NUEVAS FORMAS DE ESCLAVITUD. “LOS NUEVOS ESCLAVOS ASALARIADOS DEL SIGLO XXI”. UN ESPARTACO Y
LÍDER POLÍTICO DEL NUEVO MILENIO. Salir de La
deshumanización que comporta la esclavización de otros seres humanos no es sólo
cuestión de la degradación personal de determinados individuos, sino que es
exponente de la violencia estructural del sistema económico y socio-político.
Esta brutal realidad se mundializa a partir de 1990, cuando desde la propia
estructura sistémica de la globalización neoliberal, se produce un CAMBIO DE EPOCA HISTÓRICA, miles de
empresas y corporaciones de Occidente se trasladan hacia Oriente Medio. La DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL, genera
miles de millones de ganancias al capital financiero-especulativo- Las
Mega-Corporaciones, al Capital Corporativo Global - crece una nueva forma de “dominación
política” en la India, Hong-Kong, Taiwán, Tailandia, Singapur Norte de México,
Centro América y el Caribe – LAS
MAQUILAS – (fábricas cerradas de esclavos) y China una “globalización
estatal” – pero produce miles y miles de NUEVOS
ESCLAVOS ASALARIADOS- millones de jóvenes en el mundo son contratados entre
los 18 y 24 años, sin ningún DERECHO
LABORAL y despedidos a los 24 años, su fuerza de trabajo es descartable
“¿NO HABRÁ UN ESPARTACO DEL SIGLO XXI O, MEJOR, MUCHOS “ESPARTACOS”
rebelándose contra las formas de esclavitud que al día de hoy se siguen dando?
¿Lograrán las muchas “espartaquistas”
que actualmente se organizan, como le gustaría decir a Rosa Luxemburgo, acabar con las
actuales esclavitudes? Porque en nuestro mundo continúa habiendo millones de
personas ESCLAVIZADAS. Tal es una
más de las graves contradicciones en las que nos movemos, pues este mismo mundo
con ESCLAVOS es en el que se hace
ondear la bandera de los Derechos
Humanos, pretendiendo para ellos –es decir, para todos los humanos en
referencia a los cuales se predican– validez universal. El desmentido que
supone el hecho lacerante de las diferentes formas de esclavitud para la
universalidad de los Derechos Humanos,
obliga a invocarlos con mayor cuidado y más humildad, no sea que de tanto
apelar a ellos se nos queden en tapadera ideológica para encubrir realidades
inhumanas”.
Trabajadores migrantes,
"trabajan" bajo nuevas formas de "esclavitud" en las
llamadas MAQUILAS- centros cerrados con jóvenes
- mayoritariamente mujeres - entre los 18 a 24 años. No tienen ningún DERECHO SOCIAL-LABORAL. Los Derechos Humanos - al
igual que ellos, para 1,500 millones de jóvenes en el mundo, no funciona,
todo producto de la globalización neoliberal y el proceso de desplazamiento de
miles de Empresas de Occidente hacia Medio Oriente, -LA DESLOCALIZACIÓN EMPRESARIAL - asegurar la ganancia
fácil y rápida para el capital corporativo global.
“PORQUE LA ESCLAVITUD
ES IN-HUMANA EN GRADO SUMO,
esto es, negación de la humanidad de quienes se ven
sometidos o sometidas a tal condición. Quienes llevan adelante las prácticas de
esclavización presentan, por lo
mismo, una extrema des-humanización.
Pero la deshumanización que la esclavización de otros seres humanos comporta no
es sólo cuestión de la degradación personal de determinados individuos, sino que es exponente de la violencia
estructural del sistema económico y sociopolítico en que ese trato
radicalmente injusto encuentra lugar. Cualquier forma de ESCLAVITUD es un modo de explotación
máxima de unos seres humanos por otros. Toda forma de esclavitud supone la
total reducción de seres humanos a medios, meros medios, para ser utilizados
sin miramiento alguno: es cosificación, es mercantilización, es enajenación de
la condición humana hasta no dejar
resquicio alguno para el respeto a esa DIGNIDAD de la que toda mujer, todo
hombre, cualquier niño o niña,
es acreedor o acreedora”.
