EL FORO DE SAO
PAULO. Aspectos centrales de las Comisiones, Discusiones y Acuerdos. "Los buenos
capitalistas quieren que la gente gane bien y tenga trabajo, porque si no, ¿quién corno compra las
cosas de ellos? Estos (los macristas) se dicen capitalistas y no te podés
comprar nada, no podés viajar, no te podés comprar ropa ni ir al supermercado”.
Y agrega para que no haya lugar a dudas: “Yo soy mucho más capitalista que
ellos. Conmigo en Argentina había capitalismo y la gente se podía comprar lo
que quería. Que no me jodan más con lo del capitalismo. ¡Por Favor! Conmigo
había capitalismo”. Macri eligió como candidato a la vicepresidencia a Miguel Pichetto,
quien durante 12 años fue jefe del senado para Néstor y Cristina Kirchner. Él
explica su salto al oficialismo del siguiente modo: “Macri es un verdadero
defensor del capitalismo”. Gracias a él, entonces, ahora está en discusión
el sistema y no lo que antes llamaban “el modelo”. Cristina Fernández se vio
obligada a hablar claro y sepultar la retórica progresista: “¡soy mucho más
capitalista que ellos!”.
“Aunque por razones diferentes, exigencias semejantes de definiciones
netas ocurren en otros países del área, Brasil y Colombia
entre ellos. En Argentina, tanto como en estos países, las masas están
entrampadas por opciones burguesas, vacilaciones reformistas y aun expresiones
del infantoizquierdismo. De allí la importancia de las posiciones
asumidas por el texto del XXV encuentro del FSP. Es a esas masas
desorientadas a quienes debería dirigirse la declaración. Si acaso en las elecciones de octubre –o en la segunda vuelta en noviembre-
ganara la fórmula apoyada por el FSP, aplicaría la política de salvataje
capitalista, con apenas matices respecto del intento de saneamiento procurado
por Macri. Si algo necesitan los trabajadores y las juventudes en Argentina
son orientaciones claras para salir de la trampa impuesta a la nación por
los candidatos del sistema”.
“Desde hace años el FSP no
es ya ámbito apropiado para defender el socialismo ante los pueblos de América
Latina. No por acaso Chávez llamó a construir una V Internacional, tarea
todavía pendiente. Eventualmente este FSP podría ser válido para contribuir
a un frente antimperialista. Eso está por verse. Pero apoyos electorales que
dividen a las masas entre falsas opciones, desorientan y confunden a la
militancia y dificultan la labor de las organizaciones
revolucionarias, como ocurre
dramáticamente en el caso argentino, no es algo que pueda pasarse por alto.
Aquellas corrientes que, sin desconocer las enormes dificultades en la
coyuntura mantienen inalterable su compromiso con los esfuerzos de transición
al socialismo en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, pierden base de
apoyo para contrarrestar las calumnias de la derecha y el reformismo cuando los partidos gobernantes en estos
países apoyan a los mismos que los repudian, sumándose a las calumnias contra Venezuela para reivindicar el capitalismo”.
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FORO DE SÃO PAULO: IDEOLOGÍA Y POLÍTICA EN
LA RECONFIGURACIÓN DEL PODER CONTINENTAL.
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Luis Bilbao.
Rebelión, miércoles 7 de agosto del 2019.
Tuvo lugar en Caracas, entre el 25 y 28 de julio, el XXV encuentro del Foro de São Paulo (FSP). Inmediatamente antes se reunió, también en la capital venezolana, el Movimientos de Países No Alineados (Noal), presidido hasta ese momento por Nicolás Maduro.
Ambas fueron oportunidades para que la población
venezolana, castigada por el acoso permanente de Estados Unidos y la Unión
Europea, pudiera contrarrestar siquiera en parte la campaña que muestra una
Venezuela aislada y ya definitivamente condenada. La ciudadanía pudo comprobar
cuántos países, con los gobiernos más disímiles, cuántos partidos y
organizaciones políticas de diferente signo, se ubican en la línea contraria a
la ordenada por la Casa Blanca.
