EL G-20 ACUERDA MEJORAR LA OMC PARA QUE PUEDA
RESPONDER ANTE GUERRAS COMERCIALES. CUMBRE EN ARGENTINA, anfitriona del encuentro, lamenta
el anuncio de TRUMP de imponer
nuevos aranceles a CHINA y hace un
llamamiento al diálogo Reunión de
Ministros de Finanzas y Bancos Centrales que en la fecha se celebró en Buenos
Aires…”Cumbre
realizada en medio de la Gran Turbulencia que hoy origina la “llamada guerra
comercial entre Estados Unidos y China”. La Cumbre acuerda mejorar las
condiciones internas y externas de cada país – comercio de exportación - con la
finalidad de ·mejorar la capacidad competitiva de la Organización Mundial del Comercio. OMC.
LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO (OMC) debe mejorarse
para que sea capaz de "responder a los desafíos presentes y
futuros". En medio de la guerra
comercial entre Estados Unidos y China, los
países más industrializados del mundo coincidieron en la necesidad urgente de
modernizar la institución que regula el comercio mundial desde 1995. La Declaración Conjunta del Encuentro
Ministerial de Comercio e Inversiones del G-20 celebrada
este viernes en la ciudad argentina de Mar del Plata plasmó ese consenso y
defendió la importancia de "mantener los mercados abiertos"
frente al auge del proteccionismo que pone en jaque al sistema de comercio
multilateral.
EL ACUERDO PARA MODERNIZAR LA OMC comenzará a tomar forma en noviembre en Ginebra, cuando se prevé la primera reunión de
técnicos de los países participantes, según informó el Canciller Argentino, en rueda de prensa al término del
encuentro. El titular de Exteriores argentino destacó que el organismo debe
adecuarse a un mundo en el que "la
revolución tecnológica que estamos viviendo nos presenta desafíos en la forma
en que trabajamos, producimos y comerciamos".
"Es un paso importante porque
en otros encuentros del G-20 no se había llegado al consenso", valoró la ministra española de Industria, Turismo y Comercio, Reyes Maroto. De los últimos cinco
encuentros de Comercio
e Inversiones, sólo en dos se ha logrado una declaración conjunta. "Está cambiando de forma muy rápida la
política comercial y nos tenemos que adaptar a las nuevas realidades",
agregó Maroto.
A MENOS DE TRES MESES DEL ENCUENTRO DE JEFES DE ESTADO DEL G-20, la tensión entre Estados Unidos y
China se mantiene como uno de los grandes temas de la agenda. Mientras
el representante adjunto de Comercio estadounidense, Dennis Shea, negociaba en
ARGENTINA, trascendió que DONALD TRUMP planea aplicar gravámenes
a bienes procedentes del gigante asiático por valor de 200.000 millones de
dólares. "La aplicación de nuevos aranceles que dificulten el comercio no es un hecho positivo pero creo
que el diálogo en el marco del G-20 hace necesario la búsqueda de soluciones y
las tenemos que encontrar entre todos", señaló Faurie.
"Si
hay más aranceles no sólo tendrá efectos sobre China y Estados Unidos sino sobre
todos", agregaba una fuente europea en los pasillos de la cumbre. Pablo
Raúl sábado 15 de setiembre del 2018.
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EL PORQUÉ DE LA GUERRA ECONÓMICA DE TRUMP.
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Hedelberto López Blanch.
Rebelión viernes 21 de setiembre del 2018.
Usted se ha preguntado cuál es la razón por la que el
magnate estadounidense Donald Trump ha lanzado una agresiva guerra económica
contra diversos países lo que pone en peligro la recuperación económica mundial
que aun no se ha podido levantar completamente de la última crisis iniciada en
2008.
Trump ha ido contra todos bajo el enunciado de su
política “América primero” y ataca con impuestos aduaneros, bloqueos y fuertes
medidas económicas no solo a Irán, China, Rusia, Corea del Norte, Siria,
Venezuela o Cuba, sino también a aliados como Japón, Corea del Sur, Canadá y la
Unión Europea.
