“Justo cuando necesitamos más periodistas
que informen sobre la crisis de sanidad, la emergencia climática y la
desigualdad económica, tenemos a tertulianos
en televisión que reciben millones de
euros por analizar cotilleos políticos, mientras los medios de comunicación
locales son aniquilados. Los efectos
negativos son predecibles: según un estudio realizado por investigadores de las universidades de Notre-Dame y de Illinois, cuando se vacían las redacciones, aumenta el gasto
general que recae sobre los contribuyentes
porque hay menos periodistas
investigando las transacciones del Gobierno. Otro informe publicado por Spotlight en Pobreza y Oportunidades,
un foro independiente, concluyó que, a pesar de que millones de
estadounidenses luchan por sobrevivir, los medios de
comunicación con problemas financieros "no le prestan atención a la pobreza".
“Desde luego, cuando vemos la investigación de Miami Herald sobre Jeffrey
Epstein o el valiente informe de Charleston
Gazette-Mail sobre la crisis de los opiáceos, nos damos
cuenta de que todavía hay buenos
periodistas venciendo las probabilidades y generando periodismo de verdad
que investiga al poder, saca delitos a
la luz y desafía el statu quo. Pero sabemos que estas historias exitosas
muy a menudo son la excepción y no la regla. También sabemos que Donald Trump está
empeorando mucho las cosas. Es un mentiroso patológico
que se ha pasado su presidencia intentando demonizar a los periodistas
que se atreven a exponer sus mentiras. Y lo que es peor, ha llamado a los
medios de comunicación "enemigos del
pueblo" en un intento deliberado por destruir la mera idea de
una prensa libre.
“La forma en que Trump ataca a los medios de comunicación es
absolutamente inaceptable y debe ser denunciada y rechazada. Pero dejemos algo en claro: eso solo no solucionará la crisis del
periodismo. Además, una mayor expansión de los modelos de negocios oligárquicos
en la industria de los medios de comunicación podría empeorar el asunto. Actualmente, tras décadas de fusiones y desregulaciones, un pequeño puñado de empresas
controla casi todo lo que miramos, leemos y descargamos. Dada esta situación, no deberíamos querer que lo que queda de prensa libre caiga bajo el control de este puñado de corporaciones y multimillonarios "bondadosos" que
utilizan sus imperios mediáticos para castigar a quienes los critican o para
evitar ser investigados”.
“Después de todo, las cadenas de televisión que reciben parte de
los 4.000 millones de
euros anuales que invierte la industria farmacéutica en anuncios deben de estar encantados de disimular su
disgusto con nuestro deficiente sistema sanitario, pero nunca proveerán
información justa sobre el programa
Medicare, incluso aunque los sondeos indican que la mayoría de los estadounidenses apoyan la
propuesta. Los medios de comunicación corporativos patrocinados por los anuncios de la
industria de los combustibles fósiles reciben
con gusto invitados que insisten en que nuestro actual sistema económico
oligárquico va genial, pero como demuestran los
estudios, esos mismos medios de comunicación a menudo minimizan
o evitan publicar sobre la emergencia climática que sus anunciantes han ayudado a
generar”.
“Y los medios propiedad de Disney y Jeff Bezos promocionan las películas de Disney y los planes de Bezos de explorar el espacio exterior, pero no podemos contar con ellos para que informen sobre la lucha por
salarios justos de los empleados de las empresas controladas por Disney o por Bezos. De hecho, en una ocasión, vimos cómo el Washington
Post, propiedad de Bezos, intentó castigar a un periodista que reclamó mejoras salariales para el periódico. Debemos reconstruir y proteger una prensa diversa y verdaderamente
independiente para que los periodistas hagan el importante trabajo que aman y
que requiere cualquier democracia funcional”.
/////
NO PODEMOS QUEDARNOS SENTADOS Y PERMITIR QUE
LOS MULTIMILLONARIOS DESTRUYAN EL PERIODISMO.
*****
Bernie Sanders.
The Guardian / El diario.
Rebelión viernes 30 de agosto del 2019.
Una de las razones por las que no tenemos suficiente
periodismo en los Estados Unidos es porque muchos medios de comunicación están
siendo reducidos a cenizas por las mismas fuerzas codiciosas que están
saqueando nuestra economía. Cuando sea Presidente, pondré en práctica políticas
para reformar la industria de los Medios de Comunicación y mejorar las
protecciones al periodismo independiente. Debemos evaluar cobrar un impuesto
por los anuncios personalizados y usar los ingresos para financiar medios sin
fines de lucro y con conciencia cívica.
