ROSA LUXEMBURGO. 1871-1919.- La mujer cuya vida y obra nos inspira fue una de las grandes revolucionarias del siglo XX y
una de las fundadoras de la corriente de pensamiento del socialismo
democrático. Hija de un comerciante de
Varsovia, su brillante inteligencia le permitió estudiar a pesar de los
prejuicios que imperaban contra las mujeres en ese entonces, y pese a la discriminación antisemita que existía en
Europa contra los judíos. Rosa Luxemburgo
hizo un doctorado en una época en la que poquísimas mujeres iban a la
universidad. Se dice que hablaba once
idiomas. Pronto destacó como una de los principales dirigentes de la
socialdemocracia europea.
En 1889, a los 18 años, abandonó Polonia a consecuencia de la persecución de
la policía debido a su militancia
socialista, refugiándose en Suiza.
Allí terminó sus estudios, entró en contacto con revolucionarios exiliados y se
unió a la dirección del joven Partido
Socialdemócrata Polaco. Contrajo matrimonio en 1895 con Gustav Lübeck para adquirir la nacionalidad alemana y poder trabajar con el
movimiento obrero en este país.
Junto al
político alemán Karl Liebknecht,
fundó la liga de Spartacus, que más
adelante se convertiría en el Partido
Comunista Alemán. Fue redactora del periódico teórico marxista “Neue Zeit” y autora de varios libros.
Fue sentenciada (1903-1904) a nueve
meses de prisión acusada de “insultar al
Kaiser” (emperador). Participó
directamente en la revolución de 1905 en Polonia. En marzo de 1906 fue arrestada y encarcelada en
Varsovia durante cuatro meses.
Participó activamente tanto en el Congreso
del partido socialdemócrata alemán como en el Congreso Socialista Internacional
celebrado en Stuttgarn 1906, un
año después, en el que intervino en nombre del partido ruso y polaco. Su pensamiento representaba a las opciones más
radicales en el seno de la II Internacional. Gran teórica, realizó
importantes contribuciones al desarrollo del marxismo, en especial en lo referente a las relaciones entre
nacionalismo y socialismo, y sobre el socialismo democrático.
Hizo también
aportes teóricos originales en torno al imperialismo y al derrumbe del
capitalismo, en su
obra “La acumulación del capital” de
1913. Su crítica a Marx se basa en
las predicciones de éste acerca de las crisis cíclicas del capitalismo. Marx pensaba
que el capitalismo, como sistema económico y político basado en el crecimiento
y la búsqueda constante del beneficio, debía colapsar en algún momento, por
saturación. Sin embargo, muchas décadas después de muerto Marx, las crisis periódicas del
capitalismo parecían aplazarse o solventarse sin producir convulsiones en el
sistema. Rosa
Luxemburgo encontró la explicación a este hecho en el colonialismo,
hallando que el crecimiento de las potencias capitalistas encontró una vía de
expansión en las colonias, la
cuales, al tiempo que procuraban materias primas a muy bajo costo, servían
también de mercado donde colocar los productos manufacturados. En el mismo
sentido, expuso las primeras teorías sobre el imperialismo, que más tarde
desarrollaría Lenin.
Rosa Luxemburgo creía en una opción socialista internacional, esto es, alejada de particularismos y
nacionalismos, en la que las masas
obreras, solidariamente, tomaran el poder.
Lenin
también fue objeto de críticas por parte de Rosa Luxemburgo, en especial en lo referente a las
concepciones que tenía sobre la democracia
en el partido y la dictadura del proletariado. Rosa Luxemburgo postulaba un menor
dirigismo y una mayor integración de
las bases en la dinámica partidista, y se oponía a la concepción del “centralismo democrático” de un partido
de revolucionarios profesionales que defendía Lenin.
Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, comunistas alemanes, asesinados 1l 15 de enero de 1919. por fuerzas paramilitares alemanas. Nos dejaron una "cuantiosa" herencia ideológica-política acerca del Socialismo.
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Al estallar la 1ra
Guerra Mundial en 1914, el grupo parlamentario socialdemócrata alemán (SPD) apoya unánimemente a los créditos
de guerra. Rosa
Luxemburgo, pacifista convencida, forma parte de la oposición
interna en el SPD, que difunde
centenares de miles de folletos para movilizar a la población contra la guerra.
Ella es arrestada de nuevo el 20 de
febrero, esta vez acusada de incitar a los soldados a la rebelión. Se la
sentencia a un año de prisión, pero al salir
del tribunal se dirige de inmediato a un mitin popular, en el que repite su
revolucionaria propaganda anti bélica. El conflicto alrededor de los créditos
de guerra pedidos por el Kaiser para
financiar la actividad bélica acaba llevando a la escisión del partido en enero
de 1917, con la fundación, el 6 de abril, del USPD (Socialdemócratas
Independientes).
En 1918 hay
vientos de revolución en Alemania,
cuyas fuerzas de izquierda miran
hacia el ejemplo ruso y cuya población está cansada de la guerra. El 28 de enero se declara la huelga general
y se inicia la formación de Consejos
Obreros. El 31 de enero la huelga es prohibida y se declara el
estado de sitio, extendiéndose la represión. En marzo, Rosa Luxemburgo es encarcelada
conjuntamente con Leo Jogiches y
otros militantes espartaquistas que difundían propaganda revolucionaria en el
ejército. El 9 de noviembre, a raíz
de un levantamiento de marinos en Kiel,
estalla la “Revolución
de Noviembre” con la conformación de Consejos de Obreros y Soldados
en todo el territorio nacional. El
emperador Guillermo II abdica. Se pretende la refundación de Alemania como
democracia socialista con una nueva Constitución. Rosa Luxemburgo, liberada dos días
antes, llega a Berlín y coedita “Bandera Roja”, el
periódico de la liga de Spartacus, con
Karl Liebknecht, para poder influir a diario en los sucesos políticos. En
los últimos días del año 1918,
participa en la fundación del Partido Comunista
Alemán, KPD. Sin embargo, las fuerzas radicales de izquierda no logran
imponerse frente a la tendencia reformista del socialdemócrata Friedrich Ebert.
El 15 de enero 1919, Rosa Luxemburgo y su coideario Karl Liebknecht son asesinados en Berlín por los soldados que reprimen el
levantamiento. Sus cuerpos son arrojados a un canal. Estos asesinatos desatan
una ola de protestas violentas en todo el país, que se extienden hasta mayo 1919, y cuya
represión militar lleva a varios miles de muertos.
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A CIEN AÑOS DEL ASESINATO DE LA
REVOLUCIONARIA ALEMANA.
ROSA LUXEMBURGO & FEMINISMO MARXISTA.
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Alexander Gorski.
http://desinformemonos.org
Martes 15 de enero del 2019.
Hace 100 años
del asesinato fascista de la feminista y marxista Rosa Luxemburgo.
De vez en cuando hay destinos personales en los cuales
se refleja la esencia de toda una época. En esas ocasiones, el caso individual
parece ser la ilustración de procesos históricos, la dramatización de rupturas
sociales y la síntesis de desarrollos complejos. El asesinato de Rosa Luxemburgo es uno
de esos casos.
Hace cien
años, el 15 de enero de 1919, la figura
legendaria de la izquierda alemana fue asesinada junto con su camarada Karl Liebknecht a sangre fría por
paramilitares derechistas, después del fracaso del levantamiento espartaquista, una insurgencia popular en Berlín que tenía el objetivo de defender los
logros de la Revolución de Noviembre de
1918. Pero vayamos por orden. No se puede entender el significado de la
muerte violenta de Rosa Luxemburgo para la historia alemana sin
recapitular la biografía de la teórica
marxista y sus circunstancias dramáticas.
Nacida el 5 de
marzo de 1871 en una familia judía en Polonia, Luxemburgo comenzó su
proceso de politización en la escuela y participó en grupos de estudios
alternativos, donde conoció la obra de
Carlos Marx por primera vez. En 1889
fue a Zúrich (Suiza), donde estudió una carrera multidisciplinaria y se
graduó con una tesis doctoral sobre el
desarrollo industrial de Polonia en 1897. Durante esos años Rosa fue
una parte activa de la comunidad de migrantes radicales, que se juntó en Zúrich para preparar los derrocamientos
de sus respectivos gobiernos. Atraída por el partido socialista más fuerte del continente, se fue a vivir a
Alemania, donde fue activa en el Partido
Socialdemócrata de Alemania (SPD) y se oponía en contra de las emergentes
tendencias reformistas y nacionalistas dentro del partido proletario más grande
de Europa.
Por su habilidad
discursiva y sus publicaciones polémicas se hizo conocida muy
rápidamente y se convirtió en uno de los personajes más importantes de la
tendencia revolucionaria del SPD.
Fue sentenciada a cárcel en varias ocasiones por insultar al emperador Guillermo II de Alemania y por promover
posiciones antimilitaristas en sus artículos. Diferente a la mayoría, Rosa veía claramente el peligro de una
gran guerra entre los diferentes poderes imperialistas. En septiembre de 1913 habló en Frankfrut
en una manifestación que se oponía a las preparaciones para la guerra y dijo
frente a la multitud de cientos de miles de personas: “Si nos quieren obligar a disparar en contra de
nuestros hermanos extranjeros, hay que decir: No, no lo vamos a hacer!” Por ese llamado a la desobediencia
fue condenada a 14 meses de
encarcelamiento en febrero de 1914.
A finales de julio empezó la Primera Guerra Mundial, la cual
tardaría más de cuatro años y costaría 17 millones de vidas y la devastación de
todo un continente.
La fracción parlamentaria del SPD votó casi en su totalidad a favor de los créditos necesarios
para financiar la guerra. Debido a su posición firme en contra de la guerra, Rosa Luxemburgo pasó casi todo el
período bélico en la cárcel en Berlín.
No obstante, intervenía regularmente en los debates públicos a través de
artículos, en los cuales por ejemplo analizó los desarrollos revolucionarios en
Rusia durante el año 1917. Veía la insurrección
popular del proletariado ruso en contra del zar con mucha esperanza, aunque también era una de las primeras
voces en criticar los conceptos vanguardistas de Lenin. Para ella el camino hacia la revolución radicaba en la organización democrática de
las masas, la autogestión obrera de los medios de producción y en las huelgas
políticas.
En 1918 el disgusto de
las masas alemanas sobre la guerra resultó en un levantamiento popular, hoy conocido como La Revolución de Noviembre, la cual logró la destitución del
emperador Guillermo II. Pero dentro
del movimiento revolucionario había una división interna. Por un lado, el SPD se apartó de una ruptura radical
con el sistema capitalista y optó por la instalación de una democracia liberal-burguesa. Por otro
lado, existían fuerzas anticapitalistas
que querían aprovechar el momento histórico para establecer un sistema comunista consejista, que se
basaría en los comités de base que habían surgido a lo largo del año 1918.
El primer día
del 1919, esas fuerzas radicales fundaron el Partido
Comunista de Alemania (KPD). Mientras el SPD quería consolidar su nuevo poder y entró en alianza con fuerzas
derechistas, sobre todo con grupos paramilitares, que estaban
compuestos mayoritariamente por soldados derechistas. En la segunda semana de
enero, en un acto de desesperación, las fuerzas radicales intentaron rebelarse
en contra del abuso a sus esfuerzos revolucionarios. Rosa Luxemburgo era escéptica sobre
las posibilidades de derribar al gobierno socialdemócrata de transición de esa
manera. Tenía razón. El SPD y sus
aliados paramilitares suprimieron brutalmente la insurgencia conocida como Levantamiento Espartaquista.
El 15 de enero Rosa Luxemburgo fue detenida, torturada y luego asesinada por miembros de un grupo
paramilitar. Su cuerpo fue tirado en un canal de Berlín y no fue encontrado hasta el 31 de marzo. En este momento la revolución ya había sido sofocada.
Por lo tanto se puede decir que el asesinato de Rosa Luxemburgo marcó el final de un
ciclo de insurgencias en Alemania, que llevó en si la esperanza de un cambio
profundo en el país más poderoso de Europa.
Además, su asesinato por un grupo paramilitar en alianza con el SPD significó la traición de
la socialdemocracia alemana que empezó con su aprobación de la Primera
Guerra Mundial. El SPD nunca sería
de nuevo una fuerza progresista, incluso hoy en día. Esa división de la izquierda alemana también explica
porqué uno de los movimientos obreros
más grandes en la historia mundial no fue capaz de frenar al fascismo que tomó el poder 14 años después de la muerte
de Rosa
Luxemburgo. Con la muerte de Rosa Luxemburgo se enterró la esperanza de un
camino diferente para Alemania y Europa.
Los años
1918/19 parecen lejos hoy en día, cuando la clase
trabajadora europea muestra una clara tendencia a la derecha. Aún así, el legado de la vida y muerte de Rosa
Luxemburgo lleva en sí una multitud de lecciones y esperanzas. Como
ella lo escribió unos días antes de su muerte:
“¡El orden reina en Berlín!, ¡esbirros estúpidos!
Vuestro orden está edificado sobre arena. La revolución, mañana ya se elevará
de nuevo con estruendo hacia lo alto y proclamará, para terror vuestro, entre
sonido de trompetas: ¡Fui, soy y seré!“
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