Bartolomé de
las Casas fue el primero en denunciar la matanza de los aborígenes. Sus
descripciones, realmente dantescas, llamaron la atención del rey de España,
quien se dio cuenta del grave riesgo de perder la mano de obra, sin la cual no
era posible explotar las minas, las plantaciones y las haciendas. La monarquía
dictó entonces las “Leyes de
Indias” que, bajo un manto humanitario, escondían la verdadera
intención de los reglamentos sobre la encomienda, que no era otro que preservar
la mano de obra indígena. Sin embargo, la verdadera respuesta a este problema
que para ellos no era realmente de carácter humanitario, sino de índole
económica, fue la de traer esclavos africanos para sustituir las extintas o muy
diezmadas comunidades indígenas como entes productivos. En una interesante nota sobre el padre
Las Casas, el escritor José Martí, prócer augusto de la independencia de Cuba,
señalaba: "es verdad que Las Casas por el amor de los indios aconsejó al
principio de la conquista que se siguiese trayendo esclavos negros que
resistían mejor el calor: pero luego que los vio padecer se golpeaba el pecho y
decía ¡con mi sangre quisiera pagar el pecado de aquel consejo que di por mi
amor a los indios!.
/////
Resistió y se mantuvo incólume la conquista y destrucción española. Machu Picchu el símbolo del Tahuantinsuyo y de la civilización Inca.
***
LA INSTAURACIÓN DEL “DÍA DE LA
RESISTENCIA INDÍGENA”,
UN PASO IMPORTANTE EN LA DIRECCIÓN DE LA
CONDENA A DOS GENOCIDIOS.
*****
Carlos E. Lippo.
Rebelión jueves 13 de octubre del 2017.
1.
De acuerdo con la historia que se enseñaba en las
escuelas oficiales de Venezuela antes del advenimiento de la Revolución
Bolivariana, el 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón, que había salido de
España hacía un poco más de dos meses pero que estaba tan despistado que creía
a pies juntillas que estaba arribando a las Indias Occidentales, estaba
descubriendo un nuevo continente: Nuestra América.
Totalmente de espaldas al hecho de que para esa fecha ya existía en nuestro
continente una inmensa cantidad de personas, estimada por connotados
investigadores históricos en no menos de 56 millones, que obviamente ya lo
habían “descubierto” y vivían en él, mayoritariamente en
comunas y en total armonía con la naturaleza. La historiografía de base
eurocéntrica había logrado mantener la tesis del “descubrimiento” durante
casi quinientos años y ello a pesar de que existen no pocos indicios de que
mucho antes que Colón, tuvieron presencia en América representantes de
diferentes culturas europeas (vikingos, galeses, irlandeses y templarios) y no
europeas (árabes, chinos, japoneses, polinesios y fenicios), existiendo además
evidencias de que hubo un importante contacto árabe con la cultura azteca de
Méjico.
El que navegantes árabes pudieron haber llegado a
América antes que Colón es algo más que probable, ya que es un hecho admitido
que los conocimientos matemáticos, astronómicos y geográficos de los árabes,
transmitidos a Europa, contribuyeron de manera significativa al progreso de la
navegación en los siglos XV y XVI, facilitando las expediciones oceánicas y los
descubrimientos de nuevas tierras. Recordemos que la idea de la esfericidad de
la tierra defendida por los árabes durante toda la Edad Media y puesta en duda
por la intelectualidad europea de la época, va aparejada con la de un mar único
que haría posible que navegando hacia el oeste se pudiera alcanzar la India,
que era al parecer la hipótesis central de Colón al momento de solicitar el
patrocinio de los “Reyes
Católicos” de España para lanzarse a tamaña aventura. ¡Profundizar
en la búsqueda de nuestras raíces históricas, desvirtuando las argumentaciones
falaces de quienes nos han tenido sometidos durante tanto tiempo es, y debe
seguir siendo, tarea de primer orden de nuestra Revolución!