Walter Cronkite dijo una vez que "lo que necesitamos para que
funcione la democracia es periodismo". Llevaba toda
la razón, y por eso los ataques actuales contra el periodismo a manos de Wall Street, empresarios multimillonarios,
Silicon Valley y Donald Trump se han convertido en una crisis y debemos pasar a
la acción.
El periodismo de verdad no es el cotilleo, los
tertulianos ni el 'clickbait' que dominan actualmente los medios de
comunicación. El periodismo de verdad,
según palabras de Joseph Pulitzer, implica información meticulosa que "lucha por el progreso y la
reforma, nunca tolera la injusticia o la corrupción y siempre combate a los
demagogos".
Pulitzer afirmó que el periodismo siempre debe
"oponerse al privilegio de clase y a los saqueadores públicos,
jamás debe faltarle empatía hacia los pobres, siempre debe permanecer leal al
interés público, nunca debe contentarse solo con publicar noticias, siempre
debe ser absolutamente independiente y nunca debe tener miedo a la lucha contra
la injusticia, ya sea una plutocracia depredadora o una pobreza
depredadora".
Cuando teníamos periodismo de verdad, vimos cómo se
exponían y combatían delitos como el Watergate.
Y eso llevó a reformas contra la corrupción. Desde que no tenemos periodismo de
verdad, hemos visto que delitos como el
fraude hipotecario pasan
desapercibidos y no son castigados, provocando una crisis económica
devastadora que ha destruido las vidas de millones de estadounidenses.
El periodismo de verdad necesita recursos importantes.
Una de las razones por las que no
tenemos suficiente periodismo de verdad en este momento en Estados Unidos es porque muchos medios
de comunicación están siendo reducidos a cenizas por las mismas fuerzas
codiciosas que están saqueando nuestra economía.
Por ejemplo, dos corporaciones de Silicon Valley
—Facebook y Google — controlan el 60% de todo el mercado de publicidad digital y han utilizado un control absoluto para apropiarse de todos los
ingresos de publicidad de las organizaciones periodísticas. Un estudio reciente realizado por la News Media Alliance, una
asociación comercial, concluyó que en 2018,
mientras los ingresos de los periódicos disminuían, Google ganó 4.238 millones de euros
gracias a noticias por las que Google no pagó nada.
Al mismo tiempo, los
conglomerados empresariales y los fondos buitres han comprado y fusionado
medios de comunicación que tenían problemas financieros, reduciendo sus
redacciones mientras que los ejecutivos reciben abundantes sumas. Por
ejemplo, la fusión de Gannett con Gatehouse Media significará que cientos de publicaciones quedarán bajo el control de
una megacorporación y recortarán el
equivalente a 270 millones de
euros en "sinergias" — que a menudo
es la palabra que utilizan las corporaciones para hablar de despidos — . Matt Pearce, periodista de Los Angeles
Times, informó de que "el nuevo director ejecutivo de
Gannett/Gatehouse recibirá un bono de
cuatro millones de euros y acciones solo por entrar por la puerta".
El resultado de esta tendencia ha sido la aniquilación del periodismo. En los últimos 15 años, más
de 1.400 comunidades de todo el país han perdido
sus periódicos locales, que son las fuentes que luego utilizan las cadenas
de televisión, las radios y los sitios de noticias digitales para proveer
información local.
Desde 2008, las redacciones han
perdido 28.000 empleados. Solo durante
el año pasado, 3.200 personas de la industria de los medios de comunicación
fueron despedidas. Actualmente, por cada
periodista que tiene trabajo, hay seis personas dedicadas a las relaciones públicas y
comunicación institucional, y son ellas las que a menudo definen la postura
corporativa.
Justo cuando necesitamos más periodistas que informen sobre la crisis de
sanidad, la emergencia climática y la desigualdad económica, tenemos a tertulianos en
televisión que reciben millones de
euros por analizar cotilleos políticos, mientras los medios de comunicación
locales son aniquilados.
Los efectos negativos son predecibles:
según un estudio realizado por investigadores de las
universidades de Notre-Dame y de Illinois, cuando se
vacían las redacciones, aumenta el gasto general que recae sobre los contribuyentes porque hay menos periodistas investigando las
transacciones del Gobierno. Otro informe publicado por Spotlight en Pobreza y Oportunidades,
un foro independiente, concluyó que, a pesar de que millones de
estadounidenses luchan por sobrevivir, los medios de
comunicación con problemas financieros "no le prestan atención a la pobreza".