Más allá de señalamientos críticos respecto de ambas
reuniones, el esfuerzo del gobierno venezolano responde a una política de
frente único antimperialista, teorizado y lanzado como eje de acción por la
IIIª Internacional en sus inicios, bajo el comando de Lenin y Trotsky. Fuera de
toda duda, en esa tradición teórico-política debe afirmar sus pies la
Revolución Bolivariana para hacer frente a la escalada capitalista que intenta
no sólo ahogarla, sino -acaso en primer lugar- usarla para desprestigiar ante
las masas del mundo cualquier intento de transición al socialismo. Cuidar este
último aspecto, que comienza por defender la propia revolución, es una tarea
trascendental para el Psuv y la dirección político-militar en Venezuela, a la
que debiera contribuir cada militante comprometido/a con el socialismo en cualquier
punto del planeta.
Washington y Bruselas utilizan las flaquezas de la
economía venezolana, agravándolas mediante infinitas herramientas a su alcance,
para convencer a América Latina que el capitalismo es la única solución a la
multiplicación de desocupación, pobreza, exclusión y violencia en nuestra
región; que hay diferentes formas de capitalismo y el único debate posible es
por cuál de ellas optamos. Semejante perspectiva ha calado hondo en la gama
cada día más estratificada de las izquierdas latinoamericanas.
Declaración
final del XXV encuentro del FSP
El cartel de prensa internacional condenó el encuentro
del FSP calificándolo de terrorista o, en la versión más leve, como mero
recurso para legitimar a Maduro. Como se verá enseguida, esto tuvo consecuencias
inmediatas.
Al margen de diferencias respecto de caracterizaciones
sobre la coyuntura hemisférica, cabe un señalamiento de otro orden al texto
final asumido por el XXV encuentro. El texto apoya explícitamente candidaturas
para las próximas elecciones en Uruguay y Argentina (también lo hace respecto
de Bolivia, pero éste es un caso diferente, porque Evo Morales ha sostenido y
sostiene desde el poder posiciones antimperialistas).
Propone la declaración:
“apoyar la fórmula de Daniel
Martínez para presidente y Graciela Villar para vicepresidenta de Uruguay”; y
también “apoyar al movimiento popular de Argentina que ha logrado conformar una
alianza unitaria en el Frente de Todos, que lleva como candidato a presidente a
Alberto Fernández y como candidata a vicepresidenta a Cristina Fernández de
Kirchner”.
El mismo día en que se votaba la declaración final,
primero José Mujica y luego el candidato presidencial del Frente Amplio
condenaron al gobierno de Venezuela calificándolo como dictadura. Con apenas tiempo
para respirar, Alberto y Cristina Fernández sostuvieron que hay en Venezuela un
régimen autoritario y la ex presidente abundó, en claro gesto electoralista y
asociándose a la campaña de calumnias comandada por Macri contra la Revolución
Bolivariana: “Sorry, en cuestión de alimentos, Argentina está como Venezuela”.
Para ganar votos frente a Macri comparó sus resultados con los del gobierno
venezolano.
No fue por azar que semejante embate tuviera lugar al
fin de la reunión en Caracas: según sus objetivos y en función de la concepción
que los mueve, Mujica, Martínez, Fernández y Fernández debían tomar distancia
de ese apoyo del FSP, para evitar comprometerse con esta organización en medio
de sendas campañas electorales. El falaz informe de Michelle Bachelet fue
utilizado como excusa por unos y como exigencia por otros para emitir estas
declaraciones. Antes de ellos, y antes de las elecciones que perdió frente a
Jair Bolsonaro, el ex candidato del PT Fernando Haddad había tomado el mismo
camino, condenando al gobierno de Venezuela por ser “una dictadura”.
En otro párrafo la declaración llama a exigir “ la
libertad inmediata de Lula, víctima de un abusivo, ilegal e indignante
ejercicio del poder judicial contra él”. E inmediatamente condena
“hechos graves de persecución política y violación de los derechos humanos en Ecuador, Brasil, Argentina. La prisión de Lula y Jorge Glas así lo demuestran, como también la persecución judicial contra Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y Ricardo Patiño. Y exigimos la libertad de todas y todos los presos políticos”.
“hechos graves de persecución política y violación de los derechos humanos en Ecuador, Brasil, Argentina. La prisión de Lula y Jorge Glas así lo demuestran, como también la persecución judicial contra Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa y Ricardo Patiño. Y exigimos la libertad de todas y todos los presos políticos”.
