“MACRI OBEDECIÓ, AL PIE DE LA LETRA AL ÚKASE
IMPERIAL. La Argentina
se quedó sin política exterior, porque hizo suya la de Estados Unidos asumiendo como propios los enemigos o adversarios de
Washington en momentos en que Trump riñe con casi todo el mundo.
También se quedó sin política económica, porque pasó a dictarla el FMI a través de sus técnicos. El
resultado está a la vista: un holocausto social de vastas proporciones
y un derrumbe económico que, en algunos aspectos, no tiene precedentes,
todo lo cual se agrava por los efectos devastadores del “lawfare” (hiperpolitización de la
justicia federal; maridaje entre jueces, fiscales, servicios de inteligencia y
medios de comunicación; atropello al debido proceso, etcétera) y el
abrumador control que ejerce el oficialismo sobre los medios y la masiva
utilización de pseudo-periodistas
–en realidad, operadores políticos jugosamente remunerados- para mentir,
desinformar, atemorizar a la población y para difamar a las principales figuras
de la oposición. Esta siniestra operación de manipulación de la opinión pública se
complementó con la abrumadora propaganda oficial en todas las redes sociales y
la inescrupulosa utilización de ejércitos de “trolls” que con sus media verdades y “fake news” contribuían a la confusión general atacando con particular
saña a los candidatos del FRENTE DE TODOS”.
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Los Ciudadanos Argentinos (as) expresaron en las Ánforas, el pasado domingo, con plena Libertad,su total y absoluto rechazo al programa neoliberal del Presidente MACRI apoyado y" bautizado" por el Fondo Monetario Internacional, FMI, y como es lógico de absoluta simpatía del sr, TRUMP. Todos han sido barridos en las Ánforas por el FRENTE DE TODOS. La Sociedad Civil argentina y su Ciudadanía aplastaron a los aventureros de la Política y "buenos" discípulos de las Corporaciones Transnacionales, del Capital Corporativo Global.
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MACRI Y TRUMP: DERROTADOS POR NOCAUT.
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Atilio
Boron.
ALAI.
América Latina en Desarrollo.
Miércoles
14 de agosto del 2019.
Conocidos
los resultados de las elecciones
primarias (PASO) del pasado domingo publiqué un tuit en el que decía que
los dos grandes perdedores habían sido Mauricio
Macri y Donald Trump.
En efecto, Trump apoyó con
todas sus fuerzas al gobierno argentino. Lo dijo con todas las letras y en
innumerables –y a veces importantes- ocasiones. Es más: ordenó a sus
lugartenientes en el Fondo Monetario
Internacional (recordar que según Zbigniew Brzezinski el FMI y el Banco
Mundial son “extensiones del Departamento del Tesoro”) que respaldasen
al gobierno de Macri y su reelección
otorgándole a la Argentina un
paquete de ayuda financiera del orden de los 57 mil millones de dólares. Este fue el mayor desembolso jamás
hecho por el FMI en su historia y
tenía por objeto evitar el default de la economía argentina.
La
ejecución diaria de ese préstamo fue supervisada por la señora Christine Lagarde,
Directora Gerente del FMI (y, en los hechos. Ministra de Economía y “co-presidenta”
de la Argentina) y autorizaba también al Banco Central a vender dólares para estabilizar su cotización en el
frenético mercado local y de ese modo contener la escalada de precios en un
país lastrado por un persistente régimen de alta inflación. En la práctica esa
enorme suma hizo poco más que financiar la impetuosa fuga de capitales de la que
usufructuaron los amigos y compinches del régimen, mancomunados en el proyecto macrista de saqueo de las riquezas
del país.
Con
base en informes oficiales del Banco
Central difundido por el economista Ismael
Bermúdez la fuga de capitales en el período transcurrido entre el 2016 y el
primer semestre del 2019 fue de 70.210 millones de dólares. Huelgan los
comentarios acerca de las deprimentes consecuencias de esta monumental hemorragia financiera, para combatir la
cual John M. Keynes había propuesto,
en la década de 1930, practicar la “eutanasia”
de rentistas y especuladores por ser éstos mortales enemigos del crecimiento de
la economía real. El economista de Cambridge
se hubiera asombrado al comprobar los alcances de este flagelo en la Argentina.
