EL HAMBRE Y EL CAMBIO CLIMÁTICO.- “Ya son más de
1.000 millones las personas aquejadas por el hambre en el mundo, y el cambio climático amenaza con disparar
el número de personas en riesgo de padecer
hambre y desnutrición. Las previsiones indican que presenciaremos sequías y tormentas más frecuentes y de
mayor magnitud que ocasionarán una devastación aún mayor. La elevación del
nivel del mar arruinará
tierras aptas para la agricultura.
Los cambios en los regímenes de las precipitaciones harán menguar las cosechas. Y la escasez
cada vez mayor de recursos agravará las tensiones sociales y podrá
desencadenar conflictos. Millones
de personas más se enfrentarán con el riesgo de padecer hambre y desnutrición”.
“Y la mayoría de ellas serán habitantes de los países más pobres
donde el hambre, la desnutrición y la inseguridad alimentaria ya constituyen un problema
generalizado. Es probable que la región más afectada sea el África subsahariana. Para el año 2020, el rendimiento de los cultivos de
secano de algunos países podría descender en hasta el 50%.
Además, la reducción de la disponibilidad y la calidad del agua y el incremento
de su demanda también plantearán inmensas dificultades. Los efectos que tendrán estos cambios en el problema del hambre y la
desnutrición se harán sentir en todo el mundo, pero el impacto será
tremendo en las comunidades vulnerables de los países menos desarrollados, aquellos que tienen
menos recursos y capacidades para adaptarse y resolver las dificultades”. Fuente:
Programa Mundial de Alimentos.
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La hambruna en el mundo crece de nuevo (hadynyah / Getty).
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EL HAMBRE CRECE POR TERCER AÑO CONSECUTIVO
POR EL CLIMA.
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Belén Delgado.
La Vanguardia.
Jueves 13 de setiembre del 2018.
La
subalimentación ha aumentado en casi todas las regiones de África.
El
hambre creció en 2017 por tercer año consecutivo, hasta afectar a 821 millones
de personas en todo el mundo, lo que supone un regreso a niveles de 2010 por
factores entre los que destaca la variabilidad del clima, según la ONU.
Varias
agencias de Naciones Unidas presentaron hoy en Roma su informe sobre el estado
global de la seguridad alimentaria y la nutrición, que constata que uno de cada
nueve individuos sufre hambre.
En alza
Los
datos reflejan un aumento progresivo del número de personas afectadas por la
subalimentación (carencia crónica de alimentos) desde 2015 y, según las últimas
proyecciones, el incremento en casi 17 millones de hambrientos entre 2016 y
2017.
El
director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, precisó en una conferencia de prensa
que esta nueva edición se centra en el impacto de la variabilidad del clima y
la exposición a fenómenos climáticos extremos más complejos, frecuentes e
intensos.
Estancamiento.
Esos
factores, además de los conflictos y la violencia, están mermando los avances
realizados hacia la eliminación del hambre y la malnutrición, según el informe.
Como
conclusión, la situación del hambre es "significativamente peor en los
países cuyos sistemas agrícolas son extremadamente sensibles a la variabilidad
de las precipitaciones, la temperatura y la sequía, y donde los medios de vida
de una elevada proporción de la población dependen de la agricultura".
África.
La
subalimentación ha aumentado en casi todas las regiones de África, continente
donde la prevalencia de este problema es mayor, lo padece el 20,4% de la
población, equivalente a 256 millones de personas.
En
Asia, que alberga al mayor número de personas con hambre (515 millones de
habitantes, el 11,4% de la población), la tendencia a la baja parece estar
ralentizándose, mientras que en Latinoamérica y el Caribe la cifra subió a 39,3
millones de personas (el 6,1% de la población) por la desaceleración económica
en América del Sur.
Crisis
económica.
"En
los últimos años hemos visto que la crisis económica ha erosionado las
conquistas de la década anterior", señaló Da Silva, que resaltó que cuanto
mayor sea la desigualdad, menos se beneficiarán los pobres del crecimiento
económico.
El
presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Gilbert
Houngbo, llamó la atención sobre la necesidad de no abandonar la lucha contra
el hambre y mejorar las inversiones con el fin de promover el empleo y la
productividad de los pequeños productores.
Objetivo no
realista.
Por
parte del Programa Mundial de Alimentos (PMA), su director ejecutivo, David
Beasley, advirtió de que el objetivo de erradicar el hambre en el mundo para
2030 "no es realista" si se mantiene la tendencia actual.
Tildó
de "inexcusable" el reciente incremento de la desnutrición crónica a
pesar de la tecnología disponible y reclamó una reforma de las donaciones
internacionales para dar más "fluidez y flexibilidad" a los programas
de ayuda en contextos cada vez más complejos.
Los niños.
El
informe también recoge otros datos sobre subalimentación, como la que afecta a
los 151 millones de menores de cinco años que continuaron sufriendo retrasos en
el crecimiento, aunque la tasa descendió del 25% en 2012 al 22% en 2017.
En
lo que se refiere a las distintas formas de malnutrición, coexistentes en
numerosos países, más de 50 millones de niños tienen un peso demasiado bajo
para su estatura y otros 38 millones sufren sobrepeso.
Obesidad.
La
obesidad en adultos sigue agravándose y afectaba en 2016 a más de 672 millones
(uno de cada ocho), y la anemia entre las mujeres en edad fértil, también al
alza, era un problema para 613 millones (una de cada tres).
En
la elaboración del informe también participaron la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cuyos
máximos representantes, Tedros Adhanom Ghebreyesus y Henrietta Fore,
respectivamente, mandaron sendos mensajes a favor de reforzar los sistemas alimentarios
sostenibles para mejorar la calidad de las dietas.
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