Es correcto calificar la prisión de Lula como
“abusivo, ilegal e indignante ejercicio del poder judicial”. Sólo faltaría
explicar que se trata de justicia de clase, finalmente aplicada al fundador del
PT, por mucho que él mismo se empeñara en no considerarla como tal cuando fue
presidente. Pero si es correcto condenar la prisión de Lula, es contrario a la
más elemental verdad de los hechos comparar su caso con el de Cristina
Fernández.
Antes de continuar con este punto, vale subrayar que
el documento menciona sólo una vez al Alba. Lo hace cuando propone fortalecer “
los proyectos de integración soberana como la CELAC, el Alba-TCP, el Mercosur y
otras iniciativas integracionistas populares y autonómicas”. Sin haber
participado del encuentro, se puede afirmar que tal omisión ocurre porque las
delegaciones de Argentina, Brasil y Uruguay, se oponen de modo tajante a ser
parte del Alba o siquiera respaldarlo. Desde su fundación rechazaron el único
instrumento actuante de frente único antimperialista en América Latina. En
cambio, esas mismas dirigencias no vacilan a la hora apoyar la carrera
presidencial de quienes califican como Dictadura a la Revolución Bolivariana:
Martínez en Uruguay, Alberto Fernández en Argentina (quien, dicho sea de paso,
se define como liberal e inició su carrera como seguidor de Domingo Cavallo, ex
ministro de economía de Carlos Menem).
Corrupción
desenfrenada
Ni la persona más desinformada ignora que durante los
12 años entre 2003 y 2015 hubo en Argentina casos de corrupción sin
precedentes. Involucran a funcionarios del gobierno anterior y muy
específicamente a los ex presidentes Néstor y Cristina Kirchner. Esto iba a la
par de gestos y palabras sin ninguna correspondencia con la realidad,
enderezados a presentarse como parte de la propuesta antimperialista
continental encabezada por Hugo Chávez. Mientras tanto se negaban a ingresar al
Alba, a la moneda regional, al Banco del Sur… Una estafa política que aún tiene
efecto sobre buena parte de la militancia, en especial jóvenes.
No lo decimos ahora, cuando el sistema judicial del
capital se ha lanzado contra ellos. Quedó registrado en innumerables textos
publicados en los últimos diecisiete años. Va de suyo que hubo también
infinidad de denuncias de otros autores, muchas de ellas ampliamente
documentadas.
Atribuir los juicios en curso contra Cristina
Fernández a “persecución judicial” es comprometer la firma de organizaciones
revolucionarios con un caso de enriquecimiento ilícito de enormes proporciones.
Es, también y en primer lugar, dar crédito, aunque sea por la negativa, a la
justicia burguesa. Una perspectiva anticapitalista no puede basar sus juicios
en el sistema judicial del Estado burgués y por lo mismo jamás avalará como
parte actuante los procesos que éste lleve a cabo. Eso es muy diferente a
exculpar delincuentes porque los condenan jueces de la burguesía. En Argentina
hay un precedente muy claro: la justicia que cerró los ojos ante los crímenes
inenarrables de la dictadura entre 1976 y 1982, dos años después produjo un
juicio sin parangón en el mundo: procesó y condenó a los miembros de las juntas
militares gobernantes en ese período: 12 comandantes de las 3 fuerzas fueron
expuestos en su accionar criminal y enviados a la cárcel.
¿Por qué lo hicieron? Porque había un poderoso
movimiento popular que lo exigía y porque la burguesía comprendió que sin curar
esa herida no había posibilidad de recuperar el equilibrio del sistema
capitalista en el país. Hoy el cuadro es totalmente diferente. No hay un
movimiento de masas exigiendo castigo a los ladrones, aunque sí hay conciencia
de la magnitud de lo robado y de los efectos que esto tuvo en la vida económica
de la sociedad. La declaración del FSP choca con ese sentimiento extendido en
toda la sociedad y muy particularmente en el proletariado más avanzado, que
huérfano de verdadera alternativa en alto porcentaje votó a Macri en 2015. A
cambio de fuerza política que la acose, la burguesía afronta una hecatombe
estructural en la economía y la consecuente bomba social que esto
inevitablemente provocará si el sistema no es saneado. Uno de los aspectos de
ese saneamiento ha llevado a la realización de estos juicios.
