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“PALESTINA.- Aprovechando como pretexto un doloroso suceso aún sin
aclarar -el secuestro de tres jóvenes colonos judíos y su posterior asesinato- las
autoridades sionistas de Israel llevan a cabo una operación militar de amplia
escala que lejos de castigar a los supuestos autores del secuestro convierte a toda
la población de Gaza en objetivo militar
con los resultados que ya son habituales: cientos de personas asesinadas (entre
los que se cuenta principalmente población civil, muchos de ellos niños y
niñas), miles de personas heridas, casas y edificios arrasados y cientos de
miles de familias, candidatas a engrosar el éxodo al que Israel somete al
pueblo palestino desde hace décadas. El
secuestro nunca se logrará aclarar y resulta sintomático que antes de cualquier
investigación creíble las autoridades de Tel Aviv ya culparan a la
resistencia palestina y lanzaran una operación que repite los esquemas ya
utilizados en anteriores ocasiones. Con la misma lógica ¿Habría entonces que
culpar al gobierno de Israel y a todo su pueblo del asesinato de un niño palestino
que luego de ser torturado por sus agresores (jóvenes israelíes) fue incinerado vivo?. La nueva agresión ha
despertado la repulsa universal y acrecienta la imagen de Israel como un
estado racista que hace con la población palestina lo mismo que los nazis
practicaron antes con los judíos. Al menos los argumentos esgrimidos resultan
en el fondo muy similares: el mito de la supuesta superioridad de un pueblo
sobre otro que está en la base del sionismo y su derecho a ocupar tierras
ajenas justificándose en un “derecho divino”. Todo esto suena mucho a la propaganda nazi de
la “raza superior” y del “espacio vital”.
En un contexto similar recuerda no poco a las justificaciones
imperialistas del “destino manifiesto” que le permiten a los Estados
Unidos proclamarse autoridad mundial. Es la misma ideología del colonialismo y su misión “histórica” de “extender la
civilización” sobre los pueblos “bárbaros” del planeta. La indignación
universal contrasta con la efectiva complicidad de los gobiernos de las grandes
potencias que arma y protege a Israel hasta de la más mínima crítica,
denunciada de forma inmediata como expresión de antisemitismo. En un ejercicio
de cinismo sin parangón dirigentes como Obama y Hollande apoyan las operaciones
sobre Gaza y denuncian las “agresiones” de los palestinos contra Israel. La prensa internacional, fiel vocero de los
intereses de las grandes potencias de Occidente se hace eco de la
propaganda que generan las autoridades sionistas e intenta minimizar el horror
que producen los cuadros de destrucción masiva y genocidio y hasta pasan de
largo sobre escenas tan vergonzosas como la que muestran a un grupo de
israelíes celebrando desde una colina el impacto de las bombas sobre civiles
inocentes o a colegiales judíos despidiendo alborozados los misiles que serán
lanzados sobre niños palestinos, tan pequeños como ellos. Regodearse con la muerte es ya una manifestación patológicas de
esas que son tan comunes en el fascismo y que degradan la condición humana. Por
contraste, una periodista estadounidense
que informa sobre este acontecimiento y no ahorra palabras de condena para los
“espectadores “ (que llegaron a amenazarla) es cesada de forma fulminante por
la cadena de televisión para la que trabajaba. De forma sistemática se ocultan
o minimizan informaciones no convenientes para la estrategia del sionismo. Apenas se sabe algo sobre los destacados
intelectuales judíos que condenan la agresión
a Gaza y se distancian radicalmente de las decisiones de su propio
gobierno; menos aún se menciona a los cada vez más numerosos jóvenes (hombres y
mujeres) que se declaran objetores de conciencia y se niegan a vestir el
uniforme de un ejército que ocupa tierras ajenas y asesina inocente, destruye
viviendas, arrasa mezquitas, ataca hospitales y escuelas, envenena las fuentes
de agua, expulsa
a miles de personas de sus hogares y amenaza con la anexión de Gaza (¿Es éste
el verdadero objetivo de la presente agresión?).
Que palabras
podrían describir esta tragedia, la violencia genera violencia, pero eso es lo
único que estas tierras han sembrado. Palestina está de rodillas, desolada e inconsolable,
realmente existe una solución a un conflicto de tal magnitud?, no lo creo pues,
los que pueden crear paz en el territorio tienen un corazón y alma lleno de
odio y rencor que no solamente lo siembran, pero lo fomentan e inculcan.
