“UN ENSAYO SOCIOLÓGICO SOBRE LA PROSTITUCIÓN.- La
prostitución es una antigua práctica social que ha experimentado cambios
profundos en las últimas décadas.
La globalización
neoliberal ha cambiado el rostro de la prostitución, pues de ser una
realidad social reducida se ha
convertido en una gran industria global que
moviliza miles de millones de euros
anuales. La idea fundamental que quiero argumentar es que la prostitución, hasta la aparición de
esta nueva fase del capitalismo, ha
tenido un carácter exclusivamente patriarcal. Sin embargo, cuando las políticas económicas neoliberales se
aplican globalmente, la prostitución
deja de ser solo una práctica patriarcal
y se convierte también en un sector
económico crucial para la economía internacional y especialmente para la economía ilícita.(La Economía criminal)
La prostitución del siglo XXI es el
resultado de la convergencia entre los intereses patriarcales y los neoliberales. Richard Poulin, uno de los mayores
expertos mundiales sobre prostitución,
explica que esta industria revela las tendencias actuales en la agenda de la globalización neoliberal, pues
nos
“permite
entender mejor la mercantilización de la vida y de los seres humanos, la
discriminación étnica, la opresión sexual y la sumisión de mujeres y niñas al
síndrome del placer masculino”
(Poulin, 2009).
Por eso, Poulin señala que la prostitución
nos sitúa ante una elección de civilización. En efecto, esta práctica no sólo es
el resultado de la dimensión más perversa del libre mercado sino también un test que revela la tensión y la lucha
entre la esclavitud
y la libertad, el capitalismo neoliberal y los proyectos políticos emancipadores, las
estructuras patriarcales y las demandas feministas.
El creciente aumento de la industria del sexo se encuentra en el
cruce de dos formas de dominio: la patriarcal y la capitalista neoliberal. Sin embargo, una gran parte de la prostitución no puede entenderse fuera
de otro dominio: el racial/cultural. El hecho de
que la prostitución se explique en
el marco de tres sistemas de poder
hace que solo la teoría crítica pueda desvelar los mecanismos opresivos que
subyacen a esta práctica social. En efecto, el análisis feminista desvela que es una práctica de subordinación patriarcal, mientras que la economía
crítica muestra la explotación económica a la que están sometidas las mujeres prostituidas. La perspectiva crítica étnico-racial descubre el racismo
en el comportamiento de los varones demandantes, pero también en la composición
racial y cultural de las mujeres en la
industria de la prostitución.
En primer lugar, el pensamiento feminista “analiza
la prostitución como un soporte del control patriarcal y de la sujeción sexual
de las mujeres es, con un efecto negativo no solamente sobre las mujeres y las
niñas que están en la prostitución, sino sobre el conjunto de mujeres como
grupo, ya que la prostitución confirma y consolida las definiciones
patriarcales de las mujeres, cuya función primera sería la de estar al servicio
sexual de los hombres” (Hofman, 1997).
En segundo lugar, el nuevo capitalismo, con sus políticas económicas neoliberales y sus vínculos con la economía criminal, ha hecho de la prostitución
uno de los sectores económicos que más beneficios proporcionan a escala global. La globalización neoliberal ha cambiado el
rostro de la prostitución y ha puesto las bases de una nueva forma de esclavitud económica.
Por
último, y en relación al dominio racial/cultural, los varones demandantes de los países
occidentales buscan en la prostitución
a mujeres racializadas en un claro mecanismo de colonialismo sexual, tal y como sostiene lúcidamente Jeffreys (2011: 17). Y este colonialismo sexual
se observa tanto en el interior de las sociedades occidentales,
donde la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución son africanas, latinoamericanas, orientales y de los países del este de Europa (Foundation
Scelles, 2012), como en el turismo sexual de
los demandantes, dirigido mayoritariamente a países postcoloniales y pobres.