“LA TRATA DE PERSONAS –PARA
EXPLOTACIÓN SEXUAL
o para el modo de explotación que sea–, el trabajo infantil, el
trabajo en condiciones infrahumanas, la vida a total expensas de la voluntad de
otros –sin libertad alguna y, por tanto, en la más rotunda desigualdad–…, son las maneras en las que la esclavitud sigue reproduciéndose a
estas alturas de la historia. Nada vale, no ya como justificación, sino ni
siquiera como atenuante, la impertinente referencia al hecho de que en otras
épocas y en muy diferentes culturas se diera la esclavitud. Esta brutal
realidad mundializada, hoy se deshumaniza, vil y salvaje con el trato que
reciben los millones de MIGRANTES – de Oriente Medio en guerra – hacia
Europa, sin Políticas de alternativas de Solución, hoy esos millones son parte
central de la CRISIS HUMANITARIA. La
persecución militar del estado islámico,
la guerra entre etnias en Libia, Irak, Irán Túnez, Afganistán; la persecución
religioso-étnica, completa este oscuro y Desigual mundo que se hunde y se
destruye producto de sus propias contradicciones”.
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Migrantes latinos, trabajando en España en la Agricultura, en condiciones de NO reconocimiento de sus DERECHOS LABORALES.
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1º de MAYO. TRABAJADORES MIGRANTES EUROPEOS EN LA TORRE DE BABEL.
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1º de MAYO. TRABAJADORES MIGRANTES EUROPEOS EN LA TORRE DE BABEL.
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Eduardo Velázquez.
Público.
Jueves 3 de mayo del
2018.
Según el mito de la Torre de Babel, recogido en
el Génesis, al principio de los tiempos todas las personas que
poblaban la tierra formaban un solo pueblo y hablaban el mismo idioma. En un
momento dado, decidieron edificar una ciudad con una torre tan alta que llegase
hasta el cielo. Yavé los observó y pensó que si todos ellos formaban un solo
pueblo y hablaban una misma lengua, nada les impediría llevar a cabo todo lo
que se propusieran. Evidentemente, no podía permitirlo, y por ello descendió a
la tierra y confundió la lengua de todos sus habitantes con el fin de que se
dispersaran por la misma y no pudieran terminar su torre, evitando así que le
disputaran su poder.
Estamos a principios de Octubre de 2015 en una ciudad
de mediano tamaño en Alemania y hace tiempo que fracasó la construcción de la
torre de Babel. Son las siete de la tarde y el tranvía en el que viajo está
abarrotado. De repente, en el vagón se elevan varias voces extrañas en aquel
entorno pero familiares para mi oído. Están hablando en castellano. Son
trabajadores de Mallorca, y han sido contratados para montar tabiques de placas
de yeso laminadas en una nave industrial. En los años siguientes tuve varios
encuentros parecidos. Se trata de una realidad incuestionable: durante los
últimos años, el número de personas que trabajan fuera de su país ha aumentado
de forma espectacular toda la Unión Europea.
Según el Informe sobre el Estado de la
Unión publicado a finales del pasado año, más de 16 millones de europeos
trabajan en otro estado comunitario (dos veces más que hace tan sólo 10 años),
y más de 1,7 millones cruzan una frontera a diario para ir al trabajo. Hay
también dos millones de trabajadores desplazados por sus empresas para trabajar
en otro país, y hay dos millones de transportistas que ejercen su empleo entre
distintos países de forma habitual.
Evidentemente, no se trata de un fenómeno que haya
afectado con igual intensidad a todos los estados miembros. Polonia es el
campeón europeo en trabajadores desplazados, y España figura en el
puesto número dos en cuanto a solicitudes en el Servicio Europeo de
Empleo (EURES) (59.100), muy por encima de Portugal (18.472) y Grecia (13.173).
