“El
encontronazo del 12 de octubre de 1492.- Las hipócritas denominaciones con las que fue conmemorado cada
aniversario de la llegada de Colón a tierras americanas, pusieron de manifiesto el
intento de disimular, encubrir y minimizar los crímenes cometidos. Celebrar el “Descubrimiento de América”
significaba omitir, nada menos, que existían unos setenta millones de seres
humanos que ya habían descubierto al continente y prosperaban en él. La
improvisada denominación de “Encuentro
de dos culturas” o “de dos mundos”, fue sólo un intento de falsificar la historia, dado que ese encuentro
no tuvo nada de protocolar o pacífico, como cínicamente pretendieron insinuar
sus ideólogos y difusores. La evidencia
del genocidio desatado, el saqueo de sus incalculables riquezas y el
sometimiento de los sobrevivientes presentaron un cuadro muy distinto al
pretendido, exponiendo un verdadero “encontronazo”
donde el desequilibrio tecnológico impuso sus trágicas desproporciones.
La expedición de Colón fue una destacada
empresa que hizo posible uno de los acontecimientos más importantes de la
historia humana: tomar conciencia de la magnitud del planeta y poder
comunicar sus diversos puntos geográficos. Así,
se pudieron relacionar mundos antes desconocidos entre sí, algunos en
estadios muy primitivos de desarrollo otros más avanzados, como los europeos, que ya conocían la brújula, la pólvora, el
papel y la imprenta.
Se transformaron las economías cerradas del
Medioevo para constituir un mercado mundial. “Los descubrimientos de los
yacimientos de oro y plata en América, la cruzada de exterminio, la
esclavización de las poblaciones indígenas, forzadas a trabajar en el interior
de las minas, el comienzo de la conquista y del saqueo de las indias, la
conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros, son todos
hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista (...) Las
riquezas apresadas fuera de Europa por el pillaje, la esclavización y la
masacre refluían hacia la metrópolis donde se transformaban en capital” (Carlos Marx, El Capital Tomo I).
El oro y la plata americanos
contribuyeron a forjar los primeros grandes capitales europeos, que
dinamizaron la economía y detonaron el fin del feudalismo y, posteriormente, la Revolución Industrial. Así se fue
gestando la sociedad capitalista
que, como contrapartida, significó un importante avance en la historia de la
humanidad. El capitalismo desplegó sus
máximas posibilidades de desarrollo en los países más avanzados de la
época, donde se produjeron los saltos más dinámicos en la primitiva acumulación de capital, basados esencialmente en el pillaje, la ampliación de las fronteras y
la repartición del mundo. Simultáneamente, se generó un desarrollo
incesante de las ciencias, el conocimiento, las técnicas productivas, las posibilidades de
consumo y de supervivencia humana.
El capitalismo logró cumplir un rol progresivo, sólo
interrumpido por las crisis cíclicas que desquiciaban periódicamente la
producción y su economía, dejando en evidencia las limitaciones del sistema. A pesar de este notable aporte a la
evolución humana, el capitalismo desde sus primeros pasos denotó sus
características salvajes, corruptas e inhumanas que continuaron manifestándose
en plenitud hasta la actualidad”.
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Un trabajador quita tinta roja de la mano de la estatua de Colón en Central Park, Nueva York, septiembre de 2017. El cuestionamiento de estatuas del navegante forma parte de un debate más amplio sobre monumentos a figuras históricas polémicas. Foto de Dave Sanders (New York Times).
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CONOCER LA HISTORIA PARA PODER TRANSFORMAR
LA SOCIEDAD.
El Mito del Descubrimiento de América.
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Silvia Arana.
Rebelión miércoles 18 de octubre del 2017.
"Suelen calificarse de 'racistas' o
'discriminatorias' las políticas y acciones del Gobierno de EE.UU. hacia los indígenas, pero raramente son
analizadas como lo que son: casos clásicos de imperialismo y una forma
particular de colonialismo... Los
cimientos del Estado están formados por la ideología de la supremacía blanca,
la práctica de esclavización de africanos junto la política de genocidio y robo
de tierras... ¿De qué manera conocer
la verdadera historia de EE.UU. puede servir para transformar la
sociedad?"