2.
Una buena parte de esta población indígena originaria que según un
señalamiento de Arturo Uslar Pietri,
intelectual venezolano del siglo XX y uno de los más conspicuos representantes
de la “derecha” ideológica de nuestro país, ya fallecido, en su
ensayo “Fachas, Fechas y Fichas” (1982), estaba conformada
por “unos hombres que viven en la
naturaleza casi desnudos, bondadosos, inocentes, fraternales, que no conocen ni
la espada ni la pólvora, y que todo lo disfrutan en igualdad y
comunidad", fue exterminada por los conquistadores europeos (españoles, portugueses e ingleses en su
gran mayoría, pero también franceses y holandeses) con la excusa de
que “no tenían alma”,
primero y de que “había que
salvarles el alma”, más tarde, pero siempre para arrasar sus tierras,
saquear sus riquezas y aniquilar sus culturas.
Bartolomé de
Las Casas, un conquistador español que fue encomendero y se
hizo sacerdote de este lado del Atlántico estimó que en 1542, a cincuenta años
del “descubrimiento”, habían sido muertos, principalmente a
causa de la conquista militar, los malos tratos y la esclavización alrededor de
21.500.000 de personas en los
territorios conquistados por España, ello sin incluir las regiones de Yucatán,
Cartagena de Indias, Florida, Río de la Plata, Nueva Granada y Santa María.
Esta cifra aportada por de Las Casas es bastante congruente con una estimación
muchísimo más reciente del parlamentario belga André Flahaut quién siendo Ministro de la Defensa, sostuvo en un informe
presentado a su gobierno en el año 2004, titulado “Genocidios”, que en la América se cometió el mayor
genocidio de la historia mundial, ya que desde que Colón puso pie en este
continente fueron asesinados unos 15 millones de indígenas en la América del
Norte, a los cuales habría que sumar otros 14 millones que fueron masacrados en
la América del Sur. Añadiendo
que aunque la cantidad de víctimas no se puede saber con certeza, sí existen
pruebas irrefutables de una deliberada campaña de exterminio, despojo y
aculturación de los pueblos nativos, que se contraponen a las distintas teorías
“negacionistas”.
3.
Para poder evaluar apropiadamente estos hechos es
necesario tomar en consideración el significado real de la palabra “genocidio”, tanto
desde el punto de vista semántico, como desde el punto de vista legal. Según el
Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la palabra genocidio, en su
acepción única, significa: exterminio
o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de
religión, de política o de nacionalidad.
En lo atinente a la definición legal, ocurre que en
el año 1948, poco tiempo después de
la creación del Estado de Israel por parte de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, la misma asamblea adopta la “Convención para la Prevención y la Sanción del Crimen de
Genocidio”, según la cual se entiende por genocidio cualquiera de
los actos que sean cometidos, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra,
con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico,
racial o religioso como tal, de la naturaleza de los citados a continuación:
- Matanza de miembros del grupo.
- Atentado grave contra la integridad física o mental de los miembros del grupo.
- Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física total o parcial.
- Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
- Traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo.
Con base en
lo anterior, quién en su sano juicio o que no sea parte descaradamente
interesada, podría negar entonces que lo ocurrido en América durante la
invasión europea fuese un auténtico genocidio.
4.
