Libertad de Expresión, Libertad de palabra, Derechos Humanos, absolutos
principios inmarcesibles de la “civilización humana occidental” y en cambio que
derechos le otorgamos o le concedemos a la población del Islam en sus propios territorios o incluso en occidente. No ellos
no tienen derecho a la libertad de expresión y menos les alcanza los derechos
humanos, que son derechos universales. Desde
el inicio, de este vandalismo y asesinato político religioso de grupos
fundamentalistas, radicales y sectarios hemos condenado, como expresión de
terrorismo y grupos de enfermos religiosos. Pero quién los formó, quién los protege y bajo que intereses tienen esa
protección. Este acto criminal, condenable por toda la humanidad, ha
servido para que personajes políticos de occidente, despierten, unos
reaparezcan después de un buen tiempo – el
señor Sarkozy, un político acusado de corrupción y responsable político de la
invasión desde la OTAN contra el
mundo árabe y la destrucción de gobiernos, no muy aceptables por ellos en
determinada coyuntura política, cuando avanzaba el proceso político de la llamada “Primavera
Democrática Árabe”, caso de Libia, pero anterior sí gozaban de su
simpatía mientras financiaba su campaña política – o “líderes” políticos fracasados como responsables no sólo de
haber engañado políticamente a sus pueblos – el caso más evidente, es el del señor Hollande, actual presidente de
Francia – que estos oscuros movimientos políticos – le sirvió para
recuperar “presencia pública” en París o
el señor Obama – un político que en Estados
Unidos tampoco cumplió con los que había prometido o el señor Cameron responsable de políticas
salvajes neoliberales contra los
Ciudadanos ingleses – sólo el ejemplo el de la privatización de la
educación, contra los derechos de millones de jóvenes, que el Estado les brindaba en forma
gratuita y de calidad.
Pero quién formó a este
grupo de enfermos políticos –protegidos por un sectarismo religioso –
los responsables directos, son los gobiernos de Occidente, Estados Unidos y sus aliados de Europa, los han
protegido, formado y militarizado, contra los gobiernos de Siria e
Irán. Hoy cuando los intereses políticos de grupos oscurantistas como Al Qaeda o el surgimiento del Estado Islámico – los
yihadistas, guerreros fundamentalistas del Estado Islámico – es
entrar en Occidente mediante la guerra y el asesinato, si protestan, sí se
rasgan las vestiduras, que han atacado los valores
e occidente, que han herido de muerte a la civilización occidental, etc. Pero la OTAN, sigue
matando gente y ellos sí ahora lo justifican, porque están luchando contra el llamado Estado Islámico, que es un
verdadero peligro para occidente, pero también para los intereses políticos
de occidente, de derrocar a los gobiernos de Irán y Siria. Pero
ellos los protegen, mientras no se enfrenten a sus intereses de clase y menos pongan en peligro los valores de la
Modernidad Occidental y la civilización humana.
Pero verdaderamente en los
escenarios “democráticos” de un sistema mundo, un capitalismo salvaje,
donde las élites político-financieras-empresariales, hoy desde los poderes facticos controlan y es parte de su Poder, la
libertad de expresión, la libertad de palabra, los derechos humanos – son
su propiedad privada – pero cuando estos derechos humanos, como la libertad de expresión o la libertad de
palabra, lo usamos desde el mundo del 99% de la población mundial –
marginada, excluida, explotada -, ahí si es un ataque a los valores de la
Modernidad; pero la libertad de
expresión como los Derechos Humanos sí es válido para defender los derechos
humanos de los judíos y su gobierno de Israel para asesinar y tener un inmenso
centro de reclusión – Gaza –para matar
niños y Ciudadanos palestinos. Sí, todos los Ciudadanos del Mundo, desde la democracia vigente, condenamos
todo tipo de terrorismo, cual sea su color, nacionalidad, religión, etc, porque
atacan y matan; gobernantes no muy limpios en imposición de
políticas – pero jamás tienen una mirada interna a sus
países, cómo, sus políticas neoliberales están devastando
derechos sociales, pero sí condenan este salvajismo
y barbarie contra la civilización humana. Finalmente es obvio nuestra
mirada política en el escenario global del sistema-mundo donde la libertad de expresión, la libertad de
palabra, los derechos humanos, tienen un sello político de clase, son
propiedad privada de las elites político-financiero-empresariales del gran
capital corporativo global. Pero cuando el pueblo, los Ciudadanos de a pie, hablan de
Libertad de Expresión, de palabra, etc. simplemente no existe.
