LA VIGENCIA DEL AGUA COMO DERECHO HUMANO, NO
COMO MERCANCÍA.- Por
iniciativa de la Cumbre de la Tierra de
Río 92, ratificada luego por la Asamblea
General de Naciones Unidas (A/RES/47/193), se estableció el 22 de marzo como el
Día Internacional del Agua, para fomentar acciones de
concientización en la sociedad, e incentivar la aplicación por parte de los
Estados de las recomendaciones formuladas por el organismo. Diez
años más tarde, en 2002, el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas adoptó la
Observación General Nº 15, estableciendo que “el derecho humano al agua es indispensable para una vida humana
digna”, definiendo además condiciones y obligaciones básicas para su
cumplimiento efectivo. Ratificando estos términos, en julio de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas
reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento (RES 64/292), reafirmando que ambos son
esenciales para la realización de todos los derechos humanos. En 2011 el Consejo de Derechos Humanos de
la ONU emitió una resolución ampliatoria (RES.18/1) con recomendaciones para los gobiernos.
¿Cuáles
son las condiciones señaladas por el organismo para el ejercicio efectivo del
derecho al agua?: Disponibilidad, Calidad y Accesibilidad.
– Disponibilidad: “El abastecimiento de agua de cada persona debe ser continuo y
suficiente para los usos personales y domésticos”. Continuo y suficiente refiere a la
cantidad y periodicidad necesaria para los usos señalados: bebida, preparación de alimentos, evacuación de excretas, es decir,
saneamiento, e higiene personal y doméstica. Considerando además que
algunos individuos y grupos pueden demandar mayor cantidad de agua por razones
de salud, clima y condiciones de trabajo. Vale
considerar los requerimientos de agua relacionados con la salud señalados por
la Organización Mundial de la Salud.
– Calidad: “El agua
necesaria para cada uso personal o doméstico debe ser salubre, y por lo tanto,
no ha de contener microorganismos o sustancias químicas o radiactivas que
puedan constituir una amenaza para la salud de las personas”. Remite a las “Guías para la calidad del agua
potable” de la Organización Mundial de la Salud[6],
parámetros para la elaboración de normas nacionales que promuevan la
eliminación o la reducción a una concentración mínima de los componentes
peligrosos para la salud. Se destaca la obligación de los Estados de adoptar medidas para prevenir, tratar y controlar las
enfermedades asociadas al agua, velando además por el acceso a unos servicios
de saneamiento adecuados.
– Accesibilidad: “El agua y las instalaciones y servicios de agua deben ser accesibles a
todos, sin discriminación alguna, dentro de la jurisdicción del Estado Parte”. Refiere a la accesibilidad en sus
distintas dimensiones. La dimensión física, es decir, la posibilidad de acceder a un suministro de agua suficiente, salubre y aceptable en cada
hogar, institución educativa, lugar de trabajo o en proximidad
inmediata. Contemplando además las necesidades relativas al género, el ciclo
vital y la intimidad, velando además para
que la seguridad física no se vea amenazada durante el acceso a los
servicios e instalaciones de agua.
Considera la dimensión económica, o asequibilidad; es decir, los costos directos e
indirectos vinculados con el abastecimiento no pueden comprometer ni poner en
peligro el ejercicio de otros derechos reconocidos por el organismo.
También refiere a accesibilidad de
hecho y derecho de
toda la población, incluyendo los sectores más vulnerables y marginados, bajo
el criterio de no discriminación.
Por último, contempla el acceso a
la información y participación,
es decir, el derecho de los particulares y organizaciones de solicitar,
recibir, difundir información y participar en los procesos de decisión que
puedan afectar el
ejercicio de su derecho al agua, esté el servicio en manos del sector público o
privado. 22 de marzo, Día Internacional del Agua.- por Silvia Ferreyra, Isepci.
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“El
agua vale más que el oro”, dijo Nora Cortiñas, incansable. Imagen: Juan
Alaimes.
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UNA
CUMBRE POR EL DERECHO AL AGUA.
Un
encuentro internacional en Catamarca contra el modelo extractiva
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Darío Aranda.
Página /12 martes 18 de setiembre del 2018.
La Organización Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación
convocó a la Primera Cumbre del Agua. Se realizó en la Universidad Nacional de
Catamarca. Participaron 600 personas de organizaciones sociales.
“Cumbre
Latinoamericana del agua para los pueblos”, fue el nombre del
encuentro internacional que se realizó el fin de semana en Catamarca, donde confluyeron más de 600 personas, de decenas de
organizaciones socio-ambientales y en rechazo al modelo extractivo (minero,
petrolero, agro-negocio, nuclear). Un eje destacado fue el derecho a la autodeterminación de los pueblos (que ningún
gobernante decida proyectos contaminantes y establezca “territorios de
sacrificio”). Remarcaron los límites de la democracia
delegativa y recordaron que el acceso al agua es un derecho humano.
Desde la organización Pueblos Catamarqueños en Resistencia y
Autodeterminación (Pucará, que reúne a asambleas la provincia) convocaron y
organizaron la Primera
Cumbre del Agua. La sede fue la Universidad
Nacional de Catamarca. Con el aula magna repleta, Marcos Pastrana, referente del pueblo
diaguita, hizo un recorrido histórico del saqueo de los países del norte
sobre América Latina.
