LA ONU ADVIERTE SOBRE EL HAMBRE EN LA
ARGENTINA. SEÑALÓ
QUE CASI CUATRO MILLONES DE PERSONAS ENFRENTAN UNA SERIA INSEGURIDAD
ALIMENTARIA.- SOLO UNA MUESTRA DE LO QUE “CARAJO” PASA. Ante
el fracaso político de los “CEOs” –Líderes empresariales en Política,
empresarios de sus propios imperios, pero también en Política. Macri, Trump,
solo como ejemplo.- HILAL ELVER, relatora especial de Naciones
Unidas en la materia, estuvo en el país y alertó sobre el aumento de "personas que concurren a comedores y
que saltean comidas por falta de dinero". También criticó el
desmantelamiento de las políticas para el fomento de la agricultura familiar.
"La crisis económica y
financiera que enfrenta Argentina tendrá un impacto directo
en el derecho a la alimentación de la población", advirtió la Relatora Especial sobre el Derecho
a la Alimentación de la ONU, Hilal Elver, en
el cierre de su poco difundida visita de diez días al país, en la
que no consiguió mantener reuniones ni con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley,
ni con el secretario de Agroindustria,
Luis Miguel Etchevehere, áreas que recibieron duras críticas por parte de
la relatora. En su informe preliminar, ELVER
señaló que "casi cuatro millones de
personas enfrentan una seria inseguridad alimentaria" y eso
es reflejado en "la cantidad de
personas que concurren a comedores y que saltean comidas por falta de
dinero". Además, destacó la importancia de la agricultura familiar y criticó el desmantelamiento de las políticas de apoyo a ese sector en favor del modelo de
"agricultura industrial orientada a la exportación" que tiene un "efecto letal en la salud
humana".
LA
RELATORA SOBRE DERECHO A LA ALIMENTACIÓN indicó que "fue
interesante visitar la Argentina en medio de la crisis financiera, que devaluó los salarios en un 50 por
ciento y llevó los precios de los alimentos a niveles muy altos" e
hizo una especial mención respecto de las condiciones con las que el Gobierno renegocia el acuerdo con el FMI: "Si bien todos los funcionarios de gobierno aseguran que no habrá impacto negativo, deben tomarse
todas las medidas necesarias para proteger las condiciones de vida de los
grupos más vulnerables", apuntó.
ELVER —quien elevará su informe final al Consejo de Derechos Humanos en marzo del año próximo— inició su
visita el 13 de septiembre pasado,
un día después de las masivas protestas de los movimientos sociales
para exigir la aprobación de la Emergencia Alimentaria. "He observado el incremento en la cantidad de personas que
concurren a comedores, que
saltean comidas por falta de dinero y niños que concurren a la escuela porque es en el lugar donde
pueden obtener un plato de comida",
manifestó la relatora en su informe preliminar.
La especialista advirtió
además el peligro que corre el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, implementado desde 2003, y destacó que "la actual crisis económica parece
estar teniendo un impacto negativo en la calidad de los alimentos que se ofrece
a los niños" en los programas de alimentación escolares. Las ollas
populares en las escuelas de Moreno
y el
secuestro y tortura de la docente
Corina de Bonis también fueron parte del contexto de la visita de la
relatora. Además, respecto de la calidad de los alimentos, la
relatora resaltó que la Argentina tiene el índice más alto de consumo de
comida ultra procesada de la región, por lo que "el 60 por ciento de la población es obesa o tiene sobrepeso".
La relatora
designada por el Consejo de Derechos
Humanos de la ONU sí mantuvo una reunión con el gobernador del Chaco, Domingo Peppo,
la comunidad qom
y organizaciones sociales de la provincia durante la visita
especial que hizo al norte del país, donde dijo pudo ver "rastros de las crisis en particular". Elver llegó a tierra chaqueña dos
semanas después del asesinato de Ismael Ramírez, el niño de 13 años
asesinado durante un intento de saqueo.
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La Olla común, el hambre, el desempleo, niños, ancianos abandonados, las primeras víctimas de la crisis económico financiera, que golpea al Pueblo Argentino, ante el fracaso del gobierno de los "CEOs" - los líderes empresariales, los hombres de negocio, los lobbies y su "Democracia de mercado" metidos en la Política, se caen en pedazos. Las políticas neoliberales y los pactos con el Fondo Monetario Internacional FMI, fueron un total fracaso.