Para dar cuenta de la complejidad de esta
práctica social hay que diferenciar dos
planos: el intelectual y el ético-normativo. Primero hay que examinar la naturaleza
y las causas de este fenómeno social
y, en consonancia con ese análisis
intelectual, adoptar una posición ético-normativa
respecto a su existencia. Si el punto de partida, tras estudiar la prostitución y las causas que la originan, es que esta práctica social es una forma deseable
de vida y no
puede ser definida como una forma de explotación
sexual, entonces la conclusión lógica
es legalizar y reglamentar la
prostitución. Si, por el contrario, se considera la prostitución una forma inaceptable de vida, resultado del
sistema de hegemonía masculina,
vinculada a la dominación
patriarcal y que vulnera los derechos humanos de las mujeres
al convertir su cuerpo en una mercancía y en un objeto para el
placer sexual de otros, entonces se concluye la imposibilidad de su legalización. Sin embargo, esta aproximación a
la prostitución requiere distinguir
la prostitución, del colectivo concreto que son las mujeres
prostituidas, pues esta distinción
nos permitirá interpelar críticamente esa realidad social y al mismo tiempo
diseñar políticas públicas para
desactivar esta práctica social (Informe
de la ponencia sobre prostitución en nuestro país. Cortes Generales, 2007). En
otros términos, pondremos en tela de
juicio la estructura de subordinación sexual y explotación económica y racial
que subyace a la prostitución y, al mismo tiempo, afirmamos que el Estado debe
intervenir para eliminar esta
institución. Dicho de otra forma, el
fenómeno de la prostitución es un problema político que solo puede ser entendido en el marco de las
estructuras patriarcales, neoliberales y raciales”. Fuente. Un Ensayo Sociológico sobre la
Prostitución. Autor. Rosa Cobo Bedia. Universidad La Coruña. 2016.
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PROSTITUCIÓN &; CAPITALISMO
PAGAR POR TORTURAR:
LA PROSTITUCIÓN Y LAS FALACIAS DE “LIBERTAD” QUE VENDE EL CAPITALISMO.
*****
Cecilia Zamudio.
Rebelión martes 26 de febrero del 2019.
Sobre la falacia de la prostitución como libre
elección.
La explotación desgarradora del cuerpo y de la
psiquis que constituye la prostitución, busca ser presentada por el poderoso
lobby proxeneta (que tiene capital en empresas varias) como un “empoderamiento”
y un “ejercicio de libertad”. Además
de destruir a las personas prostituidas, la banalización de la prostitución
vulnera al conjunto de los seres humanos, al hacer que el ejercicio del abuso
de poder y de la crueldad sean banalizados; nos vulnera a todas las mujeres
porque establece que las mujeres “pueden
ser consumibles”, “allanables”, “saqueables”. Entre las promociones más
lesivas de la violencia contra las mujeres, encontramos al porno y la
prostitución, que es la cosificación absoluta del ser humano.
Los medios de alienación masiva multiplican cinismo
y retuercen palabras como “libertad",
para normalizar las explotaciones más aberrantes; cuando está claro que es la
Dictadura del Capital la que dicta las pseudo
“libertades” y “elecciones” de las mayorías empobrecidas: es por ello que
la mayoría de mujeres prostituidas procede de zonas y países empobrecidos por
el saqueo capitalista. El capitalismo es un sistema que produce barbarie,
puesto que es un sistema que se sustenta en la explotación de las y los trabajadores
y en el saqueo de la naturaleza. Para el gran capital, imponer que se
conceptualice que todos los seres vivos, incluidos los seres humanos, sean “consumibles” y explotables hasta la
médula, es adecuar las mentalidades a una acumulación capitalista cada vez más
brutal y monopólica. La alienación es promovida al punto de limar toda empatía,
creando sádicos a granel.
La
investigación “El Putero”, de Huschke Mau, sobreviviente de la
prostitución, evidencia que de lo que se trata es de tortura y abuso de poder:
«En los foros de puteros en internet hay hombres que se alegran al torturar con
electricidad, en un sótano, a jovencitas que no hablan una palabra de alemán: “¡Esta empieza a temblar no más verme!”.