Pero parece evidente que en este 1º de Mayo de 2018 hay una fuerza de trabajo
crecientemente móvil en toda la UE. No es de extrañar: desde sus inicios, la
Unión Europea ha apostado fuerte por el desarrollo de un mercado único, y ello
lleva aparejado la creación de un mercado laboral único. En estos años estamos
presenciando la aplicación de una idea que venía siendo expresada mucho tiempo
atrás, en declaraciones e informes oficiales. Este libre movimiento de
trabajadores ha sido apoyado, además, por importantes instituciones como
el Foro Económico Mundial, que se reúne en Davos cada invierno y prevé los
cambios en la economía y en el mercado de trabajo que afectarán (casi siempre
de forma negativa) a nuestras vidas.
El movimiento internacional de trabajadores dentro de
la UE ha sido positivo en algunos aspectos, pero negativo en otros. Así, ha
hecho aumentar el PIB de los países de acogida, pero ha contraído el de los
países de origen. Por otra parte, ha supuesto la oportunidad perfecta para
favorecer la competencia desleal basada en los bajos salarios y la explotación
de los trabajadores por parte de empresas y empleadores sin escrúpulos,
especialmente a partir del 2010. Asimismo, el crecimiento del número de
trabajadores migrantes está muy relacionado con el aumento de la precariedad y
la temporalidad en toda Europa. Según Eurofound —la herramienta estadística de
la Unión Europea—, no son pocos los países poseedores de una tasa de
temporalidad superior al 20%, (o del 40% en el caso de los jóvenes). Por
otra parte, según Eurostat, un tercio de los europeos trabajan en
condiciones atípicas. Pero no se trata sólo de cifras. Quienes se
ven obligados a trabajar fuera de su país tienen un deseo de progreso económico
tan grande como su miedo al fracaso. Nadie se marcha fuera para ganar menos y
nadie acepta retornar sin haber conseguido, al menos parcialmente, los
objetivos que se planteaba al partir.
Los trabajadores migrantes son, además, enormemente
vulnerables (no conocen ni las leyes, ni las costumbres, ni en muchos casos el
idioma del país de acogida). En el caso de que tengan contratos temporales, son
muy conscientes, además, de la provisionalidad de sus empleos. Piensan que van
a ser unos meses difíciles y que luego todo terminará. Estas características
los llevan a aceptar trabajos que difícilmente desempeñarían en sus países de
origen. Y las empresas que les emplean lo saben.
De ahí las prácticas que mencionábamos en un artículo
reciente sobre las deplorables condiciones de vida de los trabajadores
españoles empleados por empresas del sector de la logística en el sur
de Holanda, y que se pusieron de manifiesto también hace unos años en el
caso de los trabajadores de Amazon en Alemania, en el de
los trabajadores agrícolas del Sur de Francia, y en el de los empleados
procedentes de Rumanía y Hungría contratados por Foxconn en Parbudice (República
Checa).
Tales prácticas incluían la firma de un precontrato en
origen y otro (bastante peor) en el país de acogida, el pago de servicios de
transporte y alojamiento, que son descontados del sueldo; la vigilancia y la
extorsión por parte de empresas de seguridad privada encargadas de controlar a
los trabajadores.
La explotación de trabajadores migrantes temporales
procedentes de otros países comunitarios se ha convertido en un negocio redondo
para muchas empresas; sin embargo, no son las empresas beneficiarias quienes
contratan a estos trabajadores, sino toda una pléyade de Empresas de Trabajo
Temporal (ETT) (más de 55.000 en toda la UE).Estas empresas reclutan a los
trabajadores en sus países de origen, asegurando el empleo de mano de obra
flexible, y una importante reducción de costes laborales para las empresas
beneficiarias. Así, ETTs como Xawax, Trenkwalder o Covebotienen un papel
fundamental en el entramado de explotación de trabajadores temporales migrantes
desarrollado por Foxconn, Amazon o las empresas de
logística del área de Tilburg, en Holanda.
