“Lo ideal en política es la unidad
de criterios, la unidad de doctrina, la unidad de fuerzas, la unidad de mando
como en una guerra. Porque una revolución es eso: es como una guerra. Es
difícil concebir la batalla, que se esté en el medio de la batalla con diez
mandos diferentes, diez criterios diferentes, diez doctrinas militares
diferentes y diez tácticas. Lo ideal es la unidad. Ahora, eso es lo ideal. Otra
cosa es lo real. Y creo que cada país tiene que acostumbrarse a ir librando su
batalla en las condiciones en que se encuentre. ¿No puede haber una unidad
total? Bueno, vamos a buscar la unidad en este criterio, en este otro y en este
otro. Hay que buscar la unidad de objetivos, unidad en determinadas cuestiones.
Puesto que no se puede lograr el ideal de una unidad absoluta en todo, ponerse
de acuerdo en una serie de objetivos.
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FÍDEL, RAÚL Y EL CHE. Líderes Históricos de de la Revolución Socialista Cubana. Su experiencia revolucionaria, hoy nos presenta la Dra Marta Harnecker, como un verdadero camino forjado y construido políticamente, para persistir y luchar por la "Unidad de la Fuerzas Revolucionarias".
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MARTA HARNECKER: PASOS PARA LOGRAR LA UNIDAD DE LAS FUERZAS
REVOLUCIONARIAS.
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Marta Harnecker.
Rebelión jueves 1 de noviembre del 2018.
1. Uno de los
problemas más importantes de las organizaciones revolucionarias es el de su relación
con otras fuerzas con la que, compartiendo el objetivo final, discrepan en
aspectos ideológicos, tácticos e incluso estratégicos.
2. No siempre es posible construir el instrumento político unitario de la
revolución desde el principio. Lo habitual que es que una organización
revolucionaria deba actuar en un espacio en el que ya coexisten otras fuerzas
de izquierda en las que los militantes de la organización no se sienten
representados.
3. Y en ese caso una de las tareas esenciales de una organización
revolucionaria debe ser iniciar el camino para lograr la unidad de las fuerzas
revolucionarias
1) Las lecciones de Fidel.
4. Y en este tema de la unidad de las fuerzas revolucionarias, Fidel tiene mucho que
decirnos Veamos a continuación lo que expresó en una conversación con
estudiantes chilenos en 197l.
5. “Lo ideal en política es la unidad
de criterios, la unidad de doctrina, la unidad de fuerzas, la unidad de mando
como en una guerra. Porque una revolución es eso: es como una guerra. Es
difícil concebir la batalla, que se esté en el medio de la batalla con diez
mandos diferentes, diez criterios diferentes, diez doctrinas militares
diferentes y diez tácticas. Lo ideal es la unidad. Ahora, eso es lo ideal. Otra
cosa es lo real. Y creo que cada país tiene que acostumbrarse a ir librando su
batalla en las condiciones en que se encuentre. ¿No puede haber una unidad
total? Bueno, vamos a buscar la unidad en este criterio, en este otro y en este
otro. Hay que buscar la unidad de objetivos, unidad en determinadas cuestiones.
Puesto que no se puede lograr el ideal de una unidad absoluta en todo, ponerse
de acuerdo en una serie de objetivos.
6. “El mando único —si se quiere—, el estado mayor único, es lo ideal,
pero no es lo real. Y por lo tanto, habrá que adaptarse a la necesidad de
trabajar con lo que hay, con lo real.”
7. A continuación examinaremos las propuestas de Fídel en torno a la
unidad entre los cuadros revolucionarios.
Dra. Marta Harnecker, Intelectual Socialista de gran prestigio revolucionario en los Pueblos de Nuestra América, que luchan por su liberación del yugo imperialista.
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a) No partir de las metas máximas sino de las metas mínimas.
8. Es necesario que los dirigentes revolucionarios tengan como
preocupación central avanzar en el proceso de unidad de las fuerzas
revolucionarias y para ello no hay que partir de las
metas máximas sino de las metas mínimas. Un ejemplo de ello es el Pacto de
México entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario.
9. Una vez consolidado el grupo inicial del Movimiento 26 de Julio y
materializada su ruptura definitiva con la dirección de la ortodoxia (11 de
marzo de 1956), Fidel redobla sus esfuerzos por unir a las fuerzas
revolucionarias.
10. Algunos meses después, en septiembre de 1956, éstos culminarán en la firma
junto con José Antonio Echeverría, máximo dirigente del Directorio
Revolucionario, del documento conocido como el “Pacto de México”.