En realidad es que su colimador esta dirigido hacia
China y Rusia, sus dos principales potencias enemigas desde los ámbitos
económicos políticos y militares, las que a mediano plazo podrían limitar la
hegemonía universal que ha mantenido Estados Unidos desde principios de la
década de 1990 cuando desapareció la Unión Soviética y se desintegró el campo
socialista de Europa Oriental
A Rusia le ha impuesto cuantiosas sanciones
económico-financieras desde hace dos años las que han sido apoyadas por la
aliada Unión Europea. Ante esa situación, el gigante euroasiático ha enfilado
sus negocios y comercio hacia otros destinos, principalmente Asia, Medio
Oriente, Lejano Oriente, África y América Latina.
China, por su parte, sigue diversificando sus
relaciones y se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los principales
socios comerciales e inversionista en numerosos países del planeta.
El paso que acabó de abrir la actual guerra comercial
lo dio Trump cuando en un acto publicitario efectuado en Washington, firmó y
enseñó en marzo pasado los documentos que imponían un arancel del 25 % sobre
las importaciones estadounidenses de acero y del 10 % a las de aluminio.
De ahí en adelante, se han sucedido gravámenes de
nuevos aranceles sobre todo a productos importados desde China con las
consecuentes respuestas por parte del gigante asiático.
Otros países se vieron en la necesidad de hacer algo
similar con los productos estadounidenses que importan y también han recurrido
a la Organización Mundial del Comercio para denunciar las prácticas
anticomerciales llevadas a cabo por Washington.
El presidente estadounidense se ha lanzado contra
Pekín para tratar de detener sus constantes avances económicos y tras imponer
aranceles desde julio a los productos chinos por valor de 50 000 millones de
dólares, el pasado 13 de septiembre se anunció que aplicaría otros por 200 000
millones, aunque se desconoce cuando entrarán en vigor.
Con su decisión, Trump ha creado una interrupción de
gran alcance en el comercio internacional con consecuencias negativas
sustanciales para empresas y consumidores.
Pero vayamos a la verdadera razón de la agresiva
política sancionadora que ha tomado fuerza dentro de la Casa Blanca.
El analista chino Chen Ping, en un reciente artículo
publicado en varias páginas web, indica que dos sucesos similares ocurrieron
después de la Segunda Guerra Mundial.
El primero, la llamada Guerra Fría desatada por
Estados Unidos contra la antigua Unión Soviética que incluía fundamentalmente
un fuerte enfrentamiento ideológico- comercial con el fin de estrangularla en
todos los campos y evitar que lo sobrepasara como potencia mundial.
El segundo sucedió al observar que el desarrollo
industrial y tecnológico de Japón resultaba vertiginoso.
Tokio se acercaba al 60 % del Producto Interno Bruto
estadounidense y al considerarlo como una de las mayores amenazas contra su
hegemonía emprendió medidas comerciales y económicas para debilitar al país del
sol naciente.
De esa forma, limitó el acceso a su mercado de
productos como automóviles, telecomunicación, equipamientos médicos,
semiconductores y también prohibió una serie de exportaciones de alta
tecnología hacia ese país. El resultado ha sido la detención durante dos
décadas del crecimiento acelerado que llevaba Japón.
En estos años, China ha mantenido un desarrollo
incontenible y en la actualidad su Producto Interno Bruto (PIB) se ubica en el
65 % del estadounidense con la expectativa real de sobrepasarlo en los próximos
cinco años, según varios expertos.
Esa perspectiva ha puesto nerviosos a los magnates
políticos norteamericanos.
A esto se suma el super-megaproyecto denominado la
Franja y la Ruta de la Seda que con una fuerte inversión china enlazará y
beneficiará a cerca de 100 países del orbe con enorme predominio para el
gigante asiático.
Pekín también ha puesto en ejecución el Plan Nacional
de Fabricación 2025 para incrementar el desarrollo de alta calidad en las
industrias y las tecnologías.
Aquí se encuentran las auténticas razones de toda esta
furia de sanciones y severas medidas comerciales adoptadas por la Casa Blanca.
En conclusión, el objetivo de Estados Unidos no es
disminuir su déficit comercial con China, sino detener el auge estable y
progresivo del gigante asiático que de no presentarse ningún obstáculo se convertirá en pocos
años en la primera potencia económico-científico-industrial del mundo.
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e
investigador cubano.
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