Llamado a debate a Vargas Llosa
En mi
último ensayo, El hechicero de la tribu se desmontan, unas tras otras, las
falacias de la prédica liberal de Mario Vargas Llosa. En sus ensayos
sociales y políticos el narrador peruano retorna ininterrumpidamente sobre una
misma premisa, jamás examinada críticamente: que el liberalismo y la democracia
son dos caras de una misma moneda y que la última es insostenible si no se
apoya sobre una estructura capitalista regida por las leyes del mercado.
La premisa es falsa a la luz de los hechos
históricos e inconsistente desde el punto de vista de la filosofía política.
Sin dudas estos desacuerdos cimentan un debate muy necesario en estos tiempos,
en este auténtico cambio de época en donde la humanidad deberá resolver cuál es
el camino a seguir sin vulnerar los derechos fundamentales de las mayorías, con
un planeta agotado y al borde del colapso medioambiental bajo las mismas
premisas que el Nobel tanto defiende. Por esta imperiosa necesidad de un debate
profundo, sincero e ineludible, estoy dispuesto a discutir en profundidad y con
respeto esta divergencia fundamental con el autor de La llamada de la tribu, para
que confrontemos nuestras visiones con rigor académico a la luz de los hechos
que la historia misma nos ofrece. Verdades demostrables que el gran escritor peruano parece
desatender.
A través de
estas líneas arrojo este guante que, esperemos, Vargas Llosa se atreva a
recoger cuándo y dónde lo estime conveniente. Creo que se lo debe a sus
lectores.
Atilio
Boron, Cientista político y escritor.
/////
LLAMADO AL DEBATE. ATILIO BORON vs. VARGAS LLOSA.
*****
Alejo
Brignole
Rebelión jueves 14 de
febrero del 2019.
A inicios de 2018, el Premio
Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, publicó un polémico ensayo
titulado La llamada de la tribu, que el autor definió como una “biografía
intelectual”. Un recorrido personal por los filósofos sociales y teóricos de la
economía que le ayudaron a ser lo que hoy es el escritor peruano: un defensor a
ultranza del neoliberalismo y declarado detractor de cualquier planteamiento
socializante. Según el Nobel, este libro “describe mi propia historia
intelectual y política, el recorrido que me fue llevando, desde mi juventud
impregnada de marxismo y existencialismo sartreano, al liberalismo de mi
madurez, pasando por la revalorización de la democracia a la que me ayudaron
las lecturas de escritores como Albert Camus, George Orwell y Arthur Koestler”.
Vargas Llosa nos explica su
conversión desde aquellas posturas marxistas que dominaron su juventud hasta
este presente como embajador del discurso único del capitalismo global. Autores
como Karl Popper, Isaiah Berlin, Adam Smith o Friedrich von Hayek, entre otros,
colaboraron a convencerlo de las bondades del liberalismo económico y del
sistema actual que rige al mundo, incluso a pesar de sus asimetrías flagrantes.
Todos sabemos que Mario Vargas
Llosa se ha consagrado –y con justicia– como uno de los grandes autores del
llamado boom latinoamericano de la literatura surgido en la década de
1960. Sus méritos como escritor resultan indiscutibles en títulos como Conversación
en la Catedral, Pantaleón y las visitadoras, o la más cercana La
fiesta del Chivo, entre otros. Sin embargo, su último ensayo, La
llamada de la tribu, ha suscitado severas críticas en cuanto a lo incompleto
de sus premisas teóricas y al análisis sesgado que el creador peruano plasmó en
sus páginas.
A la cabeza de estos
cuestionamientos se halla un teórico social y consumado analista político,
académico de renombre mundial como Atilio Boron, que decidió responder a las
inexcusables falencias que Vargas Llosa exhibe en este nuevo ensayo.
En efecto, fue al terminar la
lectura de La llamada de la tribu, que Boron se propuso asumir la réplica
teórica y escribir otro ensayo titulado El hechicero de la tribu, en el
cual desglosa muchos de los razonamientos y premisas que el Nobel expone con
una parcialidad abrumadora, según nos cuenta Boron en su libro. Según palabras
del mismo sociólogo, intenta explicar el “extravío intelectual y político del
autor”.
El problema más acuciante para el
académico argentino, doctorado en Harvard y galardonado por múltiples
instituciones lo largo de su vida, es que el Nobel peruano decidió incursionar
en unas materias –la filosofía social y la teoría económica– en las cuales resulta
un advenedizo sin atenuantes. Según Boron, Vargas Llosa se adentró en
profundidades mucho más complejas de lo que su gimnasia teórica le permite,
algo que en el ensayo La llamada de la tribu queda demostrado:
ausencia de rigor científico y nula vocación esclarecedora, a pesar de que
éstas son las intenciones expresadas por el peruano cuando define a su último
libro.