11. En él se expresa que “ambas
organizaciones han decidido unir sólidamente su esfuerzo en el propósito de
derrocar la tiranía y llevar a cabo la revolución cubana”; se critica a los que,
habiendo abogado por elecciones generales y libres, ahora aceptan las
elecciones parciales propuestas por la dictadura; y se sostiene que tanto el 26
como el Directorio consideran que existen condiciones objetivas para la
revolución en Cuba.
12. En ese momento ambas organizaciones pensaban que el triunfo contra
Batista se realizaría a través de “la insurrección secundada por la huelga
general.”
13. Este documento es un pronunciamiento que une ideológicamente a la juventud
combatiente del 26 de Julio y el Directorio en cuanto a los
objetivos de la revolución, pero el proceso unitario no está entonces
suficientemente maduro como para poder elaborar una estrategia militar única.
Los campos escogidos por cada una de estas organizaciones para librar su lucha
son distintos.
14. A pesar de estas diferencias ambos dirigentes tuvieron la sabiduría de
llegar a acuerdos unitarios en el terreno en que éste era posible en ese
momento y se concedieron libertades mutuas para desarrollar los planes que
estimasen convenientes en el aspecto táctico, aunque cada fuerza tenía una
tarea dentro del plan general. Fidel
reiniciaría la lucha armada antes de finalizar 1956 como lo había
prometido, desembarcando en Cuba con un contingente armado y abriendo un
frente guerrillero en las montañas orientales. El Directorio Revolucionario
desarrollaría simultáneamente una insurrección armada teniendo como centro la
Ciudad de La Habana, precediendo ésta por acciones que produjeran un estado de
conmoción pública. De este modo, las fuerzas de la tiranía tendrían que
dislocarse en diferentes puntos del territorio nacional. Por su parte, los
militantes del 26 de Julio que se
encontraban en Cuba debían promover acciones de toda índole para desconcertar
al enemigo a lo largo del país pero, principalmente, en Oriente.
15. El proceso de vertebración de las fuerzas revolucionarias representadas por el
26 de Julio, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular fue
madurando lentamente y sólo se logró en forma definitiva dos años después del
triunfo de la revolución, en 1961, cuando se constituyen las Organizaciones
Revolucionarias Integradas (ORI).
b) Demostrar en la práctica que se tiene una estrategia correcta
16. Una de las cosas que más ayuda a la unificación de las fuerzas
revolucionarias es la puesta en práctica de una estrategia que
demuestre ser la más correcta en la lucha contra el enemigo principal.
Si produce frutos satisfactorios se irán plegando a ella durante la lucha, en
el momento del triunfo o en los meses o años posteriores, el resto de las
fuerzas verdaderamente revolucionarias.
c) No tratar de obtener unidad a fórceps, no apurarla
17. Si la unidad a todo nivel se gesta prematuramente, antes de que
estén suficientemente maduras todas las condiciones para ello, lo que puede
ocurrir es que, o se llegue a conformar una unidad puramente formal que tiende
a caer hecha trizas ante el primer obstáculo que aparezca en el camino, o puede
producir la inhibición de estrategias correctas representadas por grupos
minoritarios que, en pro de la unidad, se deciden a renunciar a ellas para
someterse al criterio de la mayoría, con las consecuencias negativas que ello
tendrá para el proceso revolucionario en su conjunto.
d) Valorar el aporte de todas las fuerzas revolucionarias sin fijar cuotas
18. Algo muy importante para lograr la unidad perdurable de las fuerzas
revolucionarias —de lo que Fidel fue siempre el máximo promotor—, valorar en
forma correcta el aporte de todas las organizaciones revolucionarias sin fijar
cuotas de poder ni en relación a su grado de participación en el triunfo de la
revolución, ni en relación a la cantidad de militantes que tenga cada
organización, es decir, establecer la igualdad de derechos de todos los
participantes, combatiendo cualquier “complejo de superioridad” que pudiese
presentarse en alguna de las organizaciones que conforman la unidad.
19. Los más ricos aportes de Fidel sobre este
tema se producen en su lucha contra el sectarismo, especialmente en el llamado
primer proceso a Escalante, en marzo de 1962, cuando Aníbal Escalante,
secretario de organización de las ORI —primer esfuerzo por institucionalizar la
unidad de las fuerzas revolucionarias después del triunfo de la revolución—
empieza a copar todos los puestos y funciones con “viejos militantes marxistas”,
lo que en Cuba no quería decir otra cosa que ser militante del PSP, único
partido marxista antes de la revolución.