“Si
matan el agua matan la cultura y la vida de los pueblos. No hay derechos humanos si no se
respeta la naturaleza”, afirmó Pastrana.
Cuestionó que los impulsores y legitimadores del modelo extractivo dejan de
lado del saber de los pueblos y privilegian el poder del dinero. “Las mineras compran gobernantes, compran
jueces y periodistas, pero no podrán las conciencias de los que luchan en defensa del territorio”, advirtió.
Recordó que otra forma de vida
es posible, el “Sumaj
Kawsay”, término quechua que refiere al “buen vivir” de los pueblos originarios, sin depredar la
naturaleza, sin consumismos. Adolfo
Pérez Esquivel, Nóbel de la Paz, hizo una lectura en clave latinoamericana.
“No
estamos acá solo por el agua.
Estamos para enfrenar la dominación del capital sobre los pueblos. Cuando se
entrega territorios a las multinacionales se está perdiendo soberanía”, aclaró
y definió a la megaminería como “un
saqueo colonial”.
“Se debe cumplir el derecho de los pueblos a la
autodeterminación, al ambiente sano, al desarrollo, a la soberanía. Tenemos
derecho a vivir dignamente. Si se vulneran estos derechos deja de ser
democracia”, afirmó
Pérez Esquivel.
El encuentro fue realizada
de forma autogestiva, y convocó a
activistas e investigadores de Brasil,
Bolivia, Chile, Perú y Uruguay, entre otros países. Se abordó la situación
del agronegocio
de transgénicos y agrotóxicos, la contaminación y violación de derechos de las petroleras en Neuquén y Mendoza, las
represas que inundan territorios y desalojan miles de personas (el más
preocupante es el proyecto Garabí en
Misiones), la minería de litio y la
complicidad científica, la energía nuclear y sus consecuencias.
El trabajo en comisiones
se debatió en plenarios. De allí
surgió un documento final que se hará público hoy a la mañana.
Un aspecto de agenda
cotidiana en las asambleas socio-ambientales
es el cuestionamiento a la democracia
delegativa-representativa, el votar sólo cada dos años y que esos
representantes crean que tienen derechos a decidir actividades extractivas en territorios alejados del poder político.
Por contrapartida, las votaciones de Esquel
y Loncopué (contra la mega-minería),
en Misiones (1996 y 2014) son
ejemplos de democracia
directa sobre territorios, donde la poblaciones afectadas deciden
qué actividades privilegian.
Otro eje fue enmarcar el extractivismo como una violación
sistemática de los derechos humanos y no acotarlo sólo a lo ambiental
(como hacen sectores políticos y mediáticos). Todo un mensaje fue que en la
apertura hayan estado Pérez Esquivel y
Nora Cortiñas, de los pocas figuras que unen la denuncia contra la última
dictadura y el apoyo a las luchas territoriales del presente.
La
cumbre fue transmitida en vivo por la radio comunitaria FM
Estación Sur y la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA).
“Dejamos la catarsis y tomamos nota de
nuestras fortalezas, para dejar de estar a la defensiva e ir a la ofensiva,
disputar desde la calle, con nuestra capacidad de organización, de trabajo
territorial, con científicos y hacer cumplir nuestros derechos”, advirtió Cristina Arnulphi, asambleísta de Córdoba.
“No
tenemos miedo. El agua vale más que el oro”, comenzó su
discurso Nora
Cortiñas y arrancó una oleada de aplausos y gritos de aprobación.
Con el emblemático pañuelo blanco en su
cabeza y con el verde en su muñeca
izquierda, recordó a Santiago Maldonado, a Rafael Nahuel “y a
todos los muertos que no aparecen en los diarios”.
Reivindicó
la lucha de los pueblos originarios, lamentó que en Argentina
“muchos se enteren tarde” de la violación de derechos que sufren las
comunidades indígenas y remarcó que muchas de las luchas actuales son por las tierras. Unió conceptos, actores y
acciones que hacen al mismo modelo: extractivismo, pérdida de soberanía,
imperialismo, multinacionales, deuda externa. En el
final, puño en alto, llamó a “transformar la protesta en propuesta” y a “no
dejar nunca las calles”.
El auditorio respondió de
pie, puños en alto, con aplausos interminables.
Defender la vida.
“No se vende, el agua se
defiende”, fue uno de los cánticos principales de
las dos jornadas. Hubo rock y folklore,
pintadas de una decena de murales distribuidos en toda la ciudad y actividades
específicas para niños. En lo propositivo se trabajó en la agro-ecología (alimentos sanos, sin agro-tóxicos), soberanía alimentaria y comercio justo.
“Luchamos
para dejar un mundo mejor a nuestros hijos y nietos, queremos democracia
participativa.
Que sepan los gobiernos y trasnacionales
que seguiremos defendiendo el agua como
un bien común, de todos, y no como un recurso natural mercantilizado. Seguiremos defendiendo la vida”, afirmó Sergio
Martínez, de la Asamblea El Algarrobo de Andalgalá y de Pucará.
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