NEOLIBERALISMO
PROGRESISTA LATINOAMERICANO. Así como se escribe y suena, representa la ESTAFA
POLÍTICA MÁS GRANDE DEL PRESENTE SIGLO. Tiene
"sabor" a POS-VERDAD - que si no aclaramos a tiempo desde el punto de
vista IDEOLÓGICO-POLÍTICO este contrabando de sectores
aparentemente democráticos, dialogantes de las clases dominantes y/o sí de sus
Gobiernos - como el imperio y el poder de los mass-media en tanto corporaciones
monopólicas - léase de la "familia"
SIP – Sociedad Interamericana de Prensa - en definitiva queda
como VERDAD absoluta, lo que - en cristiano - significa que “abría”, existiría –
que dentro de las clases dominantes se presentan y manifiestan SECTORES POLÍTICOS O GOBIERNOS - que
reconocen Derechos Universales como el MULTICULTURALISMO,
el AMBIENTALISMO, DERECHOS de las MUJERES - aborto, lucha frontal contra el
MACHISMO y el ESTADO PATRIARCAL - No al
FEMINICIDIO - reconocer Derechos de la "Comunidad
sexual LGBTQ", etc. Políticas que en realidad, la mayoría de ellas ya
son reconocidas por Naciones Unidas,
situación que aparentemente va forjando "nuevos escenarios" donde
algunos Gobiernos de Turno - como Clinton
y Obama en EE,UU. Tony Blair en el Reino Unido o el Socialismo
francés, o en América latina - casos de Uruguay y Chile - simplemente hoy "emergen" a la
palestra de la Lucha POLÍTICA con la
finalidad de desvirtuar - denigrar y destruir - las POLÍTICAS - que a su tiempo desarrollaron
los Gobiernos Progresistas y Democráticos de Izquierda.
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NEOLIBERALISMO PROGRESISTA LATINOAMERICANO.
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Raúl Zibechi.
La Jornada sábado 29 de setiembre del 2018.
La
feminista estadunidense Nancy Fraser viene
alertando sobre los problemas derivados del neoliberalismo progresista,
que identifica con los gobiernos de Bill
Clinton, Tony Blair, el socialismo francés y sus sucesores como Barack Obama
(goo.gl/4GGTbX).
En su opinión, combina políticas económicas regresivas,
liberalizantes, con políticas de reconocimiento aparentemente
progresistas. Se trata del
multiculturalismo, el ambientalismo, los derechos de las mujeres y LGBTQ.
El reconocimiento de estos derechos y colectivos
sociales es, para Fraser, enteramente
compatible con el neoliberalismo financiero, ya que bloquea el igualitarismo.
El abordaje de las discriminaciones consiste en “asegurar que unos pocos individuos ‘talentosos’ de grupos ‘subrepresentados’
puedan ascender al tope de la jerarquía corporativa y alcanzar posiciones y
remuneraciones paritarias con los hombres heterosexuales blancos de su propia
clase”.
Mientras una minoría consigue insertarse en el capitalismo financiero, el resto
continúa prisionero del capital, con lo que el sistema adquiere mayores niveles de legitimación, amplía
su base de apoyo y consigue aislar a los críticos a los que, de paso, les
endilga los motes de masas atrasadas e incultas. Así, el feminismo liberal, el anti-racismo liberal
y el capitalismo verde son las únicas opciones críticas que el
sistema legitima, calificando toda otra resistencia o rebelión
como populismo.
Creo que el análisis de Fraser es adecuado y enteramente compartible para el norte del
mundo, aunque creo que debe ser matizado para las regiones del sur y en
particular para América Latina.
Aunque sus argumentos pueden ser tomados como punto de partida, las diferencias
con nuestro continente son notables.
La primera es
que el progresismo (neoliberal, porque ese es modelo imperante) accede a
los gobiernos como consecuencia de las luchas de los pueblos originarios, afros, sectores populares y trabajadores que
resistieron la primera oleada neoliberal privatizadora y protagonizaron levantamientos,
insurrecciones y amplias resistencias del más diverso tipo.
Esta es la principal diferencia con los procesos del
norte. Las nuevas construcciones de
poder, arriba y abajo, se bifurcan: en el sur asistimos al fin de las
democracias y de la soberanía de los estados-nación, y a la neutralización de
la política institucional como espacio donde se construyen sujetos colectivos y
se promueven los cambios de larga duración. Pero el protagonismo popular es también una de las razones del
desborde de la represión y de la violencia estatal y paraestatal.
La segunda es
que ese conjunto de resistencias han abierto fisuras en la dominación, donde los de
abajo estamos construyendo mundos otros por fuera del Estado y del mercado.
Postulo que esos espacios son los principales obstáculos para la total
implementación del neoliberalismo, tanto
conservador como progresista, con sus mega-emprendimientos mineros,
monocultivos y grandes obras de infraestructura.
Espacios como las 400 fábricas recuperadas en
Argentina, los 100 bachilleratos populares y una red de medios antisistémicos
donde se informa 15 por ciento de la población. Sumemos: 5 mil asentamientos de reforma
agraria en Brasil, con 25 millones de hectáreas, habitados por 2 millones
de sin tierra; 12 mil acueductos
comunitarios en Colombia; decenas de miles de emprendimientos colectivos y
comunitarios en toda la región; áreas enteras liberadas de mercados y
estados en varios países, cuya referencia mayor son las juntas de buen gobierno
zapatistas.
La tercera es
que en América Latina los poderes que se reconfiguran arriba, son el
resultado de una amalgama o alianza entre grandes empresas, narcotráfico y
sectores del aparato estatal. Sobre esa base se van creando desde narco-estados hasta diversas
formas de dominación (desde “guerras
contra el narco” hasta feminicidios) que a menudo cuentan con
la bendición de las iglesias evangélicas y pentecostales.
El análisis y la descripción de estos nuevos poderes
de arriba es necesario para comprender dónde estamos y hacia dónde vamos,
mientras adjetivos como fascista o ultraderechista,
aun siendo justos, no contribuyen a esclarecer la realidad. Cuánto más avanzan
los movimientos anti-sistémicos, más
brutal es la reconfiguración del poder de arriba, siendo México una referencia
ineludible.
La cuarta es la
conversión de las democracias en un sistema excluyente, que crea enemigos
internos para aislar a sectores enteros de la población que perturban la lógica del
capital financiero. Mientras en el norte se bautiza como populismo toda
transgresión de las reglas, en el sur se emplea cada vez más una legislación
antiterrorista, implementada tanto por gobiernos conservadores como
progresistas,
Ante entre los
que cabe destacar casos tan diferentes como los de Daniel Ortega y Dilma
Rousseff.la nueva
estructura del poder de arriba, los márgenes de maniobra institucionales serán
cada vez menores.
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