***
“Aún más significativa es la voz de antiguas víctimas de los nazis
que hoy observan con horror cómo su pueblo se ha convertido de víctima en
verdugo y no precisamente de los responsables del holocausto. Las Naciones Unidas “lamentan” los
acontecimientos y hacen llamamientos a la calma poniendo de presente una
vez más la absoluta inutilidad de ese organismo y la necesidad de refundarlo
sobre principios diferentes para que sea un mecanismo eficaz y castigue
crímenes como los que Israel está cometiendo en Palestina. Las potencias emergentes, en particular Rusia y China, apenas se
pronuncian. A fin de cuentas, ese territorio es (aún) del dominio
occidental y se respeta como tal en el juego mundial de los imperialismos. Una
buena oportunidad para saber hasta dónde pueden llegar en defensa de la
legalidad internacional las nuevas potencias del capitalismo. A nadie debe
extrañar la reacción de los gobiernos árabes y en particular de las monarquías
corruptas del Golfo, principales aliados de Occidente en la zona (luego de
Israel, se entiende). Pero esto el pueblo palestino lo sabe desde siempre.
Menos aún sorprende -aunque resulta más dolorosa- la reacción de la llamada
Autoridad Nacional Palestina que gobierna en Cisjordania. Mientras las bombas
llueven sobre la población de Gaza y se repiten escenas como aquellas de Sabra
y Chatila, el presidente de la ANP se limita a una condena formal como si se
tratara de otro pueblo y no del suyo. Y
lo hace desde la seguridad y comodidad que le ofrecen las autoridades de
Catar... ¡ese ejemplo destacado de democracia y solidaridad!. Israel por su
parte no puede hacer un balance muy favorable de esta operación en curso.
Aunque aún minoritaria, se afianza la convicción de muchos de sus ciudadanos
sobre la inutilidad de estas operaciones y sobre
la necesidad de la paz con Palestina. Crece en no pocos la convicción de
que estas aventuras son irresponsables salidas de gobiernos débiles que así
intentan superar sus dificultades internas al precio de aumentar el
desprestigio de su país en el mundo y de alimentar sentimiento de odio y venganza por parte de los
agredidos, todo lo cual en nada contribuye al futuro de la nación.
El sionismo registra preocupado como cada vez son más los ciudadanos
que quieren la paz.
Preocupa a los más suspicaces que su país se limite a jugar el papel de
instrumento de agresión de las potencias
occidentales en la zona, unos “amigos” que hoy apoyan pero mañana pueden no
hacerlo. Ya sucedió en el pasado y no debe descartarse que ocurra en el futuro. Muchos de sus actuales amigos han sido
tradicionalmente - esos sí - destacados antisemitas y en el fondo lo siguen
siendo. Además, su mayor apoyo internacional es hoy una potencia en declive y
los triunfos militares actuales no garantizan en modo alguno la paz en el
futuro. Todo lo contrario. Pero lo que
más sorprende y permite alimentar la confianza en un
pueblo es precisamente la resistencia inquebrantable del pueblo palestino.
Nada consigue doblegar la voluntad de lucha de las gentes palestinas en Gaza y Cisjordania, ni
tampoco de los palestinos residentes en Israel, tratados aquí como personas sin
derechos, como parias en su patria tierra. Israel no consigue ni conseguirá
convertir a Palestina en una nueva
versión del Gueto de Varsovia, con su trágico final de exterminio de una
comunidad entera. Pero el solo intento cae ya como un baldón no solo sobre las
autoridades sionistas sino sobre todo un pueblo que todavía y de forma
mayoritaria comparte la política de su gobierno y aplaude las peores
atrocidades. Aún son minoría (que no
por pequeña resulta menos significativa) quienes conservan las mejores virtudes
de un pueblo, el hebreo, al cual debemos grandes aportaciones en todos los
órdenes. Las actuales circunstancias
alejan aún más la solución de los dos estados y hasta la muestran como una
salida imposible. Y aunque parezca aún
lejana y hasta utópica la solución de una misma
Palestina (como se llamó siempre) compartida por igual por judíos y árabes, es sin duda alguna la solución más democrática, en realidad
la única solución democrática del conflicto".
/////
PALESTINA.- Las cosas en su lugar y por su nombre: lo
que pasa hoy en Gaza, no es algo nuevo, simplemente es el resultado de una política
de exterminio, que hace más de 66 años se lleva a cabo con diferentes matices y
escenarios.
***
DEL MODELO
AUSCHWITZ AL MODELO GAZA.
*****
Raúl Zibechi (ALAI).
Lunes 21 de julio del
2014.
En poco menos de una semana Israel
desencadenó sobre la Franja de Gaza una lluvia de bombas que han matado ya a
más de 200 personas, 80 por ciento de ellas civiles y una quinta parte niños.