Los negadores del genocidio indoamericano se
empeñan en sostener que lo que aquí hubo después del “descubrimiento”, fue un “colapso demográfico”, causado
más por las enfermedades contagiosas portadas por los conquistadores europeos,
principalmente la viruela, que por las guerras y otras causas derivadas de la
violencia de la conquista. Un “negacionista” insigne fue el
Papa Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), quien a pesar de las disculpas ofrecidas
por su antecesor Juan Pablo II, a causa del comportamiento de la iglesia
católica a todo lo largo de la conquista y la colonización americana, durante
su visita pastoral al Brasil en mayo del 2007, sólo alcanzó a admitir que la
colonización del continente americano a partir del siglo XV y su evangelización
por parte de la iglesia católica que él encabezaba, vino acompañada de "sufrimiento" e "injusticias" para
los indígenas, pero que la Iglesia había “purificado” a los
indios y que volver a sus religiones originales sería un retroceso. Es a causa
de estas declaraciones que el Comandante
Chávez, Líder Eterno de nuestra Revolución Bolivariana le solicitase pedir
disculpas, en los siguientes términos:
"Como jefe de Estado le ruego a Su Santidad que se disculpe. No
entiendo cómo puede afirmar que la evangelización no fue impuesta, si llegaron
aquí con arcabuces y entraron a sangre, plomo y fuego. Aún están calientes los
huesos de los mártires indígenas en estas tierras", añadiendo
seguidamente: "Aquí con Colón no llegó Cristo, llegó el
Anticristo. El holocausto indígena fue peor que el Holocausto de la II Guerra
Mundial y ni el Papa ni nadie puede negarlo".
5.
Bartolomé de
las Casas fue el primero en denunciar la matanza de los aborígenes. Sus
descripciones, realmente dantescas, llamaron la atención del rey de España,
quien se dio cuenta del grave riesgo de perder la mano de obra, sin la cual no
era posible explotar las minas, las plantaciones y las haciendas. La monarquía
dictó entonces las “Leyes de
Indias” que, bajo un manto humanitario, escondían la verdadera
intención de los reglamentos sobre la encomienda, que no era otro que preservar
la mano de obra indígena. Sin embargo, la verdadera respuesta a este problema
que para ellos no era realmente de carácter humanitario, sino de índole
económica, fue la de traer esclavos africanos para sustituir las extintas o muy
diezmadas comunidades indígenas como entes productivos. En una interesante nota sobre el padre
Las Casas, el escritor José Martí, prócer augusto de la independencia de Cuba,
señalaba: "es verdad que Las Casas por el amor de los indios aconsejó al
principio de la conquista que se siguiese trayendo esclavos negros que
resistían mejor el calor: pero luego que los vio padecer se golpeaba el pecho y
decía ¡con mi sangre quisiera pagar el pecado de aquel consejo que di por mi
amor a los indios!.
6.
Para reemplazar como trabajadores a la gran
cantidad de indígenas muertos en las posesiones coloniales durante el siglo
XVI, a partir del siglo XVII los europeos capturaron alrededor de 60 millones
de africanos al sur del Sahara, de los cuales, según el historiador británico Eric Hobsbawm , unos 12 millones
llegaron vivos a América donde fueron reducidos a la esclavitud. La diferencia
entre personas capturadas y personas que llegaron vivos a la América se explica
porque una parte de los capturados morían por efecto de la captura y de la
retención en espera del viaje, otra parte moría durante el viaje y algunos eran
sometidos a esclavitud en el África misma. Asimismo, es necesario tomar en
cuenta que hasta el 10% de los esclavos que trabajaban en plantaciones, minas y
otros oficios morían cada año por las extremadamente precarias condiciones de
vida y los abusos laborales. La exportación de tanta gente, hombres y mujeres
en edad productiva produjo un abandono de la agricultura y detuvo el progreso
de regiones enteras, dejando a este continente en permanente desventaja frente
a otras partes del mundo, lo que en buena medida explica la continuada pobreza
de la región.
¡A un
genocidio sucedió otro genocidio, en suma, dos verdaderas catástrofes
demográficas generadas por las naciones supuestamente más avanzadas de Europa,
desde finales del XV hasta bien entrado el siglo XIX: Portugal, España,
Francia, Holanda y en menor grado Inglaterra, sin que dejasen de participar en
ella desde su misma creación, los Estados Unidos de Norteamérica, algunos de
cuyos “Padres Fundadores”, Jefferson y Adams, entre ellos, fueron connotados
terratenientes esclavistas!