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MÁS ALLÁ DEL DÓLAR Y LA DEVALUACIÓN: ¿QUÉ
CARAJO PASA EN ARGENTINA?.
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María Paula Giménez y Matías Caciabue.
Rebelión sábado 22 de setiembre del 2018.
En los pueblos latinoamericanos, la expresión “carajo” se utiliza para manifestar
contrariedad, enfado y tensión. Esas tres cosas pasan, por estos días, en los
cuerpos y mentes de los más de 44 millones de argentinos.
El gobierno de Mauricio Macri y la interna financiera
mundial.
El triunfo de la Alianza Cambiemos en 2015 fue la victoria de una
“comunidad de negocios” entre el conglomerado agroalimentario exportador, los
grandes grupos económicos locales (petroleras, energéticas y siderúrgicas),
subordinados a la conducción de las dos facciones más importantes de la oligarquía financiera mundial, la globalista y
la neoconservadora.
Ambas facciones expresan dos proyectos estratégicos
distintos, que disputan el dominio de la red financiera transnacional, también
definida por las investigaciones de Stefano
Battiston como “red global de control corporativo”.
Ambas líneas de la oligarquía financiera se expresaron en el ejecutivo argentino desde
la llegada de Macri y su “gobierno de
CEO’s”, con una prevalencia del globalismo,
al menos, hasta el cambio en las relaciones de fuerza mundiales entre ambos
proyectos luego del Brexit en
Reino Unido (salida de la Unión Europea)y el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos.
El globalismo se
encuentra más vinculado a la trama de intereses y al ideario del partido demócrata norteamericano y a la “tercera vía” europea, apostando por el
diseño de una “Argentina
en el G-20” y la subordinación del país a una nueva “gobernanza global”; mientras que
el neoconservadurismo se
emparenta con los intereses económicos y el ideario político del Partido Republicano y la centro derecha europea, reconociendo a “Occidente” como garante del orden mundial y a una “Argentina
dolarizada bajo control del FMI”.
El entreguismo político, el sometimiento financiero, el papel de esclavismo ante el "amo imperial", el FMI, es parte de lo que verdaderamente sucede hoy en Argentina. El fracaso político de los "CEOs" y de su propia "democracia de mercado".
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La apuesta de campaña de Macri por Hillary Clinton “obligó” al presidente a nombrar a Nicolás Dujovne (neoconservador)
como ministro de Hacienda,
vinculable hasta “familiarmente” con los negocios del actual presidente
estadounidense en el cono sur.
En diciembre de
2017, el por entonces titular del Banco Central, Federico Sturzenegger (globalista, hombre del
banco HSBC), se vio forzado a realizar un cambio en las metas de
inflación, pudiendo este hecho ser tomado como la señal de inicio de una
ofensiva neoconservadora. Vendrían tres “corridas” cambiarias que condicionaron progresivamente las
acciones políticas de Macri. Los “golpes de mercado” de diciembre, abril
y agosto irían sometiendo al país a los lineamientos de una agenda neoconservadora: la
casi total interrupción de los acuerdos económicos con China, el desguace del Plan Nuclear Argentino, la incorporación “extraoficial” de Argentina a la OTAN, el alineamiento al “Grupo
de Lima”, el uso de las Fuerzas
Armadas en tareas de seguridad y, centralmente, el retorno a los préstamos
y al monitoreo económico del Fondo
Monetario Internacional (FMI).
El proyecto
neoconservador desplegaría esta agenda ocupando nuevas posiciones
institucionales en una alianza con los intereses de los “grupos económicos locales”: en junio de este año el Banco Central
caería en manos del hasta entonces Ministro de Finanzas, Luis Caputo (hombre del JP Morgan), mientras que las
carteras de Agroindustria, Producción y
Energía serían ocupadas por los latifundistas
(Luis Etchevehere), por el empresariado
articulado a la burguesía brasileña (Dante Sica), y por las petroleras nacionales (Javier Iguacel),
respectivamente.