Desde luego, cuando vemos la investigación de Miami Herald sobre Jeffrey
Epstein o el valiente informe de Charleston
Gazette-Mail sobre la crisis de los opiáceos, nos damos
cuenta de que todavía hay buenos
periodistas venciendo las probabilidades y generando periodismo de verdad
que investiga al poder, saca delitos a
la luz y desafía el statu quo. Pero sabemos que estas historias exitosas
muy a menudo son la excepción y no la regla.
También sabemos que Donald Trump está
empeorando mucho las cosas. Es un mentiroso patológico
que se ha pasado su presidencia intentando demonizar a los periodistas
que se atreven a exponer sus mentiras. Y lo que es peor, ha llamado a los
medios de comunicación "enemigos del
pueblo" en un intento deliberado por destruir la mera idea de
una prensa libre.
La forma en que Trump ataca a los medios de comunicación es
absolutamente inaceptable y debe ser denunciada y rechazada. Pero dejemos algo en claro: eso solo no solucionará la crisis del
periodismo. Además, una mayor expansión de los modelos de negocios oligárquicos
en la industria de los medios de comunicación podría empeorar el asunto.
Actualmente, tras décadas de fusiones y desregulaciones, un pequeño puñado de empresas
controla casi todo lo que miramos, leemos y descargamos. Dada esta situación, no deberíamos querer que lo que queda de prensa libre caiga bajo el control de este puñado de corporaciones y multimillonarios "bondadosos" que
utilizan sus imperios mediáticos para castigar a quienes los critican o para
evitar ser investigados.
Después de todo, las cadenas de televisión que reciben parte de
los 4.000 millones de
euros anuales que invierte la industria farmacéutica en anuncios deben de estar encantados de disimular su
disgusto con nuestro deficiente sistema sanitario, pero nunca proveerán
información justa sobre el programa
Medicare, incluso aunque los sondeos indican que la mayoría de los estadounidenses apoyan la
propuesta.
Los medios de comunicación corporativos patrocinados por los anuncios de la
industria de los combustibles fósiles reciben
con gusto invitados que insisten en que nuestro actual sistema económico
oligárquico va genial, pero como demuestran los
estudios, esos mismos medios de comunicación a menudo minimizan
o evitan publicar sobre la emergencia climática que sus anunciantes han ayudado a
generar.
Y los medios propiedad de Disney y Jeff Bezos promocionan las películas de Disney y los planes de Bezos de explorar el espacio exterior, pero no podemos contar con ellos para que informen sobre la lucha por
salarios justos de los empleados de las empresas controladas por Disney o por Bezos. De hecho, en una ocasión, vimos cómo el Washington
Post, propiedad de Bezos, intentó castigar a un periodista que reclamó mejoras salariales para el periódico.
Debemos reconstruir y proteger una
prensa diversa y verdaderamente independiente para que los periodistas hagan el
importante trabajo que aman y que requiere cualquier democracia funcional.
Cuando
yo sea presidente...
Cuando yo sea presidente, mi Gobierno pondrá en
práctica políticas para reformar la industria de los medios de comunicación y
mejorar las protecciones al periodismo independiente, tanto a nivel local como
nacional.
Por ejemplo, daremos marcha atrás a los intentos de Trump de beneficiar fusiones de corporaciones
mediáticas. No aceptaremos aprobaciones automáticas de propuestas
como el nuevo plan de
fusionar CBS y Viacom para convertirlos en un gigante de 27.000 millones de euros.
Hace mucho tiempo que me opongo a la fusión de corporaciones mediáticas, y fui uno de los
16 miembros del Congreso que se opusieron a la nefasta Ley de
Telecomunicaciones de 1996, que ha acelerado el proceso de adquisiciones. En mi gobierno, suspenderemos inmediatamente la aprobación de las fusiones de medios de
comunicación grandes hasta que podamos comprender mejor el verdadero efecto que
estas transacciones tienen sobre nuestra democracia.
Respetando el espíritu de las
leyes nacionales existentes, les exigiremos a las grandes
corporaciones mediáticas que revelen si sus medidas corporativas y propuestas
de fusiones implican despidos de periodistas.