20. Y al respecto sostiene:
21. , “La revolución está por encima de todo lo que habíamos hecho cada
uno de nosotros: está por encima y es más importante que cada una de las
organizaciones que había aquí, Veintiséis, Partido Socialista Popular,
Directorio, todo. La revolución en sí misma es mucho más importante que todo eso.
22. “¿Qué es la revolución? La revolución es un gran tronco que tiene sus raíces.
Esas raíces, partiendo de diferentes puntos, se unieron en un tronco; el tronco
empieza a crecer. Las raíces tienen importancia, pero lo que crece es el tronco
de un gran árbol, de un árbol muy alto, cuyas raíces vinieron y se juntaron en
el tronco. El tronco es todo lo que hemos hecho juntos ya, desde que nos
juntamos; el tronco que crece es todo lo que nos falta por hacer y seguiremos
haciendo juntos.
23. “[...] lo importante no es lo que hayamos hecho cada uno separado,
compañeros; lo importante es lo que vamos a hacer juntos, lo que hace rato ya
estamos haciendo juntos: y lo que estamos haciendo juntos nos interesa a todos,
compañeros, por igual.”
24. Ese mismo día dirá en otro discurso, refiriéndose a su caso personal:
“yo también pertenecí a una organización. Pero las glorias de esa organización
son las glorias de Cuba, son las
glorias del pueblo, son las glorias de todos. Y yo un día —agrega— dejé de
pertenecer a aquella organización. ¿Qué
día fue? El día [en] que nosotros habíamos hecho una revolución más grande
que nuestra organización; el día en que nosotros teníamos un pueblo, un
movimiento mucho más grande que nuestra organización; hacia el final de la
guerra, cuando teníamos ya un ejército victorioso que habría de ser el ejército
de la revolución y de todo el pueblo; al triunfo, cuando el pueblo entero se
sumó y mostró su apoyo, su simpatía, su fuerza. y al marchar a través de
pueblos y ciudades, vi muchos hombres y muchas mujeres; cientos, miles de
hombres y mujeres tenían sus uniformes rojo
y negro del movimiento 26 de julio; pero más y más miles tenían uniformes
que no eran rojos ni negros, sino camisas de trabajadores y de campesinos y de
hombres humildes del pueblo. Y desde aquel día, sinceramente, en lo más
profundo de mi corazón me pasé, de aquel movimiento al que queríamos, bajo
cuyas banderas lucharon los compañeros, me pasé al pueblo; pertenecí al pueblo,
a la revolución, porque realmente habíamos hecho algo superior a nosotros
mismos.”
25. Algunos revolucionarios latinoamericanos aprendieron
las lecciones de Fidel. Como ejemplo tenemos al Frente Sandinista que logró unir en un solo haz las tres tendencias
existentes en ese momento. Todo el sandinismo se pone de acuerdo en una
concepción que afirma el carácter insurreccional de la lucha, la necesidad de
una política de alianzas flexible, la necesidad de una programática amplia,
etcétera. Ese asidero programático, político, ideológico permitió rápidamente
ir coordinando cada vez mejor sus estructuras de trabajo hasta lograr volver a
la unidad del sandinismo. Y esa unidad atrajo al resto de las fuerzas de
izquierda a una lucha común.
Luchó heroicamente hasta el final, el Dr. Salvador Allende, jamás se rindió a la traición y con el apoyo del pueblo chileno que siempre lo acompaño, dio la batalla final contra el fascismo.
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26. Allende, en cambio no logró la unidad de
la izquierda. Aunque conformó la Unidad Popular reuniendo a
Comunistas, socialistas, radicales y cristianos de izquierda, nunca logró que
el MIR se incorporara y la Unidad Popular, eficaz para lograr el
triunfo electoral en las elecciones presidenciales, se desgarró en una pugna
interna entre los partidarios de avanzar más rápido y radicalmente aun a costa
de perder el apoyo de los sectores medios y los que, buscando el apoyo de estos
sectores, trataban de ralentizar el proceso, aun a costa de perder apoyo en los
sectores populares.
27. La ausencia de una estrategia común hizo inviables las estrategias individuales de
cada partido, conduciendo a una parálisis que fue aprovechada por los sectores
reaccionarios y el imperialismo para terminar brutalmente con la experiencia.
2) Construcción entre todos de espacios
democráticos que prefiguren la nueva sociedad.
