas gentes en las redes, otros supieron utilizar las emociones
para generar animadversión contra los compañeros”, analizó García Linera.
No es posible ser permanentemente impune ante los agravios, ante la gente. Los
abusos que se están incrementando en América
latina no pueden ni van a ser indefinidos. Los agravios se acumulan, los
abusos se sedimentan y habrá un momento en que la gente se canse de los abusos
y de los maltratos.”Y ahí es cuando estallan las protestas, las resistencias y las
indignaciones morales que mueven a sociedades”, indicó.
García Libera se refirió a
que la derecha en Bolivia no tuvo la
capacidad de interpelar las estructuras de crecimiento y por ende lo que está
en debate en las próximas elecciones no es un modelo económico, como si pasa en
el resto de la región, sino
quien le da continuidad a nuestro proyecto económico: Evo
es el único que puede garantizar la continuidad.
“Este es un corto invierno para nosotros porque la vuelta al mando de las
fuerzas neoliberales carece de expectativas de mediano y largo plazo. Los gobiernos que están dirigiendo ahora la
política latinoamericana no han fundado su regreso en el diseño de un horizonte de esperanzas, de expectativas,
sino que han basado su regreso en una
muralla de resentimientos y de odio, y ese no es un combustible que dure mucho. La derecha está ahora en un momento de
impasse histórico”, añadió.
Para García Linera, ésta es una derecha tacticista
y no puede mantener indefinidamente una sociedad en una situación de
incertidumbre estratégica. Ninguna
sociedad aguanta. Esta es una derecha sin brillo y que no puede generar
adhesiones fuertes y duraderas.
ÁLVARO VERZI RANGEL. Sociólogo venezolano, Codirector
del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de
Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).
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