La Civilización Maya, resistió y se mantuvo incólume ante la invasión y destrucción española.
***
7.
Entre los muchos mitos creados por la
historiografía de base eurocéntrica existe uno altamente despreciativo que
señala que los indígenas, una vez recibidos los espejos y demás baratijas con
las cuales los conquistadores pretendían obtener sus riquezas minerales vía
trueque, se les sometieron mansamente. Nada más tendencioso y carente de toda fundamentación histórica. Por
otra parte, también se ha señalado que por lo general los indígenas colaboraron
con los conquistadores, cuando ocurre que existen suficientes evidencias
demostrativas de que este comportamiento fue la excepción y no la regla, ya que
si bien algunos caciques colaboraron con el enemigo, la mayoría de los jefes se
inmolaron heroicamente en aras de la preservación de las vidas de sus gobernados
y de la defensa de los valores de su cultura. Único es el lamentable caso del Imperio Azteca, que sucumbe después de
una heroica resistencia ante la deserción de algunas tribus y la asimilación de
los Totonacas a las fuerzas españolas, ambas acciones motivadas por disputas
internas existentes incluso antes de la llegada del conquistador.
Cronistas de la época, protagonistas de la conquista y la colonización
de los pueblos americanos, algunos de ellos sacerdotes católicos como Bartolomé
de Las Casas y Diego de Rosales, militares otros como Gonzalo Fernández de
Oviedo, e incluso poetas como Alonso de Ercilla, autor de “La Araucana”, todos ellos
nacidos en España, así como José de Oviedo y Baños, militar e historiador
nacido en Santa Fe de Bogotá y muerto en Caracas, exaltan el genio, valor e
inteligencia de muchísimos caciques, entre los cuales se destacan: Caonabo, de
los Taínos, una rama de la etnia Caribe, quien fue el primero en rebelarse
contra el dominio español, muerto en la isla de Santo Domingo en 1494 y Hatuey,
de la misma etnia, muerto en la isla de Cuba en donde se había refugiado
huyendo de Santo Domingo;
Moctezuma y Cuauhtémoc, de los Aztecas,
en Méjico; Huáscar y Atahualpa, de
los Incas, en el Perú y Lautaro,
Caupolicán y Pelantaro, de los aguerridos Mapuches, tercamente llamados Araucanos
por los españoles, en las tierras de Chile, en lo que constituye una justa
aunque incompleta reivindicación de las etnias originarias. Entre los cronistas contemporáneos no es
posible dejar de citar a la arqueóloga y antropóloga italiana, nacionalizada
mejicana, Laurett Sejourné quien señalase: “El
día que la ideología colonial sea completamente disipada esta resistencia (la
indígena) contará entre las hazañas más nobles que la humanidad haya conocido”.
8.