28. Si bien hasta hace muy poco la estrategia para construir la unidad parecía centrarse en
la necesidad de llegar a acuerdos ideológicos y orgánicos hoy ha aparecido otro
camino para construir la unidad relacionado con la forma en que los sectores
neoliberales ejercen su dominación como ya lo señalábamos en un artículo
anterior citando al sociólogo chileno,
Carlos Ruiz. Este sostiene que en la actualidad existen
“nuevas formas de dominación
del capitalismo que van mucho más allá del ámbito económico y estatal y se
infiltran en todos los intersticios de la sociedad cambiando las condiciones de la lucha.
29. “Hoy debemos enfrentar más
que antes no sólo los aparatos de coerción política de las
clases dominantes sino su hegemonía sobre importantes sectores populares, su
dirección cultural sobre la sociedad, la subordinación ideológica de las clases
dominadas. [...] No sólo tenemos que
distinguir la coerción de la fuerza estatal, la intervención legislativa y la
represiva, sino los mecanismos e instituciones presentes en la sociedad
civil que generan una aceptación popular del orden social
capitalista. Como dice Chomsky: la propaganda es a la democracia burguesa
lo que la cachiporra al estado
totalitario
30. Por ello los bellos discursos acerca de una sociedad alternativa no bastan.
La mayor complejidad que asume la dominación exige que la
izquierda demuestre en la práctica aquello que prédica. .
31. Nuestro desafío es, entonces, elaborar una estrategia revolucionaria en
condiciones de una democracia burguesa que goza de un nivel suficiente de
lealtad de masas como para poder mantenerse sin tener que recurrir a
la represión; es más, extensos sectores populares aceptan de buen agrado la
conducción capitalista del proceso.
32. Esto sólo es posible si desarrollan procesos de construcción
popular alternativos al capitalismo, que busquen romper con la lógica del
lucro y las relaciones que ella impone, tratando de instalar lógicas
solidarias, humanistas, en territorios y espacios que se mantengan en manos de
la izquierda; impulsando luchas que no se reduzcan a la simple demanda
economicista ¾aunque necesariamente la tienen que incorporar¾ sino que
avancen en el desarrollo de un proyecto social alternativo; gestando auténticos
grados de poder y de democracia populares, que sean tangiblemente superiores a
la democracia burguesa. Es necesario luchar por un nuevo tipo de democracia,
desde abajo y para los de abajo.
33. 130. Sólo una estrategia de este tipo genera una lucha permanente y
creciente, que permita superar la complicada dinámica de las victorias “episódicas”.
34. Más que una utopía propagandizada, que se intenta estérilmente
introducir en forma pasiva en la cabeza de los hombres y mujeres del pueblo,
como enseñanza iluminista sin una práctica de construcción concreta, se trata de
construir espacios referenciales donde se practiquen los valores
democráticos que se enuncian. Entre los espacios a considerar están:
los gobiernos locales, comunidades rurales, frentes laborales, poblacionales,
universitarios que, por reflejar prácticas diferentes, tienden a atraer a nuevos sectores.
35. Por otra parte, sólo a partir de esas prácticas es como los
diferentes actores sociales comienzan a entender que para expandir sus
proyectos humanistas y solidarios es necesario terminar con el sistema
capitalista, que con su lógica del lucro plantea enormes dificultades a
cualquier tipo de construcción alternativa.
36. 488. Urge, entonces, terminar con el “tacticismo” de los atajos, con el
coyunturalismo, con los brotes agitativos pasajeros, y enhebrar una práctica
centrada en el impulso de luchas democráticas de base, en la construcción local
de formas de poder y de democracia popular, que permita definir el sentido y la
oportunidad de la lucha electoral, de la lucha violenta o de otras formas de
lucha. De lo contrario, éstas últimas prácticas no superarán el largo hilo de
inmediatismos de los últimos años.
37. 489. Pero también urge superar el basismo, el localismo, el
apoliticismo, el corporativismo, que limita la lucha de los sectores populares
a horizontes gremiales o luchas económicas.
38. 490. Concuerdo con Carlos Ruiz en que esta nueva estrategia facilita enormemente la
articulación de todos los sectores de la izquierda, tanto de los militantes de
partidos como de los militantes sociales, porque permite hacer un tipo de
convocatoria diferente. Para militar no hay que adherir necesariamente a un
partido, a un frente, a un movimiento, se puede militar colaborando en la
puesta en práctica del proyecto de construcción alternativa. Por ejemplo,
cuando la gente se involucra en las diversas instancias participativas en un
gobierno local que se propone construir un proyecto de ciudad humanista y
solidario; o cuando el estudiante participa en un proyecto de democratización
de su federación estudiantil; o cuando el campesino participa en la construcción de un
asentamiento o polo de asentamientos de acuerdo a un modelo que prefigure la
nueva sociedad.
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