*****
La bajeza moral de Charlie Hebdo no justifica en ningún caso lo que han
hecho estos dos yihadistas, de la misma forma que lo que han hecho estos dos
yihadistas no justifica tampoco la mierda de dibujos que hacen en ese
panfleto que destila burla violenta y mal gusto por los cuatro costados. Es por
eso que, a pesar de estar absolutamente en contra del asesinato de esas 12
personas, yo no soy Charlie Hebdo. Expresa una publicación francesa del
día martes 13 de enero del 2015.
***
LA FARSA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
*****
Finian
Cunningham.
Dissident
Voice.
Rebelión
sábado 17 de enero del 2015.
Traducido
del inglés para Rebelión por Susana Merino.
Desde
el palacio del Elíseo, luego
de los terribles asesinatos de la semana pasada en Francia, el ex presidente Nicolás Sarkozy condenaba la violencia como “un ataque a la civilización”. Bien peinado, tostado y elegantemente
vestido, las solemnes palabras de Sarkozy lo convertían en la encarnación del “mundo civilizado”.
Resulta
un singular cambio de imagen en un político que se encuentra envuelto en
denuncias de sordidez, corrupción y crímenes de guerra.
Sarkozy no se estaba
preocupando demasiado por la “civilización” cuando él y sus aliados británicos
lanzaron la campaña de bombardeos de la OTAN en Libia en marzo de 2011 en flagrante
violación del mandato de la ONU, ataques que tras siete meses desembocaron en
el asesinato del viejo líder sirio Muammar
Gadafi –de quién en el pasado
Sarkozy, complacido y dentro del mayor silencio, había recibido donaciones para
sus campañas electorales antes de apuñalarlo por la espalda.
El
ilegal ataque relámpago francés a Libia dirigido por la OTAN condujo al derrocamiento del Gobierno
y a la destrucción de uno de los países de África más desarrollados
económicamente. Convirtieron a Libia
en un Estado fallido, manejado
por las milicias extremistas takfiris y los señores de la guerra tribales
cuya perversa ideología comparte la red
terrorista ISIS que está
actualmente destruyendo Siria
e Irak. La misma ideología de
los autores que aterrorizaron esta semana a París matando a una docena de
personas.
La
preocupación de Sarkozy por
los “ataques a la civilización” está
sin duda perfectamente justificada, pero las cosas no se presentan de este modo
en los controlados medios occidentales: las fuerzas extremistas que él mismo
contribuyó a desencadenar mediante el ilegal vuelco provocado en el Estado
libio han golpeado ahora a su propia gente en la capital de la República. Uno
de los presuntos valores fundamentales de la civilización occidental profanados
esta semana es la “libertad de expresión” o “libertad de palabra”.
Sarkozy ha condenado este
asalto asesino a la revista satírica parisina Charlie
Hebdo calificándolo
como una guerra declarada a “nuestro
valores”, en lo que han
coincidido gran cantidad de personalidades políticas occidentales, desde el
presidente Barack Obama hasta el primer ministro David Cameron. Ahora bien, esta revista había
enfurecido en el pasado a los musulmanes de todo el mundo que insultaban al
profeta Mahoma. Algo que parece haber motivado a los asesinos que mientras
huían de la escena del crimen en París gritaban: “Hemos vengado al Profeta”.
El
presidente francés François
Hollande ha otorgado a los
dibujantes y diseñadores asesinados el rango
de “héroes” muertos en
nombre del principio de la libertad de expresión. Pero como otros presuntos valores del
mundo occidental, como los “derechos
humanos”, la libertad de
expresión es un principio muy sobrestimado, en el sentido en que los gobiernos
occidentales y sus instituciones, así como los medios de comunicación
controlados por las grandes corporaciones, invocan este principio como una
marca ideológica de honor que los distingue y les otorga superioridad sobre los
demás.
En
la práctica, sin embargo, estos
valores occidentales no son más que quimeras. Eslóganes vacíos a los que simulan
adherirse, vanidosa y falsamente, con objetivos propagandísticos. ¿A qué
derechos humanos?, ¿a qué respeto a las leyes adhirieron, Sarkozy, Cameron y Obama cuando supervisaban el aniquilamiento
de Libia? ¿O en la actualidad, cuando secretamente intentan destruir Siria e Irak (a pesar de las tardías declaraciones
occidentales en las que dicen que combaten a las redes terroristas que ellos
mismos han creado para, en primer lugar, derrocar régimen sirio?