Este escenario de creciente disputa inter-capitalista abrió las
posibilidades de que (re)emergiera un “tercer proyecto” en la pelea, el Proyecto Popular. Vinculado
a un núcleo político-gremial,
este proyecto está articulando al movimiento
obrero con los pequeños y medianos empresarios, con las organizaciones sociales, con los partidos de
la oposición, con la explosión del movimiento feminista, y con las protestas de
educadores y universitarios.
La expresión más contundente de este tercer proyecto en disputa se vivió en
las jornadas de lucha por la reforma laboral y jubilatoria en diciembre
de 2017. Desde allí aparece como fuerza social de oposición política articulando
una agenda de defensa de conquistas
sociales históricas y de pelea por nuevos derechos.
Pese a la interna, en el “gobierno de CEO's” hay un enorme acuerdo: La implementación del modelo neoliberal debe caer en manos
del empresariado pyme y de los
sectores asalariados y desocupados. Este es un consenso entre los dos grandes proyectos estratégicos de la oligarquía financiera, los
grupos económicos locales (Techint, PerezCompanc)
y los sectores agro-exportadores (AGD, Arcor, Los
Grobo). El conjunto de las disputas manifiestan una crisis, donde todos los
actores se ven obligados a incrementar sus apuestas.
Los hechos de agosto.
No hay ninguna casualidad, pues, en todo lo que viene
sucediendo en Argentina en los
últimos días. Sólo anunciaremos algunos de los episodios que creemos centrales:
- Macri, en un mensaje
de apenas 2 minutos, anticipa una corrida financiera y lanza como “acuerdo concretado” un nuevo pedido de
salvataje al FMI.
- Dos días de “golpe
de mercado” derrumban el peso argentino al menos un 20% con respecto al
dólar.
- Mientras que
el JP Morgan (banca neoconservadora) aconseja a su cartera
de clientes vender las acciones de empresas argentinas, el CEO argentino del HSBC (banca globalista)respalda
públicamente al gobierno. A
pesar de su interna, el país asiste a una descomunal fuga de capitales (unos U$S 47 mil millones).
- Una cruenta represión a trabajadores de la empresa
estatal Astillero Río Santiago el
21 de agosto en la ciudad de La Plata
se convierte, al día siguiente, en una protesta popular amplia que articula
solidariamente a los trabajadores del astillero con trabajadores de la construcción, estatales y universitarios.
- El conflicto
universitario, iniciado en febrero de 2018, moviliza el 30 de agosto a 350 mil personas a Plaza de Mayo, señalando el deterioro del gobierno ante las clases
medias urbanas y profesionales.
- El 4 de septiembre el movimiento obrero paraliza el cordón
industrial rosarino, uno de los más importantes del país, con apoyos de
diversas organizaciones universitarias y
políticas.
“Esta crisis
tiene que ser la última” afirmó Macri el
3 de septiembre en un discurso de 22 minutos,
donde anunciaría importantes cambios en el diseño de su gabinete: puso a Nicolás Dujovne como el “super”
ministro de Economía que el FMI reclamaba, mientras a la par,
recortaba el poder de su jefe de gabinete, Marcos
Peña (globalista), desplazando del cargo a sus dos vices.
Al mismo tiempo, Macri
decidió “compactar su equipo”,
reduciendo de 23 a 10 los
ministerios nacionales. La medida subordinó a las carteras que median con los
sectores productivos locales (agroindustria,
energía, ciencia y tecnología) y con los sectores populares (salud, trabajo, cultura).
Palabras finales.
Las últimas decisiones que Mauricio Macri tomó traen una sola afirmación posible: en Argentina la crisis va a seguir.
Ante tamaña depredación de los “buitres” globalistas y neoconservadores,
los sectores
populares están obligados a seguir forjando su proyecto de unidad.
Las distintas protestas populares expresan, en su diversidad, las posibilidades de
conformar una fuerza de oposición al neoliberalismo, que no sólo alcance una victoria
electoral en octubre de 2019, sino que también permita el desarrollo de
una fuerza organizada en base a un programa de justicia social con visión latinoamericana, a favor de las clases subalternas del mundo.
En ese sentido, aparece en la agenda argentina un punto relevante: la movilización y el paro general del próximo 24 y 25 de septiembre, donde el movimiento popular mostrará su creciente nivel de
conciencia, heterogeneidad y organización.
María Paula Giménez y Matías Caciabue. Investigadores
argentinos del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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