También exigiremos que, antes de que se lleven a cabo
más fusiones, los empleados tengan la oportunidad de comprar esos medios de
comunicación a través de planes de adquisición de acciones, un modelo de
negocio innovador que fue pionero en la industria de los periódicos.
Y evitaremos que las agencias federales tomen
decisiones sobre fusiones mediáticas o desregulaciones que afecten
negativamente a las mujeres o a la población afroamericana. Como ha señalado la organización Free Press,
"las
mujeres y la población afroamericana están infrarrepresentados entre quienes
tienen licencias de radiodifusión". El grupo remarca que esto se debe a
que la Comisión Federal de Comunicaciones ha aprobado fusiones "sin tener
en cuenta la forma en que esta concentración mediática afecta la posibilidad
que mujeres y población afroamericana obtengan licencias".
Cuando nuestro gobierno designe nuevas autoridades
progresistas para la Comisión Federal de
Comunicaciones, daremos marcha atrás a las medidas del
Gobierno de Trump, que han destruido las antiguas reglas sobre licencias
de medios de comunicación. Lo que ha
hecho Trump permite la propiedad cruzada de periódicos y cadenas de radio y
televisión. También ha dado luz verde para que una misma corporación tenga
muchas emisoras dentro de un mismo mercado.
El daño puede ser enorme:
"En
teoría", afirma Free Press, "estos cambios podrían permitir que un mismo emisor sea
propietario tanto de tu periódico local como de las dos emisoras locales más
importantes y además operar un puñado de otras emisoras gracias a acuerdos de
reparto, convirtiendo a tu comunidad en un pueblo con una única sala de
redacción".
En un gobierno de Bernie Sanders, haremos lo contrario:
restableceremos
y fortaleceremos las reglas de licencias de medios de comunicación y limitaremos la cantidad de emisoras que puede tener
una corporación de radiodifusión en cada mercado y a nivel nacional. También haremos que las agencias federales investiguen
el impacto de las fusiones en la prensa impresa, la televisión y los medios
digitales para determinar si es necesario tomar mayores medidas
antimonopolio.
Además, aprobaremos el Plan de Democracia
Laboral, que apoyará los esfuerzos de los
trabajadores de los medios de comunicación por conformar sindicatos y negociar con sus empleadores de forma
colectiva. He apoyado públicamente el empeño de periodistas por favorecer
el sindicalismo. Los sindicatos no
solo luchan por los salarios y los beneficios de los empleados de los medios de
comunicación, sino que pueden proteger
mejor a los periodistas de las políticas corporativas que buscan impedir que se
investigue a los dueños de los medios de comunicación y sus patrocinadores.
Por último, respecto a Silicon Valley, nombraré a un Fiscal General y
funcionarios de la Comisión Federal de Comercio para aplicar
más estrictamente las leyes antimonopolio contra los gigantes tecnológicos como Facebook y Google, para evitar que
usen su enorme poder de mercado para desguazar,
estafar y retirar financiación a las organizaciones periodísticas. Su poder
casi absoluto ha perjudicado especialmente a los medios de comunicación
pequeños e independientes que no tienen la infraestructura de una corporación
para defenderse.
Además, debemos explorar nuevas formas de empoderar a las organizaciones periodísticas para que negocien
colectivamente con estos monopolios tecnológicos, y debemos evaluar cobrar un impuesto por los anuncios
personalizados y usar esos ingresos para financiar medios de
comunicación sin fines de lucro y con conciencia cívica. Eso formaría parte de
un esfuerzo general por aumentar significativamente la financiación de
programas que apoyen operaciones periodísticas de medios de comunicación públicos a nivel local, de
la misma manera en que muchos otros países ya están financiando a medios de
comunicación públicos e independientes.
La Primera Enmienda de nuestra constitución protege
explícitamente la libertad de prensa porque
nuestros fundadores comprendían lo importante que es el periodismo para la
democracia. A más de dos siglos de la
firma de nuestra constitución, no podemos quedarnos sentados y permitir que las
corporaciones, los multimillonarios y los demagogos destruyan el cuarto poder, ni podemos permitirles
reemplazar el periodismo serio por propaganda y docudramas.
Debemos pasar a la acción, y si lo hacemos, sé que
triunfaremos. Podemos y lograremos volver a un
periodismo como el que Joseph Pulitzer y Walter Cronkite concibieron. Ese
periodismo que Estados Unidos tanto necesita.
Traducido por Lucía Balducci.
*****
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