Cuando
los gobiernos occidentales defienden la libertad de expresión lo hacen por
oportunismo o para conseguir algún beneficio político. En modo alguno se trata
de la moral universal como ellos pretenden. Y sin temor al ridículo avanzan con
mentiras desvergonzadas para, como siempre, demostrar lo contrario.
Una
publicación satírica francesa pudo haber estado autorizada a
denigrar al Islam pero nunca se le hubiera permitido
condenar al sionismo ni todos sus crímenes perfectamente comprobados. Es poco
probable que la revista en cuestión publique caricaturas de Sarkozy, Obama o Cameron con explosivos atados en sus cabezas o
lanzando bombas en Libia. Aun cuando esta última idea no tenga nada de satírico
y sea simplemente un reflejo de la realidad de los actos criminales.
La
“libertad de expresión” a la occidental no es por lo tanto
otra cosa que la libertad del poder establecido de envilecer y demonizar a
cualquiera cuando el interés político de Occidente lo requiere. Cuando la
libertad de expresión se vincula de manera legítima a los intereses de
Occidente, cuando pone en evidencia su hipocresía y su mala fe, entonces deja
de ser un “principio universal”. La implacable censura adquiere la fuerza de la
ley. Al cómico francés
Dieudonné, por ejemplo, el
Gobierno francés le prohibió su espectáculo* por haber realizado con su brazo
un gesto de burla conocido como “corte
de manga” (N. de T. en
Argentina). Un gesto que puede interpretarse como un vulgar insulto personal o
como un ultraje irrisorio hacia las clases dirigentes. Las autoridades
francesas pretenden que es un gesto “antisemita” que implica un saludo nazi
invertido. Dieudonné lo
desmiente y dice que se trata por el contrario de un gesto antisionista y
anti-establishment.
El
Gobierno de Londres prohibió
al comediante la entrada en Gran Bretaña a causa de sus parodias políticas. A
su amigo el futbolista profesional Nicolas
Anelka se le prohibió jugar
en Inglaterra y tuvo que pagar 100.000 euros por hacer el mismo gesto después
de marcar un gol.
Casi
un año antes de la masacre de Charlie
Hebdo en París, el presidente
francés François Hollande precisó que no tendría la menor
tolerancia hacia Dieudonné. Basado en tales prejuicios, el artista o cualquiera
que haga ese gesto en público es pasible de sanciones. Ya no se trata de una
simple censura, sino de la persecución estatal del delito de opinión.
Es
manifiestamente admisible insultar al islam de acuerdo con el uso selectivo que
se hace con la libertad de expresión en Occidente porque sirve al programa
político de demonización de los países musulmanes, que autoriza a Occidente a
atacarlos con aviones de combate o con secretos mercenarios terroristas. Pero es inaceptable caricaturizar
al sionismo o a las clases dominantes occidentales.
Existe
otra reveladora piedra angular que es necesario tener en cuenta, ¿por qué Press TV, la cadena informativa iraní en inglés,
se halla excluida en la difusión británica tanto terrestre como satelital? ¿Por
qué la cadena con sede en Irán está prohibida en toda Europa y en
América del Norte? ¿Dónde está la libertad de expresión occidental? ¿Cuál es el
problema?
Press TV no se admite. Está prohibida. Está prohibida
porque la verdad del terrorismo occidental, tal como lo practican Sarkozy, Hollande, Obama, Cameron y sus semejantes resulta demasiado
pesada como para asumirla en la medida en que podría despertar las conciencias
y conferir mayor poder a la opinión pública.
La
verdad sobre el terrorismo de
Estado financiado por
Occidente, tal como lo practica el régimen
genocida israelí, es muy
difícil de asumir como para debatirla públicamente; se rechaza toda crítica en
nombre del “respeto a la
memoria” bajo el falaz
pretexto del “antisemitismo”. Es muy difícil asumir el hecho de que
los dirigentes occidentales deberían ser juzgados por crímenes de guerra. Tales
puntos de vista tan intelectualmente rigurosos, moralmente escrupulosos y
legalmente corroborados como lo fueren deben ser censurados y quienes los
defienden hostigados y aislados.
La
libertad de expresión occidental no
es otra cosa que el pequeño y cínico juego de los poderosos destinado a
preservar sus ilegales posiciones de poder. Una revista satírica adulada por
los criminales de guerra occidentales por su “libertad” al deshumanizar a los
musulmanes, ¿se elogia por su “heroísmo”? Y al mismo tiempo se prohíbe una cadena de televisión que
difunde noticias serias como Press TV. Resultado: una grotesca historieta.
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Finian
Cunningham es colaborador habitual de PressTV .
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