Sirviéndose de los textos de
Gramsci, el argentino define la importancia que tiene Vargas Llosa en el mundo
hispano en su rol de “intelectual orgánico” para el establishment, es
decir, de portavoz de ideas y directrices destinadas a mantener la hegemonía
neoliberal y el pensamiento único dentro de la sociedad capitalista.
Por su parte, el Nobel pretende
diseccionar a teóricos sociales como Raymond Aron, Karl Popper, Von Hayek o
Jean-François Revel –entre otros– y a través de ellos cimentar sus
argumentaciones sobre el sentido de la democracia, el liberalismo económico y
la finalidad del Estado. Sin embargo, Atilio Boron se lanza a una exégesis minuciosa
de la obra del peruano y –más aún– del pensamiento de aquellos filósofos
liberales citados por Vargas Llosa, con un único fin: mostrar las
contradicciones de estos teóricos en función de lo que el escritor peruano
tanto defiende: la democracia.
Boron explica en El
hechicero de la tribu cómo el dogma capitalista de
libertad económica irrestricta resulta incompatible con el verdadero desarrollo
democrático, según plantea el peruano de manera acaso ingenua, si no fuera
porque forma parte de un discurso perfectamente alineado con el poder
corporativo. Es decir, Vargas Llosa omite en sus argumentaciones que los dueños
de los mercados (y las ideas que los sustentan) no desean profundizar la
democracia sino, apenas, aumentar la libertad mercantil para el lucro
irrestricto, incluso a costa de la descomposición de los tejidos sociales.
Para finalizar, citemos un
extracto de El hechicero de la tribu que condensa de alguna manera el
espíritu de réplica que Boron logra con brutal solvencia en su ensayo: “En resumidas
cuentas, la extensión global del capitalismo y su profundización han puesto en
cuestión la viabilidad misma de la democracia. La reconciliación entre uno y
otra fue provisoria y frágil: duró en los ‘años de oro’ de la recuperación de
posguerra y se mantuvo gracias a la militancia de los sindicatos y las fuerzas
de izquierda. La construcción de un orden liberal de posguerra carcomería
inexorablemente las raíces de la democracia, no hasta el punto de hacerla
desaparecer del todo allí donde pudo implantarse, pero sí hasta dejarla
reducida a una rutina inoperante e improductiva puesto que, como lo recordara
Macpherson, las ‘clases propietarias’ permanecieron en control del poder y
neutralizaron los efectos desquiciantes o por lo menos perturbadores del sufragio
universal y el activismo de sindicatos y movimientos sociales”.
El debate, sin dudas, está
servido, pues Vargas Llosa puede convencer a las masas pero muy probablemente
no podría sostener sus premisas en una discusión
teórica de rigor académico, tal como Atilio Boron y su ensayo El hechicero
de la tribu dejan en evidencia.
Alejo
Brignole, Analista internacional y escritor.
Llamado a debate a Vargas Llosa
En mi último ensayo, El hechicero de la tribu se desmontan, unas tras otras, las falacias de la prédica liberal de Mario Vargas Llosa. En sus ensayos sociales y políticos el narrador peruano retorna ininterrumpidamente sobre una misma premisa, jamás examinada críticamente: que el liberalismo y la democracia son dos caras de una misma moneda y que la última es insostenible si no se apoya sobre una estructura capitalista regida por las leyes del mercado.
La premisa es falsa a la luz de los hechos históricos e inconsistente desde el punto de vista de la filosofía política. Sin dudas estos desacuerdos cimentan un debate muy necesario en estos tiempos, en este auténtico cambio de época en donde la humanidad deberá resolver cuál es el camino a seguir sin vulnerar los derechos fundamentales de las mayorías, con un planeta agotado y al borde del colapso medioambiental bajo las mismas premisas que el Nobel tanto defiende. Por esta imperiosa necesidad de un debate profundo, sincero e ineludible, estoy dispuesto a discutir en profundidad y con respeto esta divergencia fundamental con el autor de La llamada de la tribu, para que confrontemos nuestras visiones con rigor académico a la luz de los hechos que la historia misma nos ofrece. Verdades demostrables que el gran escritor peruano parece desatender.
A través de estas líneas arrojo este guante que, esperemos, Vargas Llosa se atreva a recoger cuándo y dónde lo estime conveniente. Creo que se lo debe a sus lectores.
Atilio
Boron, Cientista político y escritor.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario