“Para
pensar a internet como una red que ayude a liberar a los pueblos, es preciso
pensar en liberarla de su influjo fundacional y la
trayectoria acumulada al servicio del interés del poder establecido. La actual gobernanza multilateral
(modelo “multistakeholder” o de múltiples partes interesadas) que incluye gobiernos,
organizaciones de la sociedad civil, sector empresarial, academia y expertos
tecnológicos, representa hoy un contrapeso (aunque parasistémico) ante
la avidez corporativa, que busca
mercantilizar por completo y verticalizar
lo que alguna vez se pensó como
descentralizado, neutral y horizontal”.
“Pero
si se piensa en internet como medio de producción y prestación intrínseca al
capitalismo financiero globalizado, si se la comprende como medio fundamental
de manipulación antidemocrática y sumisión geopolítica; ¿Cuáles son las medidas a incluir en un programa de reivindicaciones
emancipador? ¿Deberá ser
expropiada?, ¿declarada de propiedad
común?, ¿derecho humano
inalienable?, ¿servicio público esencial? ¿Nacionalizar sus operadores?
¿Restringir su actividad mediante legislación de estado?; ¿Someterla a escrutinio y gobernanza pública? O quizás sea
necesaria una pregunta anterior: ¿Cuánto de esto forma parte de nuestras
actuales deliberaciones? Despertar
la conciencia y la acción ciudadana, popular y colectiva respecto a este
entramado crucial para la época, parece ser un inicio ineludible”.
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¡CIUDADANOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!. POR
UNA INTERNET PARA LA LIBERACIÓN.
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Javier Tolcachier.
Nodal. Martes 22 de enero del 2019.
La red telemática conocida como “internet”
no es un simple pasatiempo ni una realidad paralela o virtual. Mucho menos un
repositorio de acceso libre al conocimiento universal. Internet constituye hoy
ya el principal campo de interacción, de generación y distribución de
contenidos. Esto en sí, la convierte en espacio central de disputa entre
control y libertad, entre usina de manipulación y coacción de la
intencionalidad humana o elección plena de sentidos.
Pero lejos de restringirse solamente al
decisivo factor subjetivo, la internet va tomando el papel de medio de
producción esencial, siendo evidente su función en el sector servicios y en el
corto plazo, al acecho de conquistar una importante porción del sector
manufacturero.
Internet consolida a través de su
estructura física y su arquitectura operativa actuales la pervivencia de un
sistema de dominación geopolítica, incluyendo –incluso perfeccionando- las
funciones de espionaje y vigilancia pertinentes a dicho sistema.
La globalidad de su intermediación apuntala
la posibilidad del accionar multinacional y la restricción del poder
democrático de las poblaciones.
Tan sólo por estas breves razones, la “red
de redes” debiera estar en el corazón de las luchas estratégicas de los
pueblos.
Internet como medio de producción.
Internet ha favorecido la
internacionalización del comercio, los servicios financieros y la producción,
siendo una herramienta clave para la globalización dirigida y la expansión del
poderío de conglomerados transnacionales. Sin internet, no hubiera sido posible
deslocalizar y coordinar unidades productivas distantes, movilizar de manera
instantánea capitales, ni vender a distancia. O sea, no hubiera sido posible
ampliar la explotación de mano de obra de salario ínfimo, alimentar la
especulación financiera, ni evadir obligaciones fiscales territorialmente
aplicables. Internet, en su forma actual, lejos de ser un factor de nivelación
social, ha sido primariamente funcional al capital.
Su importancia se revela en el hecho de
que las empresas surgidas en la fragua de esta red están colocadas en los
primeros lugares de los índices de valor empresarial.
Por otro lado, la aparición de la
“internet de las cosas”, tenderá en el ámbito industrial al progresivo
reemplazo de la producción serial de objetos por la fabricación personalizada a
distancia, mientras que la interconexión de productos (“cosas”) al ámbito
virtual operará automatismos cuyos límites son hoy difíciles de precisar.
La discusión en curso sobre si la segura
eliminación de labores -hoy realizadas por seres humanos- se corresponderá con
una generalización de tareas de mayor inteligencia, igual magnitud y mejor
remuneración, es fácil de dilucidar. Si el capital continúa dominando la
internet, no hay duda alguna que el nuevo paisaje no aportará mayor equidad
social ni subsistencia digna para todos. Por el contrario, la necesaria
realineación formativa –pregonada hoy por los círculos de la alta empresa -y
preeminente en la hipocresía discursiva de gobernantes afines- mejorará sólo
las posibilidades de sectores consustanciados con el manejo tecnológico,
urbanos y medios, relegando, una vez más, a los postergados, cuya situación de
desventaja impedirá y justificará su sistemática exclusión.