-Roxanne Dunbar-Ortiz, historiadora,
docente y activista.
La celebración del segundo lunes de octubre como “Día de Colón” comenzó en 1937 por
decreto del presidente Franklin D.
Roosevelt, quien elogió al “valiente
navegante” y la “contribución que su descubrimiento significó para el mundo”. Pero
la glorificación de la figura de Colón se remonta al siglo XVIII, cuando se usó
por primera vez como figura poética el término "Columbia" (anglicismo del italiano Colombo) para
designar a EE.UU. como la "tierra de Colón".
A nivel nacional se continúa celebrando el “Día de Colón”, aunque más de 50 ciudades y algunos estados han
repudiado la conmemoración del genocidio y, en su lugar, celebran el legado
cultural de los pueblos indígenas. La primera ciudad que reconoció oficialmente
el “Día de los pueblos originarios” fue
Berkeley, California, en 1991.
Siguieron su ejemplo Fénix, Salt Lake City, Austin, Denver, Seattle, Los
Ángeles y otras.
En ciudades como Nueva
York o Chicago donde a pesar de la controversia se continúa celebrando
oficialmente a Colón, desde hace
años activistas de los pueblos originarios, de centros estudiantiles y otras
organizaciones populares protestan contra el genocidio de los pueblos
originarios iniciado con los viajes de Colón.
Este año las protestas han adquirido una dimensión política global porque se
han enmarcado en un movimiento nacional contra monumentos de figuras
emblemáticas de la supremacía blanca y la esclavización, opresión y genocidio
de los pueblos afroamericanos, indígenas y latinoamericanos. (El punto más álgido de esta polémica
ocurrió en Charlottesville, Virginia, donde las autoridades municipales
decidieron quitar la estatua del General Lee, máximo referente de los estados
confederados del Sur esclavista; en respuesta, activistas de extrema derecha
atacaron a manifestantes a favor de los derechos humanos, matando a una joven
mujer.)
Tanto en Nueva
York, como Chicago, al igual que en New
Haven y Middletown (Connecticut) y otras ciudades las autoridades tuvieron
que poner vigilancia las 24 horas del día para "proteger" las
estatuas de Colón. El bronce
centenario del almirante en Central Park
(NY) había amanecido ya en septiembre con las manos manchadas de rojo
sangre. En octubre, la imponente figura del navegante en Arrigo Park (Chicago) despertó bañada en tinta roja y en la base
del monumento se podían leer los grafitis: "Genocida"
y "No al colonialismo". En Middletwon reclamaron: "Muerte al colonizador".
Más allá de lo anecdótico y coyuntural, el hecho de
que a más de cinco siglos de la llegada de los europeos a América y del saldo
de saqueo y aniquilamiento de los pueblos indígenas se siga celebrando al
"gran navegante" es ofensivo no solo para los pueblos indígenas
sobrevivientes del genocidio sino para toda la sociedad, en particular los
jóvenes que tienen el derecho a conocer la verdadera historia, en lugar del
mito del descubrimiento.
En Lies My
Teacher Told Me (Mentiras que mi maestro me contó), James Loewen examina las distorsiones y mentiras
incrustadas en la enseñanza estadounidense de un suceso histórico tan
importante como este. Señala que los textos escolares lo han reducido al cuento
de un gran navegante que al mando de tres endebles carabelas navega por el
océano Atlántico dos meses y logra llegar al Nuevo Mundo por su convicción y tenacidad, imponiéndose contra
motines de aterrorizados marineros que creían que la Tierra era plana... Entre
las principales omisiones del relato oficial, el autor menciona las
exploraciones de navegantes africanos, fenicios, vikingos e irlandeses que
llegaron a América del Norte mucho antes que las carabelas de Colón. Subraya la
carencia de una valoración de los cambios ocurridos en Europa que hicieron
posible la "Era de la
Exploración", cambios que no solo propiciaron los viajes de Colón y
los viajes de navegantes portugueses, sino que también crearon las condiciones
para que Europa dominara el mundo durante varios siglos. Loewen sostiene que después de la invención de la agricultura, este
sería el hecho de mayor repercusión en la historia de la humanidad, y sin
embargo los textos escolares y la educación impartida en las escuelas está
dominada por mitos tendientes a glorificar la supremacía europea y a despreciar
las culturas originarias.