Según algunos cronistas como Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, uno de los primeros
enfrentamientos armados importantes de los indígenas con los españoles tuvo
lugar en las costas de Venezuela en el año 1515, a cargo de varias tribus de la
etnia Caribe y esta resistencia se prolongó hasta mediados del siglo XVII,
retrasando por un siglo la colonización de esas tierras. Uno de los jefes
indígenas más destacados fue Guaicaipuro,
cacique de los Teques, orgullo del pueblo venezolano, quien comandó su
primera acción, un ataque a las minas de oro de los Teques, cuando contaba
apenas con veinticinco años de edad, logrando importantes victorias entre los
años de 1560 y 1568 sobre los más
aguerridos capitanes españoles, acciones que lograron retrasar la fundación de
la ciudad de Caracas, actual capital de la república que sólo pudo ser
establecida aunque de forma muy precaria, a mediados de 1567. El genio militar y político de este venezolano de excepción,
primero en el continente en utilizar tácticas de “guerra de guerrillas” contra
los españoles, era de tal dimensión que no sólo fue capaz de coordinar la
totalidad de las tribus del norte de Venezuela sino que también intentó sumar a
sus huestes a los esclavos negros seguidores del Negro Miguel, que se habían
levantado en armas exitosamente en el centro occidente del territorio, donde
lograron establecer su propio reino. A fines de 1567 o inicios de 1568, el
conquistador Francisco Infante y sus hombres, conducidos por guías nativos que
habían sido chantajeados, dieron con el paradero de la choza de Guaicaipuro, en
las cercanías de Paracotos, logrando sorprenderlo. Si Guaicaipuro prendió fuego
a su choza, inmolándose por su propia mano, como cuenta la leyenda o si
encontró la muerte peleando con la espada que le había arrebatado al
conquistador Juan Rodríguez Suárez, que es la versión sobre su muerte que
ofrece el historiador José de Oviedo y Baños en su obra publicada en 1723, no
es lo relevante; lo relevante es que esta muerte heroica tuvo que haber
inspirado a sus compañeros de lucha: Terepaima, Paramaconi y Conopoima entre
ellos, para seguir adelante, logrando sumar a otras tribus a lo largo y ancho
del territorio nacional para continuar hostigando a los conquistadores hasta
comienzos del siglo XVIII. En reconocimiento al permanente espíritu de
emancipación de nuestro pueblo, los restos de Guaicaipuro fueron trasladados al
Panteón Nacional de manera simbólica, por decreto del entonces Presidente de la
República, Hugo Chávez Frías, el 8 de diciembre de 2001, asignándosele un
espacio junto a los demás próceres de Venezuela.
Así mismo,
el 8 de marzo del presente año, en ocasión del Día Internacional de la Mujer,
fueron también trasladados al Panteón Nacional, los restos simbólicos de
Hipólita y Matea, dos esclavas que tuvieron importante participación en la
crianza de El Libertador, junto con los de Apacuana, líder guerrera y guía
espiritual de los indígenas Quiriquire, en las cercanías de Los Teques, actual
estado Miranda.
Pueblos Originarios, la Resistencia Indígena, hoy en Nuestra América, La Patria Grande.
***
9.
El 20 de
mayo de 1820, meses después de la batalla de Boyacá que selló
la independencia de Cundinamarca, actual Colombia y un año antes de la
batalla decisiva en Venezuela, Carabobo, el Libertador Simón Bolívar, consciente
de la dirección revolucionaria que habría que darles a estos pueblos, dictó un
decreto con la intención de restituirles sus derechos. En aras de la brevedad
presento a continuación la lectura de la motivación y de sólo el primer decreto
del mismo, tal como la hiciese el Comandante
Chávez en el discurso de instalación del “I Encuentro Internacional de la Resistencia y Solidaridad de los
Pueblos Indígenas y Campesinos”, celebrado en Caracas entre
el 11 y el 14 de octubre de 2003, un año exacto después de que hubiese dictado
el decreto que instauró el “Día
de la Resistencia Indígena” : Dice así, lo leo:
“Deseando corregir los abusos cometidos en Cundinamarca, en la mayor
parte de los pueblos de naturales, así contra sus personas y contra su
resguardos y aun contra sus libertades y considerando que esta parte de la
población de la República merece las más paternales atenciones del gobierno,
por haber sido la más vejada, la más oprimida, y la más depredada, durante el
despotismo español. Con presencia con lo dispuesto de las leyes canónicas y civiles he venido en decretar y
decreto”. Primero: “Se devolverán a los naturales, como propietarios
legítimos, todas las tierras que formaban los resguardos según sus títulos,
cualquiera que sea el que aleguen para poseerla los actuales tenedores”.
¡Lástima que traicionado y muerto El Libertador, éste al igual que muchos otros
decretos de corte clasista y revolucionario se convirtieron en letra muerta!
10.