Confusiones
En Argentina no hay presos políticos. Hay sí ladrones
en prisión. No será negando la realidad como podremos vencer la escalada del
gran capital. La causa de los Cuadernos (episodio de inteligencia que explotó y
produjo una cadena incontrolable de denuncias) lleva a la fecha 174 procesados.
Esta cifra incluye al menos un familiar y socio del Presidente. 71 de estos
procesos –entre los cuales está uno de los 13 que acorralan a Cristina
Fernández- han sido confirmados por tribunales superiores y están a un paso del
juicio oral. Sólo por sus fueros como senadora no está presa la ex presidente,
como sí lo está Julio De Vido y una docena de sus funcionarios. De Vido fue
ministro de planificación durante los 12 años de gobierno del matrimonio
Kirchner. Desde 2016 el país vio una y mil veces innumerables pruebas fílmicas
de la corrupción de ese régimen. Una cascada de los denominados “arrepentidos”
corroboró ante fiscales y jueces los hechos de robo desenfrenado al erario
público. El propio contador de Néstor y Cristina Kirchner aportó como
arrepentido pruebas documentales del fabuloso enriquecimiento ilícito del
matrimonio. Aunque se trate de una cifra mínima en comparación al botín total,
en la población impactó el hallazgo de 4 millones de dólares de imposible
justificación en una caja de seguridad a nombre de la hija de Cristina Fernández.
Durante el período en el que estuvieron en el gobierno Néstor y Cristina
Kirchner multiplicaron su patrimonio por un número todavía desconocido, pero
sin duda elevadísimo. Una parte de esa incalculable fortuna se puede ver en
Hoteles y departamentos lujosos, a nombre de la ex presidente y sus hijos. El
cartel de prensa, por supuesto, hace un festín cotidiano de esta tragedia
nacional. Pero no por esto los hechos dejan de ser reales, comprobados y a la
vista de todos.
En la rebatiña participaron también decenas de altos
empresarios. El propio Paolo Roca, titular de Techint, fue acusado y estuvo a
punto de ir preso. Se refugió oportunamente en México y en cuestión de meses su
nombre salió del proceso judicial, porque los hechos de corrupción sobradamente
comprobados… habrían sido responsabilidad de uno de sus gerentes.
No es que ahora se esté “haciendo justicia”. Es
que hay una feroz lucha interburguesa. Desde hace años calificamos al elenco en
torno a Kirchner como advenedizos. Llegaron al poder y decidieron que a la
pseudoteoría de la “burguesía nacional” le faltaba, precisamente, un poderoso
sector identificado con ese presupuesto. Y se abocaron a llenar el vacío sin
reparar en métodos (como, por otra parte, hizo siempre la hoy llamada burguesía
tradicional, en cualquier país del mundo). Por tanto, no se trata de creer en
el Poder Judicial del capitalismo y mucho menos en el gobierno de Macri. Se
trata de comprender que el capital arraigado encontró en el actual equipo
gobernante un punto de apoyo para procurar el saneamiento profundo de un
régimen que, de otro modo, se desploma. En el curso de ese proyecto imposible
apareció la necesidad/posibilidad de recuperarcientos de miles de
millones de dólares escamoteados durante estos años. A eso se refiere Macri
cuando, en plena campaña, repite que “hay que recuperar lo robado”.
Al condenar del modo que lo hace la “persecución
judicial” contra ex presidentes, por omisión la declaración quita carácter de
clase a los sistemas judiciales en cuestión. Al comparar fenómenos
incomparables, confunde a la militancia. Al ocultar la responsabilidad de
consumados corruptos como en el caso argentino, choca de frente con una columna
fundamental de cualquier proyecto genuinamente revolucionario y socialista.
“Moral y luces” decía Bolívar y repetía Chávez.
Si esta descripción no fuera bastante, hay algo de
otro orden que debería haber convencido a algunos partidos del Foro a no firmar
esta declaración: la defensa del capitalismo por parte de Cristina Fernández
(del candidato a presidente nada hay que decir, puesto que él mismo se define
como liberal capitalista).
