"Tal y como he dicho, el antimexicanismo se ha convertido en
uno de los pasatiempos favoritos de
Estados Unidos, como el beisbol. Pero, a diferencia del deporte favorito de
los estadounidenses, el antimexicanismo
se remonta a la década de 1820, cuando los primeros inmigrantes blancos se
asentaron en lo que ahora es el Estado
de Texas. En aquel tiempo, siendo
territorio
mexicano, muchos inmigrantes blancos se asentaron allí, con y sin
permiso. Cuando México prohibió la
esclavitud en 1830 (según el fallecido doctor Ronald Tataki en A Different Mirror: A History of
Multicultural America), los colonos
blancos junto a los propietarios de
esclavos iniciaron una guerra contra el gobierno mexicano que llevó a la
anexión de Texas a EE.UU. en 1836, como la República de Texas. Me
parece que los colonos blancos estadounidenses o los gringos codiciosos se tomaron literalmente la palabra
cuando mi gente les dijo cortésmente, “Mi casa es su casa”. ¡Ya
basta!
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Lista de mexicanos asesinados en el tiroteo de El Paso. Un terrorismo más - de las políticas racistas,xenofóbicas, machistas y misoginias - del Presidente Trump. Llegará el tiempo que se investigue definitivamente estos actos de terrorismo.
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ESTADOS UNIDOS: LOS MEXICANOS, UNA ESPECIE
EN PELIGRO.
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Álvaro Huerta.
CounterPunch.
Rebelión lunes 19 de agosto del 2019.
Traducido del Inglés, para rebelión por Paco Muñoz de Bustillo.
Los mexicanos se han convertido oficialmente en
miembros de una especie amenazada o en peligro de extinción en Estados Unidos (y no me refiero con ello al aspecto demográfico,
pues seguimos creciendo en el norte 1 –donde las personas de origen mexicano representan más de 40 millones de
ciudadanos o residentes– a pesar de las fantasías racistas de
Donald Trump y los de su clase). Desde comienzos del siglo XIX hasta nuestros
días, los mexicanos han sido despojados de sus tierras, linchados,
asesinados, encarcelados, segregados, subyugados, vilipendiados; han
sido utilizados como chivo expiatorio, esterilizados, violados,
golpeados por turbas blancas, maltratados por la policía, y objeto de todo tipo
de violencia racial.
En
la actualidad, entre los culpables de estos atroces actos y crímenes se
encuentran los racistas más poderosos del planeta (Trump y compañía), el moralmente corrupto Partido Republicano, los medios de comunicación estatales (Fox News),
los deplorables seguidores de Trump,
los capitalistas y los agentes del Estado.
Aunque
Trump se empeñe en convencernos de que hay “buena
gente” entre aquellos que apoyan la supremacía blanca, la violencia y el odio racial (y actúan en
consecuencia), y entre aquellos que se oponen a los peores elementos de nuestro
entorno, lo cierto es que estamos viviendo otro periodo sombrío de la historia de Estados Unidos en el que
es preciso que nos posicionemos. Cuando el gobierno amenaza a un grupo étnico
determinado con políticas y programas brutales (esclavitud, reservas, Jim Crow 2, campos de internamiento, jaulas para niños…), o estás
a favor de las políticas inhumanas del Estado o estás contra ellas.
En lo tocante a la injusticia no existe la neutralidad.
Tal
y como afirmaba el fallecido pedagogo y filósofo Paulo Freire en su obra Pedagogía
del oprimido, cuando los
opresores –o aquellos que detentan el poder y deshumanizan a los oprimidos y a
los vulnerables– deshumanizan a otros,
ellos mismos pierden su humanidad. Por ejemplo, cuando el gobierno de EE.UU. y sus agentes o apologistas
separan a los niños de sus padres o tutores y les confinan en jaulas, los
responsables de esos actos deshumanizadores se deshumanizan.
En
mi último libro, Defending
Latina/o Inmigrant Communities: The Xenophobic Era of Trump and Beyond (En defensa de las comunidades latinas e
inmigrantes: la xenofobia en la era de Trump y otros), en el que analizo la grave
situación de los latinos y de los inmigrantes en general, sostengo que
el antimexicanismo
en concreto tiene raíces profundas en la historia de este país. Dentro de dicho
libro de plena actualidad, el ensayista
Juan Gómez-Quiñones ofrece un brillante análisis y un paradigma del antimexicanismo en el norte: “El
antimexicanismo es una forma de nativismo que practican los colonialistas y sus
herederos”.
Tal y como he dicho, el antimexicanismo se ha convertido en
uno de los pasatiempos favoritos de
Estados Unidos, como el beisbol. Pero, a diferencia del deporte favorito de
los estadounidenses, el antimexicanismo
se remonta a la década de 1820, cuando los primeros inmigrantes blancos se
asentaron en lo que ahora es el estado
de Texas. En aquel tiempo, siendo
territorio
mexicano, muchos inmigrantes blancos se asentaron allí, con y sin
permiso. Cuando México prohibió la
esclavitud en 1830 (según el fallecido doctor Ronald Tataki en A Different Mirror: A History of
Multicultural America), los colonos
blancos junto a los propietarios de
esclavos iniciaron una guerra contra el gobierno mexicano que llevó a la
anexión de Texas a EE.UU. en 1836, como la República de Texas. Me
parece que los colonos blancos estadounidenses o los gringos codiciosos se tomaron literalmente la palabra
cuando mi gente les dijo cortésmente, “Mi casa es su casa”.
¡Ya
basta!
En resumen, ya es hora de que todas las personas de
origen mexicano (sin los vendidos) así como nuestros simpatizantes y
defensores alcemos la voz, nos organicemos y actuemos para defender nuestros
derechos humanos en el norte y en el sur.
Notas del traductor:
1.
He conservado las cursivas originales del artículo cuando utiliza términos en
castellano.
2.
Las leyes de Jim Crow
propugnaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas y
estuvieron vigentes entre 1876 y 1965.
EL DR. ÁLVARO
HUERTA es profesor
asistente de planificación rural y urbana y estudios étnicos y de la mujer en
la Universidad Politécnica de Pomona, California. Es autor de “Reframing the
Latino Immigration Debate: Towards a Humanistic Paradigm”, San Diego University
Press (2013).
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