Loewen insta a que la
enseñanza de la historia sea despojada de mitos, que se valore las condiciones
socio-económicas y políticas, que se tengan en cuenta las fuentes primarias,
como el testimonio de Fray Bartolomé de las Casas. Recordemos que su Breve crónica de la destrucción de las
Indias, el obispo en su condición de testigo de los horrores denuncia:
" Nuestros españoles por sus crueldades y nefandas obras han
despoblado y asolado [estas tierras] que están hoy desiertas, estando llenas de
hombres racionales, más de diez reinos mayores que toda España... Daremos por
cuenta muy cierta y verdadera que son muertas en los dichos cuarenta años por
las dichas tiranías e infernales obras de los cristianos, injusta y
tiránicamente, más de doce millones de
ánimas, hombres y mujeres y niños; y en verdad que creo, sin pensar engañarme,
que son más de quince millones...". Continúa testimoniando que la muerte
de los millones de indígenas son causadas por "guerras sangrientas y por
la más dura, horrible y áspera servidumbre en que jamás hombres ni bestias
pudieron ser puestas... La causa por que han muerto y destruido tantas y tales
e tan infinito número de ánimas los cristianos ha sido solamente por tener para
su fin último el oro y henchirse de riquezas..."
Doctrina del “descubrimiento”
Roxanne
Dunbar-Ortiz señala:
"Desde mediados del siglo XV hasta mediados del
siglo XX la mayor parte
del mundo no-europeo fue colonizado bajo
la Doctrina del Descubrimiento, uno de los primeros principios de derecho
internacional promulgado por las monarquías cristianas europeas para legitimar
la exploración, cartografía y apropiación de tierras fuera de Europa. Se originó con una bula papal de
1455 que le permitió a la monarquía portuguesa apoderarse de África Occidental. Después del primer viaje de Colón de 1492, patrocinado por la
monarquía española, una nueva bula papal le otorgó a España un permiso similar.
[…] Posteriormente otras naciones europeas reclamarían el mismo derecho para
sus proyectos colonialistas… Según la
Doctrina del Descubrimiento, las naciones europeas adquieren derechos de
propiedad de las tierras descubiertas mientras
que los pueblos nativos pierden su derecho natural con la llegada de los
europeos. [En América del Norte]
Bajo esta cobertura legal del saqueo, las guerras europeo-americanas de
conquista y los asentamientos colonialistas devastaron a las naciones y
comunidades indígenas que perdieron su territorio, que pasó a ser propiedad
privada… Podrá parecernos arcaica, pero esta doctrina sigue siendo la base de
las leyes federales todavía vigentes en
EE.UU. que controlan la vida y el destino de los pueblos indígenas, e
incluso su historia, distorsionándola."
"Esta tierra es nuestra tierra"
En Estados
Unidos, más de quinientas naciones
indígenas -conformadas por alrededor de tres millones de personas de los
quince millones que vivieron en estas tierras antes de la llegada de los
europeos- siguen en pie, sobreviviendo el genocidio y el despojo de sus
territorios. Siguen luchando por la defensa de su tierra y su cultura. Siguen
empecinados en ejercer su derecho a escribir su propia historia -desmontando
los mitos del opresor- y su derecho a forjar un presente y un futuro más justo
y en armonía con la tierra. "Esta tierra es nuestra tierra, esta tierra no es
vuestra tierra, de California a las islas de Nueva York...", grita al
viento el rapero Litefoot de la nación Cheroqui.
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