La justificación del gobierno mexicano para
mantener el salario mínimo tan bajo durante varios años ha sido controlar la
inflación, pero el poder adquisitivo del salario mínimo se encuentra casi
pulverizado anulando completamente cualquier incidencia sobre la inflación.
Cabe recordar que el poder adquisitivo del salario mínimo se redujo un 70% en
los últimos cuarenta años, situándose como el salario más minúsculo de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).
La verdadera razón por la cual el salario mínimo se
ha mantenido en niveles inhumanos es porque amenaza la rentabilidad del sector
exportador en México. El sector exportador, en un contexto de crisis mundial,
no tolerará ningún incremento salarial, sino que, por el contrario, buscará
medios de intensificar la explotación de los trabajadores a través de jornadas
laborales prolongadas, la disminución de los salarios y la destrucción de los
beneficios sociales.
La sobreexplotación de los trabajadores mexicanos
resulta descomunal dado que nuestros salarios ya son inferiores que las
remuneraciones en China, lo cual afecta la expansión del mercado interno, la
inversión nacional y la productividad laboral. Lo peor es que la generación de
empleos se ha concentrado en los sectores con una menor remuneración económica
durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
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MÉXICO AGUARDA LA BOMBA DEL TLCAN.
Tratado de Libre Comercio: Estados Unidos, México
y Canadá. 1994.
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Ulises Noyola Rodríguez.
ALAI. AMLATINA martes 11 de octubre del 2017.
ALAI AMLATINA, 11/10/2017.- La renegociación del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN) finalmente ha llegado a una etapa
decisiva en la cual México podría recibir un duro golpe contra su soberanía
nacional y profundizar su subordinación económica. El eventual estallido del
TLCAN, no obstante, es probable en la cuarta ronda de negociaciones debido a
que ambos países abordarán asuntos clave que incluyen, entre otros, los
estándares laborales, las reglas de origen y la permanencia del capítulo
diecinueve.
Con respecto a los estándares laborales, la
posición estadounidense sostiene que los salarios bajos de México atraen la
inversión norteamericana, lo que socava la creación de empleos en Estados
Unidos. Dicha afirmación es cierta ya que la brecha salarial entre México y
Estados Unidos es enorme, tomando en consideración que los salarios
mínimos por hora son 0.5 y 7.2 dólares para ambos países respectivamente.
Sin embargo, las propuestas laborales de Estados
Unidos y Canadá, de acuerdo con el ministro mexicano de Economía, Ildefonso
Guajardo, no incluyeron un aumento del salario mínimo de México, sino que
solamente plantearon respetar los derechos laborales presentes en la
Organización Internacional del Trabajo (OIT). Dichos derechos involucran la
libertad de asociación colectiva, la eliminación del trabajo forzoso e infantil
y la abolición de la discriminación laboral.
Es importante destacar que el salario mínimo diario
de México está ubicado en 80 pesos, cantidad que es insuficiente para
satisfacer las necesidades básicas de los mexicanos con respecto a la
alimentación, la salud y la educación. Lo anterior viola los acuerdos
internacionales que el gobierno mexicano ha ratificado como la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre.
La propuesta estadounidense es, por tanto,
demasiado débil ya que no obliga al gobierno mexicano a cumplir por lo menos
con la Constitución que estipula que el salario mínimo debe ser suficiente para
satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores y proveer educación
básica para sus hijos. Esta violación es flagrante incluso para las
instituciones públicas como la Secretaría del Trabajo, que señaló que es
totalmente viable un incremento del salario mínimo sin que tenga consecuencias
negativas sobre la economía mexicana.
La justificación del gobierno mexicano para
mantener el salario mínimo tan bajo durante varios años ha sido controlar la
inflación, pero el poder adquisitivo del salario mínimo se encuentra casi
pulverizado anulando completamente cualquier incidencia sobre la inflación.
Cabe recordar que el poder adquisitivo del salario mínimo se redujo un 70% en
los últimos cuarenta años, situándose como el salario más minúsculo de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE).
La verdadera razón por la cual el salario mínimo se
ha mantenido en niveles inhumanos es porque amenaza la rentabilidad del sector
exportador en México. El sector exportador, en un contexto de crisis mundial,
no tolerará ningún incremento salarial, sino que, por el contrario, buscará
medios de intensificar la explotación de los trabajadores a través de jornadas
laborales prolongadas, la disminución de los salarios y la destrucción de los
beneficios sociales.
