“¿Se acuerdan? La campaña de 2008 que llevó a Obama a la Casa Blanca fue descrita
por los iluminados como "las
elecciones de Facebook". Vimos a un gestor de redes sociales,
hábilmente ayudado por un cofundador de
Facebook, llevar a Obama a ganar
la presidencia organizando comunidades y organizándolas en Internet! Combinar
el idealismo de la unión y impresionante
visión del futuro fue demasiado para los tozudos y egoístas republicanos. Allá
donde iba Internet, también iban
los mercados, el espíritu empresarial y la liberación. Esa era la tesis del
Departamento de Estado de Obama,
dirigido por Hillary Clinton. Ella
fue la que dijo que la nueva misión del Departamento de Estado era llevar la "libertad a Internet"
(introdujo el concepto en un discurso pronunciado,
irónicamente, en un museo de periodismo). Tenía la intención de superar la
censura estatal y
luchar contra los tiranos del mundo usando el “enfoque del capital de riesgo”
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Barack Obama y Mark Zuckerberg
durante un encuentro de Facebook en Palo Alto, en el año 2011 / AP: Marcio Jose
Sanchez MARCIO JOSE SANCHEZ.
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¿ESTÁN LISTOS LOS DEMÓCRATAS
PARA TERMINAR SU AMISTAD CON FACEBOOK Y SILICON VALLEY?
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Thomas
Frank.
The
Guardian/El Diario.
Lunes
7 de mayo del 2018.
Hasta no hace tanto, Barack Obama seguía tragándose el
cuento de Mark Zuckerberg sobre unir el mundo.
Hace unas semanas, el
fundador de Facebook, Mark Zuckerberg,
vino a Washington para absorber la ira del Congreso de EEUU, enfadado por la
manera en que su empresa permitió a la consultora política Cambridge Analytica recoger los datos personales de millones de
confiados usuarios de Facebook.
Algunos
congresistas entendieron que la indignación debe ser aún mayor porque el
principal objetivo de la compañía de Zuckerberg
es espiarnos. Entendieron que nos rastrea mientras navegamos por Internet. Que
controla las noticias que ven los usuarios. Que a fuerza de adquisiciones se
queda con sus competidores y opera prácticamente como un monopolio. Que esta
corporación panóptica (yo mismo uso sus servicios a diario) tiene más poder,
político y cultural del que ninguna empresa privada debería tener. Como dijo Zephyr Teachout, Facebook es un “peligro
para la democracia”.
Una vez comprendido esto,
algunos miembros del Congreso fueron bastante duros con Zuckerberg. Verlo retorcerse bajo el escrutinio de Washington me
recordó otra conversación muy diferente en el verano de 2016 entre el joven multimillonario y un cargo electo, cuando
imperaba una idea más luminosa de Facebook
entre la clase ilustrada estadounidense.
El
escenario era la Cumbre Empresarial
Global que todos los años celebra el Departamento de Estado de EEUU. El
cargo electo era el presidente Barack
Obama y el objetivo del encuentro, al parecer, hacer publicidad a Facebook como un maravilloso facilitador
de relaciones humanas básicas.
Sentado
en un panel junto a empresarios de todo el mundo, el presidente de Estados
Unidos regaló a su amigo Zuckerberg una
fácil pregunta sobre cómo Facebook
había “creado esta plataforma para el
emprendimiento en todo el mundo". El consejero delegado de Facebook, vestido con su humilde
disfraz de vaqueros, camiseta y zapatillas, se esforzó por informar a todo el
mundo de que lo animaban ideales de alto nivel.
"Cuando
estaba comenzando", murmuró,
"me preocupaba profundamente poder
dar una voz a todos, y dar a la gente las herramientas necesarias para
compartir todo lo que les importaba, y unir a la comunidad...".
Ningún
maleducado senador intervino para interrumpir el mensaje de propaganda. Como si
lo hubiera hecho por su fe en la bondad humana, Zuckerberg siguió describiendo sus esfuerzos para conectar a todo
el mundo a través de Internet.
"Es
esta profunda creencia
de que estás tratando de hacer un cambio, que estás tratando de conectar a la
gente en el mundo, y realmente creo que si haces algo bueno y ayudas a la
gente, entonces en algún momento alguna parte de ese bien regresa a ti. Puede
que no sepas de antemano lo que va a ser, pero en el trabajo que hemos
desarrollado ese ha sido mi principio rector".
De
acuerdo, así es como funciona. Las
gigantescas inversiones corporativas en verdad son actos de generosidad.
Los líderes empresariales de buen corazón, cuando las hacen, están pensando que
serán recompensados con el karma. Ese es
el "principio rector".
Lectores,
esto lo que se escuchó decir al presidente cuando Zuckerberg terminó esa egoísta homilía: "Estupendo".
No
menciono todo esto para sugerir que Obama
participase en una maniobra de lavado de cara de las grandes corporaciones,
sino para recordar a los progresistas y demócratas que, hasta hace muy poco,
así éramos los progresistas. Nos tragamos el cuento. Nos creímos el bombo
publicitario. Pensamos que Facebook
no era un "peligro para la
democracia". Facebook era la democracia.
¿Se
acuerdan? La campaña de 2008 que llevó a Obama
a la Casa Blanca fue descrita por los iluminados como "las elecciones de Facebook".
Vimos a un gestor de redes sociales, hábilmente ayudado por un cofundador de Facebook, llevar a Obama a ganar la presidencia
organizando comunidades y organizándolas en Internet! Combinar el idealismo de
la unión y impresionante visión del
futuro fue demasiado para los tozudos y egoístas republicanos.
Allá
donde iba Internet, también iban los
mercados, el espíritu empresarial y la liberación. Esa era la tesis del
Departamento de Estado de Obama,
dirigido por Hillary Clinton. Ella
fue la que dijo que la nueva misión del Departamento de Estado era llevar la "libertad a Internet"
(introdujo el concepto en un discurso pronunciado,
irónicamente, en un museo de periodismo). Tenía la intención de superar la
censura estatal y luchar contra los
tiranos del mundo usando el “enfoque del capital de riesgo”
Fui bombardeado de manera
inolvidable con el tecno-optimismo progresista durante un acto de la Fundación Clinton en marzo de 2015 en
el que una oradora aclamaba a
las redes sociales como aliadas y liberadoras de la población femenina del
planeta. Piensen en la forma en que Obama
se rodeó de gente trasplantada de Silicon Valley en los últimos años de su Administración; o en la
campaña de Clinton de 2016, dirigida
por un algoritmo, o en la
rumoreada intención de Clinton
de convertir a la número dos de
Facebook, Sheryl Sandberg, en su secretaria del Tesoro.
Pero
entonces todo se dio la vuelta. En lugar
de derrocar regímenes desagradables de Oriente Medio, Internet sirvió para tumbar a los camaradas del Partido
Demócrata. Resultó que hasta un canalla obtuso como Donald Trump era capaz de
tuitear. Unos correos electrónicos equivocados causaron innumerables
dolores de cabeza. Los malvados trolls
rusos publicaron artículos delirantes en Facebook. Y para terminar, Cambridge
Analytica, recogiendo los datos personales de las personas... Qué ingrato
resultó ser Internet.
El Partido
Demócrata está hoy en una
encrucijada. Espero que la terrible experiencia de 2016 les haga pensar dos veces antes de renovar su fe en la Primera Iglesia de Silicon Valley. Tal
vez, al fin, ya estén listos para pensar un poco más qué significa la palabra democracia. Para defendernos, por fin, a nosotros, los
vigilados.
Traducido
por Francisco de Zárate.
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