Internet como medio de acceso al conocimiento.
El acceso a los repositorios donde están
ubicados los contenidos de la internet, se realiza en una enorme proporción de
forma intermediada, a través de buscadores. El más conocido motor de búsqueda,
propiedad de la corporación Alphabet Inc., concentra de modo casi monopólico
–alrededor de un 92% (2018)- las solicitudes. Los procedimientos algorítmicos a
través de los cuales el sistema “encuentra” respuestas, contienen una clara
intencionalidad que jerarquiza contenidos. Así, el acceso al conocimiento, en la
práctica actual, es dependiente de esta empresa y sus operaciones e intereses.
Internet como medio de dominación geopolítica.
Hasta 1995 la conexión a la incipiente
“red de redes” estuvo gobernada con exclusividad por la National Science
Foundation (NSF), agencia federal estadounidense dependiente del National
Science Board (NSB), cuyos 25 miembros son seleccionados por el presidente de
los EEUU. A partir de allí, el acceso a la red fue concesionado a cuatro
proveedores privados, todos ellos estadounidenses.
La asignación de dominios, hasta 2016,
estuvo a cargo de ICANN, corporación público-privada del mismo país. En la base
de la estructura primaria de internet hay trece “servidores raíz”, la mayor
parte de los cuales son operados desde los EEUU, algunos bajo directa
intervención de agencias militares. Los nodos de interconexión física por cable
submarino que mayor tráfico registran, están en las costas Este, Oeste de los
EEUU y en la península de Florida, junto a los de Frankfurt, Ámsterdam y
Londres. Las mayores empresas que prestan servicios de conexión y aplicaciones
pertenecen al país ya citado.
A lo que se agrega la enorme red de
vigilancia masiva ilegal dirigida por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de
los Estados Unidos de América, la que en conjunto con agencias de varios países
y con la “contribución” de las principales empresas del rubro, espían, roban
datos y configuran perfiles de miles de millones de usuarios de internet.
Todo ello no deja duda alguna sobre la
intención de dominación, la posibilidad de influir geopolíticamente, sobre el
impacto económico y el trasfondo cultural que privilegia la internet “realmente
existente”.
Internet para la liberación.
Para pensar a internet como una red que
ayude a liberar a los pueblos, es preciso pensar en liberarla de su influjo
fundacional y la trayectoria acumulada al servicio del interés del poder
establecido.
La actual gobernanza multilateral (modelo
“multistakeholder” o de múltiples partes interesadas) que incluye gobiernos,
organizaciones de la sociedad civil, sector empresarial, academia y expertos
tecnológicos, representa hoy un contrapeso (aunque parasistémico) ante la
avidez corporativa, que busca mercantilizar por completo y verticalizar lo que
alguna vez se pensó como descentralizado, neutral y horizontal.
Pero si se piensa en internet como medio
de producción y prestación intrínseca al capitalismo financiero globalizado, si
se la comprende como medio fundamental de manipulación antidemocrática y
sumisión geopolítica; ¿Cuáles son las medidas a incluir en un programa de
reivindicaciones emancipador? ¿Deberá ser expropiada?, ¿declarada de propiedad
común?, ¿derecho humano inalienable?, ¿servicio público esencial? ¿Nacionalizar
sus operadores? ¿Restringir su actividad mediante legislación de estado?;
¿Someterla a escrutinio y gobernanza pública? O quizás sea necesaria una
pregunta anterior: ¿Cuánto de esto forma parte de nuestras actuales
deliberaciones?
Despertar
la conciencia y la acción ciudadana, popular y colectiva respecto a este
entramado crucial para la época, parece ser un inicio ineludible.
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Esta nota fue publicada originalmente en
el Suplemento NODAL Temas “Internet, ¿emancipación o dominación?” https://bit.ly/2FOhXxW
JAVIER TOLCACHIER es
investigador del Centro de Estudios Humanistas de Córdoba y comunicador en
agencia internacional de noticias Pressenza. Participante en el Foro de
Comunicación para la Integración de NuestrAmérica (FCINA) y del proceso
regional Latinoamericano hacia el Foro Social de Internet.
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