La reacción de los colegas puteros del foro: “¡Mis respetos!”. Los hombres que piden mujeres obligadas a
prostituirse se alegran de que aún no las han “montado”:
“Esta cierra
las piernas con fuerza, ¡qué encanto! Aquí hay emociones de verdad, ésta todavía no es una máquina. Le di por
el culo hasta que no pudo más.” (...) “Los
primeros seis meses sólo se puede pedir como esclava, hasta que se haya
acostumbrado”, “Ahora mismo le estoy enseñando a hacer garganta profunda y
créeme, va a aprender”, “Ella no sabía que en su anuncio pone que hace anal y todo sin condón, jajaja, por supuesto
que se lo hice, era lo que me ofrecieron”.
Uno de los 5 burdeles más famosas del mundo, con su respectivo Putero.
***
La mayoría de mujeres prostituidas en la Unión
Europea (el 90%), son mujeres migrantes procedentes de los países más
empobrecidos por saqueo capitalista; a muchas mujeres no les queda
otra “elección" que dejar a sus
hijos morir de física hambre, o prostituirse. El capitalismo hace negocio
redondo: saquea los recursos y luego saquea los cuerpos de las mujeres
empujadas a migrar por causa de la depredación que perpetran las
multinacionales.
Hay una correlación directa entre
empobrecimiento y prostitución; además, numerosos estudios han revelado que
gran parte de las mujeres prostituidas sufrieron maltrato en la infancia y padecen Trastorno de Estrés Post Traumático:
“sufrieron violencia o fueron desatendidas en
la niñez(...) sufren de depresión, trastornos de ansiedad y adicción en índices
muy altos. La mayoría han sido violadas (...). La mayoría dice que dejaría la
prostitución de inmediato si pudiera hacerlo”. Esa es la terrible
realidad que buscan tapar con el barniz del discurso sobre la supuesta
“elección libre”.
La prostitución es la continuidad y
profundización desgarradora del trauma, en una sociedad culpable de no
rescatar a tiempo a la niñez maltratada, y culpable de luego intentar banalizar
la continuidad de la tortura, estableciéndola como “simple intercambio
comercial” en la aberración de la prostitución. Son las mujeres más
empobrecidas y golpeadas de la clase explotada las que se ven empujadas a esa
“libertad” capitalista que muele el alma y el cuerpo. Que la
clase explotadora, los proxenetas y la derecha hagan apología de esa
falacia de la supuesta “libertad de
elección” es coherente con sus putrefactos intereses; pero que gente que se
pretenda “de izquierda” intente
presentar una brutal explotación como algo casi bucólico, demuestra una
carencia de empatía y de profundidad lacerantes.
El poderoso lobby proxeneta se encarga de
promocionar sus intereses económicos a través de los medios y a través de la
cooptación de algunas cabezas visibles, que
no representan a la inmensa mayoría de la población prostituida, sino a
“una minoría, propietarias de burdeles y cabilderas” [ibidem]. Una minoría
que una sobreviviente de prostitución interpela: “Describís una realidad que no existe. Negáis a las
víctimas e incluso les sugerís que se alegren, ya que todo es tan estupendo.
Silenciáis a la Mayoría de las prostituidas. La mayoría que sigue bebiendo,
tomando drogas o reviviendo su abuso. ¡No liberáis a nadie con vuestra
charlatanería neoliberal!” . La
investigación “Las voces expropiadas y el lobby proxeneta” denuncia:
“La tarea del regulacionismo es la de utilizar a una fracción de la clase
obrera (a algunas prostituidas), para blanquear a la fracción burguesa que
maneja el 'rubro'. La prostitución es un
negocio de proporciones siderales. Esa es la razón por la cual la burguesía
internacional proxeneta y sus instituciones están apoyando con millones de
dólares anuales la legalización de la prostitución; el capitalismo quiere
blanquear y sostener esos negocios. A través de la Open Society Foundation, Soros ha aportado 11 billones de dólares en
los últimos 30 años para la
despenalización de la prostitución(...) Otro
millonario que pone fondos en organizaciones pro legalización, es Bill
Gates(...)” .