La excusa para los ataques son los
misilazos que del otro lado lanzan los milicianos de Hamas sobre Israel, que
acaban de causar la primera víctima mortal en Israel. Pero la disparidad no es
sólo en cuanto a víctimas: Gaza es un menguado territorio de poco más de 350
quilómetros cuadrados que vive bajo el acoso sistemático de la potencia militar
de la zona. Cada tanto, sobre su millón y medio de habitantes caen las bombas,
según una repetida lógica de larga data, ante la indiferencia de las potencias
occidentales, que por menos de eso ya estarían preparando una “intervención
militar humanitaria” para frenar al agresor. Al final de la Segunda Guerra
Mundial, señala el filósofo español Santiago Alba Rico, se produjeron en Europa
varios acontecimientos que marcaron la historia posterior. El primero, dice, es
que durante los procesos de Nuremberg se registra el rechazo del abominable
“modelo Auschwitz”, signado por “la deshumanización y exterminio horizontal del
otro”; pero antes la principal potencia vencedora, Estados Unidos, había
impuesto “la legalización de facto de los bombardeos aéreos” sobre población
civil.
El “modelo Hiroshima” se vuelve entonces aceptable y “la deshumanización y exterminio vertical del otro se asume como rutinaria o como no penalizable” (1). El bombardeo a Dresde, semanas antes de la rendición de Alemania, en marzo de 1945, en el que las fuerzas aéreas estadounidense y británica provocaron la muerte de entre 25 y 35 mil personas, es considerado por Donald Bloxham, editor del Journal of Holocaust Education, como un “crimen de guerra”. Apenas derrotados los nazis, Francia bombardeaba Argelia y Siria, provocando masacres sin que los capitostes del nuevo orden mundial emitieran la menor protesta.
El “modelo Hiroshima” se vuelve entonces aceptable y “la deshumanización y exterminio vertical del otro se asume como rutinaria o como no penalizable” (1). El bombardeo a Dresde, semanas antes de la rendición de Alemania, en marzo de 1945, en el que las fuerzas aéreas estadounidense y británica provocaron la muerte de entre 25 y 35 mil personas, es considerado por Donald Bloxham, editor del Journal of Holocaust Education, como un “crimen de guerra”. Apenas derrotados los nazis, Francia bombardeaba Argelia y Siria, provocando masacres sin que los capitostes del nuevo orden mundial emitieran la menor protesta.
Los bombardeos aéreos desde entonces
han sido cosa común, incluyendo el horror de Vietnam. “Ahora mismo los drones
estadounidenses bombardean Pakistán o Yemen, los aviones de Bashar al Assad a
su propio pueblo y los F-16 de Israel a los palestinos de Gaza. Todos esos
bombardeos nos impresionan tanto como una tormenta de verano y, desde luego,
mucho menos que una cuchillada en el metro”, remata Alba Rico.
Si de Gaza se trata, los ataques
aéreos contra ese territorio palestino tienen una larga historia, con su
secuela de miles de muertos, entre ellos cientos de niños, que representan
entre el 25 y el 30 por ciento de las víctimas.
El periodista y analista británico
Robert Fisk, especialista en los conflictos de Oriente Medio, reproduce en una
columna que publicó esta semana en el diario The Independent de Londres un
diálogo a propósito de los bombardeos de 2008 que mataron a más de 1.400
palestinos: “‘¿Y si Dublín fuera atacada con cohetes?’, preguntó entonces el
embajador israelí. Pero en la década de 1970 la ciudad británica de
Crossmaglen, en Irlanda del Norte, fue atacada con cohetes por la república de
Irlanda, y sin embargo la Real Fuerza Aérea no bombardeó Dublín en venganza ni mató
mujeres y niños irlandeses”.
El periodista israelí Gideon Levy
insiste en que para Israel no se trata de combatir el terrorismo sino de matar
árabes: “Desde la primera guerra del Líbano, hace más de 30 años, matar a los
árabes se convirtió en el principal medio de la estrategia israelí. El ejército
israelí ya no pelea contra otros ejércitos, el objetivo principal es la
población civil” (Haaretz, domingo 13). Prueba de ello es la utilización de
armas prohibidas en los bombardeos. “Doctores y personal médico han encontrado
en los cuerpos de fallecidos o heridos restos de armas de destrucción masiva
ilegales para el derecho internacional”, aseguran médicos desde el hospital
Shifa, de Gaza. El cardiólogo noruego Erik Fosse, que lleva años trabajando en
la Franja, dijo a la prensa que Israel estaría empleando armas que provocan
cáncer. “Los médicos apuntan que podría tratarse de los denominados explosivos
de metal inerte denso (dime, por su sigla en inglés), un arma de tipo
experimental cuyo radio de acción es relativamente pequeño, pero cuya explosión
resulta extremadamente potente” (Russia Today, lunes 13).
En contra de lo que asegura la
propaganda israelí, los bombardeos no son una respuesta a los ataques de Hamas
sino un cálculo político para bloquear cambios en la región, una obsesión del
establishment de ese país: impedir la reconciliación entre Hamas y Fatah y
evitar la toma de distancia de la Unión Europea respecto de Estados Unidos.