No hace falta recordar las declaraciones de la ex
presidente cuando su esposo le pasaba el testigo en 2007 y ella afirmaba
defender a Alemania como modelo para Argentina. Ahora, después de dos períodos
de gobierno, como propuesta para un tercero, con su elevado estilo Cristina
Fernández da una clase de economía política y sociología:
"Los buenos
capitalistas quieren que la gente gane bien y tenga trabajo, porque si no,
¿quién corno compra las cosas de ellos? Estos (los macristas) se dicen
capitalistas y no te podés comprar nada, no podés viajar, no te podés comprar
ropa ni ir al supermercado”. Y agrega para que no haya lugar a dudas: “Yo soy
mucho más capitalista que ellos. Conmigo en Argentina había capitalismo y la
gente se podía comprar lo que quería. Que no me jodan más con lo del
capitalismo. ¡Por Favor! Conmigo había capitalismo”.
Macri eligió como candidato a la vicepresidencia a
Miguel Pichetto, quien durante 12 años fue jefe del senado para Néstor y
Cristina Kirchner. Él explica su salto al oficialismo del siguiente modo:
“Macri es un verdadero defensor del capitalismo”. Gracias a él, entonces, ahora
está en discusión el sistema y no lo que antes llamaban “el modelo”. Cristina
Fernández se vio obligada a hablar claro y sepultar la retórica progresista:
“¡soy mucho más capitalista que ellos!”.
Aunque por razones diferentes, exigencias semejantes
de definiciones netas ocurren en otros países del área, Brasil y Colombia entre
ellos. En Argentina, tanto como en estos países, las masas están entrampadas
por opciones burguesas, vacilaciones reformistas y aun expresiones del
infantoizquierdismo. De allí la importancia de las posiciones asumidas por el
texto del XXV encuentro del FSP. Es a esas masas desorientadas a quienes
debería dirigirse la declaración.
Si acaso en las elecciones de octubre –o en la segunda
vuelta en noviembre- ganara la fórmula apoyada por el FSP, aplicaría la
política de salvataje capitalista, con apenas matices respecto del intento de
saneamiento procurado por Macri. Si algo necesitan los trabajadores y las
juventudes en Argentina son orientaciones claras para salir de la trampa
impuesta a la nación por los candidatos del sistema.
Desde hace años el FSP no es ya ámbito apropiado para
defender el socialismo ante los pueblos de América Latina. No por acaso Chávez
llamó a construir una V Internacional, tarea todavía pendiente. Eventualmente
este FSP podría ser válido para contribuir a un frente antimperialista. Eso
está por verse. Pero apoyos electorales que dividen a las masas entre falsas
opciones, desorientan y confunden a la militancia y dificultan la labor de las
organizaciones revolucionarias, como ocurre dramáticamente en el caso
argentino, no es algo que pueda pasarse por alto. Aquellas corrientes que, sin
desconocer las enormes dificultades en la coyuntura mantienen inalterable su
compromiso con los esfuerzos de transición al socialismo en Venezuela, Cuba,
Nicaragua y Bolivia, pierden base de apoyo para contrarrestar las calumnias de
la derecha y el reformismo cuando los partidos gobernantes en estos países
apoyan a los mismos que los repudian, sumándose a las calumnias contra
Venezuela para reivindicar el capitalismo.
La reconfiguración del poder en medio de la crisis
capitalista requiere la afirmación programática, organizativa y política de
millones de seres humanos en torno a ideas claras y estrategias inequívocas,
todo tras el objetivo de una sociedad que niegue y supere al capitalismo. No se
trata de una discusión abstracta. La estructura de la economía capitalista
mundial cruje y se resquebraja. Desde el poder, las burguesías tienen como último recurso la
violencia de los Estados imperialistas y el fascismo que germina en nuestros
países. Ésa es la batalla planteada.
@BilbaoL
P/S: Como delegado de uno de los 47 partidos y organizaciones que
asistieron en 1990 al llamado del PT en San Pablo, el autor fue miembro fundador de lo que a
partir del II encuentro se llamaría Foro de São Paulo. Asistió a numerosos
encuentros, hasta que la hegemonía del reformismo se impuso y participar en
ellos dejó de ser tarea estratégica. Sobre el nacimiento y definiciones
iniciales de este bloque publicó en 1990 un pequeño libro, titulado “La
Izquierda Latinoamericana Frente a la Crisis Mundial (Ensayo de interpretación
marxista de la realidad contemporánea, a partir del Encuentro de Partidos y
Organizaciones de Izquierda de América Latina y el Caribe)”. Luego publicó en Crítica de Nuestro Tiempo
propuestas y análisis de sucesivos encuentros.
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