La propaganda del lobby proxeneta hace malabarismos
con la realidad para incrementar el mercado de la tortura: intenta esconder la
realidad de violaciones y pretensiones pútridas durante horas, bajo el mito de
la “pretty woman”, que no es, para
nada, representativa de toda la extensión de una realidad siniestra. Los
defensores de la legalización de la prostitución intentan esconder, tras la
fábula del “empoderamiento”, el
dolor de las prácticas cada vez más extremas que piden los “señores puteros”, que pagan por “fiestas de violación”; intentan esconder la explotación en cadena
de proxenetas, puteros, rentistas y expendedores de drogas; esconder la
drogodependencia y descorporalización que se instala para disociarse del horror ; esconder la realidad de las mujeres
empobrecidas, empujadas a migrar y arrinconadas por la brutalidad del sistema,
urgidas a conseguir el sustento para sus hijos empeñando su salud física y
emocional, a la merced de sádicos misóginos que pagan por ejercer poder.
En Alemania, país donde
la prostitución fue banalizada y
regulada en 2002, esta
explotación se ha incrementado.
El proxenetismo puede ejercer la explotación infrahumana que es la
prostitución, de manera legal: “La compra de sexo es un delito punible cuando
puede considerarse al proxeneta como 'explotador'; por ejemplo, si se queda con
más de la mitad de las ganancias de una prostituta, algo que prácticamente
nunca es posible demostrar. Los policías
y fiscales alemanes están atados, ya que resulta muy difícil probar estos
elementos”.
Robarle
hasta el 50% del dinero conseguido aguantando el allanamiento de su
cuerpo a una mujer prostituida se considera “legal” y solamente a partir del 51% deviene “ilegal”; pero no hay forma alguna de probar el
franqueo del aberrante porcentaje. Una ley que favorece al lobby proxeneta, que
ha causado un incremento de la explotación y la barbarie, con el
establecimiento del horror de la “tarifa
plana”, la promoción intensiva de la prostitución en publicidades y por
operadores turísticos, el crecimiento exponencial de burdeles. Además de lo
anterior, en los hechos, la trata de personas goza ahora de mayor rango
de acción, ya que esta se parapeta en burdeles legales y se anida en la
imposibilidad probatoria.
“¿Y si la ley en Alemania
estuviera beneficiando, de hecho, a los tratantes de personas? ¿La
ley ha fomentado la prostitución y en consecuencia la trata de personas? Axel Dreher, de la Universidad de
Heidelberg, ha intentado responder a estas preguntas con datos provenientes
de 150 países. Consiguió identificar una tendencia: “ahí donde la
prostitución está regulada, hay más trata de personas que en ningún otro lugar”.
El caso de Cora es similar a la situación que padecen miles de
mujeres y niñas prostituidas:
«Tras ser violada un día entero en Nuremberg,
ya sabía lo que tenía que hacer. Recibía a los hombres en su habitación, hasta
18 horas cada día. Cuenta que los
oficiales de la policía también frecuentaban el burdel, en calidad de
“clientes”. Cora dice que “no se
daban cuenta de nada, o no les importaba”. El burdel recibió a muchos “clientes” en Noche Buena de 2012. Su proxeneta le exigió trabajar un turno de 24 horas y la apuñaló en la cara cuando
se negó». En el “mayor mercado de
prostitución en la UE”, se establecieron mega-burdeles
anunciando “todo incluido”: «Cuando el Pussy Club abrió (Stuttgart), la gerencia lo publicitó de la
siguiente manera: “Sexo con todas las mujeres por el tiempo que quieras y como
quieras. Anal. Oral sin preservativo. Tríos. Orgías. Sexo tumultuario”. El precio: €70 el día y €100 por la noche.