Por supuesto, están haciéndose intentos para terminar
con este tipo de situaciones, pero las acciones realizadas por parte de las
instituciones europeas son aún muy tímidas, y contradicen el sentido de las
diferentes reformas laborales llevadas a cabo en los diferentes países de la
unión, por lo que su efectividad es cuestionable.
El pasado mes de Marzo, por ejemplo, se aprobó una
reforma de la directiva europea relativa al desplazamiento de
trabajadores, que permanecía intacta desde 1996. Dicha reforma garantiza el
pago de un salario igual al del país de acogida, los pagos por parte del
empleador del viaje y el alojamiento, y una duración máxima de los contratos en
otros estados miembros de 12 meses, con una prórroga de 6.
El problema es que sólo atañe a los trabajadores
desplazados, es decir, a aquellos cuya empresa traslada temporalmente a otro
estado miembro. Como hemos señalado antes, esta no es la situación en la que se
encuentran la mayoría de los trabajadores migrantes, a quienes, en muchos
casos, les contrata una ETT en su país de origen que depende de otra ETT
diferente en el de acogida, que a su vez trabaja para la empresa a la cual
prestan sus servicios. También se está debatiendo sobre la posibilidad de crear
una Agencia Europea del Trabajo (ELA por sus siglas en
inglés). Dicha agencia tendría un jugoso presupuesto de 50 millones de euros, y
entre sus misiones estarían las de mediar en conflictos laborales que involucren
a varios países miembros y realizar inspecciones.
Por tanto, podría actuar sobre los ciudadanos de
nacionalidad española, italiana, polaca o rumana que trabajan en Alemania o en
Holanda. Sin embargo, según ha denunciado recientemente Liina Carr, presidenta
de la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC), la agencia
no obligaría a los estados miembros a participar en las inspecciones y (de
nuevo) se centraría fundamentalmente en los trabajadores de las compañías
presentes en más de un estado,.
Algunos sindicatos de países afectados intentan hacer
un esfuerzo por intervenir en este tipo de situaciones, pero los trabajadores
temporales migrantes ni siquiera suelen residir en los países donde trabajan,
lo que impide su sindicación y la garantía de su defensa efectiva. A pesar de
ello, sindicatos alemanes como Ver.di e IG Metall han
tenido un papel muy activo en la visibilización y la denuncia de casos como el
de las condiciones de vida y trabajo de los empleados de Amazon en Alemania.
También ha habido experiencias interesantes como la
del Grupo de Acción Sindical, formado por migrantes de habla
hispana y presente en Berlín, Hamburgo y Renania del Norte-Westfalia
(Alemania), entre cuyos objetivos está el de facilitar la organización
colectiva de los migrantes en sus lugares de trabajo, la ayuda a las plantillas
de diferentes empresas frente a problemas comunes y la realización de campañas
para impedir la reducción de los derechos del conjunto de la plantilla mediante
la contratación de inmigrantes.
Este último punto es importante: las instituciones
ligadas a las élites globales, como el Foro Económico Mundial, apoyan el libre
movimiento de personas porque puede ser una excelente forma de maximizar los
beneficios de quienes controlan los medios de producción a costa de quienes
dependemos de un salario para sobrevivir.
Por ello resulta de vital urgencia que tomemos
conciencia de quiénes somos y de cuál es nuestro lugar en el mundo, de que
recordemos de una vez por todas que hace no mucho tiempo hablábamos la misma
lengua y nos sentíamos parte del mismo pueblo. Y que con esas herramientas nos
sentíamos capaces de construir una torre cuya cúspide llegase al cielo. Nunca
es tarde para empezar de nuevo si se es consciente de la importancia de los
retos que enfrentamos. No es una posibilidad, sino una necesidad, y hoy, 1º de Mayo,
es un buen día para recordarlo; sólo si nos organizamos y luchamos lograremos
enterrar definitivamente el mito de Babel.
Eduardo Velázquez, coportavoz de IU Exterior.
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