La contrapartida de tanto
apoyo y de tanta munificencia imperial fue la conversión del gobierno argentino
en un pusilánime sirviente de la Casa
Blanca, presto a obedecer a las menores insinuaciones de su irascible
ocupante. Macri sobreactuó su
obediencia a Trump porque en la
campaña presidencial norteamericana había explícitamente respaldado a Hillary Clinton. Una vez consumada la
victoria del magnate neoyorquino Macri
se desesperó por enmendar su error arrastrándose a los pies del emperador y
ofreciéndose para hacer cuanto éste le ordenase, reviviendo con su rastrera
conducta las “relaciones carnales”
de Carlos S. Menem. Trump lo perdonó,
pero fue preciso y terminante con sus mandatos que, imaginamos, deben haber
sido más o menos así:
“¡ataca a Maduro,
en todos los foros, en todos los frentes, tú y tus fucking ministros y funcionarios! Destruye la UNASUR, acaba con la CELAC,
mantén a chinos y rusos bien lejos, olvídate de las Falklands, acepta que instale varias bases militares en la Argentina, facilita los negocios de las
empresas norteamericanas y deja que la economía la maneje el FMI, pues tus economistas son una
cuadrilla de inútiles”.
En
vísperas de las primarias Trump
envió al país a su Secretario de Comercio, Wilbur
Ross, como un gesto más de apoyo y aliento a la Casa Rosada para que avance sin más demora en las reformas
estructurales que faltaban: la privatización del sistema de seguridad social,
la laboral y la del régimen impositivo, en línea con la que el estadounidense
impusiera en su país alivianando la presión fiscal sobre las grandes empresas y
las grandes fortunas.
Macri obedeció, al pie de la
letra al úkase imperial. La Argentina se quedó sin política
exterior, porque hizo suya la de Estados
Unidos asumiendo como propios los enemigos o adversarios de Washington en momentos en que Trump riñe con casi todo el mundo.
También se quedó sin política económica, porque pasó a dictarla el FMI a través de sus técnicos. El
resultado está a la vista: un holocausto social de vastas proporciones y un
derrumbe económico que, en algunos aspectos, no tiene precedentes, todo lo cual
se agrava por los efectos devastadores del “lawfare”
(hiperpolitización de la justicia federal; maridaje entre jueces, fiscales,
servicios de inteligencia y medios de comunicación; atropello al debido
proceso, etcétera) y el abrumador control que ejerce el oficialismo sobre
los medios y la masiva utilización de pseudo-periodistas
–en realidad, operadores políticos jugosamente remunerados- para mentir,
desinformar, atemorizar a la población y para difamar a las principales figuras
de la oposición. Esta siniestra operación de manipulación de la opinión pública
se complementó con la abrumadora propaganda oficial en todas las redes sociales
y la inescrupulosa utilización de ejércitos de “trolls” que con sus media verdades y “fake news” contribuían a la confusión general atacando con
particular saña a los candidatos del FRENTE
DE TODOS.
Pero
todo fue en vano. Macri y su patrón
fueron arrasados en las urnas. Su gobierno languidece a la espera de un
milagro, que no se producirá. Si algo ocurrirá en la primera vuelta que tendrá
lugar el 27 de octubre será una derrota aún más aplastante del oficialismo, lo
cual será muy positivo para impedir por mucho tiempo el retorno al gobierno de
esa derecha neocolonial, elitista, falsamente “meritocrática” y antidemocrática. Esto si tiene suerte: si la
revuelta de los mercados y la conmoción social e institucional resultante no
sentencian el final anticipado del gobierno de Macri, algo que ya ocurrió en dos ocasiones desde la restauración
democrática de 1983, aunque bajo distintas condiciones. En suma: Trump se quedó sin uno de sus peones
sudamericanos, y el brasileño camina por la cuerda floja. Y la debacle del
neoliberalismo en la Argentina es un mensaje que será leído con atención en
muchos países. En
suma: buenas noticias para el futuro de Nuestra América. ¿Quién decía que el
ciclo progresista había concluido?
- Dr. Atilio A. Boron, director
del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (PLED),
Buenos Aires, Argentina. Premio
Libertador al Pensamiento Crítico 2013.
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