Según la policía, alrededor de 1.700
prostituidores aprovecharon la oferta durante aquel primer fin de semana.
Llegaron autobuses de muy lejos (...) Después,
por chats, los prostituidores se quejaron del supuestamente mal servicio,
pues las mujeres ya no estaban en forma para ser usadas después de unas cuantas
horas». Muchas mujeres prostituidas se desmayaron “de cansancio,
dolor, heridas e infecciones, que se extendían por sus piernas desde sus
genitales”. Con la legislación del 2002 “el negocio se ha vuelto más
rudo(...) Las condiciones laborales de
las prostitutas han empeorado, se ofrece un número significativamente mayor de
servicios en condiciones de mayor riesgo y a cambio de menos dinero”.
La
investigación
“El modelo alemán está creando un infierno en la tierra”, expresa: “Estamos
ante la industrialización de la prostitución: El beneficio es de 14.6 billones de euros
con 3500 burdeles registrados
(muchos no están registrados). Hay crecimiento de la demanda: Hace 15 años se estimaba que había
400.000 mujeres en la prostitución. El número se ha incrementado en al
menos un 30%. Se estima que cada día
1.2 millones de hombres compran sexo en
Alemania. El 18% de los alemanes
son consumidores regulares de prostitución y el 80% han estado alguna vez en un burdel. Las prácticas son cada vez
más peligrosas, dándose un incremento de
la violencia contra las mujeres”. «Desde
la reforma, no sólo los anuncios se han desinhibido, los compradores de sexo se
han vuelto más brutales. Hoy en día si dices “No, yo no hago eso”, muy a menudo te responden “Venga, no seas tan difícil, que es tu
trabajo”. Preguntan si pueden hacer pis en tu cara, si pueden hacerlo sin
protección, queriendo sexo anal», relata una mujer prostituida.
El informe del ginecólogo
Wolfgang Heide, que trabaja con mujeres prostituidas, expresa:
“las condiciones de salud de estas mujeres es catastrófica: Con 30
años muchas han envejecido de manera prematura, todas
tienen dolores abdominales permanentes, gastritis e infecciones frecuentes (…)
y todo tipo de enfermedades de transmisión sexual. El trauma psicológico lo
alivian con alcohol y fármacos. Hay un incremento en la demanda de
mujeres embarazadas para ejercer la prostitución. Estas mujeres tienen que dar
servicio a entre 15 y 40 hombres diariamente de manera continuada hasta dar a
luz. Muy frecuentemente acaban abandonando al bebé, volviendo al trabajo tan
pronto como les es posible, lo que en ocasiones es 3 días después de dar a luz.
Estas prácticas son irresponsables para la salud de la madre y del bebé, pudiendo
provocar daños irreparables”. En Alemania los proxenetas ofrecen tortura a modo
de fiesta; la barbarie se publicita así: “El
miércoles estamos organizando una fiesta ‘gang-bang’ (sexo de varios hombres
con una mujer) con Tina, de 19 años, embarazada de 6 meses… cuesta 35€”.
El Ministerio de la Familia alemán reconoce en un
informe que: «ni las condiciones laborales ni la posibilidad de salir
de la “profesión” han mejorado. La operadora de un burdel afirmó
que valoraba la ley de la prostitución porque reducía la probabilidad de
redadas. De hecho, afirmó que la ley era más ventajosa para quienes
operan burdeles que para las prostitutas»[14]. La promoción del
truculento lucro es tal, que: «el canal de televisión RTL II tiene un
programa donde un equipo de “embellecedores de burdeles” recorre el país y
visita “burdeles en problemas” para asesorar e impulsar el “negocio”».
La prostitución debería ser abolida, no
regulada ni legalizada, porque la tortura no debería ser legal;
pero su erradicación se ve impedida dentro del capitalismo, porque es un
sistema que se basa en la explotación y en el saqueo, que genera
empobrecimiento medular y que por lo tanto genera una “cantera constante de
seres humanos esclavizables”.