Para cumplir sus objetivos políticos, los dirigentes israelíes no dudan en
perpetrar masacres cada vez que lo consideran oportuno. Al hacerlo revelan un
estilo “claramente fascista”, apunta el israelí Uri Avnery. Avnery es una de
las personalidades israelíes más destacadas. A sus 90 años no pronuncia la
palabra “fascista” a la ligera, menos aun tratándose de un judío. Repasando una
realidad que le duele, llega al fondo del problema: al revés de lo que debería ser, su país es “un
ejército dotado de Estado”, dice.
*****
Nota:
1) Alba Rico no lo menciona, pero antes de la Segunda Guerra Mundial –probablemente como ensayo para el futuro–, durante la guerra civil española, la aviación nazi había lanzado operaciones de “exterminio vertical” de población civil en zonas resistentes del País Vasco, como en Guernica.
1) Alba Rico no lo menciona, pero antes de la Segunda Guerra Mundial –probablemente como ensayo para el futuro–, durante la guerra civil española, la aviación nazi había lanzado operaciones de “exterminio vertical” de población civil en zonas resistentes del País Vasco, como en Guernica.
*****
El objetivo político nazi-judío son los niños, un genocidio generalizado, que ninguna Autoridad Mundial pone un Alto al Fuego y termine la masacre colectiva de niños y mujeres inocentes.
***
NO ES UNA
GUERRA, ES UN GENOCIDIO.
*****
Homar Garcés (especial
para ARGENPRESS.info).
Lunes 21 de julio del
2014.
Prácticamente desde su fundación
como Estado auspiciado por las potencias occidentales luego de la Segunda
Guerra Mundial, Israel se fijó como meta la expansión de su territorio y el
exterminio de Palestina. Para lograr tal cometido nunca ha necesitado más
razones o justificaciones que aquellas que le brinden la seguridad de no ser
cuestionado o detenido en su actuación genocida por derecho internacional
alguno, así se invoque la condena de la Organización de las Naciones Unidas en
bloque, contando siempre con el apoyo irrestricto de Estados Unidos.
Al respecto, muchísimas personas en
el mundo entero ignoran las raíces históricas del conflicto y lo simplifican
como producto del fanatismo religioso, atribuyéndoles la peor parte a los
palestinos quienes han cargado con el estigma de terroristas gracias al poder
mediático y a la cinematografía maniquea de Hollywood. La agresión militar
desproporcionada de la cual es víctima el pueblo de Palestina responde a la
línea trazada desde siempre por el sionismo de despojar de sus tierras a
quienes -históricamente- han vivido por generaciones en ellas y no como lo
expresan las autoridades políticas y militares israelíes de acabar con “el
terrorismo de Hamas”.
Como lo comenta Juan Francisco
Coloane en reciente artículo publicado en ARGENPRESS.info, “el verdadero
objetivo va más allá de Hamas y es donde el Sionismo comparte objetivos con la
industria terrorista en la estrategia de dividir al mundo árabe e islámico y
desestabilizar estados como Irak Siria e Irán que puedan significar una amenaza
a dos aliados por conveniencia temporal, Arabia Saudí e Israel. Todo manejado
con maestría por Estados Unidos que no cesa en su campaña de cambio de régimen
en esos tres países que incomodan tanto a la industria petrolera como a Israel.
Las corporaciones transnacionales de la industria del petróleo e Israel son
aliados y en esa alianza, Arabia Saudí juega un papel central por su capacidad
de aportar con recursos. Sus múltiples vínculos con la industria terrorista se
han visto especialmente reflejados en el plan de derrocar al gobierno en
Siria”. Tal situación ha sido ampliamente reseñada, sin embargo, no ha sido
posible frenarla de un modo definitivo, aun con todas las garantías que se le
pudiera ofrecer al Estado sionista de Israel para que exista lo mismo que un
Estado palestino.
A pesar de la condena casi unánime del planeta, Israel prosigue su labor de limpieza étnica sin rubor alguno. Su propaganda y su poderoso lobby han neutralizado prácticamente toda acción humanitaria a favor del pueblo palestino. No obstante, aún debemos creer que el holocausto de Palestina tendrá que cesar algún día y se le permitirá a las familias árabes vivir en paz finalmente.
A pesar de la condena casi unánime del planeta, Israel prosigue su labor de limpieza étnica sin rubor alguno. Su propaganda y su poderoso lobby han neutralizado prácticamente toda acción humanitaria a favor del pueblo palestino. No obstante, aún debemos creer que el holocausto de Palestina tendrá que cesar algún día y se le permitirá a las familias árabes vivir en paz finalmente.
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