En total consonancia con su preámbulo, en el cual
se invoca el ejemplo histórico de nuestro Libertador
Simón Bolívar y el sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los
precursores y forjadores de una patria libre y soberana, la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, aprobada por un referéndum popular de fecha
15 de diciembre del año 1999, en su Título III, “De los Derechos Humanos y Garantías y de los Deberes”, consagra
un Capítulo completo, el VIII, a los derechos de los pueblos indígenas,
derechos que habían venido siendo cercenados durante siglos y que presentamos a
continuación de manera resumida:
· Artículo 119: “El estado
reconocerá la existencia de los pueblos indígenas, su organización social,
política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones,
así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y
tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar sus
formas de vida".
· Artículo 121: “Los pueblos
indígenas tienen derecho a mantener y desarrollar su identidad étnica y
cultural, cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de
culto”.
Artículo 122: “Los pueblos
indígenas tienen derecho a una salud integral que considere sus prácticas y
culturas”.
Artículo 124: “Se
garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los conocimientos,
tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas”.
Artículo 125: “Los
pueblos indígenas tienen derecho a la participación política. El Estado
garantizará la representación indígena en la Asamblea Nacional y en los cuerpos
deliberantes de las entidades federales y locales con población indígena, conforme
a la ley”.
11.
Lamentablemente,
el 12 de octubre, España y una mayoría importante de los países de América,
desde los Estados Unidos hasta la Argentina, estarán celebrando un aniversario
más, el número 525, de la llegada de Cristóbal
Colón por primera vez a nuestras tierras. Desde comienzos del
siglo XX la efeméride se había venido celebrando bajo el nombre de “Día de la Raza”, pero
al acercarse el quinto centenario (1992) y ser propuesta en la Organización de
las Naciones Unidas la proclamación de dicho año como el “Año Internacional de los Pueblos
Indígenas”, dicha propuesta desbarató el empeño de España y otros
países de proclamarlo como “Año
Internacional del Descubrimiento de América”, con un absoluto
desprecio por la verdad histórica. La falta de consenso impidió que se aprobase
alguna de estas dos proposiciones. Sin embargo a partir de este hecho ya no
hubo unanimidad en torno a la denominación de la efeméride, sino que a pesar de
seguir celebrándola comenzaron a hacerlo ahora, por diferentes motivaciones
asociadas a los distintos intereses de sus clases dominantes y de espaldas a la
voluntad de la mayoría de sus pueblos, bajo diferentes nombres, entre los
cuales destacan:
“Día de la Hispanidad”, “Día
de Colón” (“Columbus Day”), “Día del Encuentro de dos Civilizaciones”, "Día de la Interculturalidad”, “Día del Descubrimiento”, “Día de la Liberación, de la Identidad y de
la Interculturalidad”, “Día
Panamericano”, etc., denominaciones
que son, si se quiere, menos lacerantes que aquel primigenio “Día de la Raza”,
pero igual de encubridores de los genocidios que comenzasen a ser perpetrados a
partir de esa fecha.
12.
En la
Venezuela revolucionaria, a pesar de que sigue siendo un día feriado, hemos
optado por no celebrar el pretendido descubrimiento, puesto que tanto el pueblo
como el gobierno revolucionario somos conscientes de que en esa infausta fecha
del año 1492 sólo tuvo lugar el
inicio de la cruenta invasión del imperio español causante de los mayores
genocidios y del mayor despojo de recursos materiales que registra la historia
de la humanidad. En su lugar celebramos el “Día
de la Resistencia Indígena”, instaurado
por Comandante Chávez, por decreto de
fecha 11 de octubre de 2002, con el cual se conmemora las gestas heroicas de
los pueblos indígenas que opusieron tenaz resistencia a los conquistadores
aunque terminaran por caer, víctimas de la apabullante superioridad militar y
de la total carencia de valores éticos y morales de la inmensísima mayoría de
los conquistadores, que con el estímulo y el apoyo oficial de la alta jerarquía
de la iglesia católica de la época, ni siquiera les reconocían como seres
humanos.