Dentro de las legislaciones burguesas, la ley sueca
es más coherente con los derechos de las mujeres:
“La ley sueca se basa en la igualdad entre hombres y mujeres. Su
argumento es que la prostitución
constituye una forma de explotación. El hecho de que los hombres puedan comprar
a las mujeres para acostarse con ellas perpetúa una percepción de la mujer que
socava la igualdad de derechos y daña a todas las mujeres”. Suecia
penaliza a los compradores, a los proxenetas y a los tratantes de personas, no
a las mujeres prostituidas: “busca disuadir la demanda de sexo a cambio de
dinero y restar rentabilidad a los tratantes y explotadores (...) la pena
máxima para quienes compran sexo es de 12 meses en prisión”. La ley sueca relativa a la prostitución
se basa en principios éticos; pero lamentablemente los miles de suecos que
viajan anualmente a Tailandia, República Dominicana, Colombia (u otros
países en los que el saqueo capitalista desgarra humanidad) para torturar mujeres, niñas y niños,
siguen haciéndolo. El aberrante turismo sexual crece de la mano de un
sistema que por un lado empobrece, y por otro promueve la barbarie, la tortura
y la misoginia a través de todo su Aparato Cultural. La medida de modificación
legal en el sentido abolicionista, debería ir acompañada de varias medidas
estructurales y globales, que en el capitalismo no se van a tomar porque
contravienen los intereses capitalistas, y la lógica misma del
sistema.
1.
La primera medida concierne a
la población de las mujeres empobrecidas, mujeres potencialmente en riesgo
de verse abocadas a la explotación
-prostitución: estas mujeres deberían tener salidas laborales reales, que
les permitan un sustento para ellas y sus familias.
Más del 90%
de las mujeres prostituidas en las metrópolis capitalistas, son migrantes: atenazadas entre el empobrecimiento que las empuja
al éxodo y leyes de inmigración lesivas que las suplen maniatadas a violadores
y explotadores de todo tipo: “Estas
jóvenes llegan y son sometidas a los deseos perversos (...) Están
completamente anuladas por su situación. Muchas de ellas piden drogas
psicotrópicas inmediatamente después de su primera experiencia, dicen que de no
tomarlas no podrían sobrevivir. Algunas mujeres, tras sólo un par de días
siendo prostituidas aseguran que es como si hubieran muerto; ya no son capaces
de reír. Otras lo aguantan durante años
para poder mantener a sus hijos. Están muy traumatizadas; desarrollan
depresión, pesadillas y problemas físicos; lo somatizan todo, enferman y
sufren”.
Son las mujeres más empobrecidas de la clase
explotada, provenientes de regiones y países que padecen el saqueo capitalista
más descarnado, las que son mayormente abocadas a las prostitución; por lo
tanto el drama de la prostitución solamente podrá ser abolido aboliendo
las causas del empobrecimiento; solamente podrá ser abolido aboliendo un
sistema, el capitalista, en el que un puñado capitaliza sobre la sangre,
sudor y lágrimas de la mayorías, y sobre la depredación del planeta.
2.
La segunda medida concierne a
la población de mujeres en riesgo de ser abocadas a la prostitución
por causa del maltrato que han
padecido en la infancia. Una vez más,
topamos con los límites que impone el mismo sistema: la existencia de maltrato
infantil, de abandono, de familias desestructuradas, de violación
intrafamiliar, responde a un sistema que genera barbarie y
desestructuración social, al que muy poco le importa la infancia maltratada,
con hambre, violada y explotada. Responde a condiciones de vida alienantes y bestializantes. Responde a una educación que el
mismo sistema dirige hacia la sumisión y la opresión, hacia el abuso de poder y la violencia, hacia la
misoginia y la tortura, porque es con esa educación que se perpetúa,
mediante la alienación y la normalización de su mecanismo fundamental:
la explotación. La existencia de la infancia maltratada responde
también a una carencia de atención social, a una carencia de atención médica y
psicológica universal, gratuita, preventiva y que vaya al encuentro de quienes
la puedan necesitar, cosa que en el
capitalismo no existe, porque en los hechos la asistencia sanitaria es convertida en otra manera de capitalizar, en
vez de ser realmente un derecho universal.