La sobreexplotación de los trabajadores mexicanos
resulta descomunal dado que nuestros salarios ya son inferiores que las
remuneraciones en China, lo cual afecta la expansión del mercado interno, la
inversión nacional y la productividad laboral. Lo peor es que la generación de
empleos se ha concentrado en los sectores con una menor remuneración económica
durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, insiste poner fin del TLCAN. Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, vigente desde 1994. Es parte hoy de la llamada "Política del Abandono", del Presidente del Imperio, que esta destruyendo su propio "sistema mundo", el capitalismo corporativo global.
***
En cuanto a las reglas de origen, la propuesta
norteamericana insiste en incrementar la participación de Estados Unidos en el
valor del comercio intrarregional del TLCAN
a través del el aumento del contenido regional a 85% en el sector automotriz y
la creación de un nivel mínimo de contenido estadounidense, pero sin crear un
contenido aceptable para la participación de México. La justificación de esta
propuesta asimétrica por parte del gobierno norteamericano se basó en que la
mayor pérdida de valor en el comercio intrarregional corresponde a la
participación de Estados Unidos como resultado de la irrupción de China en el
mercado estadounidense.
El país más golpeado por el endurecimiento de las
reglas de origen sería México ya que reforzaría su relación comercial con
Estados Unidos y por consiguiente estaría aún más aislado de regiones
importantes como Asia. Al mismo tiempo, las exportaciones norteamericanas
podrían incrementarse hacia México resolviendo parcialmente su déficit
comercial, en contraposición con el empeoramiento de nuestra relación comercial
con Estados Unidos y el subsiguiente aumento de nuestras obligaciones
financieras con el resto del mundo.
Además del cambio de las reglas de origen, el
gobierno mexicano se encuentra negociando la eliminación del capítulo
diecinueve del tratado comercial, que se encarga de abordar la solución de los
conflictos comerciales entre los países miembros del TLCAN. Los conflictos comerciales, hasta este momento, han sido
resueltos por tribunales independientes, pero el gobierno de Donald Trump desea
dirimir las controversias comerciales en tribunales estadounidenses a fin de
defender la soberanía de Estados Unidos.
La resolución de las controversias comerciales en
tribunales estadounidenses solamente empeorará nuestra relación comercial con
Estados Unidos, puesto que las autoridades estadounidenses ya exigen elevados
estándares de calidad en los productos mexicanos, apoyan de manera
indiscriminada a sus agricultores y rechazan frecuentemente las exportaciones
mexicanas por razones injustas. En consecuencia, la eliminación del capítulo
diecinueve proporcionará más poder a Washington para rechazar los productos
mexicanos y exacerbará nuestra subyugación económica bajo los tribunales
norteamericanos.
La única salvación del gobierno mexicano provendría
del apoyo de Canadá, cuyos representantes expresaron su desacuerdo en eliminar
el capítulo diecinueve y amenazaron con abandonar la renegociación, si Estados
Unidos permanece firme en llevar a cabo la resolución de las controversias
comerciales en los tribunales estadounidenses. El gobierno estadounidense
cedería entonces en preservar el capítulo diecinueve frente a la presión de
ambos socios comerciales de abandonar la renegociación.
Aunque la dependencia de la economía mexicana con
Estados Unidos corre el riesgo de volverse más caótica, el gobierno mexicano no
ha mandado una señal contundente de tener preparado un Plan B con respecto a la
diversificación de sus relaciones comerciales. Las autoridades mexicanas
solamente anunciaron que diversificarán la compra de granos con Brasil y
Argentina, en tanto que el Acuerdo de Asociación Transpacífico sin Estados
Unidos y la modernización del tratado comercial con la Unión Europea son
acuerdos sin ninguna perspectiva positiva para México.
Por otro lado, la estrategia de utilizar a China
como un contrapeso es improbable en el corto plazo, ya que la implementación de
un acuerdo de libre comercio con el gigante asiático desencadenaría un
considerable aumento del déficit comercial. El gobierno mexicano contempla así
la posibilidad de crear únicamente un Acuerdo de Asociación Económica con
China, lo cual implica la apertura gradual de las transacciones comerciales y
el aumento de las inversiones entre México y China.
El gobierno mexicano se encuentra entonces frente a
la disyuntiva de abandonar las negociaciones o aceptar un acuerdo desastroso
que profundizaría nuestra subordinación con Estados Unidos, tomando en
cuenta que habrá elecciones presidenciales el próximo año. De forma inevitable,
el gobierno terminará de perder su poca legitimidad por no estar preparado para
la renegociación
del TLCAN ni tampoco conseguir el apoyo de los mexicanos para enfrentar a la
administración de Donald Trump.
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