Desde esa última fecha pasamos a coincidir con la República de Cuba en
el hecho de haber borrado del calendario esa falsa efeméride, ya que ese país
hermano desde el advenimiento de su revolución en 1959, celebra en su lugar el
10 de Octubre, como el inicio de su gesta independentista del imperio español.
13.
En el transcurso del tiempo, otros países de Nuestra América como Nicaragua y Bolivia han
abolido cualquier conmemoración del “descubrimiento”, habiendo
emitido sus gobiernos sendos decretos que para esa fecha han instaurado
el “Día de la Resistencia
Indígena” (Nicaragua, 2007) y el “Día de la Descolonización” (Bolivia 2011); así
mismo, en países como Argentina
(donde retiraron una estatua de Colón ubicada en las cercanías de la Casa de
Gobierno y la sustituyeron por otra de la lideresa
independentista Juana Azurduy) y Chile,
no se celebra el hecho del descubrimiento de América, sino que en esas naciones
cada 12 de octubre se hace un reconocimiento a los indígenas que fallecieron
durante la colonización y se celebra la diversidad cultural que dejó como
consecuencia el cruce de europeos, americanos y africanos en el Abya Yala, que es el nombre con el cual
se conocía nuestro continente antes de la llegada del invasor español. Pareciera estar cumpliéndose nuevamente,
después de 200 años aquella exhortación de nuestro himno patrio que
señala: “… Seguid el ejemplo que Caracas dio”.
En este mismo orden de ideas es oportuno señalar
que en fechas recientes se han registrado movimientos populares en más de 50
ciudades de los Estados Unidos que procuran el derribo de las estatuas de Colón
y otros supremacistas blancos; inclusive, dos días atrás grupos de
manifestantes protestaban al pie de una estatua de Colón en la propia ciudad de
Nueva York, poniendo en entredicho la celebración del famoso desfile de
celebración del llamado “Columbus
Day”, que se ha celebrado cada 12 de octubre desde 1937.
14.
Como plantea el título de este artículo, la
instauración del “Día de la
Resistencia Indígena” es un paso importante en la dirección de
condenar el genocidio indígena, sin embargo condenarlo en abstracto no es
suficiente sino que es necesario, a juicio mío, intentar obtener una reparación
legal de la misma naturaleza de la que están intentando obtener de parte de las
potencias esclavistas de los siglos XVI al XIX (Portugal, Gran Bretaña, Francia, España y Holanda), los países
miembros de la Comunidad del Caribe (CARICOM), cuyos Jefes de Gobierno fundaron
en el año 2.013 la “Comisión de
Reparaciones del CARICOM”, con la finalidad de preparar y
presentar una demanda formal contra los gobiernos de aquellos países que otrora
cometieron los crímenes que constituyeron la esclavitud africana y
enriquecieron a sus naciones mediante su práctica; siendo oportuno señalar que
desde esa fecha se vienen logrando significativos avances.
En el caso del genocidio indígena se trataría de
obtener fundamentalmente de España,
Portugal y Gran Bretaña, las siguientes reivindicaciones: la petición
formal de perdón; la cancelación de la deuda externa con estas naciones; el
otorgamiento de ayudas para el desarrollo; así como una indemnización
financiera, en un monto aún no determinado, por los traumas sicológicos que aún
persisten y que datan de los días de la de la conquista y de la colonia.
Considero que es tarea urgente de las secretarías permanentes de nuestros
organismos de integración: UNASUR, CELAC
y ALBA-TCP, fundamentalmente este último por la afinidad que tiene con el CARICOM, el incluir en las agendas de
sus próximas reuniones la discusión de tema tan importante.
Considero
que el atacar seriamente la impunidad de estos crímenes con acciones de esta
naturaleza, es uno de los mayores aportes que puede hacerse en la dirección de
evitar la consumación de nuevos genocidios como algunos que están actualmente
en desarrollo en nuestras hermanas naciones del oriente medio.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
*****
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