3.
La tercera medida concierne a
la “demanda”, es decir a los puteros, educados
en la alienación y la misoginia: el mismo sistema produce puteros. Haría falta
implementar una educación, unos productos culturales, destinados a fomentar
respeto, empatía, igualdad, dignidad, pensamiento crítico, creatividad,
ternura, solidaridad; es decir diametralmente opuestos a los que hoy imperan en
el capitalismo; y esto contraviene la estrategia misma de perpetuación del
sistema. El sistema se perpetúa golpeando la capacidad de empatía
y de pensamiento crítico; su Aparato Cultural (medios, industria
cinematográfica, productos musicales, videojuegos, contenidos educativos
destinados a la sumisión, instituciones religiosas, etc.) promueve incesantemente el machismo, el racismo, el individualismo, el
hedonismo, el consumismo, la cosificación, la banalización de la tortura...
El
capitalismo se sostiene gracias a la violencia represiva y a la alienación, sus
medios difunden paradigmas
de discriminación, de sumisión y explotación, porque le son
funcionales. Propone martirizar a otro ser humano como exutorio de las
frustraciones que el mismo sistema genera (los “gangparty” son ejemplo de estas
prácticas de tortura colectivas, en
las que los torturadores se aúpan y las mujeres son destrozadas). Este
sistema fabrica monstruos puteros que pagan por un abuso de poder, por “consumir”
un ser humano, por cosificar a las mujeres, niñas o niños.
El drama de
la prostitución, cuando se aborda bajo las luces más crudas,
arroja la profundidad de unas raíces sistémicas, y la necesidad,
para el abolicionismo,
de abrazar también la lucha por una sociedad sin clases, además del trabajo
contra la misoginia
imperante. La lucha por una sociedad sin clase explotadora que posea los
medios de producción, y sin clase explotada que se vea arrinconada a padecer
explotación. La lucha por una sociedad sin clase explotadora que imponga su
hegemonía cultural alienante.
El
abolicionismo se ve impelido a trabajar en varios planos a la vez: dentro del
marco limitante de la legislación
burguesa; por otro lado intentando aportar a la creación de una cultura
emancipadora (a sabiendas de que
cualquier paso en ese sentido, se verá
ahogado en medio de los millones de productos culturales
misóginos destinados a la alienación
que sin cesar promueve el capitalismo); y trabajar enfocando la raíz sistémica
del problema, entroncándose así con la lucha contra toda explotación. Un
abolicionismo integral solamente es posible cuestionando al capitalismo y sus
relaciones de producción: porque son esas relaciones las que generan la
dramática “cantera de esclavizables”, esa “cantera”
de seres humanos que es explotada por empresarios proxenetas.
La prostitución es un fenómeno mundial sostenido por fracciones enteras
del imperialismo y de la gran burguesía internacional. El
abolicionismo local tiene que ponerse a la altura de este desafío que tiene
alcance mundial(…) No se puede desconocer el problema de clase que subyace a
todo el fenómeno. Solo por ese camino,
se puede restituir la voz expropiada de las compañeras en situación de
prostitución”.
La
prostitución no es “el trabajo más antiguo del mundo”; es
una de las explotaciones más antiguas y aberrantes, multiplicada durante siglos
de sistemas de clases sustentados en la explotación,
la alienación y la violencia. En este sistema seguirá creciendo
el empobrecimiento de las mayorías por causa del saqueo capitalista que perpetra la clase explotadora: y por lo
tanto crecerá la vulnerabilidad social
y las peores formas de explotación, como la prostitución o los llamados “vientres de
alquiler". Hay que cambiar el sistema para poder acabar con
tanto sufrimiento. El capitalismo produce barbarie; y hay quien
tiene el cinismo de pretender banalizar la barbarie, en vez de cuestionar al
sistema.
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